La Alcarria Obrera fue la cabecera más antigua de la prensa sindical en la provincia de Guadalajara en el siglo XX. Heredera del decimonónico Boletín de la Asociación Cooperativa de Obreros, comenzó a publicarse en 1906 y lo hizo ininterrumpidamente hasta que, en el año 1911, dejó paso a Juventud Obrera.

El odio de la burguesía y el terror al que fueron sometidas las clases populares provocaron su total destrucción: hoy no queda ni un sólo ejemplar de ese periódico obrero.

En 2007 recuperamos La Alcarria Obrera para difundir textos fundamentales y originales de la historia del proletariado militante, con especial dedicación al de Guadalajara, para que sirvan de recuerdo histórico y reflexión teórica sobre las bases ideológicas y las primeras luchas de los trabajadores en pos de su emancipación social.

22 de enero de 2009

Consejismo y Organización de Izquierda Comunista

Pegatina de MC-OIC, Galicia, 1979 (Archivo La Alcarria Obrera)

La Organización de la Izquierda Comunista de España (OIC) fue uno de tantos grupos de la izquierda revolucionaria que sostuvieron postulados del marxismo heterodoxo ante la evidente burocratización y anquilosamiento de la Unión Soviética y los regímenes afines. Apareció en los años del tardofranquismo para terminar fusionándose en 1979 con el Movimiento Comunista, otra organización que hundía sus raíces en ETA y que estaba abandonando el maoísmo militante; aún como coalición (MC-OIC) concurrieron a las elecciones legislativas de 1979. El texto que presentamos fue publicado como folleto en 1976 con el título de Por la ampliación de un amplio movimiento "pro-consejista" y lo firmaba el Comité de dirección del frente obrero de la Organización de Izquierda Comunista. Sus propuestas, en la línea de Rosa Luxemburgo y Antón Pannekoek, no encontraron mucho eco entre la clase trabajadora.

Hay una profunda contradicción entre lo que se nos trata de meter por los ojos sobre la democratización de la política de nuestro país desarrollada desde la muerte de Franco y lo que sufrimos en nuestras carnes en la medida en que nuestras condiciones de vida siguen deteriorándose con la subida desbocada de los precios, el aumento del paro, la continuidad de la represión sobre nuestros legítimos derechos de reunión, expresión y asociación, etc. Así vemos que mientras que van modificando las viejas estructuras y las viejas leyes del estado franquista, mientras se van legalizando los partidos reformistas y se van preparando las elecciones parlamentarias, mientras se habla de que “el pueblo empieza a ser soberano”, a los trabajadores se nos somete al despido libre, a la congelación salarial y al estricto control represivo de todos nuestros movimientos.
Esta contradicción parte de que el sistema capitalista ha entrado en una profunda crisis para la que ningún sector de la clase capitalista ha encontrado salida. Todo lo que se están limitando a hacer es cargar sobre nuestras espaldas los efectos de la crisis, y mientras aumentan nuestra explotación tratan de evitar nuestra lucha vendiéndonos “democracia”. Tratan de domesticar al movimiento obrero realizando una serie de cambios políticos con los que esperan que demos nuestra conformidad a este incremento de la explotación y la opresión.
Los nuevos sindicatos de corte tradicional (la Confederación de CCOO, la UGT, la USO...) que se están formando ante la inminente desarticulación de la CNS, están renunciando a impulsar la lucha por las reivindicaciones de los trabajadores para no crearle más dificultades económicas a la clase capitalista y dejar que esta salga airosa de su crisis. Continuadamente nos estamos encontrando en distintos puntos del estado español ejemplos de luchas que tratan de frenar diciéndonos que hay crisis y que debemos ser “moderados” en nuestras peticiones. Esta es la labor que la burguesía y su gobierno exigen de los nuevos sindicatos para legalizarlos.
A los trabajadores se nos pide que renunciemos a nuestras reivindicaciones para que pueda desarrollarse la “democracia” (esta falsa democracia que para nosotros sigue siendo una dictadura capitalista). Y se nos exige que como ciudadanos democráticos colaboremos en la resolución de la crisis económica. Este es el contenido del pacto que está firmando el gobierno con los partidos reformistas de la oposición democrática, y que secundan los sindicatos que están bajo la dirección de esos partidos.
Pero a pesar de todo, la lucha de los trabajadores no se está paralizando y el movimiento obrero adquiere cada día mayores dimensiones. Los partidos reformistas y sindicatos de corte tradicional podrán pactar con el poder capitalista, pero su pacto no es aceptado por las masas trabajadoras, que desarrollan luchas cada vez más importantes al margen de esos sindicatos.
Frente a la CNS que sólo ha sido un instrumento de la dictadura capitalista y a unos sindicatos que surgen a la legalidad actuando ya de freno para nuestras luchas, los trabajadores estamos imponiendo nuevas formas de auto-organización que suponen un avance de enorme importancia para nuestra clase.
Las Asambleas de fábrica se han generalizado como el primer lugar donde los trabajadores nos organizamos, debatimos y decidimos todo lo que afecta a nuestros intereses colectivos; de las Asambleas surgen los Delegados que integran las Comisiones representativas que por todas partes se están imponiendo como órganos de negociación de nuestras reivindicaciones y de coordinación de nuestra lucha; de las Asambleas surgen también los Delegados que coordinan unas empresas con otras haciendo posible la lucha y forjando la unidad de nuestra clase.
