Pegatina del Partido Carlista con motivo del acto de
Montejurra, 1978 (Archivo La Alcarria Obrera)
El País
Valencià fue, tradicionalmente, una de las áreas de máxima expansión del
carlismo. Muy especialmente en el Maestrazgo y en zonas limítrofes de la
provincia de Castelló, pero también en los pueblos agrícolas de la provincia de
Valencia y, en menor medida, también en Alacant. Durante los años de la
Transición, el Partido Carlista valenciano no fue de los más activos ni de los
que más y mejor estuvo representado en el ámbito federal, aunque fue,
finalmente, uno de los que más tiempo se mantuvieron activos después del
desastre de 1982. Por eso ofrecemos el texto de un amplio folleto que fue
publicado en el año 1980 en el que se resumen con toda claridad los
planteamientos teóricos y, sobre todo, prácticos del Partido Carlista en
aquellos agitados y todavía esperanzadores años.
NO NOS
GUSTA:
UNA
SITUACION CAPITALISTA incapaz de superar las crisis que ella misma crea, que funciona
a base de parches y remiendos, sin planificar ni construir una base sólida cara
a nuestro futuro.
• Que
concentra el poder económico en un número reducido de empresas en cada sector
(en muchos casos multinacionales que suponen una dependencia económica del
extranjero), a costa del hundimiento de otras empresas competidoras y la eliminación
de las pequeñas industrias artesanales, llevando a tantos trabajadores al paro,
incumpliendo en principio constitucional de garantizar un puesto de trabajo
para cada uno de nosotros.
• Que
no ofrece una salida a la permanente situación crítica del campo, que desarraiga
a la gente de su tierra y le fuerza a emigrar.
• Que
gasta sumas enormes en desviarnos hacia el consumo de cosas superfluas, mientras
se muestra impotente para mantener los precios estables.
• Que
ha hecho inhabitables las ciudades y ha abandonado a los pueblos, incapaz de
ofrecer un aceptable nivel de calidad en los servicios públicos, pero muy condescendiente
con la especulación del suelo, el caos y fraude en el sector de las empresas
inmobiliarias, la privatización de terrenos públicos (montes, playas).
• Que
sostiene un sistema sanitario nada económico, de baja calidad, insuficiente y
sin control en cuanto al empleo de los fondos públicos de que dispone.
• Que sigue
manteniendo un sistema de enseñanza donde no se garantiza ni la libertad, ni la
gratuidad, ni la calidad y la participación de los interesados, aunque aparenta
defender estos principios.
UNA SITUACION
NO DEMOCRATICA que bajo la apariencia de una transición pacífica, sin violencias
ni ajuste de cuentas, sólo ha pretendido salvar los intereses concretos de los
sectores más comprometidos con el régimen anterior, de ahí:
La supervivencia
de poderes y autoridades del sistema anterior, bien integrados en éste y que conservan
su mentalidad y modos autoritarios.
El mantenimiento
de los principios capitalistas de economía de libre mercado, sin la aplicación
de algunos conocidos métodos compensatorios, que al menos supondrían la modernización
de la estructura económica y la superación de sus contradicciones más graves.
La domesticación
de la oposición, llevada continuamente al terreno del "consenso", e inutilizando
así la institución más representativa en un sistema democrático, es decir, las Cortes,
y, en consecuencia, la eliminación de la información, el control popular y la participación
de los ciudadanos.
El retroceso en la
lucha sindical y en la unidad de acción de los trabajadores, debido a la dependencia
de las centrales sindicales de sus respectivos partidos políticos y al afán hegemónico
de algunas de ellas, con una progresiva desafiliación de la clase trabajadora; así
como la política del partido del poder (UCD) de crearse un espacio sindical, controlando
a la única Central autónoma (USO); debido a este retroceso, los sacrificios en
el terreno económico (paro, contención salarial, etc.) no van acompañados de conquistas
paralelas en el terreno del control y de la participación.
La falta
de información y de apertura de vías de participación ciudadanas en problemas tan
fundamentales que de ellos depende, en buena parte, nuestro futuro: las centrales
nucleares como un intento de mantener la malversación energética en lugar de
planificar un aprovechamiento racional y unas fuentes menos contaminantes, peligrosas
y dependientes tecnológicamente, tema sobre el que la población debe definirse y
participar en la decisión. Igualmente sobre temas como el ingreso en la OTAN y en
la CEE.
