La Alcarria Obrera fue la cabecera más antigua de la prensa sindical en la provincia de Guadalajara en el siglo XX. Heredera del decimonónico Boletín de la Asociación Cooperativa de Obreros, comenzó a publicarse en 1906 y lo hizo ininterrumpidamente hasta que, en el año 1911, dejó paso a Juventud Obrera.

El odio de la burguesía y el terror al que fueron sometidas las clases populares provocaron su total destrucción: hoy no queda ni un sólo ejemplar de ese periódico obrero.

En 2007 recuperamos La Alcarria Obrera para difundir textos fundamentales y originales de la historia del proletariado militante, con especial dedicación al de Guadalajara, para que sirvan de recuerdo histórico y reflexión teórica sobre las bases ideológicas y las primeras luchas de los trabajadores en pos de su emancipación social.

3 de febrero de 2009

La CNT sale a luz en enero de 1976

Portada del periódico CNT, Madrid, marzo de 1977 (Archivo La Alcarria Obrera)

Derrotada por sus enemigos y traicionada por sus aliados en la Guerra Civil, duramente perseguida y tozudamente dividida durante el largo franquismo, empujada por unos y por otros al rincón de la Historia, la CNT comenzó a reconstruir sus estructuras orgánicas en los últimos años de la dictadura y se convirtió en una referencia insustituible para un número creciente de trabajadores, jornaleros y estudiantes. En el mes de enero de 1976 se celebró un primer Pleno Nacional de Regionales al que asistieron delegados de distintas Regionales y Federaciones Locales, que significó la salida a la luz pública de la CNT después de cuarenta años de clandestinidad y una prueba de su capacidad de reconstrucción. Como se podía leer en una pintada en las calles de Zaragoza, "¡Ánimo abuelos, que ya volvemos!"... y con fuerza. Esta es la declaración final de ese Pleno Nacional de Regionales.

La CNT a la clase trabajadora de España
Tras la muerte de Franco, el capitalismo español ha entrado en una fase en la que sus contradicciones se han agudizado. Por una parte, la burguesía inmovilista (terratenientes, monopolistas, aristócratas y los “puros del régimen”) no ve la necesidad de una evolución. La otra parte, lo que podríamos llamar burguesía progresista (fundamentalmente ligada al capitalismo internacional) ha comprendido que para su supervivencia como clase y no verse mañana desplazada del poder, es necesario iniciar una “reforma” (hasta ahora solo de palabra) con el objeto de llegar a la implantación de una “democracia burguesa”, al estilo de las existentes en los llamados países occidentales.
Nosotros creemos que con este cambio sólo tratan de explotar a la clase trabajadora de una forma mucho más disimulada, para que ésta siga hundida en la miseria humana, económica y cultural. Ante esta falsa democracia, la CNT como organización de base obrera y convencida de que el Sindicalismo Revolucionario o Anarcosindicalismo es el único medio para llegar a la supresión de las clases y a la destrucción del sistema capitalista (tanto privado como estatal), quiere hacer oír su voz para manifestar:
-Que sólo la implantación del Comunismo Libertario puede acabar con la sociedad de clases, el sistema de explotación y la opresión que la origina.
-Que la Acción Directa y Anti-parlamentaria es el único método de lucha de la clase trabajadora para conseguir su emancipación.
-Que una articulación a través de las Federaciones de Sindicatos Únicos de rama es la garantía de la futura democracia obrera y de la gestión de la sociedad a través de la colectividad reunida en Asamblea.
Basados en los puntos anteriormente expuestos y convencidos los trabajadores que debemos luchar en Sindicatos Libres e independientes de los partidos, como único medio de alcanzar la verdadera Revolución Social, proponemos:
-La Solidaridad y respeto absoluto del hombre:
-La participación directa en la actuación y en la lucha;
-Rechazo del liderismo y de la burocracia en los Sindicatos;
-Independencia económica de los Sindicatos respecto de cualquier partido o Estado;
-Derecho a la objeción de conciencia;
-Abolición de la pena de muerte y métodos represivos;
-Eliminación del paro obrero y nivelación de sueldos con respecto al nivel de vida;
-Abolición de la duplicidad de empleos fijos y eventuales, así como del trabajo a destajo, primas y horas extras;
-Una educación racional e integral sin discriminación alguna.
La Confederación Nacional del Trabajo (CNT) considera que la presión revolucionaria de las conquistas reivindicativas de la Clase Obrera en rebeldía contra los sistemas de explotación y opresión, debe manifestarse permanentemente con una dinámica de lucha creciente, cada vez más radical, apoyándose siempre en la clase trabajadora, promoviendo su concurso y Acción Directa.
Pleno Nacional de Regionales de la CNT.
España, enero 1976.

