Dos milicianas después del asalto a Guadalajara de
las fuerzas leales
El golpe de Estado que el 17 de julio de 1936 prendió en
Melilla y después se fue extendiendo al resto del país, provocó el
pronunciamiento de la mayoría de la guarnición militar de Guadalajara el día 21
de julio. Por unas horas, los rebeldes se hicieron con el control de la ciudad,
pero a la mañana siguiente una columna que mandaba el coronel Ildefonso
Puigdendola, y que estaba formada principalmente por Guardias de Asalto y
milicianos del Sindicato de la Construcción de la CNT de Madrid, tomó la ciudad
tras dura y sangrienta lucha y, desde allí, marchó a Sigüenza. Traemos a La
Alcarria Obrera dos crónicas apresuradas de dos corresponsales del periódico
CNT: la de la capital firmada por Lucía Sánchez Saornil y la de Sigüenza
escrita por Mauro Bajatierra. A pesar de algunos errores menores, fruto de las circunstancias,
nos ofrecen dos imágenes nítidas de esos últimos días de julio de 1936 en
tierras alcarreñas.
LA CNT Y LA FAI EN GUADALAJARA
A las cuatro de la mañana del
miércoles salían de Alcalá con dirección a Guadalajara las milicias civiles y
un Regimiento de Artillería.
A dos kilómetros de la capital, el
fuego de las ametralladoras colocadas en las terreras de las márgenes del río,
barrían la carretera del tal modo que se hacía imposible el avance.
Entonces, el mando concertó un
plan de ataque simultáneo. A seis kilómetros de la población, Milicias civiles,
Guardias de Asalto y Caballería de Seguridad cruzaron el río a nado para
sorprender por detrás a los insurrectos, mientras ellos atendían a la defensa
del puente.
A las cinco de la mañana, dos
aeroplanos leales comenzaron el bombardeo del cuartel; pero hasta las once no
se comenzó el ataque a fondo. Las primeras horas se invirtieron en distribuís
las fuerzas y demás posiciones.
La Artillería se emplazó en un
montículo a la izquierda de la carretera, para proteger el avance de las tropas.
Al comenzar el ataque apareció un
aeroplano enemigo, que lanzó nueve bombas a nuestra retaguardia, causando una
víctima, compañero de la CNT, por cierto.
La ametralladora de la Peña de la Horca
La ametralladora colocada en la
Peña de la Horca, situada a la derecha del puente, era manejada por el propio
coronel Ortiz de Zárate, que defendió la entrada durante dos horas a pecho
descubierto. Podríamos tener una inclinación de respeto para su valentía si no
nos hubieran contado de él cosas de un sadismo repugnante, detalles que le
excluyen de entre los valientes para colocarle entre los matones.
La dureza de la lucha es
indescriptible. Las referencias fragmentarias que hemos recogido no bastan a
dar una idea clara del conjunto; son detalles aislados, intervenciones
personales que nos imposibilitan una coordinación de la totalidad.
Muerte de Zárate y desmoralización
de los insurrectos
A las dos horas de resistencia,
Ortiz de Zárate se rindió. Cuando avanzaba a parlamentar con nuestra gente, una
bala surgida de no se sabe qué fusil, dio con él en tierra, de la que no se
levantó más.
Rápidamente comenzó la
desmoralización en el campo fascista.
El teniente Galindo, uno de los
sublevados, mató a Olivier, de la misma graduación, por expresar éste su
opinión de retirarse; igualmente cayeron infinidad de soldados bajo las
pistolas de los oficiales. Pero ante la desmoralización general, no tuvieron
éstos otro remedio que retirarse a los cuarteles, abandonando a los soldados.
Más de dos horas aún resistieron
en el Cuartel y en el Colegio de Huérfanos de la Guerra, hasta que ambos fueron
tomados por asalto.
Se restablece la normalidad
A las siete de la tarde la
insurrección estaba totalmente dominada.
El pueblo, al fin, después de más
de treinta horas de mortal angustia, abría las puertas. Todas las caras tenían
el mismo aire de terror, todos los ojos el mismo espanto. Después de cuatro
días aún he podido ver timidez en las sonrisas y estremecimientos involuntarios
al recuerdo de aquellas horas.
Justicia obligada
Como anarquistas, tenemos el deber
de justicia ante todo. Y este deber de justicia nos manda citar aquí a la
Séptima Compañía de Asalto, que en defensa de la libertad ha actuado desde el
primer momento con arrojo y valentía.
La casualidad ha querido que esta
Compañía haya luchado en conjunto con los grupos anarquistas en la rendición
del Cuartel de la Montaña y en la toma de Guadalajara.
