Programa de los Juegos Florales del Ateneo Caracense, Guadalajara, 1893 (Archivo La Alcarria Obrera)
El 4 de octubre de 1879 se celebraba en Guadalajara la solemne apertura del nuevo curso del Ateneo Científico, Literario y Artístico de la localidad, una iniciativa que era heredera de aquel primer Ateneo que abrió sus puertas en la capital alcarreña durante el Trienio Liberal (1820-1823) y cuya reapertura había sido una aspiración de la burguesía más culta y progresista. Terminados los vaivenes del Sexenio Revolucionario (1868-1874) y con los primeros pasos de la Restauración, se había organizado un Ateneo que, como tantas otras cosas en Guadalajara, llegaba tarde. El optimismo científico, el espíritu ilustrado de una cultura al margen de luchas políticas y religiosas, el amable hermanamiento entre la ciencia y la fe... eran señas de identidad de una ciencia y de una burguesía a las que el empuje de la Revolución Industrial había arrumbado en el baúl de la Historia. Sin embargo, este discurso de Francisco Fernández Iparraguirre, el que mejor representaba esta idea que el Ateneo encarnaba, nos permite conocer los trabajos y la divulgación científica en la Guadalajara de aquel lejano 1879.
Memoria de los trabajos llevados a cabo en el Tercer Curso, leída por el Secretario General Don Francisco Fernández Iparraguirre
No hace aun tres años, señores, que el Ateneo, cuyo cuarto curso se inaugura en estos momentos, no pasaba de ser una modesta aspiración de algunos amantes del saber, juzgada por los más benévolos como atrevida y por la generalidad como insensata é irrealizable.
Más tarde se vio que no lo era, y el decidido apoyo que prestaron á aquel fecundo germen personas de todas las clases sociales y las de ilustración reconocida, hizo posible su instalación en condiciones tan favorables como todos sabéis.
Pero nunca pudieron suponer los iniciadores de aquel pensamiento que el Ateneo de Guadalajara había de llegar al grado de esplendor que después alcanzara.
Descritas con galana frase y elegante estilo, os han sido leídas desde este sitio por los ilustres secretarios que sucesivamente le han ocupado, las memorias-resumen de los trabajos realizados por el Ateneo en sus dos primeros cursos.
¡Lástima grande que la página más brillante haya de ser la peor descrita, y que el encargado de hacer el resumen del tercer curso no sepa encerrar en elegante marco cuadro de tan gran mérito!
Empero no es menos bella la naturaleza porque un pintor poco diestro emborrone al copiarla algunas varas de lienzo y vuestro buen criterio os hará discernir lo que pertenece á cada uno; todo lo grande, todo lo que de mérito halléis, atribuídselo sin temor de equivocaros á los autores de los trabajos que se van á reseñar; lo pequeño, lo defectuoso es exclusivamente mío.
Previendo sin eluda tan lamentable falta, los laboriosos secretarios de las secciones han publicado en diferentes números de la Revista detalladas reseñas de las conferencias celebradas; cuyo feliz pensamiento disculpa y aun obliga la brevedad con que he de ocuparme de estos trabajos.
Conferencias ó sesiones científicas, literaria y artísticas; cátedras de diversas enseñanzas; agradables veladas; certámenes y publicaciones periódicas han sido, como en años anteriores, los trabajos de esta sociedad; pero aumentados todos y trasformados muchos, afectando formas variadas, merced á la actividad de la Junta y la de los señores socios.
Empezaron las conferencias científicas con la de un ilustre profesor, que nos trazó á grandes rasgos el concepto de la ciencia, definiendo con exactitud matemática, encadenando con precisión lógica. Modesto, coma todo el que vale; profundo y elevado, como el asunto lo requería; sencillo y claro, á pesar de la dificultad de serlo en las elucubraciones filosóficas, nos hizo comprender á todos, aun á los más ajenos á esta clase de estudios, lo que es la ciencia en sí, principios en que se funda, su fondo, su forma y el procedimiento analítico de que se vale como instrumento.
El pretendido antagonismo entre la ciencia y la fe, la lucha real que se entabla entre las escuelas ortodoxa y libre pensadora, cuando esta insaciable en sus aspiraciones no reconoce para la ciencia límite, y aquella humilde confiesa la limitación de la inteligencia humana; esa lucha hoy más que nunca sostenida, no podía menos de reflejarse en el Ateneo y una buena parte de sus conferencias han defendido el pro y el contra de esta siempre honrosa lid.