Hoy existen ya coordinadoras de delegados de distintas fábricas estabilizadas en diversos lugares del estado español (Euskadi, País Valenciano, etc.), que están señalando el camino a toda la clase obrera para construirlas formas de organización que realmente nos sirven para conquistar nuestras reivindicaciones y avanzar hacia la imposición de la Organización de todos los trabajadores, la Central Única de los Trabajadores.
LA AUTO-ORGANIZACIÓN CONSEJISTA
La CNS se derrumba y ante los trabajadores del estado español se plantea de lleno el problema de nuestra organización. Necesitamos organizarnos.
La alternativa que nos ofrecen los nuevos sindicatos que surgen a la legalidad no responde a nuestros intereses de clase:
1º) Porque su campaña de captación y afiliados divide a la clase trabajadora reduciendo enormemente nuestra fuerza y liquidando todo el carácter unitario que han tenido nuestras luchas de los últimos 15 años.
2º) Porque no se proponen desarrollar un amplio combate por nuestras reivindicaciones, sino que se están adaptando a las exigencias del poder capitalista, y la labor de freno que desarrollan sobre nuestras luchas va a aumentar en la medida en que la crisis económica va para largo y los capitalistas van a necesitar aumentar cada vez su explotación sobre nosotros.
3º) Porque pretenden sustituir el protagonismo que hasta ahora han tenido las masas trabajadoras tomando todas las decisiones en las Asambleas y dirigiendo las luchas a través de los Delegados, por una nueva práctica sindical en la que la burocracia del sindicato lo decidirá todo y las masas perderán protagonismo directo (como ocurre en todos los países donde los sindicatos tradicionales son aceptados por las masas trabajadoras).
4º) Porque tratan de separar la lucha económica de la lucha política, dejando la primera en manos de los sindicatos y la segunda en manos de los partidos parlamentarios, con lo que se aleja a las masas trabajadoras de todo protagonismo político directo, y de toda posibilidad de hacerse con un poder real capaz de enfrentarse al poder del estado capitalista.
La alternativa válida de auto-organizarnos, construyendo formas de organización unitarias basadas en la democracia directa en cada fábrica, ramo, zona, localidad, nacionalidad...
Las bases de este proceso de auto-organización son:
La Asamblea de Empresa. En ella se reúnen todos los trabajadores de la empresa permitiendo la participación de todos en las discusiones y decisiones. Sólo partiendo de las Asambleas de empresa se puede construir la unidad desde la base de todos los trabajadores en el combate cotidiano contra la explotación. Desde la Asambleas han de elegirse los Delegados o representantes estables de los trabajadores, que podrán ser revocables en cualquier momento por la Asamblea y darán siempre cuentas a ésta de la labor realizada.
Hacer de la Asamblea de fábrica o empresa un primer lugar de organización de los trabajadores exige que se realice periódicamente, y que se eliminen todas las restricciones que existen a la libertad de reunión y expresión. No basta realizar asambleas en momentos de lucha; de lo que se trata es de imponer el que se reconozca el derecho a que la Asamblea de cada empresa se reúna periódicamente. Sólo así podrá lograrse la unidad de forma permanente y el protagonismo de todos los trabajadores en la defensa continua de nuestros intereses.
El Consejo de Fábrica o Comisión representativa estable. Es el órgano formado por los delegados elegidos en distintas secciones de la empresa que realiza funciones de coordinar a todos los trabajadores de forma permanente, representarlos en todo momento que sea preciso, de dirigir cualquier proceso de lucha, de organizar el conjunto de actividades que la Asamblea le delegue… en definitiva, es el órgano elegido por todos los trabajadores (por democracia directa) que los unifica y centraliza y los mantiene permanentemente organizados.
Sus funciones van desde negociar con la dirección de la empresa las reivindicaciones que en cada momento la asamblea plantea, controlar en la empresa cosas como la seguridad e higiene, los ritmos de trabajo, la distribución de categorías, la admisión de personal… y todo aquello sobre lo que los trabajadores consigan imponer su control, organizar una serie de Comisiones propias de su labor organizativa: comisión de asistencia jurídico laboral, comisión de fondos (caja de resistencia), etc. Hasta coordinarse con las demás empresas enviando sus representantes a las coordinadoras de Delegados de la zona o el ramo.
Los Consejos para que puedan existir deben ser impuestos legalmente en las empresas. Ha de conquistarse su reconocimiento de manera que el Consejo pueda reunirse dentro de la empresa, en horas de trabajo y en los locales cedidos por la empresa. Es el órgano que sustituye al jurado de empresa y debe lograrse para él la misma libertad de movimiento que el jurado tenía.
La Central Única de Trabajadores. El proceso de auto-organización no debe quedarse reducido en el marco de la empresa, pues de ser así nuestra clase jamás alcanzaría fuerza para conquistar importantes reivindicaciones y para avanzar contra la explotación capitalista; es necesario coordinar unas empresas con otras, unos ramos con otros y desarrollar unos procesos generalizados de auto-organización que conduzca a la Central Única de los Trabajadores.
El método a seguir debe ser el mismo (no puede ser otro) que el que hemos señalado para el terreno de la empresa: la democracia directa.
Desde cada Asamblea de fábrica (o en su nombre desde cada consejo) deben elegirse los representantes para las coordinadoras de Delegados que se impongan en cada ramo o zona. Estas Coordinadoras deben funcionar establemente y sus funciones tienen que ser similares a las que tiene el consejo en cada fábrica. Deben dotarse de unos estatutos de funcionamiento discutidos y elaborados por las Asambleas de las empresas que representa.