30 de enero de 2009

Nuestros objetivos, del Movimiento Comunista


Folleto del MC, 1976 (Archivo La Alcarria Obrera)

El Movimiento Comunista fue uno de los grupos más activos de la izquierda revolucionaria durante los años del tardo franquismo y de la Transición. Hundía sus raíces en una de las primeras rupturas de ETA, la corriente conocida como ETA berri, y en Euskal Herria tuvo siempre su base principal, partiendo del nacionalismo revolucionario evolucionó hacia el maoísmo, aunque muy pronto elaboró una línea ideológica comunista y revolucionaria de perfiles poco definidos y al margen de etiquetas, lo que le permitió adaptarse a los cambio sociales y sobrevivir hasta la última década del siglo XX y convertirse al finalizar la Transición en uno de los principales referentes de la izquierda extraparlamentaria. Aquí presentamos el texto Nuestros objetivos, publicado como folleto en el año 1976 y en el que resume su historia y sus propuestas para el futuro en esos trascendentales momentos.

Presentación
El Movimiento Comunista, en tanto que tal, nace en enero de 1972.
Esta constitución es el fruto del desarrollo organizativo político e ideológico del núcleo inicial, localizado en las provincias vascas, que recibía el nombre de Movimiento Comunista Vasco. En octubre de 1971 se concluye un acuerdo de fusión entre este y la Organización Comunista de Zaragoza.
En los años inmediatamente posteriores a su constitución, el partido conoce un amplio desarrollo, tanto por la entrada en él d nuevos militantes, como por la unión con otras organizaciones. Así, en el mismo año 1972 tiene lugar la unión con la organización valenciana Unificación Comunista, unión que convirtió al MCE en uno de los partidos de mayor presencia entre el pueblo del País Valencia; más tarde se produjo la unión al MCE de la Federación de Comunistas, que dio al Partido una cierta implantación en Madrid y otros puntos de Castilla y en Galicia; más posterior fue la entrada de un grupo de comunistas asturianos independientes y muy reciente la incorporación del MC del Grup de Formación Marxista-Leninista de Mallorca.
EL MCE celebró su primer Congreso en el verano de 1975. El Congreso, reunido en la clandestinidad y con participación de representantes de las organizaciones de las diferentes nacionalidades y regiones, así como de la emigración, aprobó la Línea Política e Ideológica del Partido, definió la táctica general a seguir, precisó los estatutos y eligió al comité Central.
El Comité Central elegido en el Congreso ha celebrado hasta hoy cuatro Sesiones Plenarias. En la segunda de ellas, en enero de 1976, entre otras medidas, decidió el cambio de nombre del Partido, que a partir de esa fecha se llama Movimiento Comunista (anteriormente Movimiento Comunista de España), incorporando en cada nacionalidad el nombre de ésta, Así MC de Catalunya, de Euskadi, de Galicia, del País Valencia, de les Illes.
En la actualidad integran el MC hombres y mujeres de todas las nacionalidades y regiones del Estado español, con la única excepción de las Islas Canarias. Su fuerza principal se sitúa en las siguientes zonas: Euskadi, Galicia, Aragón, Madrid, País Valencia, Catalunya y Asturias. De entre sus miembros, el 60% son trabajadores, en su mayoría obreros industriales, y el 40% restante lo componen estudiantes y profesionales: profesores, médicos, abogados, etc. Del total de su miembros un tercio, aproximadamente, son mujeres.
El MC mantiene una decidida voluntad de abrir sus puertas a todos los hombres y mujeres del pueblo trabajador que simpaticen con su política y quieran marchar con nuestro Partido a la conquista de la Libertad y el Socialismo. En su IIIª Sesión Plenaria, el Comité central estableció que -además de los militantes que participan en su organización regular- pueden formar parte del Partido, en calidad de miembros adherentes, todos aquellos hombres y mujeres del pueblo que estén dispuestos a defender su política, desplegar una actividad bajo la orientación y el control de una de sus organizaciones y cotizar regularmente, sin la exigencia de una militancia en la organización regular del Partido.
Sensible a la creciente incorporación de la juventud a la acción política y al potencial revolucionario que en ella hay, el MC ha impulsado la formación de diferentes organizaciones políticas de jóvenes, en las diversas zonas del país, a las que apoya en su desarrollo y orienta políticamente. En Madrid lo hace con el Movimiento de Juventudes Comunistas (MJC).
