José Herrera, que adoptó públicamente el apelativo familiar de Petere, nació en 1909 en Guadalajara, donde su padre, Emilio Herrera Linares, iniciaba una brillante carrera militar que le llevó a ser uno de los ingenieros aeronáuticos españoles más importantes. Herrera Petere destacó aún muy joven en la literatura, en verso y en prosa, y se adhirió al Partido Comunista de España desde muy temprana edad. Premio Nacional de Literatura en 1938, por su novela Acero de Madrid, vivió la amargura del exilio y sufrió la desatención de sus camaradas comunistas, para los que su obra resultaba demasiado militante y con ecos de un pasado de combate sacrificado en el altar de las estrategias políticas. Ese mismo PCE publicó en 1967 un libro de homenaje al cincuenta aniversario de la Revolución de Octubre soviética, en el que se incluyeron estos versos de José Herrera Petere.
Composición con motivo del cincuenta aniversario
Dos canciones rusas y una copla española
I
La lucha armada (A la caballería de Budieni)
Galopando caminos de coraje y valor
jinetes vuelas como el huracán
¡a las armas! resuena desde el Volga al Kubán
ardientes voces clarín vengador.
Sol y polvo Budieni nos dirige allá va
en ciego potro de espuma y honor
ríos secos y cerros arenosos temblad
pasa la guerra y la revolución.
En el Don y el Zamostle huesos blancos están
sopla en los llanos brillante calor
para siempre aquí yace el invasor atamán
blandid jinetes los sables al sol.
Invasores sabed que os esperamos en pie
junto al fusil engrasado y cabal
esperando la voz del Comisario otra vez
que nos ordene ¡a caballo marchad...!
II
El triunfo (Al primer país socialista)
Verdes ríos y dorados llanos
gran gigante alegre es mi país
en el mundo no se encuentra tierra
donde el hombre viva más feliz.
Desde Leningrado a la Siberia
desde el Cáucaso hasta el Mar Glacial
se pasea el hombre como dueño
de la pura y libre inmensidad.
Corre verde Volga libremente
corre clara vida en libertad
para el joven se abren los caminos
para el viejo la tranquilidad.
No es posible medir nuestros ríos
no es posible medir nuestro mar
no hay palabra como "camarada"
tan humana ni tan fraternal.
Mas si alguien intenta atacarnos
viento rojo se levantará
nuestra alegre vida es nuestra novia
nuestra madre amante es nuestra paz.
III
Todavía (Imperialismo)
A siete lunas de paz
sigue una luna de guerra
cuando vendrá el sol obrero
a amanecer en la tierra.
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