Pegatina de dos grupos escindidos del PCE que
formaron el PCPE (Archivo La Alcarria Obrera)
La
Transición provocó en el Partido Comunista de España una crisis de magnitud
colosal. El partido que había conseguido agrupar en los últimos años de la
dictadura franquista al destacamento más numeroso y cohesionado de la oposición
política y social, comenzó a descomponerse cuando parecía haber logrado buena
parte de sus objetivos. El paso de una organización basada en células a otra
formada por agrupaciones, la aceptación entusiasta de la monarquía y la
Constitución, su tibieza ante las consecuencias de la crisis económica… todo
parecía conspirar contra la antigua hegemonía del PCE. Los diversos grupos que
abandonaban al partido de Santiago Carrillo por la izquierda, bajo la etiqueta
común de leninistas o prosoviéticos, se unificaron en el Partido Comunista de
los Pueblos de España (PCPE), del que en 1988 volvió al PCE una numerosa fracción.
Reproducimos el documento que daba paso a la unidad firmado por los Comités Regionales
de Madrid del PCE y del PCPE en agosto de 1988, un año antes de que el bloque
soviético se desmoronase.
COMUNICADO
CONJUNTO DE LOS COMITES REGIONALES DE MADRID DEL PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA Y
DEL PARTIDO COMUNISTA DE LOS PUEBLOS DE ESPAÑA
PARTE
PRIMERA
Desde hace tiempo (21 de
enero de 1988), las direcciones centrales del PCE y del PCPE constituyeron una Comisión
Central de unidad respondiendo, tanto a una necesidad histórica, como a una
aspiración común de la militancia comunista: todos queremos un partido
comunista fuerte, capaz de impulsar y concretar un proyecto revolucionario.
Después de numerosos encuentros
dicha comisión elaboró un documento de unidad de acción, un comunicado
conjunto, que de haber sido aprobado en los términos propuestos por la Comisión
de Unidad de ambos partidos hubiera clarificado y facilitado el proceso de
unidad. No haberlo hecho así dilató cuando menos dicho proceso.
Paralelamente, los Comités
Regionales de Madrid de ambos partidos también hemos venido sosteniendo
reuniones periódicas, y unas relaciones fraternales que han supuesto, desde
hace tiempo, mantener la unidad de acción entre nuestros militantes tanto en el
terreno sindical, como institucional, como de diferentes movimientos sociales.
Es esta experiencia valorada como muy positiva, es esta andadura común de
nuestros militantes, lo que nos hace reformar el comunicado conjunto inicial de
la Comisión Central de Unidad para concretarlo al marco de nuestra Comunidad
Autónoma, desarrollar aún más si cabe la unidad en el trabajo político y
combatir con rigurosidad y firmeza las posiciones dogmáticas y sectarias que en
todo proceso de unidad afloran y que en ningún momento pueden llegar a ponerla
en peligro.
A) Situación
internacional. La situación económica y la lucha por la paz y el desarme
1. LA SITUACION ECONOMICA
En la reciente cumbre de
Toronto, a pesar de la aparente calma de los máximos dignatarios de las siete
primeras potencias capitalistas, de las cifras macroeconómicas barajadas no
parece haberse alejado definitivamente la posibilidad de una nueva recesión
mundial.
Sigue aumentando el déficit del sector público de los EE.UU. y los déficits de las economías europeas, salvo la alemana, van a seguir yendo en aumento con una tasa de crecimiento económico muy mediocre, el 3 por ciento, lo que unido a la desigual e injusta distribución de la riqueza no parece vaya a resolverse el drama social de Europa Occidental: 20 millones de parados y 30 millones de pobres.
Sigue aumentando el déficit del sector público de los EE.UU. y los déficits de las economías europeas, salvo la alemana, van a seguir yendo en aumento con una tasa de crecimiento económico muy mediocre, el 3 por ciento, lo que unido a la desigual e injusta distribución de la riqueza no parece vaya a resolverse el drama social de Europa Occidental: 20 millones de parados y 30 millones de pobres.
El peligro de crack bursátil
subsiste. Bastó una leve subida de los tipos de interés en EE.UU. recientemente
en agosto, para que bajara peligrosamente la bolsa de Tokio. EE.UU. hace
esfuerzos por mantener su hegemonía económica y el liderazgo del dólar, pero
desde 1985 su depreciación es irreversible sumiendo al mundo capitalista en una
fase de inestabilidad financiera y monetaria.
Hoy estamos asistiendo al
desarrollo de la tendencia a la internacionalización de las fuerzas productivas
y a la concentración capitalista, con la creación de grandes empresas
transnacionales (las 200 principales empresas venden hoy cerca del 30 % de
producto interior bruto del mundo capitalista).
Pero estas empresas y los
gobiernos de los Estados de origen, fundamentalmente el gobierno USA, mantienen
su hegemonía comercial, económica y política detentando las riendas del mercado
tecnológico, directamente relacionado con los gastos militares, a través del
llamado «Complejo Industrial Militar». Es decir, para los grandes países
capitalistas, la carrera de armamentos supone lo que el carbón y el algodón en
la primera revolución industrial de la Inglaterra del siglo XIX.
Mientras estas empresas se
apropian de la plusvalía de los trabajadores de todo el mundo capitalista,
continúa sin solución el problema de la deuda externa que alcanza ya más de 1,2
billones de dólares.
Así pues, la necesidad de un
Nuevo Orden Económico Internacional es cada vez más urgente, se sigue
esquilmando las materias primas de los países más atrasados, y mientras
asistimos al proceso de una oligopolización creciente en el mercado tecnológico
y al nuevo imperio de los grandes truts transnacionales, sigue en los países desarrollados
un grave paro estructural y una pérdida de cobertura social. En los países
subdesarrollados cada minuto mueren 30 niños por hambre o por enfermedades
curables.
2. LA LUCHA POR LA PAZ Y EL
DESARME
Desde la constatación de la
existencia del arma nuclear y que su posible utilización en caso de guerra,
tanto en un conflicto de carácter general o mundial como en una zona
determinada, supondría la aniquilación de la especie humana sobre el Planeta,
la lucha por la paz y la distensión, por la no proliferación y destrucción
progresiva y total de las armas nucleares es prioritaria para las fuerzas de
progreso y revolucionarias.