UNA
SITUACION CENTRALISTA que trata de sobrevivir, respaldada por sectores para
quienes el centralismo significa la posibilidad de seguir ejerciendo el poder
sin riesgos de control y participación directa del ciudadano, y que con el
nombre de "autonomía” pretenden ceder sólo en el terreno de la
descentralización administrativa, terreno nada peligroso mientras sigan
controlando el poder económico y político, por ello:
La Constitución
impide que España se organice en un Estado Federal, único sistema que permite
que la libertad de cada pueblo pueda conciliarse con la igualdad y solidaridad
de todos ellos.
No se ha
permitido a cada pueblo que decidiera, por sí mismo, los plazos y vías de
acceso a la autonomía, así como ritmos propios de traspaso de competencias, según
su capacidad organizativa; todo ello, coordinado por el Senado, que debería ser
la cámara federal, es decir, la representación de las Comunidades Autónomas, tanto
para evitar agravios comparativos como para exigir responsabilidades; por el
contrario, la Constitución ha convertido los procesos autonómicos en una
carrera de obstáculos, competitiva entre los pueblos, dando una imagen de egoísmos
nacionales insolidarios.
Además
de los obstáculos constitucionales, UCD, desde el poder, está interpretando
restrictivamente el articulado constitucional, bloqueando la vía autonómica del
151; ha pactado con el PSOE una Ley sobre modalidades de Referéndum más
restrictiva aún, que quiere aplicar con efecto retroactivo, y ha anunciado la
elaboración de leyes orgánicas "horizontales” de rango superior a los
estatutos de autonomía, claramente limitativas de la capacidad legislativa de
las instituciones autonómicas.
Respecto
a la autonomía valenciana, se ha fomentado del modo más inmoral el enfrentamiento
de nuestro pueblo en torno a nombre, cultura, símbolos y banderas, desviando
los esfuerzos y conquistas respecto a una clara decisión autonómica, única vía
que nos podía permitir superar como pueblo nuestras propias contradicciones
internas, las auténticamente reales.
Por lo
que hace a la autonomía municipal, base principal de la libertad y democracia
de un pueblo, los Ayuntamientos no sólo siguen dependiendo económicamente de la
Administración Central y rigiéndose por una Ley de Régimen Local elaborada y aprobada
bajo el sistema anterior, sino que la Ley de Elecciones Municipales, aprobada
por los actuales partidos parlamentarios, ha sacrificado la autonomía política
municipal a los intereses electorales de estos partidos, colocando a los cargos
municipales bajo la directa dependencia de los órganos centrales de dirección
de los partidos políticos.
QUEREMOS
UNA SOCIEDAD
MEJOR QUE LA ACTUAL porque creemos que es posible, entre todos, buscar y
conseguir un modelo de sociedad más justo, más abierto, fraternal y solidario;
porque estamos seguros que vale la pena esforzamos un poco cada uno de nosotros
y todos a la vez para ir desterrando la mentalidad egoísta, individualista y conformista
que nos va dominando día a día; por eso:
Apoyamos
una reforma fiscal progresiva y redistributiva, pero también exigimos que antes
y paralelamente se desarrolle un proceso de austeridad del gasto público (salvo
en lo referente a inversiones rentables y generadoras de empleo) y de reforma
de la Administración del Estado; que todas las empresas públicas elaboren sus
presupuestos y que sean estos fiscalizados por los órganos correspondientes
(Hacienda, Tribunal de Cuentas del Estado), de modo que la contribución de los
ciudadanos no sea despilfarrada por falta de control y exigencia de
responsabilidad.
Que se
adopten medidas correctoras respecto al problema del paro y de la regulación de
empleo; entre otras, exigimos: un seguro de desempleo digno y eficaz, pero con
un riguroso control del fraude en este sector; medidas contra el pluriempleo,
empezando por los diputados al Congreso, senadores, funcionarios públicos de la
Administración Central como de los órganos autonómicos y miembros de las
corporaciones locales; medidas tendentes a evitar que los procesos autonómicos
se conviertan en un doble sistema de administración; supresión de las horas
extraordinarias, manteniendo el poder adquisitivo de los salarios; anticipación
de la edad de jubilación, pero elevación proporcional de las pensiones que
permitan un nivel de vida digno para todos los jubilados.
