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17 de mayo de 2011

La Unión Socialista de Trabajadores

Documento de la UST, Vitoria, 1987 (Archivo La Alcarria Obrera)

La clase obrera alavesa tuvo un destacado protagonismo durante la Transición, como se puso trágicamente de manifiesto el 3 de marzo de 1976. Un sindicalismo autónomo y combativo que logró que los trotskistas, sobre todo de la Corriente Militante, se hiciesen con el control de la UGT alavesa hacia 1982. Este éxito del "entrismo" trotskista fue también la mejor muestra de las limitaciones de esta línea de actuación: en 1983 la UGT se deshizo de la dirección y de buena parte de sus afiliados alaveses, prefiriendo mantener el control de un muy mermado sindicato aún a costa de perder a un número significativo de sus afiliados, que se organizaron en la Unión Socialista de Trabajadores, un proyecto sindical muy breve que volvió a la UGT en abril de 1990. Queda aquí un testimonio de sus ideas y propuestas en este llamamiento a la Huelga General, que se materializó el 14 de diciembre de 1989.

La lucha del transporte, la sanidad, la minería (con la huelga general de Asturias), la construcción, los aceros, Reinosa y tantas más, tienen todas un eje común: la necesidad de quebrar la intransigencia patronal en la negociación colectiva y de rechazar la política social y económica del Gobierno, especialmente la aplicación de nuevos planes antiobreros de reconversión y el aplazamiento de los Fondos de Promoción de Empleo.
Pero si algo han puesto de manifiesto estas luchas es la absoluta necesidad de extenderlas, de coordinarlas y de dotarlas de una dirección y objetivos comunes a través de una Huelga General de 24 horas que sea el inicio de una lucha conjunta para modificar la actual situación.
La política de pactos sociales, basada en reducir nuestros salarios, ha fracasado. Los capitalistas sólo invierten para obtener beneficios y en la actual situación de crisis, con una infrautilización de la capacidad productiva superior al 20y 30%, y en algunos sectores más, no necesitan producir más sino producir más barato. Por eso dedican el dinero a evadirlo, a especular con él y lo poco que invierten a sustituir mano de obra por nuevas máquinas que sustituyan trabajadores.
BENEFICIOS RÁPIDOS
Durante años la voluntad y el trabajo de la clase obrera ha suplido la incompetencia, la corrupción y b falta de planificación e inversiones de la burguesía de este país. Siempre acostumbrados a beneficios rápidos y fáciles, al amparo del Estado, siguen pretendiendo ahora, bajo un Gobierno socialista, seguir igual, exigiendo más ayudas a las exportaciones, reducción de cuotas a la Seguridad Social, reducción de impuestos, despidos más baratos, salarios más bajos y mayores ritmos productivos.
Por ello, después de años en que los beneficios de empresarios y banqueros han crecido de una forma espectacular, es una vergüenza y un engaño que la patronal y el Gobierno socialista quieran convencernos, un año más, que es necesario congelar los salarios en un 50% para crear empleo o ser más competitivos en Europa.
Por primera vez en mucho tiempo hemos visto a Camacho y Redondo criticando juntos la política de Solchaga, y acusándolo de colaborar con la patronal, pero hay que preguntarse: ¿Cómo es posible que un Gobierno socialista con un enorme apoyo esté llevando una política contra nuestros intereses?
La respuesta es importante. El sistema capitalista se basa en la acumulación permanente de beneficios, y en la actual situación de crisis estos beneficios sólo pueden mantenerse atacando el nivel de vida de los trabajadores. Por eso el sector socialdemócrata del PSOE, que controla el Gobierno y que considera el sistema capitalista como el menos malo, aparece en la vida diaria al lado de empresarios y banqueros.
REDUCCIÓN DE GASTOS SOCIALES
La reducción de los gastos sociales, las presiones para disminuir nuestros salarios y la reconversión basada en enviar al paro a miles de obreros constituye la política de la burguesía a nivel internacional, y está provocando una ola de paro y miseria. En la medida en que no empobrecemos y disminuye nuestro nivel de vida podemos comprar menos y por tanto es necesario producir menos, agravándose así la situación.
Los capitalistas son en estos momentos un obstáculo para el crecimiento de la riqueza y las fuerzas productivas, como lo demuestra el que todas las maravillas de la ciencia y la técnica, la microelectrónica y la robótica, se conviertan en sus manos en más paro y miseria para la mayoría de la población.
Por eso, no se trata que el Gobierno aplique una política de mayor o menor gasto público. Se trata de comprender que sólo concentrando en nuestras manos los recursos económicos de la sociedad y planificándolos en beneficio de la inmensa mayoría de la misma podremos sentar las bases para una solución estable y duradera de nuestros problemas. Y ello sólo es posible con la defensa de un programa socialista que incluya la nacionalización de la banca, la tierra y los monopolios, sin indemnización salvo casos de necesidad comprobada, y bajo el control de los trabajadores.
En esta perspectiva cada lucha debe ser un medio y no un fin. Para elevar el nivel de conciencia, el nivel de unidad, el nivel de organización, porque sólo así la lucha por defender el poder adquisitivo y mejorar el nivel de vida, para defender el empleo sustituyendo cada jubilado por un nuevo contratado, para reducir la jornada de trabajo hasta 35 horas semanales e incrementar las inversiones en vivienda, sanidad o educación, cobran un verdadero sentido.
DECLARACIONES DE SOLCHAGA
Las reiteradas declaraciones de Solchaga increpando a los empresarios para que no cedan a las presiones de la calle en el sentido que "la conflictividad no es tan importante como se quiere hacer ver ", en una situación en que en tan sólo dos meses se han superado las jornadas de lucha de todo el año anterior, demuestra cuán prepotentes y alejados de la realidad viven en los ministerios, encerrados en su despachos.
Los trabajadores debemos exigir que se supere la división que existe entre UGT y CCOO, con movilizaciones diferentes como se vio en la minería, o con la concentración de delegados en Madrid el día 2 UGT y el 3 CCOO. Se debe superar de una vez esta situación.
VOLUNTAD DE LUCHA
Las direcciones de UGT y CCOO tienen la obligación de intentar ponerse de acuerdo en estos momentos con el fin de llevar adelante un plan de movilizaciones que refuerce, cohesione y dirija toda la voluntad de luchar que existe en el movimiento obrero. Y si los dirigentes no abordan ya esta tarea, los delegados, los trabajadores en las fábricas debemos hacerla posible. Coordinando los comités de huelga en cada sector, en cada provincia, en todo el Estado. Así podremos demostrar la fuerza de la clase obrera y será posible hacer ceder al Gobierno y a la patronal. La lucha de los estudiantes ha demostrado en la práctica que golpeando todos juntos, en todo el Estado y al mismo tiempo, podemos vencer.
Todos los sectores que están en estos momentos en lucha por la reconversión o por la negociación colectiva tenemos el mismo obstáculo, la actitud intransigente de la patronal y la política económica y social del Gobierno.

