La Alcarria Obrera fue la cabecera más antigua de la prensa sindical en la provincia de Guadalajara en el siglo XX. Heredera del decimonónico Boletín de la Asociación Cooperativa de Obreros, comenzó a publicarse en 1906 y lo hizo ininterrumpidamente hasta que, en el año 1911, dejó paso a Juventud Obrera.

El odio de la burguesía y el terror al que fueron sometidas las clases populares provocaron su total destrucción: hoy no queda ni un sólo ejemplar de ese periódico obrero.

En 2007 recuperamos La Alcarria Obrera para difundir textos fundamentales y originales de la historia del proletariado militante, con especial dedicación al de Guadalajara, para que sirvan de recuerdo histórico y reflexión teórica sobre las bases ideológicas y las primeras luchas de los trabajadores en pos de su emancipación social.

16 de noviembre de 2008

La Central Nuclear de Trillo vista por OCE (BR)


Pegatina de OCE (Bandera Roja) (Archivo La Alcarria Obrera)

Durante los años de la Transición, el grupo de la izquierda comunista con más presencia en la provincia de Guadalajara fue la Organización Comunista de España (Bandera Roja). Activa desde antes de las primeras elecciones democráticas, a las que no pudo concurrir por estar aún ilegalizada, hasta que decidió unificarse con el PCE en su V Congreso, en marzo de 1989. Doce años de presencia constante y combativa que estuvieron a punto de otorgarles un concejal en la capital en los comicios municipales de 1979 y que forjaron en sus filas a una larga serie de militantes comunistas, algunos de los cuales han jugado desde entonces un papel protagonista en la izquierda política y sindical. En una provincia en la que las corrientes revolucionarias en general, y la izquierda comunista en particular, encontraron tan poco eco, la OCE (BR) fue el mejor referente de una extrema izquierda marxista de la que hoy tantos reniegan. Como testimonio, ofrecemos un artículo de Enrique Alejandre publicado en Bandera Roja del 15 de septiembre de 1979.