De una guerra mundial no
sobrevendría la revolución mundial sino la catástrofe universal y el invierno
nuclear, de la misma forma que deviene imposible el enfrentamiento armado entre
diferentes potencias capitalistas por más que se agudicen las contradicciones
económicas entre las mismas, pues antes que la destrucción total hallarán
cualquier salida negociada. Todo ello supone la obsolescencia de la teoría
clásica de transformar las guerras intercapitalistas en procesos
revolucionarios, en revoluciones socialistas.
De ahí que la presión
popular, la opinión pública mundial y las propuestas de paz de la URSS
obtuvieran una primera victoria con la firma del tratado sobre destrucción de
misiles de alcance intermedio desplegados en Europa entre Reagan y M.
Gorbachov. Acuerdo que, aunque en la práctica apenas supone la destrucción del
3 por ciento del arsenal nuclear mundial, significa un punto de inflexión
decisivo en la carrera armamentística y un jarro de agua fría y de sano
realismo para la agresiva y salvaje filosofía política del equilibrio del
terror, llamado eufemísticamente «disuasión nuclear».
La firma de dicho tratado y
la política de paz de la URSS ha trastocado el mapa de conflictos locales, cuya
pervivencia supone una afrenta para cualquier conciencia civilizada.
En los meses de julio y
agosto estamos asistiendo a la reducción sistemática, cuando no a la
eliminación de conflictos entre vecinos, de zonas calientes geoestratégicas que
significaban una bárbara sangría humana y se están abriendo perspectivas de paz
duradera: la guerra de Irán e Irak, Camboya, Angola, Afganistán, etc., abonan la
premisa anterior. Además la URSS ha planteado, a través de M. Gorbachov, una
batería de propuestas coordinadas que afectan a la eliminación de cohetes
estratégicos de largo alcance, al armamento químico y bacteriológico y al
propio armamento llamado convencional.
Pero los EE.UU. y la dinámica
impuesta por su aparato militar-industrial se resisten a firmar el acuerdo
sobre reducción de un 50 % de los misiles estratégicos y continúan adelante con
el desarrollo del plan IDE o guerra de las galaxias. Junto a ello, Francia y
Gran Bretaña no han aceptado reducir sus arsenales nucleares. Bajo el pretexto
de más autonomía para Europa y sobre la falacia de la supuesta amenaza
soviética, se configura el eje París-Bonn, al que Felipe González ha dado su
acuerdo, a la vez que se impulsa la integración militar euro-occidental en el
marco de la Unión Europea Occidental (UEO).
Todo ello indica la
necesidad de desarrollar la lucha por la paz y por la prohibición -controlada-
de fabricar nuevos misiles o armas más sofisticadas que equivaldría a sustituir
armamento obsoleto por otro más moderno y destructor, favoreciendo así la
carrera de armamentos.
De dicha carrera depende la
potencia económica y política del complejo militar-industrial de EE.UU. Son
estas fuerzas belicistas las que realizan esfuerzos y provocaciones por
mantener la tensión en Centroamérica, la agresión a Nicaragua, el mantenimiento
de dictaduras, desde la chilena o paraguaya a la tailandesa o coreana, la ayuda
a Israel para que impida el asentamiento de la nación palestina, al gobierno de
Marruecos contra la RASD, y al gobierno racista y fascista de Sudáfrica que se
confronta con su población de color y con los países vecinos.
Por todo ello, los
militantes del PCE y del PCPE nos comprometemos a desarrollar un movimiento
pacifista de masas, unitario y plural, que trabaje y luche por el
desmantelamiento total de las bases americanas en España, por la desmantelación
de los bloques militares en cuyo contexto nuestro país debe salir de la OTAN,
por la retirada de las flotas de EE.UU. y de la URSS del Mediterráneo, por la
prohibición de experiencias nucleares incluso subterráneas porque producen un
daño ecológico irreversible y por la destrucción de todas las armas nucleares,
químicas, bacteriológicas y las llamadas convencionales.
3. LA LUCHA POR LA PAZ EN LA REGIÓN DE MADRID
A corto y medio plazo ambas
organizaciones nos comprometemos a establecer mecanismos estables de
cooperación y coordinación en el movimiento pacifista, consolidando el trabajo
ya realizado en este sentido.
Relanzamiento de la CAMPAÑA
BASES FUERA sobre una discusión entre todos sus miembros que tenga como
objetivos: mejora de los métodos de funcionamiento, claridad en el método de
toma de decisiones, que genere iniciativas y desarrolle el movimiento.
Contra la base de Torrejón y
la instalación de los Santos de la Humosa. Iniciativa comarcal del Corredor del
Henares que debemos apoyar junto al movimiento pacifista regional.
Solidaridad con la comarca
de Anchuras y contra la instalación del polígono de tiro pero no sólo por los
argumentos aducidos tanto localistas como ecológicos, sino fundamentalmente
porque no queremos polígonos de tiro ni en Anchuras ni en ninguna otra zona, no
queremos gastos militares.
Lanzamiento de una campaña
amplia contra el ingreso en la UEO. Relación de dicha entrada con la
nuclearización del territorio, las aguas y el espacio. Esta campaña tendría un
punto álgido alrededor de la celebración de la Semana de las Naciones Unidas por
el Desarme (24 al 31 de octubre).
Campaña en la opinión
pública contra los gastos militares, coincidiendo la discusión de los
presupuestos tanto en el Parlamento Central como en el Autonómico.
Celebración del END
(Convenciones Europeas por el Desarme Nuclear) que el año próximo se
desarrollará en España (Vitoria). Trabajo de popularización de este evento.
B)
El marco europeo
Europa constituye el marco
geográfico, económico y cultural en el cual se desarrolla hoy, y cada vez más
en el futuro, la vida de España como Estado, de sus pueblos y de las
organizaciones y fuerzas políticas y sociales.
Ambos Comités Regionales, al valorar la fórmula de ingreso en la CEE pactada por el Gobierno González con las autoridades comunitarias, convenimos en que la misma colocó en situación de absoluta indefensión al conjunto de la economía española, registrándose inmediatamente de la firma del tratado de adhesión un balance muy negativo en importantes áreas y sectores económicos.
Ambos Comités Regionales, al valorar la fórmula de ingreso en la CEE pactada por el Gobierno González con las autoridades comunitarias, convenimos en que la misma colocó en situación de absoluta indefensión al conjunto de la economía española, registrándose inmediatamente de la firma del tratado de adhesión un balance muy negativo en importantes áreas y sectores económicos.