Coordinar hoy todas las prácticas asamblearias que se están dando es una imperiosa necesidad si queremos que la auto-organización unitaria avance contra la división sindical que nos tratan de imponer. Es necesario que se coordinen entre sí las coordinadoras de Delegados que en distintas zonas se están imponiendo, que a la vez se coordinen con los sindicatos asamblearios que se imponen en otras zonas, y que se dé un fuerte impulso a la elección de Delegados de manera que en cada localidad pueda establecerse la CUT (Central Única de los Trabajadores), se levanten sus sedes, se imponga su legalización, etc.
El Congreso Obrero Constituyente. Ha de ser el punto de referencia para todos los procesos de auto-organización que se desarrollan por todo el estado español. Este Congreso dará paso a la Central Única de los Trabajadores de todo el estado y establecerá su programa y sus bases de funcionamiento. Mientras no conquistemos su realización, todo el proceso de auto-organización es un proceso constituyente en que ha de irse discutiendo ya en todos los consejos, sindicatos asamblearios, coordinadoras de Delegados, etc. las bases programáticas y el funcionamiento de los que queremos dotar a la CUT.
El que la CUT tenga un carácter consejista o sindical, el que tenga un programa más avanzado o menos, se decidirá en última instancia en el Congreso obrero constituyente.
Sólo a través de este proceso de auto-organización podemos superar ahora ya las limitaciones que a nuestra unidad y nuestra lucha tratan de imponer las nuevas centrales sindicales.
¿Qué objetivos nos permite conquistar ya nuestra auto-organización?
1º.- La Unidad de nuestra clase.
2º.- La democracia obrera directa: la democracia basada en el protagonismo directo y cotidiano de las masas trabajadoras, y no el voto cada varios años que caracteriza a la democracia burguesa y que elimina toda posibilidad de que los trabajadores participemos en la dirección de nuestros asuntos.
3º.- La conquista de nuestras reivindicaciones inmediatas: nosotros no vamos a detenernos ante argumentos de que la patronal tiene crisis y dificultades económicas. Nosotros no tenemos ningún interés de salvar de esta crisis al sistema capitalista, sistema que se basa en el robo continuado de nuestro trabajo; en nuestras manos tenemos una salida distinta para esta crisis, la salida que debemos protagonizar nosotros arrancando del poder a los capitalistas y organizar colectivamente la economía y la sociedad en su conjunto.
4º.- El control sobre nuestras condiciones de trabajo: que hemos de ejercer desde los órganos elegidos en las empresas (consejos) y va a permitirnos combatir las arbitrariedades de la patronal y empezar a arrancar a la burguesía la gestión de todo lo que afecta a nuestros intereses de clase.
5º.- La unidad entre nuestra lucha económica y nuestra lucha política: auto-organización es tomar en nuestras manos la defensa de todas nuestras reivindicaciones, tanto económicas como políticas, sin esperar que ningún parlamento burgués ni ningún partido parlamentario nos resuelva los problemas políticos, porque no nos lo va resolver: la amnistía total, las libertades políticas, la disolución de los cuerpos represivos, etc. Son objetivos que sólo se conquistarán con la movilización de las masas trabajadoras y deben estar presentes en los programas reivindicativos sobre los que establezcamos nuestra auto-organización.
EL MOVIMIENTO PRO-CONSEJISTA
Los trabajadores, comunistas y no comunistas, organizados y no organizados, que queramos la unidad de nuestra clase en contra del divisionismo de las nuevas centrales sindicales, que queremos el protagonismo directo de las masas en contra de la sustitución de las nuevas burocracias sindicales y parlamentarias, debemos unirnos hoy más que nunca para impulsar la auto-organización consejista de nuestra clase.
Debe desarrollarse por todo el estado español un amplio movimiento pro-consejista que agrupe a todos los que luchamos por la auto-organización sobre bases similares a las señaladas en este documento. La condición para que en cada fábrica se imponga un consejo de fábrica y en cada zona una coordinadora de delegados, es que previamente haya un buen número de trabajadores que han comprendido su necesidad y luchan para que se imponga. El movimiento pro-consejista es esta amplia vanguardia de cada fábrica, zona, etc. Que entiende la necesidad de estas formas de auto-organización para conquistar sus reivindicaciones y trabaja para que se impongan y se mantengan.
El movimiento pro-consejista no se organiza en todos los lugares en torno a un mismo programa elaborado en todos sus detalles, sin que en cada zona y empresa concreta se elabore su programa de acuerdo con las reivindicaciones asumidas en ese lugar concreto, aunque en él hay unos ejes programáticos básicos que han de ser comunes por ser hoy la expresión mínima de la lucha por la unidad y la auto-organización consejista. Este programa, base del movimiento pro-consejista está expresado en el apartado anterior de este documento, y en síntesis consiste en la lucha por:
-La construcción del consejo de fábrica en cada fábrica.
-La vinculación de tal práctica del consejo de fábrica a todas las prácticas asamblearias y de democracia directa, construyendo la CUT.
-La lucha por el Congreso Obrero Constituyente como marco resolutorio del contenido y objetivos de la CUT.
-Las consignas de control (en la empresa) que debe asumir el consejo de fábrica.