Que la política
de contención salarial y flexibilidad de plantillas, cuyo peso estamos
soportando todos los trabajadores, vaya acompañada de una fuerte reivindicación
sindical por el acceso de los trabajadores a las fuentes de información de la
empresa y por su participación y control sobre la gestión de las mismas, de
forma que si el peso de la crisis está siendo soportado mayoritariamente por la
clase trabajadora sirva también para abrir brechas en la democratización de la
gestión empresarial, con la participación y control de todos los sectores
implicados, y cuya subsistencia depende de esa gestión.
Que se
institucionalice el diálogo entre la patronal el sector obrero y la
Administración pública, en la Cámara económico-social, que garantice la
participación y el control de los trabajadores sobre la planificación económica
general y sobre las reformas estructurales necesarias para alcanzar un
eficiente y competitivo nivel de producción, evitando el mantenimiento de
situaciones de privilegio, así como para analizar y proponer las medidas
necesarias para superar con el menor coste posible la crisis actual: diálogo
abierto, público, institucionalizado, y no buscando soluciones parciales
-convenio marco- a través de negociaciones y pactos entre los estados mayores
de la patronal y los sindicatos, o entre la patronal y los partidos políticos
parlamentarios, como el Estatuto del Trabajador.
UNA
SITUACION DEMOCRATICA y PARTICIPATIVA porque somos muchos los que nos sentimos
desengañados ante la versión de la democracia que están dando las instituciones
y los partidos políticos; porque tenemos muy claro que democracia NO ES:
Que el
poder autoritario de una persona se haya repartido entre los estados mayores de
los grandes partidos parlamentarios; que el pluralismo se interprete como
partidismo dogmático, autoritario y demagógico; que el partido político se haya
convertido en instrumento de personalismos, medio de ascenso personal y máquina
electoral, en lugar de escuela de formación política y vía de participación
ciudadana.
Que
pretendan luchar por una sociedad que garantice todas las libertades
individuales y colectivas, por una sociedad no discriminatoria y participativa,
mientras siguen manteniendo unas estructuras cerradas de partido, jerárquicas ,
autoritarias y clasistas en cuanto que la separación entre dirigentes y base,
intelectuales y trabajadores es aún más fuerte y rígida que en la propia
sociedad cuyo modelo pretenden combatir; que en los sectores de lucha que
consideran marginales (ecologismo, feministas, asociaciones de vecinos,
culturales, etc.) resulte más fácil y flexible la participación que en los partidos
políticos, que se consideran instrumentos para un cambio global de la sociedad.
Que
exijan control y responsabilidad en el manejo de los fondos públicos, mientras
ellos mismos se apropian para cubrir sus gastos de parte de esos fondos (que
salen de los impuestos que todos pagamos y que sólo se reparten entre los
grandes partidos), sin la más mínima muestra de transparencia en sus medios de
financiación y gestión; que los medios de comunicación que pagamos entre todos
(medios de comunicación del Estado), quede limitado su uso a los partidos parlamentarios,
bloqueando informativamente a otras posibles alternativas políticas, según el
conocido pero antidemocrático principio del aplastamiento de las minorías por
la mayoría; finalmente, ningún partido parlamentario ha sido capaz de plantear
que los partidos se autofinancien con las cuotas de sus militantes, sin
recurrir a los fondos públicos y que se apliquen normas de austeridad en las
campañas electorales, limitando y controlando realmente las sumas gastadas por
cada partido.
Que la
tendencia autoritaria y totalizadora de los grandes partidos bloquee, en vez de
abrir, las vías de participación ciudadana, interviniendo directa o
indirectamente en todos los campos de movilización y anulando su autonomía:
sindical, municipal, plataformas feministas, etc.; que las asociaciones de
vecinos hayan visto obstaculizada su participación, como tales, en las
elecciones municipales, y todavía no se les haya permitido abrir vías de
control y participación en la gestión de los Ayuntamientos democráticos.