Trillo (Guadalajara)
OTRA CENTRAL NUCLEAR, MÁS DESERTIZACIÓN
En la provincia de Guadalajara, tras la aprobación del Plan Energético Nacional en el Parlamento, van a comenzar las obras de una nueva central nuclear en la localidad de Trillo. Como ya es sabido, Guadalajara cuenta con otra planta nuclear instalada hace 11 años (Zorita) en la que se han producido diversos accidentes, uno de los cuales costó la vida a un trabajador de la central.
Últimamente, y a través de diversas informaciones aparecidas en la prensa, parece ser que su seguridad se pone en entredicho, al tener noticia de ciertos desajustes técnicos en la misma.
No es casualidad que Guadalajara cuente con una central nuclear, no es casualidad que esté prevista la instalación de otras nuevas en Trillo, Soria, etc. Zonas semidesérticas, donde el nivel de conciencia política del pueblo está muy atrasado.
ABANDONO Y DESTRUCCIÓN
La política de grandes concentraciones industriales llevada a cabo por el capital monopolista durante el franquismo, condujo a la despoblación del campo y al hacinamiento de la población alrededor de los grandes núcleos industriales: Madrid, Barcelona, Bilbao, etc.
La miseria de los años franquistas y el abandono de la agricultura propiciaron la emigración del campo a la ciudad. Así hoy, la provincia de Guadalajara (por poner un ejemplo entre otras; Soria, Teruel, Cuenca, etc.) tiene una densidad de 10 habitantes por kilómetro cuadrado. Pueblos abandonados, hundidos, pueblos de 100 y menos habitantes en su mayoría ancianos, sin servicios, o estando estos (sanidad, enseñanza) muy repartidos y en condiciones precarias.
Este es el panorama que ofrecen comarcas como la Sierra o la Alcarria, comarcas que, no tardando, quedaran convertidas en desiertos.
Sin embargo, Guadalajara también es muestra de la política irracional del capital, que crea unos recursos anulando otros. Estamos hablando del corredor industrial Madrid Alcalá-Azuqueca Guadalajara. La concentración industrial en torno a la vía del ferrocarril y de la anunciada autopista Madrid-Guadalajara se hace sobre las fértiles tierras de cultivo de la vega del Henares, anulando así os recursos naturales.
La política económica del gran capital tiene proyectado hacer del citado corredor una gran concentración industrial, al mismo tiempo que lleva a cabo la instalación de una nueva planta nuclear, la proyectada explotación de una mina de uranio y de un cementerio de residuos atómicos.
DOS POLÍTICAS
Tras el anuncio de construcción de por el Gobierno de UCD de las centrales de Valdecaballeros y Trillo, se contrastaba en las páginas de algún diario madrileño la respuesta en una y otra zona.
La respuesta del pueblo de Guadalajara corresponde a la de una zona pobre y empobrecida, atrasada políticamente, donde reinan la ignorancia y confusión respecto al tema, y donde la burguesía ya se ha cuidado de lanzar su campaña ideológica engañando respecto a las condiciones de seguridad y el camelo de las compensaciones económicas. No en vano, decíamos antes que habían elegido bien el lugar.
La UCD y Coalición Democrática nos presentan el hecho como que hay que aceptarlo como un “mal menor” y esgrimen el argumento e las compensaciones económicas: 1700 millones por la construcción de Trillo, recibo de la luz algo más barato, y electrificación de los pueblos que restan de la provincia y poca cosa más. Esta es la baza que juegan delante del pueblo.
El PSOE y el PCE quieren ir algo más allá pero sus reivindicaciones no pasan de protestar porque ya tenemos una central y dos serían excesivas, dejando entrever que la proyectada desean que se la lleven a otro punto del Estado. Alegan también que dará pocos puestos de trabajo una vez construida y que retraerá al turismo de la zona donde está enclavada (Buendía, Entrepeñas, etc.). Aseguran que se opondrán por todos los medios a la construcción de la central de Trillo aunque el PSOE y el PCE han votado en el Congreso a favor del PEN.
La política a desarrollar por la OCE (Bandera Roja) es la denuncia constante de estos hechos, y la de informar al pueblo ante cada atentado contra sus intereses de vida y trabajo. Hemos dado por finalizada la campaña por-moratoria nuclear que veníamos desarrollando en la provincia y vamos a desarrollar otra oponiéndonos a la construcción de la central nuclear de Trillo.

13 de noviembre de 2008

Las ideas anarquistas de Bakunin


Portada de Renau para La dramática vida de Miguel Bakunin, Valencia 1930 (Archivo La Alcarria Obrera)

A partir del año 1930 vieron la luz en Valencia una serie de libritos, agrupados bajo el título común de Cuadernos de Cultura, que eran publicados quincenalmente por el editor anarquista Marín Civera, también director de la revista Orto. Con magníficas portadas de Manuel Monleón y Josep Renau se publicaron pequeñas obras del propio Marín Civera, Isaac Puente, Ángel Pestaña, Ramón J. Sénder, José Viadíu, Sebastián Faure, Amparo Posch y Gascón, Eugen Relgis, Higio Noja y otros muchos. Su objetivo era "hacer obra útil; despejar el tópico de nuestra incultura nacional y remover los espíritus ante la comprensión de los problemas vitales que agitan el mundo". En esta ocasión ofrecemos el Apéndice que con el título de "Las ideas anarquistas de Bakunin" cerraba el libro La dramática vida de Miguel Bakunin, escrito por Juan G. de Luaces y que hacía el número XVI de la colección.