El órgano central del MC es la publicación quincenal Servir al Pueblo. En la actualidad su tirada rebasa los 50.000 ejemplares.
Además de Servir al Pueblo, es editan otras publicaciones del Partido en las diferentes nacionalidades y regiones. Así, el MC de Catalunya edita La Veu dels Traballadors, edición doble en catalán y castellano. El MC del País Valencia, La Causa del Poble. El MC de Galicia, Galicia en loita. EL MC de Euskadi, Zer Egin? (¿Qué hacer?) y la revista Komunistak. La organización de Aragón edita el periódico Aragón obrero y campesino; la de Asturias, Octubre; la de Madrid, Madrid en pie, y la de Burgos, La causa del pueblo burgalés. El volumen de cada una de estas publicaciones es variable, según las nacionalidades y regiones.
Para el MC el trabajo entre la clase obrera ocupa el puesto de primera importancia. El MC se considera un partido obrero, de clase, entendiendo por tal que los intereses que representa y defiende no son otros que los de la clase obrera y los de las masas trabajadoras del campo y la ciudad, en general; al mismo tiempo considera que la clase obrera constituye la fuerza principal y más combativa en la lucha por la Libertad y el Socialismo. Por todo ello dedica sus mayores esfuerzos a la labor entre las masas trabajadoras.
Políticamente, el MC se esfuerza por difundir entre las masas trabajadoras las ideas revolucionarias que defiende y por orientar de una manera firme y consecuente su lucha por la Libertad y el Socialismo, por sacudirse el grupo de la explotación capitalista. En el terreno sindical, nuestro Partido desarrolla un trabajo constante a favor de la unidad sindical, de un Sindicato Obrero, Democrático y unitario, en el que todos los trabajadores participen de forma activa y directa; todos los militantes obreros del MC son miembros de CCOO, contribuyendo a su desarrollo y sosteniendo en todos los organismos de esta organización en que están presentes –desde las comisiones de fábrica hasta el Secretariado estatal- la defensa de las posturas favorables a la unidad sindical.
Asimismo, el MC constituye una fuerza de peso dentro de la lucha ciudadana de los habitantes de los barrios populares, en las Asociaciones de Vecinos y demás organizaciones de masas del movimiento ciudadano. En la lucha por la democratización de la vida municipal, para poner fin a la especulación del suelo y, en general, por un mejoramiento a fondo de las condiciones de vida, sanidad, educación... en los pueblos y barrios populares, nuestro Partido ocupa un puesto destacado.
El MC pone todo su empeño en hacer mayor su presencia política y organizativa –hoy reducida aún, salvo en Aragón- entre los trabajadores del campo que han de constituir, junto con la clase obrera, una de las principales fuerzas en la lucha por el socialismo.
Por último, el MC despliega una importante labor entre los estudiantes universitarios, difundiendo las ideas revolucionarias y organizando su lucha contra el régimen franquista y por la democratización de la enseñanza, esforzándose por unir su lucha con las de las masas trabajadoras. Entre los profesionales la labor es más reciente y aún escasa, aunque en ciertos sectores ha cobrado ya una importancia.
En la actual fase de lucha por la libertad, la lucha por acabar con el régimen franquista, en que nos encontramos, el MC entiende que es necesario aplicar una amplia política de alianzas, abierta a todas las fuerzas de la oposición democrática, con el objetivo de aislar a los enemigos de la libertad y con la decisión de apoyarse firmemente en la movilización de masas de todos los sectores democráticos para acelerar el derrumbamiento de la dictadura y conquistar un régimen de plenas libertades democráticas.
Fiel a esta idea, nuestro Partido es miembro de Coordinación Democrática, organismo en cuya fundación tomó parte junto con otras fuerzas políticas y sindicales. Asimismo participa en todas las Coordinaciones Democráticas de ámbito regional existentes en la actualidad.
Desde junio de 1974 el MC pertenece a la Assemblea de Catalunya, y es miembro de pleno derecho de su Comisión Permanente. Participó desde su fundación en el Consell Democrátic del País Valenciá y en la Taula de Forces Politiques del País Valenciá, organismo resultante de la unión entre el anterior y la Junta Democrática del País Valenciá. Asimismo está integrado en el Consello de Forces Políticas Galegas. Por último, ha participado activamente en la reciente formación de la Assemblea Democrática de Mallorca.