Esta situación inicial,
lejos de suavizarse con el cumplimiento de otras cláusulas previstas en el
mecanismo de integración, ha visto multiplicar los efectos negativos sobre
nuestra economía altamente dependiente, cuyos sectores más dinámicos, rentables
y estratégicos, habían alcanzado antes de la firma del tratado de adhesión, un
importantísimo grado de penetración y dominio por parte de monopolios
extranjeros, muchos de ellos de origen comunitario.
Independientemente de que
existan posiciones entre los comunistas que puedan, incluso, defender la salida
de España de la CEE, todos coincidimos en la necesidad de luchar por la defensa
de los intereses nacionales contra las agresiones que permanentemente desatan
los monopolios y círculos reaccionarios de la CEE.
La Europa de la CE no es
toda Europa, sino una parte de ella. Europa se extiende desde Gibraltar a los
Urales. Nuestra aspiración es que Europa, como entidad política y económica,
englobe a todos los países europeos.
La Europa de la CE, tal como
es hoy, no nos gusta, como no nos gusta la España actual y como a ésta queremos
transformarla. Hasta hoy la Europa de la CE es la del gran capital
transnacional y nacional, sometida a la hegemonía de EE.UU. en los terrenos no
sólo militar sino económico, tecnológico y político.
Los comunistas debemos
trabajar a favor de la cohesión de las fuerzas europeas de izquierda y de progreso,
prestando atención prioritaria a la unificación de esfuerzos de los Partidos
Comunistas de Europa.
La izquierda debe postular
una unidad europea con un objetivo claro: gobernar los procesos de innovación y
cambio que se están produciendo en Europa desde la perspectiva del pleno empleo
y una nueva cultura democrática.
La unidad política de Europa
sólo tiene sentido articulando un tejido social y político para lo que la
izquierda necesita un programa, un proyecto cuyos rasgos básicos debieran ser:
1° Desarrollo coherente de
la agricultura, las industrias extractivas, el sector energético, lo que
exigirá reformas estructurales, modificación de la política agraria, reducción
de la jornada laboral, etc.
2° Un sistema monetario
europeo autónomo del dólar pero también no subyugado al peso de monedas fuertes
de algunos países miembros.
3° Política social tendente
a resolver el grave problema del paro y la problemática de los trabajadores
emigrantes,
4° Un marco de cooperación
internacional que establezca relaciones con los países socialistas, apostando
por la distensión y la normalización Este-Oeste.
5° La nueva Europa debe
ayudar a resolver el problema de la deuda externa y el subdesarrollo del Tercer
Mundo, posibilitando el diálogo Norte-Sur y el desarrollo de un Nuevo Orden
Económico Mundial.
Manifestamos también nuestra
preocupación por la profundización de las desigualdades regionales que a nivel
de la CE sellará el acta 92 y que, previsiblemente, acarreará no pocas
dificultades añadidas a la sociedad española, a la vez que se comprometen a
difundir entre los trabajadores y el pueblo de Madrid el alcance de las medidas
actualmente a discusión en el ámbito comunitario (marco social europeo,
posibilidad de la creación de un Banco Central comunitario, la llamada Europa
de los ciudadanos, mayor poder ejecutivo de los órganos comunitarios, etc.) y
que tan radicalmente afectarán, según su resultado final, a la calidad de vida
del pueblo español y a la propia soberanía nacional, hoy gravemente afectada.
Por último, ambas
organizaciones señalan que el agravamiento del continuado proceso de
desindustrialización que atraviesa la Comunidad Autónoma de Madrid, así como el
incremento de las dificultades de su agricultura y la brutal especulación
inmobiliaria sobre su suelo, son, entre otros fenómenos negativos que sufre la
Comunidad, aspectos que de ninguna manera pueden desvincularse plenamente de la
forma en que se pactó el ingreso de nuestro país en la CEE que, como cabía
esperar, respondió a la lógica de recomposición capitalista desarrollada por el
Gobierno del PSOE, sumiso con el imperialismo y los monopolios y agresivo con
los trabajadores y demás capas populares de nuestra sociedad.
C)
La lucha sindical y el movimiento
obrero
En España no ha habido
salida progresista a la crisis económica, ni recetas innovadoras, creativas,
específicas a nuestra estructura económica, ni el objetivo planteado por los
Gobiernos ayer de UCD y hoy del PSOE ha sido mejorar las cotas de bienestar
social, redistribuir mejor la riqueza o cuando menos repartir proporcionalmente
los costes de la crisis. Por el contrario, el objetivo de las políticas
económicas fundamentalmente desde la era Boyer ha sido recuperar la tasa de ganancia
del capital, para lo que se han aplicado fielmente las directrices emanadas del
Fondo Monetario Internacional. La obsesión del gobierno socialdemócrata es
crear condiciones óptimas para la inversión privada, aumentar la
competitividad, reducir la inflación a costa del aumento exorbitado del paro,
de la precarización del contrato de trabajo, de la pérdida de poder
adquisitivo. El resultado es bien claro: grandes beneficios de la banca,
resultados espectaculares de las inversiones especulativas junto a 3 millones
de parados, 8 millones de pobres, dependencia tecnológica, 20 por ciento de
contratos temporales, paro juvenil, marginación de la mujer respecto al mercado
de trabajo, etc.
Y aún no han acabado. En
1987 hablaban los ministros Solchaga y Chaves de «ajuste fino» y hoy hablan de
cierto giro “social” a su política liberal-conservadora haciendo guiños a los
Sindicatos, pero todo parece una mera operación de imagen.
El PCE y el PCPE reafirmamos
rotundamente la necesidad, y sobre todo la posibilidad de defender en España y
en el mundo alternativas transformadoras que se enfrenten a la crisis del
capitalismo y sus graves consecuencias sociales desde perspectivas favorables a
los intereses de la clase obrera, de los trabajadores y del pueblo,
Ambas organizaciones
consideramos qué el modelo de concertación de acuerdos globales del pasado, que
incluían limitaciones salariales a cambio de hipotéticas contrapartidas en
favor del empleo que luego no se han cumplido, está agotado y procede pasar a
una nueva fase de acuerdos sobre alternativas concretas que no implique una
corresponsabilización con la actual política antisocial del gobierno. Así puede
articularse mesas de negociación en torno a temas como: cobertura a los parados,
funcionarios, planes específicos de empleo, papel de los Sindicatos en la mediación
y arbitraje de conflictos laborales tanto individuales como colectivos, formación
profesional, etc.
