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1 de mayo de 2012

El Amigo del Pueblo, de Antonio Ignacio Cervera

Portada del primer número de La Creencia, Madrid, 1850 (Archivo La Alcarria Obrera)

Las Sociedades de Socorros Mutuos fueron el cimiento sobre el que se construyó el moderno sindicalismo y el primer paso para la mejora y emancipación de las clases trabajadoras. Muchas veces prohibidas, pero siempre necesarias, contaron con el apoyo e interés de los trabajadores tanto de la moderna industria como del artesanado o los servicios. Ajenas a cualquier ideología y fruto inmaduro de la conciencia de los trabajadores, han sido, por eso mismo, olvidadas y poco estudiadas por los historiadores, lo mismo que los pioneros del socialismo que las propusieron y sostuvieron. Entre éstos podemos destacar a Antonio Ignacio Cervera, un mallorquín asentado en Madrid, seguidor del socialismo utópico de Fourier y promotor de distintos periódicos obreros, sociedades de socorros mutuos y una pionera escuela de formación profesional. Reproducimos aquí un artículo sobre la Sociedad El Amigo del Pueblo que fue publicado en el primer número de La Creencia, en mayo de 1850.

EL AMIGO DEL PUEBLO
Suscripción voluntaria para el socorro y protección á la clase obrera.
En el año de 1.845, fue presentada á la sociedad Económica Matritense, en opción á uno de los premios del programa de aquel año, una memoria sobre el pauperismo que se declaró digna del accésit y fue premiado su autor con el extraordinario de título de socio sin cargas.
Aquella memoria comprendía, después de la exposición de las varias causas que dan origen al pauperismo, un plan vasto y completo para atacarlas, mejorando la situación de las clases obreras.
Los medios que se proponían son fáciles de llevar á cabo, independientes de la acción gubernamental y realizables por el solo esfuerzo de los mismos que sufren, ayudados de todas las personas filantrópicas que deseen cooperar al alivio de las desgracias humanas.
Este pensamiento que mereció tan honorífica distinción de una de las sociedades que más ha trabajado desde el reinado de Carlos III por la prosperidad del país, es el que hace cerca de nueve meses tratamos de realizar á costa de los mayores sacrificios y guiados solo por el deseo de ver mejorada la suerte de los que viven del trabajo y remediadas las desgracias que engendran el pauperismo.
Al descender al terreno de la práctica, hemos tenido necesariamente que alterar; las bases de un plan tan vasto, acomodándonos en lo posible á los recursos que nos ha proporcionado la subscrición al periódico que publicamos y que sirvió desde un
principio de base fundamental
á todo nuestro sistema económico.
Posteriormente, con el fin de dar mayor desarrollo al pensamiento, hemos abierto una subscrición voluntaria, independiente del periódico, que en pocos días ha reunido un gran número de inscripciones que aseguran de un modo estable la institución que fundamos.
Justo y necesario creemos el dar á los nuevos suscriptores una idea del plan que estamos desarrollando para que conozcan toda la importancia del mismo, y cuan corto es el sacrificio que se imponen comparado con los grandes resultados que producirá en beneficio de las clases obreras y de la sociedad.
La falta de instrucción es una de las primeras necesidades que siente el pueblo; sin esta jamás podrá salir del estado en que hoy se halla, ni elevarse nuestra industria al nivel de las extranjeras. Por tanto, lo primero que hemos debido establecer con el fondo de suscripciones, ha sido la escuela industrial que cuenta ya con un gran número de alumnos, cuya diaria asistencia es admirable después de un trabajo penoso y teniendo algunos que recorrer para asistir á las clases distancias de cerca de
una legua. Tal aplicación, tal virtud ¿no merecen acaso el sacrificio de 2 reales por parte de los que tienen? ¿Acaso nada significa un establecimiento que tiende
á moralizar á las clases obreras, separándolas de otros lugares y haciéndolas contraer hábitos de orden, laboriosidad y economía? Las ventajas para la sociedad son inmensas, y por lo tanto, no dudamos que todos los que se interesen verdaderamente por el pueblo, contribuirán con su suscripción voluntaria á sostener esta escuela.