En todos los organismos, el MC trata de estrechar lazos con todas las organizaciones pertenecientes a los mismos que mantienen unas posturas firmes y consecuentes en la defensa de sus programas políticos, que apoyan sin reservas la movilización popular y la consideran el factor principal en la lucha por la libertad y que defienden sin reservas la necesaria unidad entre todos los organismos de la oposición, como instrumento necesario para acelerar la caída del régimen franquista.
Objetivos generales. La lucha por el socialismo
El MC tiene como objetivo la conquista del socialismo, como medio para la formación de una nuevo tipo de sociedad en que desaparezcan la existencia de clases y la dominación de unos hombres por otros.
Para alcanzar esa meta, el MC se esfuerza por levantar un gran partido de izquierda revolucionaria, unido como uña y carne al pueblo trabajador y capaz de dar respuesta adecuada a los problemas del momento, favoreciendo constantemente la marcha hacia la evolución socialista. El MC recoge y hace suyos los principios y experiencias del marxismo-leninismo, como guía para llevar a cabo tal tarea.
La sociedad socialista por la que lucha nuestro Partido será la obra de los hombres y mujeres de todos los pueblos del Estado español, que habrán de participar activamente en su construcción haciéndola avanzar de acuerdo con sus necesidades sociales y culturales de nuestro país. Una sociedad que recoja las tradiciones positivas y las aspiraciones más sentidas de nuestro pueblo trabajador.
En el orden económico, el socialismo será un sistema en el que los medios de producción pasen de ser propiedad privada de unos pocos a ser propiedad colectiva de las clases trabajadoras. Esto hará posible la supresión de la explotación de los trabajadores a manos de los capitalistas y la orientación de la actividad económica hacia la satisfacción de las necesidades populares y la fraterna colaboración entre los pueblos, y no hacia la obtención de mayores beneficios para unos pocos bolsillos.
A diferencia de lo que ha hecho el capitalismo español, el socialismo prestará atención a un desarrollo económico planificado y equilibrado, manteniendo unas proporciones adecuadas entre la producción y el consumo, entre el campo y las ciudades y entre las diferentes nacionalidades y regiones.
La construcción del socialismo pasa primero porque el pueblo trabajador conquiste el poder político
En las sociedades capitalistas el poder pertenece a la burguesía.
En las sociedades capitalistas el poder pertenece a la burguesía que, bajo formas terroristas o bajo formas parlamentarias, ejerce su dictadura sobre las demás clases sociales.
Para terminar con el capitalismo, con la explotación del hombre por el hombre, para edificar el socialismo, es necesario arrebatar el poder a la burguesía y crear un nuevo poder de los trabajadores. Esto es, hay que desmontar el Estado burgués, poner en pie un nuevo Estado que permita el ejercicio real del poder por parte de las clases trabajadoras y llevar a cabo una política de expropiación de la burguesía y de lucha contra los enemigos del socialismo.
A este nuevo Estado, el marxismo le ha dado el nombre de Dictadura del Proletariado. Con este término se trata de indicar que para acabar con la dictadura de la burguesía hay que pasar por un período basado en una nueva legitimidad revolucionaria, en un poder de los trabajadores que mantenga una actitud resueltamente anticapitalista y actúe con firmeza contra los intentos de restauración del régimen burgués.
Para la inmensa mayoría de la población, el socialismo supondrá un gran desarrollo de las libertades democráticas. En el socialismo los trabajadores han de tener una intensa participación en la designación, el control y la destitución, siempre que sea conveniente, de sus representantes en los órganos de poder. En las sociedades capitalistas con formas parlamentarias la participación del pueblo trabajador en la vida política se limita a dar su voto en las elecciones que se celebran cada equis años; bajo el socialismo el pueblo no sólo tendrá derecho al voto sino que, como acabamos de decir, se crearan normas de participación popular directa y permanente en el poder, de manera que se edifique una auténtica democracia de los trabajadores, una democracia de la inmensa mayoría de la población.
La eliminación de la propiedad privada de los medios de producción, al privar así a los explotadores del enorme poder económico que les permite controlar la vida política en los regímenes burguesas –incluso en los más democráticos de ellos-, permitirá abrir paso a una democracia plena, en la que no existirán las desigualdades y las arbitrariedades que la propiedad capitalista produce.