Salvando siempre la
independencia del Sindicato continuaremos trabajando desde el acuerdo con los
objetivos y programas aprobados en el IV Congreso Confederal de CC.OO. como en
el de la Unión Sindical de Madrid-Región, comprometiéndonos a trabajar en la
consolidación y desarrollo de CC.OO. en todas las ramas de producción y territorios
y a apoyar las acciones y luchas que convoque CC.OO. en la negociación
colectiva, por el empleo, por la salud laboral, etc.
En concreto varias
movilizaciones se vislumbran para este otoño 88 y que queremos resaltar, porque
trascienden todo carácter gremial o corporativo, desde este documento:
- Por la reducción de
jornada a las 38 horas semanales hasta alcanzar las 35 horas en 1992, única
forma de generar empleo como han demostrado los metalúrgicos alemanes ante la
destrucción de empleo que significa la progresiva implantación de los adelantos
técnico-científicos.
- Por la estabilidad del
empleo, contra la contratación abusiva, para lo que la Federación de
Construcción y Madera de CC.OO. tiene prevista una movilización general para
octubre.
- Los trabajadores de la
salud anuncian posibles movilizaciones en torno a la negociación del Estatuto
Marco, pero la clase obrera y el conjunto de la población debemos global izar
esas luchas defendiendo un sistema público de salud articulado a través del
Servicio Nacional de Salud, equiparando el nivel asistencial a la CE. Frente a
ello el Gobierno PSOE pretende descaradamente caminar hacia un sistema «mixto»
donde el sector público sea complementario del sector «privado» y ya han
empezado a planificar y desarrollar medidas como el aumento de conciertos con
las clínicas privadas, la introducción del cobro de tasas por servicios
sanitarios, el encarecimiento de los medicamentos y la pérdida de gratuidad
para los pensionistas, etc.
- El conflicto de la
enseñanza pública continuará en otoño y demuestra la degradación del sistema
educativo, lo poco que se gasta, un 3,4 por ciento del PIB frente a un 6 por
ciento en la CE y lo mal que se reparte el gasto. Los comunistas nos proponemos
potenciar la plataforma por la defensa de la escuela pública en la Comunidad de
Madrid y la elaboración de un documento programático que sirva para la
formación de candidaturas en los Consejos escolares.
- Porque las negociaciones
iniciadas este verano obtengan resultado positivo, pues no hay que olvidar que
el binomio negociación-movilización es inseparable. Actualmente y resumiendo
las diferencias Gobierno-Sindicatos se centran en los siguientes aspectos:
·El Gobierno
se niega a reconocer. el derecho a la negociación colectiva de los empleados
públicos. Los sindicatos exigen la negociación de las retribuciones y que lo
pactado se someta posteriormente al Parlamento en cuanto integran la Ley de Presupuestos
Generales del Estado.
·Los
Sindicatos exigen que la cobertura alcance al 50 % de los parados, pues actualmente
2.200.000 parados no reciben ninguna prestación económica. CC.OO, plantea la
modificación de la Ley de Protección al Desempleo, con el objeto de poder acceder
a prestaciones con tres meses de cotización y extender los subsidios a los
jóvenes y parados de larga duración así como a los mayores de 45 años.
·El Gobierno
pretende privatizar las oficinas de colocación y que éstas no censen a los
parados. Los sindicatos proponen reconvertir las oficinas del IN EM en agentes
activos de colocación, exigiendo participación sindical en su gestión y control
junto a medidas como la descentralización y potenciación de competencias para
que coordinen las diferentes iniciativas de generación de empleo.
- Porque se retire el Plan
de empleo juvenil del PSOE donde se financia a empresarios privados con dinero
público (el coste para el Estado es de 768.000 ptas. anuales y para los
empresarios 3.140 ptas. mes por contrato) y se precariza y segmenta aún más el
mercado de trabajo, lo que significa un atentado a la negociación colectiva al
fijar condiciones laborales a los jóvenes por debajo del resto de los
compañeros de trabajo, convirtiendo así a la juventud en un «guetho»
semiesclavizado.
- En el marco de la lucha
por unos presupuestos generales con contenido social hay que promocionar el
aumento del gasto en educación e impulsar en el seno de IU la elaboración y
articulación de un proyecto educativo alternativo que suscite ilusión y que
aglutine las propuestas alternativas de diferentes sectores y colectivos
progresistas al documento gubernamental sobre la reforma del sistema educativo
(L.O.S.E.).
En definitiva, si el
Gobierno se obstina en hacer fracasar las negociaciones abiertas y continúa
manteniendo los aspectos más negativos de su política económica -léase Plan de
empleo juvenil- y los intentos privatizadores de la Sanidad y áreas rentables
de la Seguridad Social junto al deterioro y pérdida de calidad de la enseñanza
pública, si persiste en fomentar medidas que suponen la destrucción de empleo
fijo reconvirtiéndolo en eventual, podemos situarnos en los aledaños de un
proceso de movilización general que empequeñezca la ya alejada fecha del 20 de
junio de 1985.
Esta conclusión hace
evidente la necesidad de una correlación de fuerzas más favorables a la clase
obrera en el terreno político pues debe ir en paralelo el aumento de la conflictividad
y movilización social con la potenciación y desarrollo de una alternativa al
gobierno PSOE en lo social, en lo cultural, en lo económico y en lo político, y esa
alternativa debe ser Izquierda Unida. Los comunistas del PCE y del PCPE, como vanguardia
política, debemos explicar a los sectores populares desfavorecidos que un
cambio progresista de la política económica del PSOE pasa por la pérdida
sostenida de la intención de voto PSOE y su capitalización por IU.
D) Izquierda
Unida
La consecución del
socialismo la vemos como el resultado final de un largo proceso de luchas
políticas de masas ampliando constantemente la democracia y desarrollando
profundas transformaciones económicas y sociales. Es lo que se ha venido en
denominar vía pacífica aunque no se deba descartar que las fuerzas
reaccionarias del interior unidas a la injerencia del imperialismo intenten
violentamente frenar el proceso, con lo que quedaría justificado incluso el uso
de las armas por las fuerzas revolucionarias.