-Las reivindicaciones materiales más esenciales que están en el orden del día de la lucha de masas: un salario mínimo suficiente, la jornada de 40 horas, la defensa del puesto de trabajo, la eliminación de los impuestos.
El movimiento pro-consejista impulsa la construcción de los Consejos de Fábrica pero no los sustituye, es una forma de organización de transición que ha de ir desapareciendo en la medida en que las amplias masas trabajadoras vayan asumiendo la necesidad de la organización consejista y se generalice la construcción de consejos de fábrica. La estructuración del movimiento pro-consejista debe basarse en asambleas de trabajadores pro-consejistas en cada empresa, ramo, etc. En cada lugar concreto debe agruparse en torno a las propuestas de lucha y auto-organización a todo el amplio número de trabajadores luchadores que estén por la unidad y la democracia directa, y éstos han de reunirse en asambleas periódicas en las que se discutirá la forma de impulsar estas propuestas.
La coordinadora de las asambleas de trabajadores pro-consejistas de cada empresa, ramo o zona ha de realizarse cuando lo exijan las necesidades de generalización de una lucha o de extensión del proceso de construcción de la CUT. Tal coordinación no deberá ser burocrática ni restringida, sino basada en amplias asambleas de trabajadores pro-consejistas de distintas empresas que se reúnen solamente ante necesidades claras y concretas.
Esta es nuestras propuesta para el desarrollo del movimiento pro-consejista.
Compañero: si estás de acuerdo con esta propuesta, si entiendes que hoy tiene una importancia trascendental para nuestra clase la lucha por la unidad, la democracia directa y la auto-organización, intégrate en el movimiento pro-consejista e impúlsalo en tu lugar de trabajo. Extiende este documento y potencia la creación de una amplia Asamblea de Trabajadores pro-consejistas en tu empresa, gánate a nuevos compañeros para la alternativa consejista. Nuestra clase debe andar el camino que lleva a acabar con la sociedad capitalista, debe construir formas de organización consejistas que nos den una fuerza y un poder de clase para enfrentarnos a la explotación y la opresión; tu aportación es importante.

19 de enero de 2009

El final del carlismo dinástico

Carné del Partido Carlista de Castilla-La Mancha, 1980 (Archivo La Alcarria Obrera)

Aunque se pueden rastrear los orígenes del Carlismo, y de las simpatías por el infante Carlos María Isidro de Borbón, antes de 1833, fue la muerte del rey Fernando VII la que encendió la mecha de un conflicto dinástico, político y social que conocemos como Carlismo. Durante 125 años los carlistas, encabezados por una dinastía que reclamaba su legitimidad, mantuvieron una presencia significativa en la vida política española. Con la Transición, el Partido Carlista se vio acosado por el Estado, fracturado por escisiones y relegado a un segundo plano en las elecciones de 1979, que provocaron la renuncia de Carlos Hugo de Borbón-Parma, último heredero de la opción dinástica, a proponerse como opción monárquica frente al rey Juan Carlos I y a sostener en pie el propio Partido. Este es el informe oficial del Partido Carlista que da cuenta de su renuncia.

Relación cronológica de los hechos ocurridos en el proceso de dimisión del antiguo presidente del Partido Carlista, Carlos Hugo de Borbón Parma
1.- 12 de mayo de 1979: Dimisión de José María Zavala como Secretario General Federal del Partido Carlista. Lo hace solamente ante el entonces presidente Carlos Hugo de Borbón Parma, quien se la acepta y se encarga de transmitirla al Comité Ejecutivo Federal, sin dar ningún tipo de explicación, ni dar cuentas de su gestión, ni personalmente ni a través del presidente.
2.- El mismo día, pero en la reunión del Consejo Federal de Dirección, dimite todo el equipo de Zavala en la Secretaría General: José Manuel Sabater, José Carlos Clemente, Carlos Carnicero, José Ramón Rincón y Laura Pastor, explicando su dimisión en relación con lo establecido en los estatutos del partido, al considerarse titulares de sus respectivas secretarías en función de la propuesta del que fue elegido Secretario General por el Congreso, y cesando por lo tanto al hacerlo él. Sin embargo, se comprometen a seguir desempeñando sus funciones hasta el 29 y 30 de septiembre, fecha señalada en aquella reunión del Consejo Federal para la celebración del Congreso (V Congreso). Y fecha que, posteriormente, se pospondría.
3.- 24 de junio de 1979: Reunión del Consejo Federal. Carlos Carnicero, José Ramón Rincón, José Manuel Sabater, José Carlos Clemente y Laura Pastor presentan su dimisión sin esperar al Congreso.
El día anterior habían comenzado unas jornadas en las que se pretendía, recogiendo los análisis de la realidad política general por un lado, y de la organización del partido por otro, sacar unas conclusiones operativas y en función de ello darle un contenido al Congreso, por lo tanto se pidió a las zonas que aportasen trabajos en esa línea. En ellas participaron militantes de todas las zonas, designados para estas reuniones por sus asambleas. Estas jornadas se celebraron a propuesta del entonces Secretario General de EKA y miembro del Ejecutivo, Mariano Zufía, y debían estar preparadas por el entonces Secretario de Organización, Carlos Carnicero.
Durante su desarrollo se apreció una total apatía por parte de casi todos los miembros de la Ejecutiva anterior, e incluso desprecio hacia lo que allí se debatía, aunque como queda claro seguían desempeñando sus cargos, porque no dimitirían hasta el día siguiente, como ya se ha dicho.