Que la
llamada "disciplina de voto" y los cargos de representación puestos a
disposición del partido, quizá necesario en el Congreso, por ser la
representación de los partidos políticos, se aplique también en el Senado,
donde deberían estar representadas las comunidades autónomas, y en los
Ayuntamientos, donde están representados los habitantes del municipio,
interfiriendo y falseando su representatividad, y negando su autonomía; de esta
forma, el "mandato imperativo" que senadores, concejales y alcaldes
deben ejercer en nombre de sus comunidades territoriales respectivas, pasa a ser
usufructuarlo antidemocráticamente por la dirección de sus respectivos partidos
políticos.
Que se
practique sistemáticamente una política de pactos y consensos, al margen del
pueblo y de las instituciones representativas, inutilizando la función de
estas, hasta tal punto que la opinión pública empieza ya a considerar si el
coste que suponen resulta verdaderamente rentable.
UN
ESTADO DE LAS AUTONOMIAS COMO VIA DE TRANSICION AL ESTADO FEDERAL porque creemos
que la libertad de las personas y sus posibilidades de controlar a los cargos
públicos y de participar directamente ( y no solo ejerciendo el derecho de voto
cada cuatro años), aumentan a medida que se reduce la extensión territorial y las
distancias entre electores y candidatos; porque nuestra historia más próxima demuestra
que el centralismo, que siempre ha pretendido justificarse como un sistema
igualitario (que eliminaba privilegios y discriminaciones entre personas y pueblos),
ha traído como resultado los mayores desniveles de renta entre los pueblos
(zonas industrializadas/zonas subdesarrolladas) y entre las personas; por ello
reivindicamos:
Una
plena autonomía para el País Valenciano, que comprenda y signifique:
- un
conjunto de instituciones que no puedan sernos quitadas con una simple ley orgánica
(Tribunal Superior de Justicia, Asamblea de la Generalitat y Consell Ejecutivo,
garantizadas por el artículo 152 de la Constitución para la vía señala con el
articulo 151) que garantice la participación directa del Pueblo valenciano en
la resolución de sus problemas, que acerquen el poder al Pueblo y que le
permitan ejercerlo y controlarlo colectivamente.
una
mejor utilización de nuestras fuentes de riqueza, dirigida hacia la
satisfacción de nuestras necesidades colectivas; una planificación económica a
nivel de país que nos permita disponer de recursos propios para acometer un
desarrollo equilibrado de todas las comarcas (superando gradualmente las
actuales desigualdades de renta entre las comarcas litorales, con agricultura
de regadío y concentración industrial, y las comarcas interiores, con agricult.ura
de secano, bajísimo nivel de renta y continua despoblación)
Supresión
de las deformaciones burocráticas del Estado centralista; para ello debe quedar
garantizada en el Estatuto la plena autonomía de los municipios valencianos,
así como el reconocimiento de la organización político-administrativa comarcal,
que permita a los municipios integrantes no solo ofrecer más y mejores
servicios públicos, y la capacidad de decidir sobre sus asuntos propios sino
que sirva también de control para que la capital del País no reproduzca el
modelo burocrático y centralista de los gobiernos madrileños.
Creación
de instituciones propias, que permitan la normalización de nuestra lengua y cultura,
así como el conocimiento de nuestra historia y los rasgos que definen nuestra
personalidad como pueblo.
Un
proceso solidario de autonomías a todos los niveles:
- en el
interior de cada estado autonómico (tal como hemos indicado en el caso del País
Valenciano)
- entre
todos los pueblos y regiones de España, de forma que todos nos sintamos responsables
de las zonas más deprimidas, depresión que es fruto directo del sistema
capitalista y centralista que hemos tenido que soportar durante los dos últimos
siglos; por eso, también
- los
emigrantes (tanto de emigración como de inmigración exterior del Estado) han de
ser los primeros en comprender que la lucha por la autonomía significa luchar
contra un sistema que ha concentrado hombres y riquezas en unas zonas, a costa
del abandono y miseria de las restantes.
Un
Estado Federal, como final del proceso autonómico, que para nosotros debe
representar:
-la
creación de unos estados fuertes y equiparables, sin desigualdades entre ellos
por razones económicas, políticas o históricas.