La ideología de Bakunín descansa en una base de implacable y severo materialismo. El hombre, ser material, nace en un mundo donde existen algunas grandes realidades inevitables y evidentes, a las que es preciso acomodarse, y varias abstracciones corporeizadas, inútiles y despóticas, que entorpecen la vida racional del ser, y contra las que es posible y necesaria la rebelión.
Las dos grandes realidades son la Sociedad y la Naturaleza. La Religión, con la Moral y la Iglesia como consecuencias principales, y el Estado, con la Ley y el Gobierno como resultantes más inmediatos, son las dos abstracciones esenciales que una parte de los hombres ha convertido en eficacísimos medios de oprimir y expoliar al resto de sus semejantes.
No cabe el evadirse a la Naturaleza, cuyas condiciones de relación con la Humanidad hay que conocer y observar estrictamente, si no se quiere ser aplastado por los hechos naturales al seguir éstos su curso lógico. El hombre que quisiera rebelarse al acto natural e imperativo de comer, moriría. El hombre que intentara rebelarse al acto imperativo, natural, de morir, no moriría menos. Hay, pues, que estudiar la Naturaleza, dominar sus secretos y amoldarnos a su modo de ser y a sus manifestaciones, procurando siempre extraer de ellas lo que de mejor haya para nosotros. Respecto al mundo desconocido, a lo irreal y a lo misterioso, hay que prescindir de ello totalmente, limitándonos al examen de lo que vemos, palpamos y podemos comprender, y contemplando todas las cosas con el ánimo exento de prejuicios para poder formar una idea exacta y natural, no convencional e ilógica, de ellas. Quien, por ejemplo, comenzase a hacer estudios espíritas, llevando la convicción previa de que los espíritus existen, no podrá nunca llegar a la verdad, pues cualquier indicio que encuentre lo considerará afirmativo, mientras que el no encontrar indicio alguno no debilitará en nada una fe que ya vibraba a priori sin necesidad de comprobación ninguna.
Por lo que toca a la Sociedad, Bakunín la mira, igual que a la Naturaleza, como un hecho fatal, inmenso, ineludible, que no puede controvertirse ni definirse, ni como bien, ni como mal. Es, simplemente, una realidad superior y anterior a todas las voliciones y a todas las posibilidades humanas. Como la Naturaleza, corno la Vida misma, la Sociedad tiene que admitirse sin discusión. Así como al descontento de haber nacido en la Tierra no le queda ni aun la solución de arrojarse fuera del Orbe, al descontento de la Sociedad, como al descontento de la Naturaleza, y como al descontento de la Vida, no se le ofrece salida posible. El hombre, producto de la Sociedad, según el criterio bakuninista, no puede desligarse de ella sin destruirse, como un brazo o un pie no puede, sin anularse, separarse de la sociedad fisioquímica que forma cada cuerpo viviente.
El anarquista verdadero no es, pues, un negador de la Vida, un enemigo de la Sociedad, un partidario de la Nada. El nadista, suponiendo que lo haya, no es precisamente el anarquista. Este, por el contrario, ama la Vida y la Sociedad y quiere la exaltación de ambas dentro de la razón y de la Naturaleza, luchando, en consecuencia lógica, contra las instituciones absurdas y antinaturales que niegan la Vida, constriñen la Libertad y convierten la Sociedad espontánea en un rebaño organizado por medios coactivos.
El anarquismo quiere, verbigracia, que cada hombre haga su voluntad, mientras ésta no se oponga al sentir de la Sociedad en pleno (que, en este caso, y sin otros recursos, que la simple manifestación de su voluntad colectiva, puede aniquilar moralmente a cualquier individuo aislado, por temible y potente que sea). Pero si la voluntad de este individuo coincide con la de otros, nada se opone a que todos ellos, individuos libres, se federen en un grupo libre, cuyos deseos electivos pueden, sucesivamente, realizarse mediante asociaciones voluntarias con otros grupos. Indudablemente, nada hay aquí de absurdo, antinatural o negativo. Por el contrario, es disparatado, estúpido e indignante, y, sobre todo, pugna con las leyes de la Naturaleza, el que un individuo, en virtud de una ley convencional, que no ha contribuido a promulgar o ha sido promulgada con su voto en contra, pueda ser compelido a verificar actos que le vejan o le repugnan, obligándole a verificarlos con el empleo de los medios impositivos de que dispone un Estado en cuya organización, composición, regencia y beneficio no tiene arte ni parte el individuo de que se trata. La razón que en principio asiste a Bakunín y a los anarquistas, resplandece, deslumbradora, en este como en otra infinidad de casos.
