Pegatina de
Comisiones Obreras, 1976 (Archivo La Alcarria Obrera)
A finales de 1976 todavía todo parecía posible en España. Las fuerzas
políticas y sociales de la izquierda radical y, en general, de los partidarios
de la ruptura plena con el régimen franquista, aún confiaban en poder influir decisivamente
en el proceso político puesto en marcha con la muerte del dictador. Las
divisiones entre estos grupos, fuesen comunistas o de raíz libertaria, era
moneda común en la España de la época y, desbordados por una realidad que no
acertaban a interpretar, planteaban diferentes estrategias y se enfrentaban acaloradamente
sobre cómo hacer una revolución que, cada día que pasaba, se alejaba más y más.
Este enfrentamiento alcanzó mucha dureza en el seno de Comisiones Obreras, un
movimiento sindical nacido plural y en el que actuaban todos los partidos,
grupos y corrientes ideológicas de la izquierda radical. Unitarios,
minoritarios, revolucionarios… las tendencias desgarraban la recién nacida
organización sindical mientras el PCE se hacía, cada día más, con las riendas
del sindicato. Reproducimos una resolución del Comité Central de la OCE
(Bandera Roja) aprobada en un pleno celebrado en diciembre de 1976: “Por una
línea de clase en el movimiento sindical”.
Es decisivo situar claramente la intervención comunista en el seno del
Movimiento Obrero, el avance de la política de clase en el seno de la
organización sindical representativa: las Comisiones Obreras. La burguesía es
consciente de que su enemigo principal es la clase obrera y para ello articula
la doble política de mantener la represión más selectiva y estudiada (art.35,
ofensiva de despidos colectivos, aplastamiento de las luchas ejemplares; desaparición
temporal de los convenios colectivos como negociación, etc.) y por otro de tolerar
progresivamente la organización sindical de los trabajadores (favoreciendo
proyectos divisionistas e intentando encauzarlos en un plano corporativo -reforma
sindical-), para junto a ello proceder a una reorganización potente de la
patronal que rompa al máximo la eficacia de las luchas obreras.
Frente a ello debemos utilizar ofensivamente esta tolerancia conquistada
para combatir profundamente sus intenciones y a aquellas políticas que en mayor
o menor grado las aceptan. Impedir el intento de legitimación de los sindicatos
social-burgueses, con la extensión de Comisiones Obreras y mediante el avance
de las posiciones de clase en Comisiones Obreras, frente a la política
reformista, es el aspecto básico de esta ofensiva.
La misma política reformista del PCE necesita del desarrollo de Comisiones
Obreras como la alternativa sindical más avanzada y representativa de los trabajadores,
pero necesita hacerlo garantizando ser el control de la práctica sindical de
las masas trabajadoras, de forma que se limiten los objetivos sociales y económicos, reduciéndolos
en lo posible a una presión mesurada que no desequilibre su pacto político con la
Monarquía y que no ponga en cuestión su política electoral; necesita que la
política de Comisiones Obreras sea una política de base electoral para su
partido y de apoyo a su política. Por ello mientras S. Carrillo anuncia su
oferta de "pacto económico" por tres o cuatro años a cambio de su
juego electoral, el secretariado de la CONC (Comisión Obrera Nacional de
Catalunya), sin discutirlo en la base, anuncia el apoyo de Comisiones Obreras a
las "candidaturas obreras" en las elecciones a Cortes, y lleva un proceso
de moderación en las luchas actuales (negociaciones sectorial de ramos y empresas, negativa
a lanzar una jornada general por los despedidos del día 12, negativa a apoyo político
ante la huelga de Roca...).
Lo cual va a significar la agudización de las contradicciones y debates en
el seno de Comisiones Obreras y en todo el proceso de extensión de la
Confederación Sindical de Comisiones Obreras, lo que debe permitir ir ganando a
posiciones de clase a amplios sectores dentro de Comisiones Obreras; pero también
es cierto que Comisiones Obreras en su conjunto no van a tomar una orientación
de clase a corto plazo por sí mismas, tanto por la mayoría organizativa que
tiene el reformismo en su seno, como porque el debate con los miles y miles de
trabajadores que se van a incorporar a Comisiones Obreras se realizará de forma
práctica y progresiva en
las luchas, en los planteamientos políticos y en las empresas que van a
desarrollar el combate, y será en este proceso que se mostraran las
posibilidades y la necesidad de una alternativa de clase.