Incluso el antiguo presidente, Carlos Hugo de Borbón Parma actuó en esa línea, pues ni siquiera permaneció en el debate a pesar de haber sido requerido expresamente para ello, limitándose a asistir a la presentación.
Hay que destacar aquí que en estas jornadas, a pesar de la mala organización y del desorden, se expusieron interesantes análisis sobre la grave situación del Partido, incluso se aportaron posibles soluciones.
4.- El día 24, por lo tanto, ante las dimisiones en masa, se nombra una Ejecutiva Provisional para evitar la paralización del Partido que ello suponía, sobre todo a las puertas de un Congreso.
La Ejecutiva provisional estaba formada por Manuel Rego (Galicia), Cristian Álvarez de Cienfuegos (Madrid), José Luis Herrera (Cataluña), Juan Pedro Arraiza (Navarra) y Mariano Zufía (EKA), además de José Manuel Sabater, único miembro del equipo anterior que permanece en ella ante la clara necesidad de que alguno lo haga.
A la vez, se acuerda que los anteproyectos de las ponencias para el Congreso las prepare Navarra.
5.- En julio se celebra una reunión de este Comité Provisional y, tras ella, se va a informar a Carlos Hugo de los acuerdos adoptados, exponiéndole la idea de que acuda a las reuniones de la Ejecutiva ante la situación del Partido y la necesidad de una unidad de acción. Su respuesta es una negativa, manifestando que se encuentra atado por la estructura organizativa del Partido vigente en ese momento, y que ésta lo impide, y que él es quien más que nadie debe respetarla.
6.- 1 y 2 de septiembre de 1979: Nueva reunión de la Ejecutiva. Carlos Hugo no ha llegado a Madrid, en contra de lo previsto, por lo tanto no se sabe su parecer ante los anteproyectos que recibió en agosto en Holanda. Varios días después, sin embargo, telefónicamente y a través de Sabater, hace saber que se niega a presidir el órgano ejecutivo del Partido, siendo esta su única aportación a los textos de trabajo del Congreso.
En consecuencia, en el proyecto de línea organizativa Carlos Hugo no preside ya la Ejecutiva del Partido.
A partir de estos hechos, es decir, en el proceso de preparación del Congreso, que constaba de dos ciclos de asambleas, ni Zavala, ni Carnicero, ni Clemente, ni Rincón, participarán, ni siquiera en las sesiones finales celebradas durante el fin de semana del 8 y 9 de diciembre de 1979 en Alcobendas (Madrid). En el caso concreto de Carlos Hugo, y a pesar de ser expresamente invitado, tampoco asistió.
7.- Por ello sorprende grandemente el hecho de que el 21 de octubre de 1979, en la reunión del Consejo Federal, Carlos Hugo comunique su decisión de mandar una encuesta, en cuya elaboración no ha participado ningún órgano del Partido, a la mayoría de los militantes justificando su decisión unilateral de esta forma: el que “después de los resultados electorales, de la dimisión del Secretario General y del cese del Comité Ejecutivo no se haya observado reacción ni debate en el seno del Partido” (cita literal de su carta personal que servía de presentación de la encuesta a los militantes).
A la vez que anuncia su proyecto de “crear un gabinete personal, que tiene como misión penetrar en el campo político: partidos, sindicatos y mundo económico. Tiene una misión especial y complementaria. No es un órgano paralelo al Partido, sino complementario. Lo forman Pepe Zabala, Carlos Carnicero y José Carlos Clemente, quienes siguen la línea del Partido y quieren trabajar personalmente conmigo porque están convencidos de esa necesidad de penetrar en la sociedad. No habrá ninguna contradicción; yo me encargaré de que no la haya” (palabras casi literales pronunciadas por Carlos Hugo en aquella reunión y cotejadas luego por más de cuatro de los asistentes, que las habían anotado). Sin embargo, en el acta de la reunión remitida a todos los miembros del Consejo Federal de Dirección por su secretario, José Manuel Sabater, este tema viene recogido así: “Este gabinete no es un organismo del Partido ni paralelo a él, sino que es un organismo personal, carta que, sin embargo, venía sin firmar por el entonces aún Secretario.
8.- 1 de noviembre de 1979: A la vista de todo ello, en la reunión de la Ejecutiva de EKA, celebrada en Tolosa en esa fecha, se acuerda conectar con otras nacionalidades proponiéndoles una reunión en Zaragoza para el 11 de noviembre con el siguiente orden del día:
-Explicación de los motivos de la reunión, a cargo de Mariano Zufía Urrizalqui.
-Enmiendas de las nacionalidades, aspectos de acuerdo y desacuerdo y actitud con respecto a estas, ante la nueva situación.
-Valoración de las decisiones de Carlos Hugo y su incidencia en el proceso de preparación del V Congreso, pues ya se ha celebrado, casi en la totalidad de las zonas, la primera ronda de asambleas: “No aceptaré alguna de las propuestas que me han llegado”, “no voy a ser el Secretario General del Partido, este tiene que ser el que lo represente ante otros partidos políticos, el portavoz y coordinador del Partido” (estas dos frases, como las que se citaban anteriormente, son casi repetición literal de lo que el expresidente dijo en la reunión del 21 de octubre y que como se ha dicho fueron comprobadas por al menos cuatro de los asistentes y confirmadas.