La clase obrera deberá en
todo momento ganarse aliados en otras capas y clases objetivamente interesadas en
las transformaciones inmediatas, para no quedar aislada políticamente. Los
comunistas siempre hemos desarrollado una determinada política de alianzas.
En la España de hoy, con el
grado alcanzado de desarrollo productivo, con el avance de la lucha de
liberación de la mujer, de la conciencia ecologista, con una juventud más culta
y preparada pero alejada del aparato productivo e invertebrado socialmente, con
las grandes desigualdades sociales y el proceso de terciarización y
marginación, el capitalismo se desprestigia, es rechazado global mente y emerge
la aspiración general a una sociedad más justa y libre, más participativa y
solidaria.
Todo ello contribuye a
facilitar la lucha por el socialismo. Pero para la implantación del mismo, para
que se de ese salto cualitativo, falta que la clase obrera y sus aliados
consigan la hegemonía social, falta la conquista del poder político por una
gran coalición formada por la clase obrera y las fuerzas de la cultura, los
pequeños y medianos
empresarios, los jubilados y pensionistas, y todos los sectores populares de la
sociedad organizados en movimientos de masas, feministas, pacifistas,
ciudadanos, juveniles, ecologistas, etc.
Son estas fuerzas con su
experiencia progresiva de lucha y de gobierno, con un crecimiento continuo de
la capacidad política de miles de ciudadanas y ciudadanos lo que hará fraguar
la constitución del bloque social de progreso, capaz de ganar las elecciones, de
mantenerse en el poder con el voto y la movilización popular y de desarrollar y
consolidar la democracia hacia el socialismo.
Pues bien, en la actual fase
de la lucha política, Izquierda Unida es el punto de partida de un proyecto
unitario y de transformación social que va ayudando a la configuración del
bloque social de progreso.
En la región de Madrid
podemos y debemos concretar en buenas condiciones el trabajo de unidad si
afrontamos con decisión y energía la tarea política más urgente: la potenciación,
profundización y desarrollo de Izquierda Unida, su transformación de coalición
política electoral en movimiento político y social organizado.
En esta tremenda tarea no
podemos concurrir los comunistas separados, con diferentes centros de
elaboración y decisión; junto al máximo de creatividad e imaginación hará falta
el máximo de claridad, disciplina y acierto.
Proyectar programas
alternativos a las diferentes políticas sectoriales oficiales que vayan
configurando un proyecto global autónomo, alternativo, tanto a los gobiernos
municipales como al Gobierno regional. Vertebrar tanto en torno a su
elaboración como a su desarrollo a decenas de miles de hombres y mujeres. Poner
en pie a los sectores más dinámicos de la sociedad, trabajadores,
intelectuales, mujeres, jóvenes, en torno a plataformas sociales
transformadoras. Todo ello son tareas ineludibles que debemos concretar por
barrios y distritos, por centros de trabajo, por sectores, en la Universidad y
en los diferentes municipios. Sobre la base de los contenidos del programa
electoral de 1986 y 1987 se trata de tamizar dichos programas con el debate y
aportación de las gentes dando vida a Izquierda Unida como un modelo político
participativo, democrático y asambleario.
El reto está ahí. Debemos
conseguir por una parte que el esfuerzo y la calidad del trabajo institucional
desarrollado por el grupo de IU en la Asamblea regional, en el Ayuntamiento de
Madrid o en los diferentes municipios sea conocido y se vertebre no ya sólo con las
organizaciones regulares de nuestros partidos sino con todo el tejido
asociativo. Y por otro lado, a partir de la experiencia que tenemos debemos
llenar de más contenido a los programas de los Sindicatos, de las asociaciones
de vecinos, de los colectivos culturales, de los diferentes movimientos
sociales, dando participación en la dirección del proyecto a los representantes
de dichas entidades.
Izquierda Unida, de esta
forma, no pretende sustituir, y sería un grave error, a los movimientos
sociales, pero sí debe aspirar a representar políticamente a dichos
movimientos.
E)
Estrategias de los comunistas en los
movimientos sociales y de masa
Ambos partidos coinciden en
otorgar importancia estratégica al papel de los movimientos sociales en la
lucha por el socialismo hoy en las condiciones de España.
Exceptuando el movimiento
obrero al que hemos dado un tratamiento específico, consideramos aquí lo
relativo al conjunto de movimientos sociales de raíz progresista. Entendemos
por ello las demandas que reflejan las más profundas contradicciones del
capitalismo moderno.
Unos movimientos plantean
las nuevas formas de obtención de plusvalía a través del llamado salario
diferido, revelando los límites del sistema para satisfacer las propias
expectativas de bienestar que genera. Otros movimientos surgen como reacción a
las grandes bolsas de marginación estructural que son precisas para estabilizar
el capitalismo en las condiciones productivo-tecnológicas actuales. Otros
movimientos luchan contra discriminaciones sociales y culturales en razón de
sexo, raza, disminución de capacidades, u otras, y al hacerlo cuestionan los
rasgos competitivos, excluyentes, insolidarios de una sociedad basada en la
explotación. Otros ponen de manifiesto la naturaleza depredadora y destructiva
de un sistema fundamentado en el beneficio privado, al reivindicar la
preservación de los equilibrios ecológicos y llamar la atención sobre la
agotabilidad de los recursos naturales. Otros, en fin, ponen en cuestión la
ideología e impulso militarista y agresivo del capitalismo, al reivindicar la
paz, el desarme, nuevos conceptos de seguridad y desarrollo, mecanismos
no-bélicos en la regulación de las relaciones internacionales.
El conjunto de esas demandas
alumbra un modelo de sociedad, equilibrada, no-autoritaria, profundamente
democrática, no-competitiva y no-discriminatoria solo compatible con
estructuras de carácter socialista. La profundidad de las reivindicaciones de
los movimientos sociales plantean la actualidad del socialismo. He ahí la naturaleza
revolucionaria de los movimientos sociales. La apuesta estratégica de los
comunistas por los movimientos sociales procede de esa percepción, y de la
convicción de que el proceso de transformaciones que conducirá al socialismo
precisa del protagonismo activo y consciente, organizado y sólido, de la
mayoría del pueblo, que determine cambios sociales y culturales día a día,
precisamente del desarrollo de los movimientos sociales.
Una tercera razón se halla
en la profundización de la democracia por la que los comunistas optamos. La
perspectiva del socialismo requiere de una democracia avanzada que supere
cualitativamente los límites actuales. Ello comporta no circunscribir la
democracia en sus ámbitos representativos, sino combinar junto a ellos, los
máximos elementos de democracia directa y participativa.