Hemos oído con qué encendido
fervor el cabo Rondeño nos hacía el elogio de los bravos “faístas”, y con qué
conmovida atención escuchaba la exposición de nuestras doctrinas hechas por un
elocuente camarada.
Pequeños detalles que definen la
moral de los insurrectos
He recogido de labios de los
soldados que tomaron parte en la insurrección los siguientes detalles: los
fascistas compraron campesinos combatientes a cinco duros por cabeza.
Los soldados enfermos en el
Hospital fueron obligados a ponerse en pie y enviados a las primeras filas.
Basta.
Lucía Sánchez
LA MAÑANA EN SIGÜENZA
Antes del amanecer, nuestro coche
nos lleva a Sigüenza. Tomamos la carretera de Zaragoza adelante.
¡Zaragoza! Cómo ella nos emociona
y enardece. Corriendo por esos caminos se nos hace de día. Devoramos
kilómetros. Marchamos vertiginosamente. A medida que pasamos por los lugares
que fueron de lucha: Alcalá, Guadalajara, la emoción henchía nuestros
corazones.
Las humildes gentes de esos
pueblos nos saludan, desde los grandes a los más pequeños, con los brazos en
alto, apretando bien los puños y frunciendo reciamente el ceño.
Vamos repartiendo nuestro número
de ayer. Y estas gentes leen CNT con
ansiedad. Hay veces que no podemos avanzar, porque, en corro, formando un cerco
irrompible, nos arrebatan nuestra prensa.
Ya metidos, carretera avante, en
los campos de la meseta, los segadores y braceros nos asaltan pidiéndonos CNT y gritándonos “¡Viva la Anarquía!”.
Llegamos a Sigüenza que es nuestro
objetivo. Queremos conocer ese frente, tan importante para la reconquista de
Castilla. De Castilla y Aragón.
Sigüenza está copada por amigos
armados. Infinidad de camiones y de taxis con letreros de las organizaciones
obreras y revolucionarias. Vemos inscripciones como esta: “¡Hasta el fin!”.
-Más fuerza teníamos ayer –nos
dicen los combatientes de la libertad-. Coches de la CNT y de la FAI con unos
doscientos luchadores, se marcharon de aquí.
-Por cierto -agregan- que esos
compañeros han realizado una labor formidable de limpieza interior de
reaccionarios. Gracias a ellos, esto está bien.
Alrededor de Sigüenza están
Atienza, Salinas, Paredes, Medina, Barahona, Mandayona, etc. En Arcos de Jalón
los fascistas han asesinado a un grupo de ferroviarios.
Nos interesamos de cómo fue tomada
Sigüenza, y he aquí lo que nos dicen:
-Una columna de choque
ferroviaria, por vía, ha sido la primera que ha entrado en esta población.
Después, en estos días, las fuerzas de ocupación han ido multiplicándose.
El monte de Sigüenza forma un
reducto preciosísimo. EL túnel constituye una cúspide de grandes pendientes que
favorecen formidablemente la defensa y el ataque. Las vertientes de sus aguas
representan una inmensa ventaja.
Nos interesamos del por qué de la
situación en que suelen encontrarse las milicias destacadas en Sigüenza.
-El Ayuntamiento da toda clase de
facilidades –nos afirman-. Pero el comandante que manda la fuerza no puede
proporcionar nada más que alojamiento sin manutención.
Extrañamos este estado de cosas.
Mas, gracias a nuestro compañero Benito, de Madrid, nos enteramos de que el
abastecimiento marcha mejor de lo que nos figurábamos.
Estamos normalizando –nos
manifiesta- la producción, que estaba completamente abandonada en un caos. La
fábrica de harinas de Mandayona da ya un rendimiento pleno, Produce 9.000 kilos
de harina buena. La gasolina también la tenemos controlada, siendo perfecta su
organización y distribución. Una fábrica de papel también la tenemos viento en
popa. Estas incautaciones están hechas por la CNT y la UGT ondeando en sus
puertas las dos banderas revolucionarias.
Al momento de venirnos, vemos
pegar por las paredes un bando. Helo aquí, desde luego, extractado:
“A nadie se le facilitarán
artículos de ninguna clase en el comercio, a no ser que lleve un vale del jefe
de la columna del Sindicato Nacional Ferroviario. (Firmado por el alcalde).
El trabajo de Redacción nos está
llamando a voces. Es muy tarde. Iniciamos la vuelta. A lo largo de la carretera
de Zaragoza, a estas horas, está muy concurrida por fuerzas armadas obreras y
militares.
Mauro Bajatierra
Revisa el tema de Ortiz de Zarate, pues fue asesinado vilmente y se recogesu paseo en muchas fotografias.
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