-el
reconocimiento del derecho de autodeterminación de los pueblos, para que, libre
y conjuntamente, construyamos un Estado Federal, de abajo a arriba, que sea
expresión de la solidaridad de todos; puesto que no creemos hoy en día posible
que, desde un planteamiento socialista, puedan defenderse alternativas de
independencia en los pueblos más desarrollados del Estado, abandonando a su suerte
aquellos otros que han sufrido aún más brutalmente la explotación capitalista
en sus hombres y riquezas.
PORQUE PRETENDEMOS
Caminar
hacia un modelo de sociedad: socialista, autogestionaria y federal. Buscamos:
-UN
SOCIALISMO HUMANO que garantice para todos un nivel de vida digno y que luche
desde el principio por eliminar progresivamente las escandalosas diferencias de
rentas y salarios existentes en nuestra sociedad, que ofrezca unas
posibilidades de desarrollo personal y formación cultural equivalentes, que el
trabajo signifique la colaboración personal en una tarea colectiva y la
satisfacción de cada uno por lo que ha alcanzado a realizar y no solo la
agotadora jornada de cada día para tratar de asegurar la estabilidad económica
de la familia y unas posibilidades dignas para los hijos, que no siempre
alcanzamos a pesar de nuestro esfuerzo y sin que seamos responsables de ello.
UN
SOCIALISMO AUTOGESTIONARO que no es una fórmula mágica que vaya a resolver
todos nuestros problemas, pero sí un modo humano de organizar las relaciones
sociales, una extensión progresiva de formas de vida y trabajo comunitarias,
solidarias, que nos permitan conocer las causas de nuestros problemas, actuar
sobre ellas y superarlas con el esfuerzo de todos; un sistema que permita que
la solución de cuestiones que a todos nos afectan, en el presente y en el
inmediato futuro, podamos discutirlas y decidirlas entre todos, sin vernos
forzados a delegar en un Estado distante e incontrolable -llámese capitalista o
comunista-, que decidirá sin nosotros y cuyas consecuencias tendremos que soportar
y pagar.
Porque,
a fin de cuentas, la única garantía en el futuro de la humanidad es, ya, desde
ahora, una decisión colectiva, frente a las perspectivas abiertas ante nosotros
por el egoísmo de unas clases dominantes en cuyos cálculos poco importan las
vidas de los hombres y de los pueblos.
Por
eso, proponemos como modelo a construir entre todos, un socialismo autogestionario
basado en:
-LA DEMOCRACIA
DEL TRABAJO (autogestión económica), donde el concepto de propiedad de los
medios de producción de paso a un concepto de posesión de los mismos, en cuanto
instrumentos de trabajo para el desarrollo personal y el servicio a la comunidad;
que la organización de la empresa permita la participación, en su gestión, de
todos los trabajadores que la integran, y .que su actividad se regule no en
función del máximo beneficio individual sino como instrumento para satisfacer,
eficientemente, las necesidades y aspiraciones de la sociedad.
- que
el Sindicato, que debe ser democrático, de gestión, de participación, único por
rama de producción e independiente (del Estado y de los partidos políticos),
sea también el medio a través del cual los trabajadores participen y controlen
directamente la planificación económica general, la transformación de las
estructuras socio-económicas, la mejor utilización de nuestros recursos naturales.
- que
en la planificación económica, antes citada, no sólo participen los sindicatos (instrumento
de la clase trabajadora), sino también los órganos territoriales
correspondientes (instrumentos al servicio de una colectividad o pueblo), donde
deben aplicarse las medidas acordadas en el plan, y los partidos políticos
(instrumentos de trabajo de las ideologías) que deben garantizar en todo momento
que las medidas económicas adoptadas no atenten u obstaculicen los principios
de libertad, igualdad, participación y dignidad de la persona.
LA DEMOCRACIA
TERRITORIAL (autogestión de los pueblos) porque nuestro modelo es (ya lo hemos
dicho) una estructura federal a todos los niveles. El Carlismo es originaria y
radicalmente anticentralista. La autogestión territorial expresa el derecho y
la capacidad de cada colectividad humana para gestionar sus intereses y fijar
sus objetivos. Autónomas en sus propios asuntos, solidarias con otras
colectividades para la gestión de intereses comunes, para elaborar proyectos de
desarrollo socialistas y comunitarios. Desde el municipio (o federación de
barrios, en las ciudades), la solidaridad va articulando, por vía federativa,
comarcas, regiones y naciones. La federación intersolidaria enriquece por igual
a todas las partes integrantes, al ofrecer mejores posibilidades, más amplias
perspectivas y un sentido universal como horizonte del proceso autogestionario.