La consideración estratégica
de los movimientos sociales exige de los comunistas dedicación militante
preferente al objeto de contribuir a dotar de solidez, representatividad,
organicidad, madurez y estabilidad, a las organizaciones que representan a cada
movimiento social, superando anteriores concepciones y prácticas que en vez de
contribuir a su desarrollo, lo debilitaran.
El proyecto de Izquierda
Unida está asociado al desarrollo de los movimientos sociales, no en términos
mecanicistas, sino por cuanto IU debe encarnar política e ideológicamente la
síntesis de las demandas transformadoras que expresan. A mayor fuerza autónoma
tengan los movimientos sociales organizados, mejores condiciones se crearán
para la articulación de IU.
El PCE y el PCPE adquieren
el compromiso de lucha en las instituciones para el reconocimiento de los
movimientos sociales como entidades de interés público y el reconocimiento
político de su carácter de interlocutores.
El PCE y el PCPE acuerdan
estimular a sus militantes en todos los niveles territoriales y en cada sector,
movimiento u organización social, a que se reúnan y pongan en común sus
respectivas políticas de actuación concreta sobre la base de los principios
arriba desarrollados.
PARTE SEGUNDA
Los Comités Regionales del
PCE y PCPE, valorando la importancia estratégica y política que tiene el haber
suscrito un documento amplio de unidad de acción, vienen a constatar que tal
identificación en la práctica política sólo puede ser posible si ésta viene
precedida de una coincidencia en el análisis de la realidad concreta y por
tanto, de la utilización de una misma teoría revolucionaria y un mismo método
de análisis. Luego si coincidimos en el análisis, en la teoría y en el método,
en la táctica y en la estrategia, ¿qué sentido tiene la existencia de dos
organizaciones comunistas diferentes?
Esta sencilla reflexión nos
ha llevado a ambos comités regionales a plantear la no dilatación en el tiempo
y por tanto acometer aquí y ahora el proceso de unidad orgánica de los
comunistas.
ALGUNAS
CONSIDERACIONES PREVIAS
El PCE creado en abril de
1920 aglutinó una vanguardia revolucionaria sin cuyo concurso no se explicarían
las grandes batallas de clase libradas por los trabajadores y trabajadoras
españoles, los grandes aciertos en la articulación de una política frente al
fascismo a partir de 1934, el Frente Popular, la labor realizada durante la
guerra y las transformaciones revolucionarias realizadas en el curso de la
misma, la política de reconciliación nacional de 1956 que permite el nacimiento
y desarrollo de CC.OO. y la vertebración de la lucha popular antifranquista.
Recordamos en este sentido
algunos párrafos contemplados en el informe del Comité Central al IX Congreso
del PCE celebrado del 19 al 23 de 1978. «Esta confianza en el PCE tiene un
largo antecedente; no ha surgido de la nada, sino de una ya antigua tradición
de lucha revolucionaria y democrática que empieza con los fundadores del
partido, Antonio García Quejido, Facundo Perezagua, Daniel Anguiano, Isidoro Acevedo,
Virginia González, Dolores Ibárruri y tantos otros que, en su época, no
vacilaron en optar a favor de la gran Revolución de Octubre contra una II
Internacional que se había enfangado en la primera guerra imperialista
capitulando ante la burguesía dominante».
Pero junto a la tradición
revolucionaria y los grandes aciertos se cometieron también graves errores y
deformaciones tanto en la teoría como en la práctica, fundamentalmente en el
período de transición.
Se fue perfilando una estrategia
defensiva, sin alternativas estructurales transformadoras a la crisis
económica, pero también cultural y política del capitalismo internacional y
nacional. Hoy estamos asistiendo al reajuste socialdemócrata que nosotros
abonamos.
Se fue consolidando una
concepción liberal del comunismo, abandonando la lucha ideológica en el seno de
la sociedad y desideologizando al propio partido, cayendo en el
parlamentarismo, en el institucionalismo, abandonando o cuando menos
desatendiendo los movimientos sociales y de masas. La falta de rigor teórico
llevó a caer en un tacticismo que sumió en la confusión al conjunto de la
militancia y perjudicó la actividad política y el prestigio entre las masas.
Por otro lado el centralismo
democrático se convirtió en centralismo burocrático, donde las grandes
decisiones se concebían al margen de la base acabando por esconder las
contradicciones bajo la consideración de amenazas fraccionales.
Así pues, se hablaba de
renovar, de acabar con el partido-iglesia; con el monolitismo, con el
dogmatismo, pero se iba configurando otro dogma impuesto administrativamente,
donde los heterodoxos eran vetados para las tareas de dirección política para
la asunción de responsabilidades.
En otro orden de cosas, la
necesaria defensa de los principios de independencia entre los partidos
comunistas se aplicó de forma arrogante con partidos hermanos, intentando «dar
lecciones», apreciándose por muchos camaradas ciertos signos y manifestaciones
insolidarios para con los partidos que dirigen el proceso de construcción del
socialismo, lo que fue determinando un aislamiento internacional.
En definitiva, desde 1978,
tanto en el PCE de Madrid como a nivel nacional, se fue gestando una crisis que
fue sucesivamente interiorizando la vida política donde, bien voluntariamente o
por sanción, miles de comunistas abandonaron las filas del partido,
desmembrándose organizaciones de profesionales, intelectuales y artistas,
debilitándose y dividiéndose organizaciones de fábrica, sector y Universidad.
Todo ello explica el clima
de desconfianza en el PCE y su dirección para una parte importante de
comunistas que optó, junto a dirigentes históricos, por conformar el PCPE.
Otros, indudablemente, asumieron otras opciones o abandonaron la militancia
organizada.
Pero hoy se han superado
gran parte de las diferencias ideológicas y políticas que motivaron la
división.
LOS
ULTIMOS CONGRESOS
El XI Congreso del PCE
supuso ya un doble reto: El intento de recobrar la incidencia social, vertebrar
las energías revolucionarias a través de la política de convergencia y crear un clima interno de respeto a
las normas democráticamente establecidas normalizando
la discrepancia. Comienza una etapa de recuperación tanto de la
militancia como de la imagen social muy obstaculizada aún por la dinámica
anterior de tensiones y enfrentamientos. No obstante, la política de
convergencia tiene su expresión en el nacimiento de Izquierda Unida.