Profesores conocidos ventajosamente del público, y entre ellos algunos de la Universidad de Madrid, se ofrecieron desde el principio á desempeñar las clases que comprende; en su consecuencia, el gasto está reducido á muy poco á pesar de que cuenta más de veinte distintas. Nosotros desearíamos aun más; quisiéramos fundar un sistema completo de instrucción industrial que comprendiese desde las salas de infancia hasta las escuelas superiores. Por cortos que sean los fondos de que se pueda disponer, nosotros ensayaremos una escuela de instrucción primaria en la cual se combine el trabajo manual y enseñanza práctica con el estudio y enseñanza teórica. ¿Por qué las escuelas destinadas por el gobierno á la instrucción del pueblo
no habían de basarse sobre el principio del trabajo? Tenemos un convencimiento íntimo de la conveniencia de esta nueva organización,
y por tanto, á este fin se dirigirán todos nuestros esfuerzos.
También conocemos cuán sensible es á muchos obreros tener que recurrir al hospital por falta de medios. Todos están dispuestos á hacer los mayores sacrificios posibles para atender por si á sus enfermedades. Pues bien, contamos con médicos distinguidos que deseosos de coadyuvar á este pensamiento, se han ofrecido espontáneamente á asistir á cierto número de obreros enfermos; además, se cuenta con cirujanos, farmacéuticos y practicantes que facilitaran la asistencia á los enfermos y que harán sea de las mas esmeradas. Organizados en sección de facultativos, tendrán sus juntas periódicas para tratar sobre los casos grave que ocurran en los distritos de que estén encargados y determinar lo conveniente para una curación pronta y eficaz.
Los socorros serán por ahora en especies, dejando para más adelante, cuando haya más ingresos, el señalar la cantidad que se juzgue necesaria.
La muerte de un obrero pasa desapercibida; de hoy más no sucederá así. Cierto número de los suscriptores acompañarán el cadáver de los que perdamos, y todos asistirán en un día festivo á la misa de réquiem, que algunos eclesiásticos se han ofrecido á celebrar en obsequio de las clases pobres. He aquí el funeral que podemos ofrecer sin gasto alguno y que contribuirá á desarrollar el sentimiento religioso, único refugio para el desgraciado.       .
Otra cantidad mensual se destinará á formar un fondo del cual se harán préstamos de cortas cantidades sin fianza y sin interés. Un simple compromiso de honor del que tome el dinero con la manifestación de la necesidad de tomarlo prestado, y una caución moral también de otros dos compañeros, serán suficientes para que el capital se conserve siempre intacto, aumentándose continuamente por los nuevos ingresos. Con este mismo fondo se podrían adelantar primeras materias á los artesanos que en vacaciones y momentos de ocio quieran trabajar en su casa, encargándose la redacción de la venta de estos efectos mediante un módico descuento por comisión.
Tal es por ahora y según los ingresos con que contamos, lo más notable del pensamiento que estamos desarrollando. Los demás medios son nuevos estímulos á la unión y suscripción al periódico.
El gabinete de lectura en que procuraremos reunir más bien periódicos de instrucción que de política; la biblioteca, la agencia para proporcionar trabajo, todo contribuirá á mejorar el estado de las clases obreras y evitar los males que aquejan á otras naciones.
Que se asocien todos los obreros y que destinen para sus socorros mutuos la cantidad mensual .que puedan pagar sin un gran sacrificio. Así remediarán por sí solos sus desgracias y se elevarán al puesto que les corresponde.
Que las demás clases por sus sentimientos y por su interés propio, hagan ese corto sacrificio y así contribuirán á mejorar la condición de las clases pobres.
Por nuestra parte no repararemos en sacrificios de ninguna especie, y más ahora que se han unido á nosotros una comisión delegada cuyos individuos han sido nombrados por los mismos suscriptores y la cual se encarga no tan solo de la administración de fondos, sino de prestarnos una ayuda franca y sincera en todos nuestros trabajos.
Antonio Ignacio Cervera

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