La doctrina social católica surgió a finales del siglo XIX con la Encíclica Rerum Novarum, del Papa León XIII; en España nunca pudo competir con los sindicatos de clase por su excesiva dependencia de obispos y patronos. Durante el Franquismo las organizaciones sociales católicas fueron eficaces para despertar la conciencia de los trabajadores, que tenían cegadas otras vías de actuación sindical. Sirvieron, pues, de refugio y paraguas protector para las jóvenes generaciones de trabajadores inquietos, pero no calaron en la clase trabajadora: con la libertad sindical quedaron reducidas, de nuevo, a un papel testimonial. Aunque rompieron con el viejo paternalismo, había en ellas más proselitismo religioso que auténtico sindicalismo. Presentamos el Ideario de la Vanguardia Obrera Social (VOS), que tuvo sus ramas Femenina (VOF) y Juvenil (VOJ), organizaciones animadas por los jesuitas; fue publicado en junio de 1962, pocos meses antes de que el Concilio Vaticano II comenzase sus sesiones.
Naturaleza y fin de la Vanguardia
1. La Vanguardia Obrera es un movimiento de las CC.MM.OO. que tiene como fin la evangelización y promoción integral del mundo del trabajo.
1. La Vanguardia Obrera es un movimiento de las CC.MM.OO. que tiene como fin la evangelización y promoción integral del mundo del trabajo.
2. La Vanguardia Obrera busca la formación de hombres que se sientan responsables de la implantación del orden social cristiano, especialmente por la defensa y propagación de la doctrina social de la Iglesia, en todas las estructuras de la sociedad.
3. La Vanguardia Obrera defiende los derechos de la familia obrera y fomenta las virtudes familiares.
Espiritualidad de la Vanguardia
4.-El Vanguardista ha de fomentar en su vida una espiritualidad cristocéntrica: Que Cristo sea el ideal de toda su vida, que se luche no sólo por un cristocentrismo personal, sino social, hasta que Cristo sea el centro de todo el universo y, en concreto, de la sociedad obrera.
5. El Vanguardista ha de sentirse responsable de la evangelización y promoción del mundo obrero. Ha de esperarlo todo de Dios, pero ha de trabajar como si todo dependiese de su esfuerzo personal, aceptando como método de trabajo tanto el triunfo como el fracaso, la alegría como el dolor, en su combate por la verdad, el amor y la justicia.
6. El Vanguardista vivirá una espiritualidad de encarnación, evitando la separación de su acción temporal y su acción evangelizadora. Ha de sentirse responsable de todo el universo para que éste manifieste las perfecciones de Dios. Dirigirá su acción temporal a lograr unas estructuras temporales que faciliten la edificación de un mundo más humano y más justo, y su acción evangelizadora, a lograr que todos los hombres estén en posesión de la gracia santificante, que es la máxima manifestación de la divinidad.
7. El Vanguardista ha de tener clavada en su alma la preocupación por los que no están con él, o porque son sus enemigos, o porque le miran con indiferencia. Ha de presentarse como un auténtico obrero, capacitado profesionalmente, que lleva dentro de sí la preocupación constante de la conquista del compañero, por convencimiento y por servicio.
Virtudes obreras
8. Todo Vanguardista ha de tener como aspiración permanente fomentar en su vida las grandes virtudes obreras: solidaridad, servicio al compañero, esperanza en la promoción colectiva y combate por la justicia en todas sus dimensiones.
8. Todo Vanguardista ha de tener como aspiración permanente fomentar en su vida las grandes virtudes obreras: solidaridad, servicio al compañero, esperanza en la promoción colectiva y combate por la justicia en todas sus dimensiones.
9. Todo Vanguardista ha de entregarse con esperanza a la lucha. La Vanguardia no es un movimiento de simple protección, sino de orientación y de combate, y todo combate cristiano exige una voluntad de lucha y una voluntad de vencer, apoyados en Cristo.
10. Hay que evitar a toda costa el paternalismo y el individualismo en la Vanguardia. Consideramos que los Vanguardistas han de estar capacitados para actuar ellos solos, guiados por su propia personalidad y responsabilidad. Pero al mismo tiempo han de actuar en equipo, para superar todo individualismo soberbio y estéril.
11. Hay que evitar a toda costa el desclasamiento sicológico en la Vanguardia. Todos los vanguardistas deben sentirse orgullosos de ser militantes de un movimiento obrero, cortando el aburguesamiento. La Vanguardia admite a todos los que sintiéndose trabajadores quieren trabajar por la promoción humana y espiritual del mundo obrero.
12. Frente a la indiferencia y pasividad, todo vanguardista ha de permanecer siempre en primera línea, aspirando a una perfección cada vez mayor, no sólo personal, sino de toda la masa obrera.
13. Entra de lleno en la mística de la Vanguardia, el que los vanguardistas que sientan un deseo de mayor entrega y generosidad renuncien voluntariamente a una posición social y económica más elevada, para mantenerse más en contacto con el mundo obrero que se quiere promocionar y cristianizar.
Acción Vanguardista
14.- La Vanguardia ha de formar a sus militantes para su actuación como ciudadanos en el terreno temporal, enseñándoles a introducir principios cristianos en la vida cívica, profesional, sindical, económica y política, con el fin de cristianizarla. Pero cuidará dejar bien sentado su carácter apolítico, de manera que la responsabilidad de cualquier actuación de los vanguardistas en estos campos recaiga sobre ellos y no sobre la Organización.
15.- La Vanguardia, consciente de los problemas sociales y económicos del mundo obrero que tiene que evangelizar, ha de trabajar en la medida de sus fuerzas y dentro de la órbita de un Movimiento apostólico, por la solución de los mismos.
16. La Vanguardia ha de mantenerse firme en los principios básicos en que se inspira el Movimiento, pero ha de tener la suficiente flexibilidad de organización y de métodos de trabajo para buscar en cada momento lo mejor y más eficaz para los fines esenciales.
17. La Vanguardia buscará la mayor coordinación posible con todas las fuerzas apostólicas obreras en la lucha por la evangelización y promoción del mundo del trabajo.
18. La Vanguardia, dando a su acción obrera un sentido plenamente cristiano, que es totalmente opuesto a la lucha de clases, aceptará y estimulará la colaboración con otros grupos sociales, aprovechando con ánimo fraternal cuantas energías no obreras se afanan cristianamente por la elevación integral del mundo obrero.
19. La Vanguardia ha de ser siempre obrera, por ser este el medio ambiente en que viven y actúan sus componentes, pero nunca ha de ser obrerista de tal manera que niegue una acción beneficiosa a un elemento, colectividad o estructura no obrera.
20. La Vanguardia no ha de emprender ninguna acción que la pueda desacreditar como Movimiento Obrero Cristiano.
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