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7 de mayo de 2012

Huelga por las 8 horas en la Guadalajara de 1902

En el mes de junio de 1902, con la perspectiva en Guadalajara de un sensible aumento de la demanda de obreros de la construcción, los albañiles alcarreños decidieron forzar a los patronos a aceptar la jornada laboral de ocho horas, una emblemática reivindicación de la clase trabajadora. Rápidamente, la burguesía se puso manos a la obra para conjurar el éxito de la Sociedad de Albañiles (adherida a la UGT): buenas palabras desde la prensa dirigidas con tono paternal, intervención directa del gobernador civil… Aunque la mayoría de los patronos aceptaron las peticiones obreras, la Condesa de la Vega del Pozo, de mano de su administrador Enrique Figueras, hizo imposible el acuerdo y forzó el fracaso de la lucha obrera, algo que era previsible por la desacostumbrada sumisión que los albañiles mostraban en la carta que reproducimos y por la falta de solidaridad de los canteros y demás oficios del ramo. Componían el Comité de Huelga: Isaac Henche, presidente; Modesto Henche, vicepresidente; José Dombriz, secretario; y Manuel Molina, Isidoro Dombriz y Julián Toquero, vocales. 

BASES PARA LA JORNADA DE OCHO HORAS
En Junta General celebrada el día 3 [de junio de 1902], la Sociedad de Obreros Albañiles, establecida en Guadalajara, ha acordado las siguientes bases para establecer la jornada normal de ocho horas de trabajo:
1ª.- Solicitar la jornada legal de ocho horas de trabajo en todas las obras donde hubiere obreros asociados.
2ª.- Esta petición será hecha en forma correcta a los diferentes dueños de las obras, mandándose unos ejemplares a la prensa para su mayor publicación.
3ª.- De estos acuerdos se dará cuenta al comité de la Unión General de Trabajadores para su conocimiento y efectos subsiguientes.
4ª.- Una vez aprobada la presente solicitud, esta sociedad someterá a la aprobación de los dueños de obras las horas que han de regir para la entrada y la salida.
5ª.- Las horas que han de regir serán las siguientes: desde el 1º de Abril a 30 de Septiembre de siete a doce y media para almorzar por la mañana y de tres a cinco y media por la tarde, y desde 1º de Octubre a 31 de Marzo, de siete y media a doce por la mañana y de una a cuatro y media por la tarde.
6ª.- Estas horas podrán modificarse en las obras donde lo solicite una parte y exista conformidad por la otra, no perjudicando a ambas y nunca con carácter perpetuo sin previo aviso a la general.
7ª.- De ser desechada la presente petición por todos los dueños de obras, esta Sociedad organizará la huelga general de oficio, siguiendo los trámites legales que marcan los estatutos, para mayor eficacia de la misma.
8ª.- De ser aceptada por parte de los dueños, los obreros que pertenezcan a sus obras continuarán los trabajos sin interrupción bajo la base establecida, procurando de este modo ayudar moral y materialmente a los compañeros que tengan que abandonar el trabajo por negarles la petición.
9ª.- En la obra donde fuere aceptada la jornada normal, si hicieren falta más operarios se llevarán de las obras donde no fuere aceptada, pudiendo de este modo hacer la huelga más económica y con mayores probabilidades de triunfo.
10ª.- Esta directiva dirigirá la petición a los dueños o directores de obrasen la forma antes dicha y dando un plazo para su contestación de seis días, a contar desde la fecha en que se dirija la petición, resolviendo esta directiva o comisión las dificultades que surjan y no alteren el espíritu de estas bases y en caso contrario serán resueltas por la general.