Comprender esta alternativa, conocer el conjunto de la situación política e
impulsar la política proletaria exige de los comunistas nuestra presencia
directa y pública en el seno de la clase obrera: La burguesía por su lado y el reformismo
por el suyo lanzarán una ofensiva para "convencer" de su política a
las masas; si los comunistas nos contentamos con expresar posiciones parciales
"a través" de las organizaciones de masas, no haremos más que
debilitar la necesaria presencia directa de los comunistas en la defensa de la
política revolucionaria dirigida al conjunto de los trabajadores, y ello bloqueará
a las mismas organizaciones de masas.
El debate debe plantearse en el seno de Comisiones Obreras, aunque en
muchos casos allí no se resolverá de forma unitaria, pero no por ello deberán
escindirse, sino encontrar los medios para plantear abiertamente las posiciones
de los comunistas ante cada situación y ganar así progresivamente al
conjunto de los trabajadores. La actuación de los comunistas en el seno de los
sindicatos debe consistir en ser los primeros organizadores y defensores de
los intereses de las masas, porque es necesario ser vanguardia efectiva de la
clase para actuar como vanguardia política de ella y propiciar de forma ofensiva el
acceso a la organización revolucionaria de la vanguardia de la clase obrera.
Tan errónea es la postura del olvidar la importancia de los sindicatos en
función del partido revolucionario, como la de intentar sustituir el papel del
Partido queriendo imponer artificialmente sus tareas a las mismas
organizaciones de masas. La concepción de no entender la necesidad y el papel del
partido, que siempre se expresa en la defensa de un "sindicalismo
revolucionario puro" no puede llevar, ni ha llevado históricamente más que
a dos resultados: o el montaje de "organizaciones de masas" grupusculares,
sin ninguna representatividad en la clase o en su degeneración práctica a la
subordinación política de la clase obrera a las políticas reformistas. La justa
relación entre la política de los comunistas y su labor en el seno de los
sindicatos, ya fue expresada por Lenin frente a los planteamientos
"sindicatos revolucionarios de los comunistas alemanes":
"Pero la lucha contra la "aristocracia obrera" la sostenemos
en nombre de las masas obreras y para ponerlas de nuestra parte, la lucha contra los jefes oportunistas y socialchovinistas
la sostenemos para ganamos a la clase obrera. Sería necio olvidar esta verdad elementalísima
y más que
evidente. Y tal es precisamente la necedad que cometen los comunistas alemanes
de "izquierda" los cuales deducen del carácter contrarrevolucionario
de los cabecillas de los sindicatos, la conclusión de que es preciso... ¡salir de
los sindicatos! crear formas de organización nuevas, inventadas. Una estupidez,
que equivale al mejor servicio que los comunistas pueden prestar a la burguesía.
No actuar en el seno de los sindicatos significa abandonar a las masas obreras
insuficientemente desarrolladas o atrasadas a los lideres reaccionarios, agentes
de la burguesía, obreros aburguesados…".
"Pero el desarrollo del proletariado no se ha efectuado, ni pudo
efectuarse en ningún país de otro modo que por medio de los sindicatos y por su
acción conjunta con el partido de la clase obrera. La conquista del poder
político para el proletariado representaba un proceso gigantesco de este último
considerado como clase y el partido debe dedicarse más y de un modo
nuevo a educar a los sindicatos, sin olvidar que estos son y serán durante
mucho tiempo una escuela de comunismo". V.I. Lenin (Enf. Infantil del
Comunismo).
Desarrollar en la actual situación el avance de las posiciones de clase en
la extensión de Comisiones Obreras, y el avance de la intervención comunista en el seno de la clase obrera, son
las dos bases fundamentales para el protagonismo dirigente de la clase obrera y el desarrollo
de la Unidad Popular.
AVANCE DE LAS POSICIONES DE CLASE EN EL DESARROLLO DE LA CONFEDERACION SINDICAL DE COMISIONES
OBRERAS.
La conquista del sindicato de clase único no puede separarse de una
victoria política de la clase obrera frente a la Monarquía y los proyectos del gran
capital; la conquista del sindicato de clase único, solo es posible sobre la base
de un marco de libertades políticas impuestas por la clase obrera, que le permitan
de forma abierta y general, realizar el Congreso Constituyente e imponer su autodeterminación
sindical. Salvando las distancias del proceso Portugués, que después del 25 de Abril
y al calor de las movilizaciones populares pudo imponer la unidad sindical, posteriormente
el Partido Socialista ha podido abolir la unidad sindical debido a que la situación
política es de retroceso de las fuerzas populares. No se puede pues separar la
cuestión sindical de la cuestión política.