Es, por lo tanto, el Estado, con sus consecuencias, Ley, Gobierno, Coacción, y no la Sociedad, lo rechazado y combatido por Miguel Bakunín. En un principio, cuando el hombre comenzó a despertar del sueño magnético de la irracionalidad en que vivió sumido durante cientos de siglos, la Religión fue el órgano moral y el Estado el instrumento material de los que la Sociedad, instintivamente, se valió para aglutinarse y progresar. Pero el hecho de que esas instituciones hayan tenido en la Historia una evidente importancia y hayan constituido una necesidad absoluta, no abona el que la Humanidad tenga que continuar llevándolas sobre sus hombros tal que dos fardos. Es como si el andador en que un niño ha dado sus pasos primeros se convirtiera en objeto permanente de su uso cuando ya ha dejado de serie preciso.
En este sentido, Bakunín propone la destrucción de la Religión por la práctica de la crítica, y la demolición del Estado por la acción revolucionaria. Abolidas entrambas instituciones, el hombre podrá reorganizarse libremente en la forma que la Naturaleza le aconseje y exija y del modo más beneficioso para la colectividad y para el individuo. Sin leyes, sin autoridades, sin monopolios ni contribuciones, el ejercicio de cualquier actividad será mucho más fácil, grato y fructífero. Todos trabajarán, porque este es un dictado de la Naturaleza y una necesidad social; pero se dedicarán a aquello que prefieran y trabajarán menos, porque, laborando todos y aprovechándose cada uno del fruto total y directo de su trabajo, eliminando la enorme masa parasitaria (plutocracia, aristocracia, burocracia, ejército, clero, etc.), que hoy subsiste a costa del sudor ajeno, cada hombre, en una breve jornada diaria, producirá más que de sobra para sus necesidades.
Para llegar a una Anarquía perfecta, en la que todos los seres, libres de las cadenas seculares, vivan armoniosamente, independientemente, dentro de la Naturaleza y de la Sociedad, no sólo es imprescindible derribar el Estado de un golpe, sino que hay que continuar, quizá por espacia de muchos años, lo que Miguel Bakunín, anticipándose al bolchevismo ruso, llamaba la "Revolución permanente", tanto para ahogar probables intentos de restauración del Estado, como para abatir sucesivamente las formas transitorias e intermedias que se fueren creando en el paso del Estatismo a la Anarquía. A esta concepción bakuniníana responde la actual táctica anarquista de acción.
Abolido el Estado, sería, consecuentemente, destruido el poder clerical, y la Religión, falta de órganos dominativos y batida en brecha por la crítica racionalista, sobreviviría muy poco a la ruina general del convencionalismo humano del presente.
Resumiendo: las ideas de Bakunín presentan dos aspectos: destructivo, negativo, el uno; positivo, constructivo, el otro. Al primero pertenece la labor de crítica religiosa y la de lucha revolucionaria contra el Estado, que no es la Sociedad, sino sólo una de sus formas históricas, y por ende la más brutal y abstracta. No obsta que, en alguna ocasión, el Estado quiera el bien general y trate de imponerlo. También contra este bien hay que luchar, porque no es bueno nunca lo que de grado no se acepta y de corazón no se ama. De modo que, en todos los casos, el deber del revolucionario, del anarquista, está en combatir todas las manifestaciones estatales y demoler todas las instituciones que emanen del Estado, sin dejar jamás de atacar, a la vez, el "estatismo espiritualista" que todas las confesiones religiosas pretenden imponer a sus creyentes. Despedazar la Religión y el Estado para manumitir, moral y materialmente, a todos los hombres, es el objeto.