Un joven licenciado en Sagrada Teología, comprendiendo perfectamente que el sacerdote católico ilustrado no puede permanecer indiferente cuando en el palenque científico se debaten las más importantes cuestiones, llegando á ponerse en abierta contradicción las ideas y en aparente incompatibilidad algunas con las verdades de la religión revelada, vino a dar en el Ateneo una serie de conferencias para demostrar la completa conformidad del Génesis con los recientes descubrimientos de las ciencias cosmogónicas y geológicas. Impregnadas de profunda erudición teológica, filosófica y científica; establecidas á la vez sobre la base de la tolerancia más amplia, nos hicieron ver sus disertaciones cuánta latitud, cuánta libertad tiene el hombre de estudio aun dentro del catolicismo y cuán infundadas han sido, son y serán siempre las quejas de los sabios que pretenden encontrarse cohibidos por la iglesia, cuando esta nunca ha querido intervenir en sus trabajos puramente intelectuales, limitándose á trazarles el camino de la moral, por si, demasiado abstraídos en sus concepciones materialistas, se olvidaban de la dirección que á su voluntad debieran imprimir.
Los diversos sistemas cosmogónicos fueron examinados en detalle y en nada se encontraba oposición con la exégesis sagrada; solo esta exige que se respete la idea de un Dios creador y todos los sistemas racionales parten de esa idea primordial. El origen y duración de los diferentes periodos en que el mundo fue creado, los trastornos producidos por el diluvio descrito por Moisés, y justificado por todos los geólogos, pueden ser interpretados de muy diversas maneras sin que en ellos se falte en nada á las declaraciones de la Iglesia.
No han terminado aun los estudios provechosos de nuestro joven amigo y el Ateneo tiene derecho á esperar de su ilustración y laboriosidad satisfacciones tan grandes como las que á todos produjeron sus conferencias del curso anterior.
Un militar distinguido, profesor acreditado, ocupaba más tarde la tribuna para desarrollar en ella un tema análogo y demostrar las relaciones de la fe y la razón en el siglo XIX. Con el inflexible criterio de la lógica, con el incontestable rigor del razonamiento, examinó el carácter de universalidad que, como ninguna otra religión, presenta el catolicismo; se ocupó del origen del racionalismo moderno, hizo ver la necesidad de un tribunal que interprete la ley sagrada como el tribunal civil se encarga de interpretar las leyes políticas; y por último, demostró la marcada superioridad que sobre el protestantismo, sistema de transición, presenta el catolicismo, por la posesión de la verdad, por el desinterés que muestra y por la invariabilidad de sus dogmas y preceptos morales.
Cuestiones sociales, de la más alta trascendencia, han ocupado también al Ateneo, y uno de nuestros convecinos, notable repúblico, que en más de una ocasión ha representado dignamente á su pueblo en los puestos más elevados, examinaba detenidamente las condiciones, causas y remedios de las huelgas; esas contravenciones del orden político, manifestaciones genuinas de la constante lucha entre el capital y el trabajo, quienes interesados por igual en evitar antagonismos perjudiciales, tienden hoy á organizarse para hacer respetables sus mutuos derechos y asegurar el cumplimiento de los respectivos deberes.
El positivismo, como sistema filosófico, es el que mejor realiza la idea de progreso, tema anunciado desde el curso anterior, fue expuesto á la consideración del Ateneo por un elocuente orador, fogoso y entusiasta, y la discusión promovida con este motivo no defraudó las esperanzas fundadas en el interés que debiera ofrecer punto tan importante. El disertante expuso extensamente en una primera conferencia la idea del progreso, tal y como la concebía, declarándose partidario de las doctrinas de la escuela positivista inglesa; y á sus aseveraciones contestaron en diversas conferencias otros señores socios, combatiendo en diferentes terrenos la doctrina positivista; hubo también quien en sesiones posteriores se declaró partidario de esta doctrina, y tras largas y notables disertaciones de unos y otros, que entretuvieron agradablemente y por mucho tiempo al Ateneo, el Sr. Presidente de la sección segunda hizo el resumen de las opiniones emitidas.