El 1° Congreso del PCPE
supone un paso en el camino de la reunificación de diversas organizaciones
desgajadas del PCE, rompiendo la tendencia, hasta entonces vivida, de
escisiones y desmembración comunista en España.
El 2° Congreso del PCPE
junto a la ratificación de su política estratégica concretada en el avance
hacia un amplio Frente Político y Social de Izquierda, cuyo desarrollo inicial
es IU, realiza una propuesta de discusión para alcanzar la unidad orgánica
concretada en siete puntos: El papel de la clase obrera en el proceso
revolucionario, el carácter de clase del partido, el problema del poder político,
la vinculación al Movimiento Comunista Internacional, el carácter leninista del
Partido, la ideología del marxismo-leninismo y la condición de vanguardia y de
masas del partido.
En el XII Congreso del PCE
se confirma definitivamente la decisión de desarrollar una acción política
volcada hacia la sociedad en torno a tres ejes básicos:
Fortalecimiento del PCE.
Fortalecimiento y desarrollo de IU.
Unidad de los comunistas.
Fortalecimiento y desarrollo de IU.
Unidad de los comunistas.
Tres ejes unidos
dialécticamente que suponen la reafirmación de un proyecto político propio, una
voluntad de pasar a la ofensiva, un reforzamiento teórico e ideológico y lo que
podríamos definir como el asentamiento de las concepciones comunistas democrático-revolucionarias
frente a la concepción liberal del proyecto comunista de otras épocas.
Tomando todo ello como
referencia, los Comités Regionales acuerdan los siguientes contenidos
ideológico-políticos como base de la unidad de los comunistas:
SOBRE
EL PAPEL DE LA CLASE OBRERA Y EL CARACTER DE CLASE DEL PARTIDO
Es indudable que la clase
obrera ha sufrido mutaciones en su estructura y no es un todo homogéneo. El mismo
concepto de clase social es un concepto dialéctico, que el marxismo define como
conjunto de individuos que ocupan una posición en las relaciones de producción,
distribución y reproducción. La clase obrera está en todas ellas dominada y
explotada siendo por tanto la clase obrera objetivamente, la clase consecuentemente
revolucionaria, interesada en acabar con toda forma de explotación, opresión y alienación.
En los países capitalistas
desarrollados o en vías de desarrollo, la revolución científico-técnica ha
hecho aparecer nuevos segmentos sociales pero que tienen los rasgos esenciales
que antes y ahora definen a la clase obrera:
- Masificación, dependen de
un salario, están alejados de los centros de poder y decisión en el aparato
productivo, descualificación constante del puesto de trabajo, inserción en un
mercado de trabajo cada vez más precarizado y productores de plusvalía. En
definitiva, conforman la clase obrera como clase fundamental en el concepto de
Gramsci, todos los individuos que viven de la venta de su fuerza de trabajo sea
ésta manual, intelectual o mixta.
Pues bien, el Partido
Comunista de España aspira a representar los intereses del conjunto de la clase
trabajadora, estableciendo las fases, etapas y alianzas necesarias para que la
clase obrera conquiste la hegemonía política y cultural en el conjunto de la
sociedad.
De la misma forma que el PC
pretende ser la fuerza más rigurosa, combativa, organizada y unitaria dentro
del bloque social que aspira a la transformación socialista de la sociedad,
reconocemos en pie de igualdad el papel de las diversas organizaciones
políticas, movimientos sociales-alternativos, etc.
EL
CARACTER E IDEOLOGIA DEL PARTIDO COMUNISTA
El PC nos definimos como
organización política de vanguardia de la clase obrera y de las fuerzas progresistas
de los pueblos de España que tienen por objetivo el desarrollo de la
democracia, la transformación socialista de la sociedad española para llegar al
comunismo, la lucha por la paz y el socialismo en Europa y en el mundo.
El Partido Comunista se
reafirma en los principios del marxismo, del leninismo y de todas aquellas
aportaciones a la historia del movimiento revolucionario, asimilando lo nuevo y
evitando interpretaciones dogmáticas de esos principios.
El PC no es un fin en sí
mismo, es un instrumento del que se dota la clase obrera y las fuerzas de vanguardia
para realizar la tarea emancipadora. El PC, por otra parte, no es el único
agente revolucionario que existe en la sociedad española. En consecuencia no
puede ser considerado como un elemento totalizador que tiene respuesta y
explicación para todo.
Entre
las múltiples aportaciones de Lenin al desarrollo del marxismo subrayamos tres que se
distinguen de otras ideologías de inspiración marxista en cuanto que:
- Para cumplir su papel
histórico, la clase obrera necesita dotarse de una organización política de vanguardia
que dirija el proceso revolucionario antes y después de la conquista del poder
político.
- El Partido Comunista es un
partido cuya naturaleza social, política, objetivos, ideología, fuerza organizada,
vida democrática interna, unidad y disciplina constituyen las bases
fundamentales de su fuerza, de su ligazón con las masas y de sus intervenciones
en la vida social.
Es un partido que se rige en
su funcionamiento interno por el centralismo democrático, cuyos principios
enriquecidos por la práctica, aseguran simultáneamente la democracia interna y
una única orientación del partido y una única dirección central.
- Apunta a la socialización
de los medios de producción y de la economía por medio de la planificación que
hoy definimos como planificación democrática.
Además, 64 años después de
la muerte de Lenin no conviene olvidar la justeza y la frescura de muchos de sus
análisis, en especial los referidos a la fase imperialista.
- La concentración de la
producción y del capital se han desarrollado hasta una etapa tan alta que han
crea do monopolios que juegan un papel decisivo en la vida económica.
- La fusión del capital
bancario con el capital industrial y la creación sobre esta fase de una
oligarquía financiera.
- La exportación de capital
diferente a la exportación de mercancías.
- La formación de truts
internacionales que se reparten el mercado mundial.
Hoy, como hemos detallado en
el documento de unidad de acción, con la revolución científico-técnica asistimos
a la transformación del capital monopolista de estado en un capitalismo
monopolista transnacionalizado, cambio que suponen una modificación sustancial
del marco de la lucha de clases que pasa a ser supranacional, en zonas
geo-económicas conformadas por estados vecinos interrelacionados
económicamente.