La parte constructiva del anarquismo se refiere a la reorganización social en la Anarquía. Bakunín rebate la teoría de que, hecha la Revolución, sea un número determinado de hombres el que se encargue de reconstruir la Sociedad. La creencia bakuninista es muy otra, y propugna la conveniencia de dejar al pueblo dueño de sus destinos, para que él mismo, siguiendo sus propios sentires, al margen de toda imposición, de toda dictadura permanente o provisional, se trace sus normas de conducta y se organice como bien le parezca. "Que todas las pasiones se exacerben, que se desencadenen todos los instintos -decía Bakunín- Y de ese temporal humano saldrá la armonía del porvenir".
No obstante, el propio Bakunín reconocía la conveniencia de crear algún órgano de acción que, en un momento dado, interpretando la libérrima voluntad de sus afiliados todos, dictase, sin carácter oficial, las líneas generales de una reorganización común, y las hiciese triunfar en la conciencia de las masas. La "Alianza" tendía a este fin, como anteriormente hemos visto.
Pero nótese que esta institución no tendía a establecer una dictadura de partido, como los comunistas han hecho en Rusia y los fascistas han impuesto a Italia. No. La Alianza, procediendo en nombre de la razón natural, aspiraba al triunfo de sus creencias en el ánimo de las masas, para que éstas se manifestasen y operasen según el criterio aliancista que se formaría, colectivamente, por la suma de los criterios de todos los aliados. No se intentaba, pues, forzar al Pueblo a aceptar un dogma, como hacen los católicos en el orden religioso, los fascistas en el político y los comunistas en el social. El objeto era crear una voluntad colectiva y realizarla. Y como a la Alianza, en principio, eran admitidos todos sin que a nadie se le impusiese un credo ni un reglamento que le limitase su libertad, la voluntad de la organización podía ser el total de un conjunto de voluntades naturales espontáneas y humanas de verdad, por cuanto brotaban del seno mismo del sentimiento y el pensamiento de cada individuo.
Antes hemos tenido ocasión de apreciar cuáles eran las ideas de Miguel Bakunín respecto a las condiciones en que había de reanudarse la vida social. Deshechos por la violencia los lazos forzosos que unen hoy a los individuos con las colectividades y a éstas entre sí, la reorganización se haría de abajo a arriba, de menor a mayor, según los principios del federalismo integral. El hombre, libremente federado en Sindicatos para atender a las necesidades económicas, libremente agregado a Municipios libres desde el punto de vista territorial. Los Sindicatos, agrupándose voluntariamente unos a otros; los Municipios federándose libremente, para constituir provincias o regiones; las regiones, uniéndose espontáneamente para constituir nacionalidades libres y éstas confederándose a su vez. A este respecto, observaré que el Programa de los Republicanos Federales Españoles viene a coincidir, sin demasiadas diferencias, con las aspiraciones ideológicas de los anarco-sindicalistas, y no está quizá lejano el día en que el Partido Federal, la Confederación Nacional del Trabajo y las Federaciones Anarquistas de España lleguen a un convenio de ayuda mutua para la acción, ya que no también para la ideología.
Expuestas quedan aquí las ideas principales de carácter práctico que distinguieron e individualizaron la ingente personalidad filosófica de Bakunín. Y, para terminar, transcribiré las palabras con que el gran agitador define las aspiraciones supremas del individuo en su marcha ascendente de la fatalidad ciega al libre albedrío, de la Autoridad (autocracia) a la Libertad (acracia): "Insignificante y perecedero, gota impalpable en el mar sin orillas de la evolución universal, con dos eternidades desconocidas, detrás una, delante la otra, el hombre activo, pensante, consciente, reposa, orgulloso, en el sentimiento de la libertad, que él mismo se labra, alumbrando, libertando, revolucionando al mundo que le rodea. Este es su consuelo, su premio y su paraíso... Su palabra postrera, su pensamiento más profundo sobre la unidad del Universo, será el sentimiento de la "eterna transformación universal" esto es un movimiento sin principio ni fin, ilimitado. Lo opuesto a cualquier clase de providencia, la negación absoluta de Dios".

