Mitin popular, España, hacia 1917 (Archivo La Alcarria Obrera)
El 26 de febrero de 1917 el Inspector de Sanidad de la provincia de Guadalajara, el doctor Julián Muñoz Atienza, realizó una vista de inspección a la localidad de Iriepal para analizar el estado higiénico del pueblo, según lo establecía la Real Orden del 7 de abril de 1915. Este estudio, aunque breve, nos muestra las difíciles condiciones de vida que soportaban los habitantes del ámbito rural de la provincia alcarreña y, por extensión, de la mayoría de nuestro país. La falta de agua corriente, de alcantarillado, de recogida de basuras, de matadero y de otros servicios básicos ofrecía mil peligros para la salud pública de una localidad situada a pocos kilómetros de la capital de la provincia; es fácil imaginar cual sería la situación en otras comarcas de Guadalajara más remotas y aisladas. Ofrecemos aquí un breve extracto de este documento.
Abastecimiento de Agua.-
Se ve por el resultado de este análisis que el agua de la Fuente del Lavadero, aunque contiene demasiado Ácido Nítrico y demasiada Magnesia, es de excelente potabilidad por su constitución química, confirmando la opinión popular que de ella hay.
También es de buena potabilidad el agua de la Fuente Vieja, aunque no tan buena como la de la Fuente del Lavadero, a juzgar por los buenos resultados que ha dado y da en la salud de los habitantes de este pueblo, que la usan desde tiempo inmemorial, y por el tanteo de análisis que al lado de sus caños hice, pues la cantidad de sulfatos y de cloruros que mostró no son suficientes para influir dañosamente sobre la salud humana.
Se halla pues, Iriepal, muy bien surtida de agua potable, por la cantidad que recibe, por su constitución química, por su resguardo de impurificaciones.
Vigilancia sanitaria municipal de alimentos.-
Se halla desatendida, como ocurre en todos los pueblos y, casi, en todas las ciudades. No hay matadero público.
Limpieza domiciliaria y pública.-
La domiciliaria es pasable, en general.
La pública se halla en muy mal estado, pues careciendo el pueblo, en absoluto, de medio higiénico para evacuación de inmundicias, resulta que todas las humanas, las de los animales, las de cualquier otra procedencia y las aguas residuales, se arrojan o depositan al aire libre, dentro de la población, en los corrales de las casas, en las afueras del pueblo y hasta en las calles, constituyéndose así grave estado sanitario, pues cada estercolero y cada excremento abandonado constituye un foco de infección, cuyos gérmenes llegan a invadir a las personas por distintas vías, especialmente por intermedio del viento y de las moscas que son, en Verano, enjambre que todo lo invade, transportando la infección, en las patas y en la trompa, a los alimentos y a los utensilios de cocinar, por los que, comúnmente, se las deja pasear.
Aconsejé que procuraran evitar este origen de daño sanitario, el abandono al aire libre de inmundicias, teniendo gran limpieza en cuadras, corrales y calles en toda la población, llevando diariamente, en la estación calurosa por lo menos, los excrementos humanos, que son los más peligrosos, a estercoleros apartados del pueblo, cubriendo con tierra cada vaciado en ellos.
Desgraciadamente es un problema semi-irresoluble el de evacuar sanitariamente la inmundicia en los pueblos rurales. Hay que confiar en que poco a poco corregirá sus costumbres la sociedad urbana, el progreso sanitario, que, aunque parsimoniosamente, va infiltrándose por todas partes. Para lavadero público se utilizan los grandes pilones inmediatos a la Fuente del lavadero, surtidos por el excedente de la Fuente, sin condiciones sanitarias, pues en ellos se lava en común.
Cementerio. Policía mortuoria.-
El cementerio público es capaz, en terreno permeable y con depósito para cadáveres.
Industrias insalubres.-
No las hay, pues excepto la agrícola, ninguna otra industria que merezca atención sanitaria hay en este pueblo.
Prevenciones municipales contra males contagiosos.-
El Ayuntamiento no cumple con lo que le ordena la legislación respecto de local para aislamiento de enfermos de mal epidémico y de aparatos y sustancias desinfectantes, Cuando es necesaria una desinfección, el Sr. Médico municipal se sirve para hacerla de utensilios caseros y de sustancias desinfectantes que le suministra la oficina de farmacia.
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