EDITORIAL DE LA CRÓNICA
La Sociedad de Albañiles de esta capital ha celebrado en pocos días dos Juntas Generales que entrañan importancia suma bajo el punto de vista sociológico.
Aquí, en Guadalajara, donde la masa obrera no representa ni significa proporcionalmente lo que en número significa y representa el obrero en la mayor parte de las capitales de provincia, se ha operado en poco tiempo tal movimiento de unión y solidaridad de la clase trabajadora, que ha producido un avance sociológico incomparable en relación a otras poblaciones y explicable solamente por su caja de resistencia.
No hemos de entrar nosotros de lleno en el fondo de la cuestión para determinar si es o no oportuna la determinación de los obreros albañiles al imponer al patrono en general la jornada de ocho horas, mas reconociendo que es una aspiración justísima, si por norma tiene el descanso para la instrucción y la ocupación por tal medio de los obreros sin trabajo, preciso es reconocer también que en Guadalajara no escasean la obras, merced principalmente a las muchas que se ejecutan por iniciativa de la Sra. Condesa de la Vega del Pozo y habrán de emplearse más brazos con las del Instituto General y Técnico, que se realizarán por cuenta del Estado.
Acaso esta circunstancia haya influido en la clase obrera para considerar oportuno el momento de tomar acuerdos para llegar a la meta de sus aspiraciones; y si decisiones de tanta trascendencia, tomadas en Junta General el día 3, no reconocen por causa la apuntada, razones de gran peso habrán determinado la imposición de la jornada de ocho horas en Guadalajara, y seguramente comprenderán los obreros albañiles que no deben temer la actitud que puedan adoptar los patronos, cuando tanta energía revelan, propia solamente de una entidad vigorosa.
Solicitar la jornada legal de ocho horas de trabajo en todas las obras donde haya obreros asociados y declararse en huelga general si la petición no fuere aceptada por todos los dueños de obras, representa exceso de virilidad, que en nuestro concepto sólo puede manifestarse ante la halagüeña perspectiva de una bien repleta caja de resistencia.
¿Poseen esa caja los obreros que aspiran en Guadalajara a la jornada de ocho horas de trabajo y que la imponen en un plazo de seis días bajo apercibimiento de una huelga general?
Este es el problema que en primer término han debido de resolver los obreros, porque de otro modo, si los patronos se aperciben que la huelga no puede durar mucho tiempo, opondrán sus capitales a esa caja de resistencia y el pensamiento, por laudable que sea, fracasará en sus comienzos.
La obra de redención del obrero es santa y al lado de esa santa obra estamos nosotros, pero no estaremos nunca con los que bastardeen con sus fines.
Si la jornada tiene por objeto la instrucción en los ratos de asueto, establézcanse bases, y si además persigue la laudable finalidad de que los obreros sin trabajo encuentren más fácilmente ocupación, se impone también el acuerdo de que nadie trabaje más de ocho horas habiendo obreros parados.

RESPUESTA A LA CRÓNICA DE LA SOCIEDAD DE ALBAÑILES
Muy Señor mío:
En el último número de su periódico y en el artículo de fondo, se ocupaba de la cuestión obrera con motivo a una carta circular que esta Sociedad ha dirigido a los dueños y directores de obras y en cuyo artículo esta Directiva ha visto el vital interés que le inspira la clase obrera y el valioso ofrecimiento que hace a dicha causa, siempre que se inspire en la justicia y amparada de la razón y de las leyes. En dicho artículo, y en uno de sus últimos párrafos, nos negaba su concurso si no observábamos la conducta antes dicha y tenía el temor de una huelga demasiado prematura por creer que nos encontraríamos sin suficientes recursos para resistir.
A esto, esta Directiva tiene a bien poner en su conocimiento que al hacer la petición no la ha hecho con intención de ir a la huelga el lunes próximo, como muchos se han creído, pues para eso se seguirán otros trámites legales que esta Sociedad tiene acordados en sus Estatutos; sólo lo ha hecho basada en las corrientes de simpatía y de amor al obrero que en esta capital han demostrado los patronos.
Así mismo, y como demostración de que no han sido infundadas las razones que nos han inducido a hacer la petición, está el hecho de que ya hayan aceptado la jornada de ocho horas, hasta la fecha, bastantes patronos, que de los cuales, y en tiempo oportuno, esta Directiva los comunicará a la prensa para que sirva de estímulo por ser personas de bastantes influencias y dotes personales.
Si lo cree oportuno, puede hacer el uso que crea más conveniente para su o no publicación.
Dispensa la molestia y mande cuanto guste a estos ss. ss. q. s. m. b.
Severiano Sánchez, presidente.
Patricio Vacas, secretario.

CARTA DE LA SOCIEDAD DE CANTEROS A LA CRÓNICA
Muy Señor mío y de mi mayor consideración:
Suplicándole la inserción de las presentes líneas en el periódico de su digna dirección, he de comenzar a manifestar, en mi nombre y en el de mis compañeros, que en lo referente a la huelga de albañiles, no han intervenido para nada en ella los canteros que trabajamos en las obras del Asilo, porque aparte de que esto es muy delicado, envuelve una gran responsabilidad que nosotros no queremos ni debemos asumir; antes por el contrario, a varios de ellos, como siempre podemos probar, les dijimos que no se encontraban en condiciones para una lucha en esta ocasión.
Le rogamos nuevamente, señor director, se sirva hacer público estas manifestaciones nuestras, que los mismos albañiles pueden afirmar, para no desviar a la opinión con conceptos erróneos que nosotros rechazamos y que quede cada cual en el lugar que le corresponde.
Dándole las gracias anticipadas se despide de usted atento s. s. q. b. s. m.
Por mis compañeros, Antonio Alonso

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