La índole de la institución real durante la época gótica fue examinada bajo el punto de vista histórico-crítico é ilustrada con un riquísimo caudal de datos por un eminente socio, que más tarde debía continuar ocupándose de los concilios de Toledo y terminar la discusión iniciada en el año anterior sobre este tema; pero inesperadas y sensibles desgracias hirieron á nuestro respetable y querido amigo, y le mantienen aún separado del Ateneo, donde tantos y tan relevantes servicios ha prestado, que no se llena fácilmente el vacío que determina su ausencia. Quiera el Cielo cicatrizar cuanto antes las profundas heridas de su corazón, para que de nuevo tengamos el gusto de oír al distinguido maestro é ilustrado doctor.
Un reputado higienista, que en los años anteriores había dado pruebas de sus vastos conocimientos fisiológicos, ocupó algunas sesiones para tratar de la prostitución, una de las más lastimosas llagas sociales, cáncer terrible que destroza en flor la humanidad; y examinándola en sus causas, en sus condiciones fisiológicas y psicológicas, estudiando los inconvenientes y ventajas que para su remedio presentan los sistemas tolerante y represivo, dio lugar á que otros comprofesores, tomando parte en la discusión, debatieran con él sobre cuestiones tan trascendentales.
Al principiar el año, un orador novel, infante que apenas balbucea, á quien es necesario hablar con trompetilla y a voces, sin que casi acierte luego á repetir lo que oyó, reunía, sin embargo, en los salones del Ateneo, una concurrencia extraordinaria. Y es que á, la vez contábamos con que el intérprete del fonógrafo había de ser el hábil maestro, el incansable obrero de la ciencia, a quien tantas otras veces habíamos escuchado con la seguridad de aprender. Y con efecto, aprendimos en la parte técnica de la conferencia el estudio analítico de la voz articulada, en su parte histórica los más relevantes episodios de la vida del inmortal Edison, y en su parte práctica los admirables efectos del más notable de los inventos de la época actual.
Movimiento literario que imprime en su época el Rey D. Alfonso el Sabio, examen de las condiciones del siglo que precedió á este reinado, sus principales hechos y las obras de todo género con que impulsó el desarrollo de la literatura y el sentimiento lírico; tales fueron los puntos más culminantes de las conferencias con que uno de nuestros más laboriosos y jóvenes consocios ocupó agradablemente nuestra atención algunas noches después.
Más tarde nos sentíamos trasportados al pie de la gran pirámide de Egipto, y guiados en el examen de sus prodigiosos arcanos por un ingeniero eminente, pudimos hacemos cargo de las bien calculadas dimensiones de aquel edificio, su orientación y emplazamiento; oyendo después de tan autorizados labios las diversas hipótesis que se hacen sobre el origen de aquel antiguo monumento.
Difícil es esmaltar, sin ser inoportuno, la severa doctrina, los sublimes y profundos conceptos científicos con chispeantes gracias que, sin carecer de naturalidad, amenicen la aridez de ciertos estudios; y sin embargo, en la teoría mecánica de la electricidad, continuación de una serie de conferencias que aun no ha terminado, tuvimos todos ocasión de gozar de tan agradable contraste, que muy pocos saben conseguir con la habilidad y el talento del socio encargado del desarrollo de este tema. La historia de tan importante rama de la Física, sus principales hipótesis y en especial la del padre Sechi, sirvieron admirablemente al disertante para explicar la tensión, inducción, las atracciones y demás fenómenos principales.
Con la mayor naturalidad y sencillez, como si no se tratara de importantes conceptos, que no es fácil exponer sin que les hayan precedido algunos años de laborioso y concienzudo trabajo, otro señor socio, licenciado en la facultad de ciencias, demostró la influencia de la lógica en el estudio de las Matemáticas, examinando en primer lugar las fuentes de esta clase de conocimientos, los puntos vulnerables que presentan, y finalmente, las relaciones de estos con la ciencia origen.
La historia y desarrollo progresivo del arte litográfico, sus fundamentos científicos, descripción de los útiles que emplea y sus principales aplicaciones, formaron el núcleo de una interesante conferencia hábilmente desarrollada por un eminente profesor.
Una sucinta reseña de los medios empleados para hacer la guerra, y sobre todo la guerra en el mar, sirvió de prólogo á la no menos interesante que, acerca de los torpedos, tuvimos el gusto de escuchar algunos días más tarde. El origen y forma primitiva de este mortífero aparato, las diversas y progresivas modificaciones que después ha sufrido, su clasificación y examen de los últimos adelantos, completaron esta disertación en extremo curiosa y bien desempeñada.