9.- Acuden a Zaragoza militantes de las siguientes provincias: Tarragona, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Madrid, Málaga, Guipúzcoa, Vizcaya, Álava, Navarra y Castellón.
Tras una ronda de intervenciones de todos los presentes se acordó unánimemente mantener una actitud de no enfrentamiento con el Presidente y solicitar en las asambleas respectivas, a la vista de los problemas, que se otorgase un mandato amplio a los compromisarios para el Congreso, de forma que pudieran negociar situaciones imprevistas, con el fin de asegurar el que tras el Congreso el Partido tuviera unos órganos de dirección auténticos ante el intento que se padecía entonces de paralización del Partido.
10.- 19 de noviembre de 1979: Con esa fecha, José Manuel Sabater remite una carta personal a los miembros del antiguo Consejo Federal en la que comunica su dimisión, una vez celebrado el Congreso y en la que además, da su versión de la reunión de Zaragoza antes citada, deformada y valorándola como un acto antidemocrático.
11.- 24 de noviembre: Reunión del Consejo Federal que fue convocada con carácter extraordinario y sin orden del día. En esta reunión, y sin otro aviso que el que figuraba en la convocatoria, “Esta reunión ha sido convocada por el Presidente del Partido para tratar un asunto de cierta importancia, haciendo uso de las facultades que le confiere la ponencia de Organización (Apartado 6.1.3.)”, se produce la dimisión de Carlos Hugo de Borbón Parma de presidente del Partido Carlista, tanto de palabra como haciendo entrega a los asistentes a la reunión de un documento en el que, tras una introducción, se puede leer: “Para facilitar la explicación de mi decisión y evitar cualquier interpretación de la misma como una interferencia en el desarrollo del próximo congreso, he tomado una serie de medidas previas sobre algunas de las funciones que últimamente he llevado a cabo como Presidente. Actividades que, por otro lado, parecen haber dado lugar a una serie de denuncias contradictorias entre sí, pues mientras algunos lo hacían arguyendo un exceso de facultades de la presidencia, otros lo hacían indicando “abandonismo” e inhibición, motivando, en definitiva, la presente tensión. Estas medidas son las siguientes:
1º.- El Gabinete Político de la Presidencia del Partido, cuya constitución os comuniqué en su día, acogiéndome a las facultades que me confiere la Ponencia de Organización aprobada en el IV Congreso, quedó disuelto el pasado día 13 del presente mes.
2º.- Con intención de pulsar la opinión libre de los militantes, huyendo de cualquier tipo de maniobra, reunión marginal, consenso, presión, etc. y dentro de las facultades que le corresponden al Presidente, elaboré una encuesta referida exclusivamente a los problemas y crisis política que atraviesa el Partido. Retiro la encuesta y entrego al Consejo Federal los 203 ejemplares recibidos.
3º.- Como Presidente del Partido me interesé por la marcha de la preparación del Congreso y solicité del Comité Ejecutivo conocer los textos de las Ponencias. Al observar profundos cambios de la Ponencia vigente de Organización, que a mi entender transformaba sustancialmente la organización del Partido, di mi opinión contraria a ese cambio, sin intención de presionar o coaccionar la voluntad democrática y asamblearia del Partido; siguiendo la línea para facilitar la solución de los problemas, retiro estas opiniones.
Después de una larga meditación sobre todos estos problemas, principalmente sobre las causas de fondo, he considerado presentaros mi dimisión. Con toda responsabilidad y toda libertad he tomado esta decisión de dimitir como Presidente del Partido Carlista de forma irrevocable. Lo hago ante este Consejo Federal, como representante que es del Congreso Federal que me eligió. He preferido hacerlo así para que pueda existir un plazo de tiempo suficientemente amplio hasta la celebración del Congreso”.
Y termina así: “He podido equivocarme, he podido exigir demasiado, hasta he podido molestar a algunos militantes y carlistas, pero tened la seguridad de que seguiré siendo vuestro amigo y compañero de lucha. En un orden personal, me tenéis a vuestra entera disposición”. Madrid, 24 de noviembre de 1979.
Mientras Carlos Hugo de Borbón leía este documento en el Consejo Federal, la prensa recibía ya una copia del mismo y para las ocho de la tarde, al menos Radio Nacional de España, lo estaba emitiendo. La militancia se enteró de la dimisión a través de los medios de comunicación social. El expresidente no utilizó los medios del Partido Carlista para hacer llegar a la prensa el comunicado que daba cuenta de su dimisión. El 25, domingo, toda la prensa nacional reflejaba esta noticia, ya por la mañana.
12.- 8 y 9 de diciembre de 1979: Se celebran las sesiones del pleno del V Congreso del Partido Carlista en Alcobendas (Madrid) a las que no asisten, como a ninguna de las asambleas preparatorias, Carlos Carnicero, José Ramón Rincón, José Carlos Clemente, José María Zavala, Carlos Hugo de Borbón Parma o su hermana María Teresa.
13.- 13 de diciembre de 1979: Declaraciones de Carlos Hugo de Borbón Parma a la agencia Colpisa y reproducidas con esa fecha en Diario de Navarra; en ellas se dice, entre otras cosas: “Hoy, en un almuerzo con periodistas, nos habló de la situación española, del partido y sobre todo de sus proyectos para el futuro. En estos momentos se encuentra tratando de formar un grupo, que podría convertirse en el futuro en un partido político, para estudiar política y económicamente la problemática española en busca de soluciones efectivas. No hay nombre para el grupo ni para los que forman parte de él. Sólo nos adelantó que es pequeño y que todavía está en contacto con varias de las personalidades que van a estar en él –por eso no quiso facilitar nombres- y que en él se integrarán economistas, sociólogos, expertos sindicales y algunos miembros del Partido Carlista. A esta iniciativa dedicará don Carlos la mayor parte de su actividad.