EL PLURALISMO
POLÍTICO DEMOCRÁTICO (autogestión política), porque, para nosotros, un partido político
de masas (nunca de cuadros o élite dirigente), que representa los intereses de
la clase trabajadora, jamás puede convertirse en simple máquina electoral,
eficiente en la recogida de votos y en facilitar el ascenso al poder como fin
último y exclusivo; un partido político, en una sociedad democrática, debe
representar:
- en el
aspecto personal: un instrumento que permita la autoformación y participación
de todos sus miembros, que desarrolle la autodisciplina, que encauce la acción
individual hacia una acción colectiva de forma que, además de multiplicar su
eficacia, amplíe también las perspectivas de una lucha que, de lo contrario, podría
quedar limitada a unos objetivos individuales o corporativistas (profesionales);
que fomente una comunidad de vivencias, una solidaridad humana en la esperanza
de un mundo mejor para todos; que permita percibir, al formar parte de un
trabajo libre y colectivo, el profundo sentido social del ser humano,
rechazando su reducción a número y estadística en una sociedad masificadora.
- en el
aspecto colectivo: un instrumento de participación ciudadana, pero también
escuela de formación política; por ello, lo definimos como "colectivo de
trabajo ideológico”, y su democratización es tan urgente y necesaria como la de
los restantes instrumentos políticos y económicos de la sociedad. Sus objetivos
deben ser: forzar a la colectividad hacia una continua superación de sus planteamientos
iniciales, desarrollar su capacidad creadora e imaginativa, educar políticamente
en la no aceptación de limitaciones definitivas ni horizontes cerrados. Porque,
solo en el hombre se encuentra, en definitiva, el profundo sentido del
socialismo autogestionario. Por ello rechazamos, ahora y aquí, la toma del
poder por procedimientos violentos, dirigida y organizada por una minoría a
espaldas del Pueblo. Si buscamos una sociedad democrática, pluralista, socialista
y autogestionaria, la lucha política debe ser protagonizada por los hombres y
las comunidades, y no suplantada por ningún partido, sindicato, grupo armado o
secta de cualquier clase (mártires, inteligentes o iluminados, tanto da).
UNA
ALTERNATIVA CULTURAL que proceda de nuestros pueblos, como aportación y
enriquecimiento de la cultura mundial; debe ser una cultura de liberación y humanista,
del hombre y en función del hombre, procedente de sus raíces, de su
originalidad, pero con proyección universal; debe ser una esperanza en el
hombre libre, en el hombre nuevo, y por ello debe rechazar con energía todo
intento de manipulación y explotación del hombre y del hábitat donde desarrolla
su vida y su cultura; debe ser pluralista; abierta a todas las culturas, no excluyente;
debe ser una alternativa global, e insertar y potenciar las luchas parciales
desarrolladas por los diversos sectores de la sociedad en sus respectivos campos
de trabajo
- una
alternativa plenamente liberadora: debe desterrar desde su origen la estructura
dualista y divisoria de nuestra civilización, que implica, como consecuencia,
una sociedad autoritaria y jerarquizada, con unos sectores sociales marginados
o en situación de dependencia. Por el contrario, debemos luchar por unas
comunidades humanas donde se ofrezcan iguales posibilidades de desarrollo a mujeres,
niños, jóvenes y ancianos, y donde no se supediten todos estos sectores al interés
del único grupo valorado -la llamada "población activa"- si de verdad
reconocemos a todos su condición de seres humanos y no los rebajamos a la consideración
de instrumentos de rentabilidad económica.
- un
proceso total de cambio: cuya trayectoria quede marcada por la eliminación de
estructuras autoritarias, que clasifican a los hombres en dirigentes y dirigidos.