Un joven alumno, ocupándose de la historia de las aplicaciones del vapor de agua, dio al Ateneo una muestra cumplida de laboriosidad y aplicación; no es la primera ni será la última, y no en vano funda esta sociedad sus esperanzas en los que al fin comprenden cuál ha sido el principal objeto de su creación.
Nuestro ilustre presidente, á cuya actividad y talento se debe en gran parte el floreciente estado de la sociedad, no acostumbra á permanecer inactivo en ninguna de las esferas en que se desarrolla la vitalidad del Ateneo, y, como en cursos anteriores, su entusiasmo por la ciencia le condujo en el actual á iniciar una discusión acerca de la influencia de las preocupaciones religiosas en el atraso de la Geología. Otro de nuestros más eminentes consocios, filósofo á la par que naturalista, campeón incansable de las doctrinas ortodoxas, intervino en la discusión y ambos la ilustraron dándole sumo interés con sus importantes aseveraciones.
De intento, y porque terminaron con el curso, hemos dejado para la conclusión las conferencias en que, bajo una forma enteramente nueva y original, con multitud de aparatos exclusivamente construidos para este objeto y todos los experimentos necesarios, se expuso la teoría de las ondulaciones con tal sencillez, que bien puede llamarla su autor al alcance de todos. Algunas páginas de la Revista no han bastado para dar idea completa de estas sesiones; mal podríamos, ni aún siquiera enumerar, como hemos tratado de hacer en las anteriores, los puntos más culminantes que las disertaciones comprendieron. El Ateneo puede gloriarse de haber dado á sus tareas tan digno remate, que no se hubieran desdeñado de aceptar las asociaciones científicas de mayor importancia.
Y esta consideración sugiere en los que nos preciamos de entusiastas por el Ateneo, otra que entristece el ánimo y apena el corazón. Trazado está el magnífico cuadro de conferencias que durante el pasado curso han tenido lugar en estos salones: no pueden ser más ni mejores; pero ¿por qué no decirlo? tampoco puede ser más de lamentar la apatía de muchos socios que, pudiendo tomar parte activa en los trabajos de la sociedad, huelgan tranquilos, dejando á unos pocos llevar esa carga, y el abandono de muchos más, que ni aún con su asistencia quieren contribuir al mejor éxito de estas tareas.
Mención especial merecen los trabajos de la sección 3ª, cuya junta directiva ha demostrado noblemente que no en vano el Ateneo es, á la vez que científico, literario y artístico.
Antes, mucho antes que en otras asociaciones que después han tenido la misma idea, hubo en esta el propósito de celebrar lecturas literarias en que, á la vez que se dieran á conocer selectas producciones de nuestros mejores clásicos antiguos y modernos, se leyeran composiciones originales de los socios.
Mas las horas literarias, que con este carácter empezaron, hubieron de sufrir bien pronto una trasformación, de que no tenemos ciertamente por qué arrepentirnos.
En ellas se dio entrada al bello sexo, y en las amenas veladas que mensualmente se han celebrado con aquel nombre, hemos visto llenos nuestros salones de elegantes y apuestas damas, que no venían ya solo á prestar con sus encantos magnificencia y esplendor á la fiesta, sino que venían á contribuir con sus talentos y sus gracias, á prestarnos también su inteligencia y su corazón, á pensar con el filósofo, á crear con el poeta, á sentir con el artista, que trasforma en mágicas notas la sencilla vibración; á arrancar ellas mismas esas notas armoniosas que nos conmueven tanto más, cuanto más delicada es la mano que las produce; á trasportamos con su canto dulce y melodioso al edén que soñara la fantástica imaginación; á entonar en su inspiración bellísimas composiciones, que son tanto más de aplaudir, cuanto más sentimiento encierran, y son tanto más sentidas, cuanto es más débil el corazón donde germinan.
Imposible seria en el corto espacio de que ya dispongo, si no he de seros molesto, referir lo que esas agradables reuniones han sido, ni necesario es tampoco, estando tan recientes sus recuerdos, ya que nada ha podido en contra suya el rigor canicular que todo lo agosta y que en años anteriores hizo dormir al Ateneo, mientras que en este se ha visto más que nunca adornado de abundantes y preciosas flores.
Al primer pensamiento de las horas literarias han correspondido las lecturas que semanalmente se han celebrado y siguen celebrándose bajo la presidencia de la misma sección 3ª.