“No he roto con el partido y creo que ahora continuaré mi actividad política; puedo actuar más por mi cuenta sin comprometer a ningún partido”. Y explica alguna de las causas de su dimisión de la presidencia del Partido:
“El cargo de presidencia es electivo y pienso que será muy difícil que se presentase otra candidatura, que inmediatamente sería calificada de oposición a mi figura y mi persona. Por eso me retiré, para que la gente pudiese elegir libremente, sin coacciones.”
¿Le halaga en cierta forma que su puesto haya quedado vacante? Y responde por la tangente: “Era difícil para el partido elegir un presidente nuevo, porque dimití quince días antes del Congreso y es muy poco tiempo para elegir un candidato nuevo. Pero mi retirada abre un paso y en este sentido creo que ha sido útil”.
14.- 15 de diciembre de 1979: Nuevas declaraciones de Carlos Hugo a la agencia Colpisa, reproducidas en el Diario de Navarra igualmente, y que, a pesar de salir dos días más tarde que las anteriores da toda la impresión de que hubieran sido hechas antes, incluso la formulación de la segunda de las preguntas que aparecen se refiere al Congreso “de dentro de tres meses”. En estas nuevas declaraciones se puede leer, entre otras cosas:
“Madrid (Colpisa).- Acaba de dimitir como presidente del Partido Carlista y nos asegura que no se presentará a la reelección. Carlos Hugo da la impresión de haberse librado de una pesada carga”. Lo anterior era la introducción y, como se puede observar, no figura la fecha en el comienzo. El párrafo siguiente es ya una pregunta:
“-¿Por qué ha dimitido precisamente en estos momentos?
-Quise dimitir antes de que se celebrase el Congreso del Partido Carlista, para que nadie pudiese pensar que se trataba de un golpe de efecto para hacerme reelegir. Con mi dimisión quiero demostrar que el Partido Carlista no está sujeto a un presidente vitalicio. Es una consecuencia más del proceso democrático de nuestro país, que hace inconcebible que un partido democrático y autogestionario esté sometido a un presidente en vez de a su propia actuación.
-¿No será nuevamente reelegido dentro de tres meses?
-No, porque no me presentaré a la reelección en el próximo Congreso. Esta dimisión no es ninguna maniobra. Le repito que se trata de poner en evidencia la democracia interna del Partido Carlista. Mi decisión está vinculada a la concepción del Carlismo moderno, que no plantea ningún problema ni dentro ni fuera del partido. Lo importante de verdad es buscar entre todos soluciones a los grandes problemas que tiene planteados en país”.
Y después de una pregunta sobre sus relaciones con el Rey Juan Carlos, sigue:
“-Su dimisión se produce a los pocos meses de la dimisión del Secretario General del Partido Carlista, José María de Zavala, ¿no evidencia esto una fuerte crisis en el seno del Partido Carlista?
-Mi dimisión no está relacionada con la del Secretario General del Partido. José María Zavala dimitió para no influir en la elaboración de una nueva Ejecutiva del Partido. Mi dimisión se debe a la voluntad de no mantener atado al Partido a una persona. En el Partido Carlista ha podido existir una decepción electoral, pero no existe ninguna crisis.
-Se habló hace unos meses de serias discrepancias ideológicas, ¿no será este uno de los principales motivos de su dimisión?
-En absoluto. Estoy totalmente de acuerdo con la línea ideológica del Partido, entre otras cosas, porque yo he participado de forma muy activa en su elaboración. Ahora me he convertido en un carlista de base, porque nadie puede dudar de que yo sigo siendo carlista”.
Más abajo, después de explicar el fracaso electoral, según él pro problemas de dinero, añade:
“-Está claro que el partido Carlista no ha podido y seguramente no podrá ganar una elecciones ¿No se han planteado ustedes la posibilidad de fusionarse con el PSOE, por ejemplo, o con otro partido cercano?
-Ese tema lo tendrá que decidir el próximo Congreso del Partido. Ha sido ésta una de las razones de mi decisión. Dejar al Partido plena autonomía para que decida su política de alianzas o delimite su futuro”.
15.- 27 de marzo de 1980: Diario de Navarra, de Colpisa: “Carlos Hugo de Borbón pidió hace meses la baja en el Partido Carlista. También han abandonado el partido José María Zavala, María Teresa de Borbón, José Carlos Clemente, etc. Madrid, 26 (Colpisa). El que fuera presidente del Partido Carlista, Carlos Hugo de Borbón, así como los principales cuadros dirigentes de esta formación política han pedido la baja del mismo. En la actualidad han dejado de ser militantes del Partido Carlista, Carlos Hugo de Borbón y su hermana María Teresa, así como el antiguo Secretario General José María Zavala, el jefe de Prensa Josep Carles Clemente, Fernando Romanillos, Carlos Carnicero y otras importantes figuras del Carlismo. Este sector, ante el repetido fracaso electoral, encabezaron una tendencia partidaria de la fusión del Partido Carlista con otros partidos de similares características, como podría ser el PSOE, PNV en el País Vasco, con Convergencia i Unió en Cataluña. A esta opinión se opuso el actual Secretario General del Partido Carlista, Mariano Zufía, quien mantenía la tesis de supervivencia del Partido, aunque fuera a niveles testimoniales. Al vencer esta última tendencia, don Carlos Hugo y sus hombres de confianza optaron por pedir la baja del Partido Carlista. Esta decisión fue tomada hace algunos meses y se ha mantenido en secreto por un pacto hecho por las dos tendencias de no darlo a la opinión pública.