Afecta, por tanto, a la escuela, con el autoritarismo de los maestros y la
pasividad y dependencia de los alumnos, y con la posterior clasificación de
estos con la marca del fracaso o con la marca de la inteligencia privilegiada;
afecta a la empresa, donde todo el poder de decisión se concentra en manos de
propietarios y, en menor medida, de ejecutivos y técnicos; a las estructuras políticas,
donde las élites dirigentes encuentran a su disposición mejores y más perfeccionadas
técnicas de control y manipulación; al hábitat humano, donde la separación
entre zona rural y zona urbana, entre áreas desarrolladas y subdesarrolladas
lejos de disminuir se acrecienta día a día, y donde todo nuestro entorno
ecológico está sometido a un acelerado proceso de degradación y agotamiento.
- una
visión global: que abarque, pero sin manipular, todos los esfuerzos parciales
que en los diversos sectores, y con sus propios instrumentos, tienen como objetivo
eliminar aquellas estructuras que obstaculizan los caminos de la libertad.
- un planteamiento
pluralista y enriquecedor: que garantice el uso a todos los niveles, en cada
una de las nacionalidades, de su propia lengua, exigiendo toda la ayuda necesaria
para su normalización. La lengua implica también una visión del mundo, una cultura
y una identidad como pueblo, que, en nuestro caso valenciano es originariamente
pluralista. Pluralismo y diversidad que no sólo debemos defender frente al
centralismo y uniformismo sino que también debido al proceso de imposición
desde el poder de un único patrón lingüístico y cultural, debemos de luchar por
la recuperación y renovación de las culturas nacionales, de nuestra identidad y
por la posibilidad de conseguir para todas las comunidades de España su plena “expresión
como pueblo". Pero como somos socialistas y por lo tanto nos sentimos solidarios
con todos los pueblos, no podemos tampoco caer en falsos localismos, ni en
compartimentos estancos, sino crear, intercambiar y compartir experiencias
propias. La solidaridad es fuente de creación, pues amplia las experiencias a compartir
y abre nuevos horizontes colectivos.
TE OFRECEMOS
Un
partido original, de izquierda no dogmática, con estructuras abiertas y democráticas
de gran participación, cuyos rasgos más destacados son:
- En
cuanto a estructura interna: de carácter federal, descentralizada a todos los
niveles, muy simplificada y con un mínimo de organización (sin interferencias burocráticas);
en definitiva, un partido que todavía está construyéndose, donde todos participamos
directamente.
- En
cuanto a actividad política: abierto a la colaboración con los restantes
partidos políticos, con los sindicatos y asociaciones cívicas, respetando su
independencia y sin ningún tipo de aspiraciones manipuladoras; una actividad no
dogmática, porque no nos consideramos vanguardia ni únicos interpretes de las
aspiraciones democráticas de la sociedad; un partido coherente en los planteamientos,
porque no pesan sobre nosotros hipotecas o condicionamientos de ningún grupo de
presión, nacional o internacional; un partido original, que sintetiza las
experiencias validas de diferentes campos ideológicos, y que se mantiene
abierto a nuevas investigaciones y aportaciones de sus integrantes, sin
apriorismos ni exclusivismos empobrecedores.
- un
partido minoritario, extraparlamentario, sin grandes recursos económicos, que
formamos un colectivo humano profundamente democrático y respetuoso con todos;
un partido que considera como principios fundamentales de su actuación el
compromiso y la participación, en el barrio o pueblo, en el lugar de trabajo,
en el sindicato o en cualquier otro campo de actividad, y no solo en campañas electorales
y en el ejercicio del derecho de voto.
- un
partido cuya historia está fuertemente unida a la historia de nuestro pueblo,
de nuestro país, y que ha luchado siempre y luchara por reconquistar nuestros derechos
como pueblo, el derecho del País Valenciano, del pueblo valenciano a su
autogobierno.
- un
partido que sigue considerando como alternativa válida para los problemas de nuestra
sociedad, la vía del socialismo de autogestión, y que ofrece su colaboración a
los restantes colectivos autogestionarios que, en diferentes campos de actuación
ciudadana, están abriendo cauces hacia una sociedad de participación y responsabilidad.
Si no
has encontrado aún una vía de participación, si la has encontrado pero piensas,
como nosotros, que es necesario aunar esfuerzos (sin partidismos ni
exclusivismos) para forzar la salida a una situación que a nadie convence.
Ponte
en contacto con nosotros
Porque
un futuro mejor para todos, depende, también de tu esfuerzo.
PARTIDO
CARLISTA DEL PAÍS VALENCIÁ
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