10 de noviembre de 2008

¿Es rica o pobre la provincia de Guadalajara?

Maquinaria de la mina de oro de La Nava de Jadraque, foto de Modesto Bargalló (Archivo La Alcarria Obrera)

Una de las polémicas más tramposas en las que se vieron envueltos los habitantes de Guadalajara desde las últimas décadas del siglo XIX fue la que pretendía establecer si la provincia alcarreña reunía condiciones naturales para asentar su prosperidad o si, por el contrario, estaba condenada a la pobreza por carecer de recursos suficientes para su progreso material, como si la acción humana no fuese capaz de crear fuentes de riqueza propias y abundantes y como si la industria no hubiese superado a la agricultura como motor de la economía. En El Atalaya de Guadalajara se abrió un debate público durante el otoño de 1889 en el que expusieron su opinión Antonio Pareja Serrada, Diego García Martínez y otros vecinos de la provincia. Ofrecemos el artículo del briocense Blas Cobeño y Barragán, uno de los más interesantes, que se publicó en el número correspondiente al 1 de septiembre de 1889.

Con el acierto que le caracteriza y con la galanura de estilo propios de un tan distinguido escritor, el Sr. D. Antonio Pareja y Serrada, ha planteado una tesis de verdadera, de capitalísima importancia para la provincia, y la que en nuestro concepto, si algo provechoso ha de hacerse, es de indispensable necesidad resolver á priori.
Hace el Sr. Pareja un llamamiento á todos los hijos de la provincia, para que prestemos nuestro concurso al tema por él planteado, y contándonos en el número de las que se honran con haber nacido en ella, nos apresuramos a responder a su invitación, y aunque insignificante por ser nuestro, a prestar de buena fe nuestro concurso a la obra común, desde las columnas de El Atalaya, por más que hace ya mucho tiempo que a la obra de la regeneración de la provincia venimos prestando preferente atención en las de nuestro periódico, la Revista de Montes y Plantíos, y público y notorio es que el hacerlo nos ha ocasionado no pocos disgustos y sinsabores que soportamos sin pesar, y hasta los veríamos con gusto, si debido a ellos conseguimos perfeccionar algunos detalles de la Administración provincial.
¿Cuáles son los elementos necesarios para que un pueblo o una región pueda considerarse rica?
Para que así pueda conceptuársela, basta, a nuestro entender, con que produzca lo suficiente a las necesidades de la vida de sus habitantes y a las exigencias de la civilización y el progreso de los tiempos.
No es indispensable para que una región pueda considerarse como rica, que la producción de su suelo abrace todos y cada uno de los productos necesarios para la vida, bastando solamente que posea uno cualquiera de los ramos en que la riqueza está dividida, para que, con los rendimientos que de este obtenga, le basten y aún le sobren para proporcionarse cómodamente aquellos productos, adquiriéndolos en las localidades o regiones que se produzcan de mejor calidad y a precios más económicos.
Obstinarse en producir dentro de una región todo lo necesario para atender a las necesidades de la vida de sus moradores, es un error económico y como tal de resultados funestísimos; desde que no solamente hace que sean improductivos o poco menos los capitales y el trabajo que a estas producciones se dedican, sino que además hace que no tome el incremento y desarrollo necesario la palanca más potente de las modernas sociedades: el comercio.
Fuera de toda duda está hoy, que el comercio es el agente más poderoso, el auxiliar más eficaz de la civilización y del progreso humano; por lo tanto, cuantas medidas se tomen para favorecerlo y contribuir a su mayor desarrollo, han de merecer la aprobación de los amantes de la riqueza y bienestar nacional.
Las condiciones topográficas de nuestra provincia, hacen que una buena parte de su territorio no sea a propósito para ser dedicada al cultivo agrario, lo que a nuestro entender, si hoy dada la sobriedad de sus hijos, puede bastar la producción agrícola para atender el consumo, esto ha de ser insuficiente el día que todos coman pan de trigo, cosa que por desgracia hoy no sucede, por lo que entendemos que aun no saliendo de la provincia los granos que hoy salen, consumiéndose en ella todo el trigo que se produce, el día que como antes decimos, todos sus habitantes coman pan de trigo, habrá necesidad de importar un buen número de hectolitros.
¿Es susceptible de producir más cereales que los que hoy se producen?
No ponemos en duda que mejorando el cultivo, empleando y aplicando todas las manifestaciones de la ciencia, los cultivos podrían mejorar en algo y en algo también aumentar la producción actual; pero en nuestra opinión nunca llegará á producir en este ramo lo necesario para atender las necesidades del consumo, dado por supuesto el hecho que antes decíamos.