En ellas se han leído los mejores modelos de prosa y verso; en ellas se han dado a conocer las producciones modernas más notables; en ellas los inspirados vates que cuenta en no pequeño número este Ateneo, han dado rienda suelta á su fecundo numen, y los que empiezan á sentirse abrasados en el fuego que inmortalizara a Calderón, Dante y Petrarca, han hecho sus primeros pasos bajo la égida protectora de tan acreditados maestros.
Han tenido lugar en el pasado curso las dos veladas con que por costumbre celebra el Ateneo la inauguración de sus tareas y el aniversario de su creación; á ellas habéis asistido casi todos los que con vuestra presencia honráis esta noche nuestros salones, y además de gozar con las producciones de la literatura y el arte, oísteis con religiosa atención discursos profundos que dan clara idea de los poderosos elementos con que cuenta el Ateneo, y de la ilustración del público que con tanto agrado escucha sus trabajos más fundamentales.
En la del 25 de marzo oísteis también de labios de su autor y laureado vate, la lectura de las trovas tituladas Alvar-Fáñez de Minaya, que merecieron ser premiadas con mención honorífica en el único concurso celebrado en este año.
Continuando la cátedra de alemán, se ha inaugurado en el pasado curso la de perfección de francés, ambas á cargo del Sr. D. Tomás Escriche, y otra de lengua italiana, explicada por el Sr. D. Hilarión Guerra.
Por iniciativa de la sección 3ª se ha creado igualmente una cátedra de dibujo lineal, topográfico, de paisaje, de adorno y de figura, y los profesores D. José María López y D. Mariano Vallhonrat, que con celo laudable la han tenido á su cargo, pueden estar orgullosos de los progresos obtenidos en un plazo bien corto por los laboriosos menestrales que en gran número han concurrido con algunos jóvenes estudiantes y no pocos señores socios, ávidos todos de poseer arte tan útil como bello.
Cuando el Ateneo celebre su próxima solemnidad, veréis premiados el genio y aplicación de los alumnos que en público certamen resulten ser acreedores de notable censura.
Hase terminado el primer tomo de la Revista, cuyos cinco últimos números correspondientes á este curso encierran, además de los documentos y datos relativos á la historia del Ateneo, que han sido leídos en sus sesiones ordinarias y extraordinarias, trabajos especiales que, con aquellos, colocan nuestra Revista en uno de los primeros lugares entre las publicaciones de su índole.
La Biblioteca, que cuenta con una colección de publicaciones científicas y literarias, en que figuran las más importantes que ven la luz periódicamente en España y en el extranjero, ha recibido también notable incremento en la parte de obras de fondo con los donativos voluntarios de muchos señores socios, estando cuidadosamente establecida y organizada por el activo secretario de la sección 3ª que hoy la tiene á su cargo.
Al presente inaugura el Ateneo su curso cuarto encontrándose todas sus dependencias instaladas en anchuroso local que, sin embargo, no basta para satisfacer las exigencias de sus múltiples trabajos y de las nuevas reformas que se proyectan. A sus salones, lujosamente decorados, concurre lo más selecto de la sociedad de Guadalajara. Anunciadas están y en considerable número interesantes conferencias, no se interrumpen sus horas y lecturas literarias, y desde hoy se reanudan las cátedras que se suspendieron durante las vacaciones.
Presente más lisonjero no le podemos desear.
Permitidme, pues, que antes de terminar acaricie halagüeñas esperanzas con respecto al porvenir. No es mi cariño optimista ni los augurios fatídicos del pesimismo envidioso los que decidir deben de la vida futura del Ateneo; son sí sus actos. Y cuando acabáis de ver cuáles han sido y observáis el creciente progreso que le imprimen las juntas directivas, rivalizando en celo y entusiasmo, creo que en buena lógica juzgaréis conmigo favorablemente de la existencia de este centro, que honra á Guadalajara, que sorprende á los que le visitan y enorgullece á los que poco ó mucho contribuimos á su sostenimiento.
Con un elemento poderoso contamos, y si este se decide por completo á favor nuestro, el Ateneo asegura para siempre su existencia. Precisa que vosotras, señoras, continuéis prestándonos vuestro incondicional apoyo, precisa que influyáis en el ánimo de los que con vosotras viven, tratando de persuadirles de que, si grande y muy grande es la importancia de esas manifestaciones del genio que tanto hablan al sentimiento, es una necesidad imperiosa que el hombre alimente y cultive su inteligencia, don el más preciado que le enaltece y coloca en el primer lugar entre los seres creados.
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