Pero fundamentalmente los
principios de Marx, de Engels y Lenin, las enseñanzas de los movimientos y procesos
revolucionarios que se han dado o se dan en el mundo suponen la necesidad de
innovar, de romper esquemas sobrepasados por la realidad, de abandonar la carga
fosilizante de dogmatismo y sectarismo que aún conservamos.
La
lucha por la paz en un mundo donde existe el arma nuclear, el
grave desequilibrio mundial Norte-Sur, los efectos de la aplicación capitalista
de la revolución científico-técnica generando paro y miseria, la segmentación y
cambios estructurales de la clase obrera en los países desarrollados, el
proyectar una alternativa social, económica, política y cultural al actual
modelo de sociedad en España, en Europa y en el mundo, exigen un PCE que junto
a la asimilación de las tradiciones revolucionarias, dé nuevas respuestas
creativas que sintonicen con la sociedad civil, con la juventud, con el
pacifismo, con el ecologismo o el feminismo desde unas relaciones de respeto e
igualdad.
Ello supone proseguir sin
vacilaciones, entre todos, con el proceso de renovación iniciado en el Partido
tanto en lo que respecta a su funcionamiento interno como a la relación
partido-sociedad.
PARTIDO
DEMOCRATICO
La experiencia dolorosa de
la crisis del Partido nos dice que la más amplia y libre discusión en los
órganos del Partido sólo es posible mantenerla como norma permanente si todos
respetamos las normas democráticas del Partido y aceptamos y cumplimos las
decisiones tomadas democráticamente.
Pero la democracia en un
partido comunista pasa, no en caer en la democratitis ácrata ni en la
ineficacia práctica, sino en articular los medios necesarios para que las
grandes decisiones políticas sean patrimonio del conjunto del partido, en
conseguir que la información fluya rápida y transparente, en evitar
jerarquizaciones burocráticas, pero fundamentalmente por el derecho necesario
de la minoría a la expresión política. El partido bolchevique consintió a las
minorías la capacidad de expresarse teniendo en cuenta que nuestra clase quiere
un instrumento eficaz, sólido, homogéneo, pues la discusión y el debate
fraternal no tiene por qué unirse al diletantismo y la ineficacia.
El partido debe responder a
su función histórica de intelectual colectivo de la clase obrera en la hora presente.
Para cumplir con el papel revolucionario de intelectual colectivo habrá que
pasar de «normalizar la discrepancia» a «articular el debate» es decir, crear
las condiciones para que puedan producirse no ya mayorías y minorías en una
discusión determinada, sino síntesis superadoras. Ello exigirá una auténtica
democracia interna, la existencia de unas auténticas relaciones democráticas
entre dirección y base, entre los militantes horizontalmente entre sí, y
extrapolando, entre el partido y las masas.
PARTIDO
DE MASAS DE LUCHA Y DE GOBIERNO
En el documento de unidad de
acción se expresa nuestra visión del proceso de consecución del socialismo como
el resultado final de un conjunto continuado de luchas sociales y políticas de
masas, ampliando constantemente la democracia y desarrollando profundas transformaciones
económicas y sociales.
Del proyecto se desprende la
combinación de un contradictorio carácter de lucha y de gobierno del Partido, situando
el programa como punto de referencia de la acción política. Acción política que
los comunistas debemos orientar hacia la organización de la sociedad, hacia la
construcción y desarrollo de Izquierda Unida, hacia la potenciación de los
movimientos sociales, estimulando la participación de los ciudadanos e impulsando
su movilización coherente.
Como dijo Christinne
Buci-Gluksmann hace ya ocho años, «el PC-partido de lucha tiende a ceder el
puesto al PC-partido de gobierno, perdiendo con ello la fuerza de propuesta
alternativa que extraía de la sociedad civil para obtener un reconocimiento
institucional por parte de las fuerzas políticas organizadas. Habrá que
resolver esta contradicción algún día: conseguir estar dentro del Estado
siguiendo a la vez fuera; conquistar el poder sin reproducir las prácticas del
Estado; ganarse la hegemonía como partido de lucha sin rebajarse como partido de
gobierno».
Se desprende de las
consideraciones anteriores que la acción política del PC debe ser permanente y
no únicamente en campañas electorales derivando el contenido del partido a mera
«maquinaria electoralista».
Si la lucha de masas se
extiende y desarrolla en todos los estamentos sociales, si los comunistas
aspiramos a ser factor de autoorganización de las masas y de los movimientos
sociales, la concepción misma del Partido de masas aparece como una necesidad
irrebatible. La vanguardia tiene que estar presente, con sus iniciativas, con
su política, con sus orientaciones y con su experiencia organizativa en todos
los frentes de lucha. Se necesita por tanto un fuerte partido comunista de vanguardia
y de masas, de lucha y de gobierno.
LA
VINCULACIÓN AL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL
Defendemos un partido
nacional, independiente y que forme parte del Movimiento Comunista Internacional:
El Partido Comunista, es un
partido nacional porque es una parte integrante de la sociedad española, continuador
de las mejores tradiciones revolucionarias de nuestro pueblo a lo largo de la
historia y asume la heroica trayectoria de los comunistas españoles. Es firme
defensor de los intereses nacionales y define de forma autónoma e independiente
su línea política. Es un partido internacionalista porque como partido de los
trabajadores del estado español, sus intereses se identifican con los
trabajadores de todo el mundo, y es una fuerza integrante del Movimiento
Comunista Internacional, cuya composición y límites se entroncan en el avance de los diferentes procesos de liberación de los pueblos y
de las fuerzas revolucionarias del mundo, e inspira sus relaciones
internacionales en el Internacionalismo Proletario y la solidaridad internacional,
respetando los principios de autonomía, independencia y no injerencia.
DECLARACION
FINAL
Los Comités Regionales del
PCE y del PCPE constatando que todos los principios y conceptos expresados anteriormente
son hoy doctrina y pueden defenderse en el PCE estando además abierto en su
seno el debate en torno al Manifiesto Programa, donde las diferentes sensibilidades
y opiniones políticas pueden plantear democrática y fraternalmente las
aportaciones que estimen oportunas, resuelven iniciar con la discusión de este documento
el proceso de unidad orgánica de todos los militantes comunistas en el PCE.
Ambas direcciones nos
comprometemos a concluir el proceso de unidad sin dilación y con la mayor
brevedad posible, estudiando las fórmulas concretas que posibiliten esta
decisión.
Madrid,
30 de agosto de 1988
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