Por otra parte hay que señalar que gran parte de los dimitidos han formalizado hoy, bajo notario, la formación de un centro de estudios sociológicos bajo las siglas CEES (Centro Europeo de Estudios Sociológicos) que preside Josep Carles Clemente y que será presentado a la prensa el próximo día 7 de abril. La condición imprescindible para formar parte de los órganos directivos de este centro es no pertenecer a ningún partido político”.
Esta afirmación. Tan contradictoria con la que se incluye en el punto 14, apareció en varios periódicos de todo el Estado y de ámbito preferentemente provincial el mismo día, y no fue más que la confirmación de la información aparecida en editorial del diario El País el domingo anterior, 23 de marzo: “A otro nivel no deja de ser reseñable la cordialidad que ha distinguido el contacto oficial dentro de la Corte holandesa entre los Reyes de España y don Carlos Hugo de Borbón-Parma y su esposa, la princesa Irene. Don Carlos Hugo ha abandonado la presidencia del Partido Carlista y hasta el propio partido para emprender otros rumbos políticos” (“Un Rey de España ente la tumba de Guillermo de Orange”).
16.- En el gran lapso de tiempo transcurrido entre los dos puntos anteriores -14 y 15- el Partido Carlista no supo nada más de Carlos Hugo de Borbón Parma ni directa ni indirectamente, sólo que algún artículo aparecía firmado con su nombre en El País.
Pero de José María Zavala, Carlos Carnicero, José Carlos Clemente y José Manuel Sabater se recibieron primero cantidades de dinero que cubrían hasta el total de sus cuotas del año 80 y las que tenían pendientes de medio 79, aproximadamente a final de enero. Para, seguidamente, unas dos semanas después, igualmente cada uno por separado, pero todos a la vez, se dieran de baja como afiliados del Partido a través de sendas cartas, todas del mismo modelo pero con distinta firma. Hasta el comunicado de Colpisa aparecido el 27 de marzo, y ya citado, el Partido Carlista ya no supo nada más de todos ellos tampoco.
Incluso cabe decir que la situación de Carlos Hugo de Borbón Parma, como afiliado al Partido, aún es ambigua, pues si bien nunca había figurado en ningún censo de ninguna agrupación ni región, y ahora tampoco, este hecho no se sabe cómo interpretar, si como un permanencia implícita o como una ausencia igualmente implícita, pues él nunca se ha dirigido a ninguno de los órganos del Partido para manifestarse sobre su situación real con respecto a muestra organización. Claro que, como tampoco ha desmentido ninguna de esas informaciones que decían que había cesado como militante, cada uno puede tomarlo como le parezca a la vista de los datos.
17.- El País, 28 de marzo de 1980: Dentro de la línea de la información de la agencia Colpisa, reproducida en el punto 15, al día siguiente –en la fecha que señalamos en este apartado- aparece en El País una información titulada “El Partido Carlista prácticamente extinguido”. “Carlos Hugo ha abandonado la militancia. El Partido Carlista, uno de los más antiguos que existen en España, se encuentra en trance de extinción, tras las sucesivas bajas solicitadas por la mayor parte de sus cuadros dirigentes, coincidiendo con la renuncia de Carlos Hugo de Borbón a la presidencia del mismo, que se produjo en noviembre pasado. Carlos Hugo abandonó asimismo la militancia en el partido al mismo tiempo que presentaba su renuncia a la presidencia. Actualmente la estructura de este grupo político se limita a un núcleo en Navarra y algunas personas en otros puntos de España, dirigidos por Mariano Zufía como Secretario General”.
Después de hablar del CEES, continúa: “Carlos Hugo de Borbón no figura en el Consejo de administración de la entidad, que está presidido por J. Carlos Clemente y cuyos miembros son personas políticamente independientes. No obstante, se cree que Carlos Hugo colaborará en los programas de la misma, cuya presentación pública está prevista para el próximo día 7”.
Sigue en ese tono unas líneas más para terminar así: “Parte de sus miembros se han integrado en el PSOE [se refiere al Partido] y algunos otros han mantenido conversaciones con el PNV y Convergencia i Unió”.
18.- Diario de Navarra, 11 de abril de 1980: Nueva reproducción de una información de la agencia Colpisa de Madrid: “Los antiguos carlistas formalizaron se Centro de Estudios”. En el último párrafo se puede leer: “El Consejo de Administración está formado por Josep Carles Clemente como presidente, como secretario Carlos Carnicero Jiménez de Azcárate; vocales María Teresa de Borbón Parma, Fernando García Romanillos, José Ramón Rincón y Josep Manuel Sabater”.
Igualmente, aparece esta información en el diario El País del día siguiente, sábado.
19.- Se celebra la presentación del CEES en el Hotel Eurobuilding de Madrid, el día 17 de abril de 1980.
Abril de 1980.
Informe realizado por el Comité Federal del Partido Carlista