Si exceptuamos algunas vegas, el resto de la Alcarria propiamente dicha es un terreno pedregoso, de costosísima labor y de muy insignificantes rendimientos. La producción de trigo en la sierra y en sus estrechas vegas es escasa y no merece la pena de tomarla en consideración, puesto que á duras penas puede conseguirse que entre aquellos terrenos pizarrosas, se produzca algún centeno; quedándonos únicamente la campiña, á la que propiamente podemos llamar el granero de la provincia; pero por más que seamos los primeros en reconocer la fertilidad de su suelo, no basta, ni bastará, aun cuando se introduzcan los adelantos todos, para atender a las necesidades del consumo, el día que coman pan de trigo todos los habitantes de la provincia. Pero el que pensemos con desapasionamiento y rindiendo culto á la verdad como debe hacerse siempre que se trata de estudiar los medios de vida que cuenta una provincia para el desenvolvimiento de su riqueza, que no es la producción de cereales, lo que más se debe extender al procurar poner los medios para sacar á la provincia del estado de postración en que yace, no es que aconsejemos que se abandone esta fuente de riqueza en aquellos terrenos que sean propios para desarrollarla, lo único que aconsejamos, es que en la inmensa mayoría de las tierras que hoy están dedicadas á la producción de cereales y que, como antes decimos, no remuneran ni el trabajo ni los gastos que el cultivo trae aparejados de suyo, se dediquen á otra clase de producción que esté en más armonía con el clima y las condiciones topográficas del país.
Somos partidarios incondicionales del progreso; creemos que todo cuanto por impulsarle se haga, es semilla que al fin y al cabo produce óptimos frutos; pero al mismo tiempo, no somos refractarios sistemáticos de las cosas tradicionales y particularmente, cuando estas se refieren á las producciones de cada uno de los países; en este punto, aceptamos la tradición, procurando siempre auxiliarla con los adelantos enseñadas por la ciencia y comprobados por las experiencias. Bajo este punto de vista, entendemos que la Alcarria tiene dos producciones a las que no pueden hacerla competencia las similares del resto de la nación: la miel y las nueces; mas no se crea que opinamos que a esta producción deben concretarse todos los esfuerzos de su agricultura, por más que, a nuestro entender, son dos fuentes de producción que deben ser miradas con preferencia.
Esto no obstante, rindiendo culto a los modernos adelantos, es nuestra opinión que las tierras altas y las laderas de las cerros que tanto abundan en la provincia, deben destinarse al cultivo de la vid, puesto que su terreno reúne las condiciones más a propósito para dar un excelente y abundante fruto.
Podríamos poner como razonamiento de nuestra opinión, el incremento que de pocos años á esta parte ha tomado el comercio de exportación de vinos; pero prescindiendo de este punto importantísimo, tenemos en nuestro apoyo la circunstancia de lo ruinoso que el cultivo de cereales resulta en estos terrenos y además, el que estando la Alcarria, tan inmediata á la capital de la nación, solo necesitaría cuidar un poco la elaboración de sus vinos para que estos pudieran presentarse en el mercado en tan buenas condiciones y de tan buena calidad como se presentan los de la Rioja, que por cierto se van poco a poco acreditando entre los verdaderos inteligentes.
Ya estamos oyendo decir que para llevar adelante la transformación que en el cultivo de la tierra proponemos, ante todo hace falta disponer de capital y que nuestros agricultores, están atravesando igual crisis que atraviesan los del resto de la nación, cosa que nosotros conocemos perfectamente; lo que no importa, para que la reforma se vaya realizando paulatinamente y sobre todo, para que se procure elaborar con sujeción á los adelantos introducidos en la viticultura, los caldos que resulten de las viñas que hoy existen; además de esto, nuestra medida no es nueva ni mucho menos, puesto que hace tiempo que nuestros labradores están transformando el cultivo como lo prueba el buen número de hectáreas de viña que se han plantado de pocos años á esta parte; así, pues, hecho lo principal, no creemos que sea difícil de realizar lo secundario, ó sea la buena elaboración de los vinos.
Por manera, que nos encontramos ya con cuatro productos, á los que con buen resultado pueden dedicarse nuestros agricultores; pero ¿bastan por sí solos estas producciones para llevar el bienestar á los habitantes de la provincia?
La tarea que hemos emprendido, es demasiado grande para poder concretarla en el artículo de un periódico; por lo tanto, la contestación á la pregunta que dejamos formulada en el anterior párrafo, así como el estudio de cada una de las ramas de producción que la provincia abriga en su suelo; serán objeto de estudio en sucesivos artículos.