Lo importante hoy es situar con claridad el debate, entendiendo como un
mismo combate la lucha por las libertades políticas, y la lucha por el Sindicato
de Clase Único y el Congreso Constituyente. Defendiendo las Comisiones Obreras
como la alternativa sindical más avanzada y representativa de la clase obrera
frente a los proyectos divisionistas de la burguesía: y extendiendo el
desarrollo de la democracia directa en el seno de la clase obrera para
garantizar al máximo la unidad de clase.
Hay tres aspectos que favorecen objetivamente el avance de las posiciones
de clase en Comisiones Obreras:
El PRIMERO, es el marco en que se va a situar el mismo desarrollo de
Comisiones Obreras, puesto que en la utilización de los márgenes de tolerancia
sindical aparece la exigencia de que ésta se manifieste eficaz para la defensa
de las reivindicaciones económicas, sociales y políticas de los trabajadores en
un momento en que la política de la Monarquía y del gran capital buscan hacer
descansar sobre las espaldas del pueblo trabajador las consecuencias de la crisis
capitalista, Para ello, no sirve ni la política de afiliación formal, ni las
ofertas de pactos económicos y de ordenación de la lucha sindical del PCE. Pensemos
en este sentido en el ejemplo de Italia (inferior crisis económica y política, superior
implantación de los partidos reformistas y estructuración reformista de los
sindicatos) donde se manifiestan las contradicciones en las bases sindicales
contra las consecuencias de la política de compromiso histórico del Partido Comunista
Italiano. Situándolas aquí en un momento en el que el PCE debe jugar al mismo
tiempo la baza de su pacto con la Monarquía, y su promoción electoral; la extensión
de Comisiones Obreras y el control de la lucha obrera, frente a las necesidades
de las masas y la necesidad de un desarrollo superior y más eficaz de su organización
sindical.
La misma jornada del día 12 de Noviembre (1976), a pesar de sus límites de contenido y continuidad, ha mostrado claramente
la potencialidad del Movimiento Obrero en la lucha por los objetivos planteados
y no resueltos, que permite un debate constante en el seno de Comisiones
Obreras y en las luchas, con la exigencia constante de marcos de movilización
superior en la perspectiva de la Huelga General Las mismas luchas parciales
actuales (Construcción Vizcaya, estibadores del puerto de Barcelona, etc.), evidencian
constantemente la necesidad de una lucha combativa y la exigencia de extender la
acción solidaria y general (los enfrentamientos contra los convenios prefijados sin negociación
a 10 días) frente a las posiciones corporativas y de conciliación del PCE.
El SEGUNDO aspecto es la perspectiva por primera vez real de masificación de
las propias Comisiones Obreras, con la incorporación de miles y miles de
trabajadores en ellas. El debate en Comisiones Obreras puede ganarse fundamentalmente
para las posiciones de clase en el marco de las asambleas abiertas, y en la lucha, porque
en ellas se plantean las diversas posiciones abiertamente, con la participación
directa de los trabajadores: en cambio, en el seno de la estructura organizativa
de Comisiones Obreras generalmente no se conseguía una posición de clase porque
aglutinaban tan sólo un reducido sector de la vanguardia de los trabajadores
junto a la vanguardia comunista y reformista.
La perspectiva actual de masificación de Comisiones Obreras crea pues grandes
posibilidades de debate en el propio seno de las Comisiones Obreras entre una
amplia vanguardia independiente. De aquí que seamos precisamente los que con
más conciencia debamos abordar la tarea de afiliación activa de miles de trabajadores
en Comisiones Obreras para el avance de las posiciones de clase en ellas.
El TERCER aspecto es la clarificación de posiciones que se están manifestando
en las Comisiones Obreras, Si los primeros meses vinieron caracterizados por
una ceremonia de confusión en que los planteamientos en el seno de Comisiones
Obreras parecían más una lucha de partidos por su control que un debate sobre
planteamientos, la situación se ha clarificado en gran medida, Las posturas de
PTE y ORT al separarse
de Comisiones Obreras y montar los "sindicatos unitarios de empresa" han puesto en claro en
qué consistía su batalla, no en la defensa de unas posiciones de clase en Comisiones
Obreras, sino la lucha por su control. Solo así se puede entender que abran un
proceso de constitución de otro sindicato de carácter corporativo que como falsa
salida al problema de unidad sólo puede inflarse más allá de donde están
acusando el economicismo y el apoliticismo y haciéndolo encima con batalla de
desprestigio a Comisiones Obreras, estimulando el primitivismo más simplista y
demagógico en el seno de la clase.