PLATAFORMA REIVINDICATIVA
Por la unidad en la acción en todo el movimiento obrero.
Readmisión inmediata de los trabajadores de los FPE.
Ningún despedido. Reducción de la jornada laboral a 35 horas y de la edad de jubilación a 60 años, sustituyendo un jubilado por un nuevo contratado.
Incremento de los salarios de un 8% como mínimo.
Modificación de la política económica y social del Gobierno.
Dimisión de Solchaga y Barrionuevo.

QUÉ ES LA UST
La Unión Socialista de Trabajadores nace a partir de la disolución de la UGT de Álava en 1983 por el sector socialdemócrata del PSOE que encabezan Solchaga y Boyer, por oponerse a la política de pactos sociales y por defender un auténtico programa socialista El carácter representativo conseguido en las elecciones sindicales, con 253 delegados, y especialmente en el sector del metal que agrupa al grueso de los trabajadores de la provincia y en el que hemos logrado ser la tercera fuerza sindical, nos ha permitido en Álava coordinar conflictos y avanzar en la unidad de acción de las organizaciones obreras.
Nuestra presencia activa en las movilizaciones de la clase obrera en el conjunto del Estado responde a la necesidad de avanzar en la unidad de acción en todo el movimiento obrero en el conjunto del Estado, en torno a las reivindicaciones comunes al conjunto de los trabajadores.

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