Los "unitarios" MC, LCR, P. Carlista... consiguen el malabarismo
de constituirse como “la tendencia que reivindica el derecho a tendencia” y en base
a ello exige su representación proporcional, con criterios democráticos de
estilo pequeño-burgués y en el aspecto político no se oponen a las ponencias
del PCE.
Situadas así las cosas, el debate en Comisiones Obreras se simplifica en el
enfrentamiento entre un planteamiento de sindicalismo reformista, que propone ampliar
Comisiones Obreras y rebajar su contenido histórico de carácter combativo y político por un
carácter sindical moderado y de apoyo a la política electoral de los partidos, y
el sindicalismo de clase que propone la extensión de Comisiones Obreras y su
carácter de lucha sindical y política de la defensa consecuente de todas las reivindicaciones
de la clase frente al capital y la Monarquía, rechazando el pacto social y la democracia
represiva, en un avance continuado de la lucha y de combatividad obrera por sus
reivindicaciones, por las plenas libertades y su emancipación general contra la
explotación y opresión, por el Socialismo.
Estos tres aspectos sitúan la potencialidad de la tendencia de clase en
Comisiones Obreras a pesar de la inferioridad numérica de estos planteamientos.
La tendencia de clase en Comisiones Obreras no es ni una organización diferente
dentro de las Comisiones Obreras, ni una alianza de los partidos de
''izquierda'', ni una propuesta teórica. Es algo más sencillo, es la extensión
de una dinámica de clase en amplios sectores de Comisiones Obreras en la base, en
las zonas, en los ramos y en las luchas; en la práctica de las Comisiones Obreras
de fábrica, ramo, zona; en los acuerdos y definiciones de Asambleas y luchas obreras
que extiendan los criterios y la práctica de clase en Comisiones Obreras. Exigiendo
su extensión frente a las posiciones burocráticas y reformistas que el PCE se empeña
en establecer para intentar someter Comisiones Obreras al nuevo orden democrático-burgués.
Los dos puntos fundamentales de esta tendencia de clase en el seno de Comisiones
Obreras y en las luchas obreras, no son más que la expresión, en cada momento y
a cada nivel, de la defensa consecuente de los intereses de la clase en su práctica
sindical. Expresión que no es un planteamiento artificial, sino la suma de la
práctica histórica de Comisiones Obreras y su continuación ante la democracia
represiva de la Monarquía y ante los intentos del gran capital de descargar su crisis sobre el pueblo trabajador:
I) - Lucha por las reivindicaciones unitarias,
- Contra la crisis y el pacto social.
- Lucha por las plenas libertades y amnistía, Sindicato de Clase único,
- Contra la Monarquía y sus instituciones y aparatos represivos.
II) Avance en la movilización unitaria y general hacia la Huelga General,
para la conquista de los objetivos inmediatos económicos y políticos, frente
a la represión y el aislamiento de las luchas.
Las dos exigencias básicas de la tendencia de clase para que el funcionamiento
de Comisiones Obreras permita su eficacia, se apoyan también en la práctica histórica
de Comisiones Obreras y en sus necesidades actuales:
1) El carácter democrático y de base de las Comisiones Obreras, basado en la
participación activa y decisoria de los miembros de Comisiones a todos los niveles,
frente al burocratismo y elitismo sindical que introducen los reformistas.
2) Defensa de la más amplia democracia directa en el seno del Movimiento Obrero
para garantizar su iniciativa y unidad. Extensión por Comisiones Obreras de las
Asambleas y Delegados elegidos por el conjunto de los trabajadores.
Estos cuatro ejes deben permitir centrar un debate concreto y positivo en el
que puedan participar todos los trabajadores y todos los miembros de Comisiones
Obreras en defensa de las posiciones de clase. Los limites de esta intervención
frente al burocratismo de! PCE no nos debe hacer adoptar la falsa postura de montar
una "mini organización de masas", tan pura como marginal al conjunto de
clase, ni ponernos a remolque de las posiciones reformistas dentro de Comisiones
Obreras. Sino al contrario deberá permitimos apoyarnos en las amplias masas, sobre
todo en los momentos de lucha, para impulsar un fuerte sindicalismo de clase. Nuestra
intervención directa como comunistas, y la participación de los trabajadores en
instancias de unidad política superior, como las Asambleas y núcleos Republicanos
de lucha por la alternativa democrática del pueblo, son decisivas para un avance
superior de la clase obrera más allá de los límites de su alternativa sindical.