Esta es la sociedad por la que luchamos. Los comunistas no somos amantes de la violencia. El Movimiento Comunista desearía que nuestros pueblos pudieran llegar a la sociedad socialista sin derramar una sola gota de sangre; sin embargo, la historia entera –tanto la española como la universal- nos muestran que las clases explotadoras no vacilan en desencadenar la violencia cuando la marcha pacífica de la historia les es desfavorable y anuncia el hundimiento de su dominio. La España de 1936 y el Chile reciente están en la memoria de todos. Sabiendo esto, nuestro partido no regateará esfuerzos en preparar al pueblo para hacer frente, llegado el momento, a la violencia reaccionaria que pueda desencadenar la burguesía para frenar la marcha de los trabajadores hacia la conquista del poder.
Aparte de socializar la banca y las industrias y las redes comerciales de la gran burguesía y establecer un sistema de poder popular, el nuevo régimen socialista deberá dar solución a los demás problemas urgentes y graves que tiene hoy nuestro país:
-Se llevará a cabo una profunda reforma agraria que permita a los que viven y trabajan en el campo llevar una existencia digna, libres del caciquismo y la miseria. Se expropiarán las tierras de los latifundistas y se entregarán a los campesinos para su cultivo.
-Se practicará una política exterior de completa independencia nacional, manteniéndose el nuevo régimen socialista al margen de los actuales bloques militares y con una política internacional de neutralismo activo.
-Habrá una completa separación entre la Iglesia y el Estado. El Estado asignará la libertad de conciencia y de culto.
-Los pueblos vasco, gallego, catalán, valenciano y balear podrán decidir libremente sobre su propio destino, acabando así con la odiosa desigualdad de derechos que esos pueblos tienen hoy. La personalidad de las regiones, tales como Aragón, Canarias, Asturias, Andalucía…, será reforzada y atendidas sus reivindicaciones.
-La España socialista habrá de favorecer muy activamente la liberación de la mujer, hoy escandalosamente discriminada.
Estos son los objetivos más importantes y las tareas principales a las que en un primer momento habrá de dar solución el régimen socialista por el que luchamos los comunistas.
Conquistar la libertad
Para el MC este es el principal objetivo político en la España de hoy, el más inmediato y el que posibilita movilizar toda la energía revolucionaria de las masas populares del país. Es el objetivo que persiguen millones de españoles, los millones de hombres y mujeres que sufren desde hace cuarenta años las consecuencias de un régimen despótico y antipopular, edificado sobre la sangre de tantos miles de demócratas.
Los actuales son momentos en que la lucha por la libertad, por la democracia, incorpora a cientos de miles de personas de todos los pueblos de España, un movimiento que es el reflejo de una sociedad que marcha de forma incontenible a poner fin a la dictadura franquista. Son momentos también en que el Régimen, consciente de que no puede poner freno por siempre a esta presión popular, trata de ganar tiempo, de hacer pasar gato por liebre, buscando cambiar ciertas cosas para conservar el control del poder político.
La democracia y el Régimen franquista son dos cosas incompatibles, porque el segundo es precisamente la negación de la primera. La libertad no va a venir, no puede venir de la mano de aquellos que precisamente la han combatido y pisoteado durante estos cuarenta años. Durante estos años han respondido a las exigencias de libertad con la represión más brutal; hoy la siguen empleando pero ante la evidencia de que ya no pueden frenar así a un pueblo en marcha, utilizan al mismo tiempo las promesas de unos cambios políticos que no solo son raquíticos, sino que además nunca llegan.
Los comunistas entendemos –y junto a nosotros, todos aquellos que desde posiciones ideológicas diferentes defienden con firmeza la lucha por la libertad- que esta sólo se alcanzará de una manera completa, sin recortes sin discriminaciones, acabando con el régimen franquista, con sus leyes y con sus instituciones, con su aparato represivo. Sólo así será posible una auténtica libertad.
Frente a la política reformista del poder, que persigue únicamente retrasar lo inevitable, la tarea más importante del momento consiste en poner en pie un amplio movimiento de masas tras las exigencias democráticas, que pongan fin a la dictadura y establezca un poder democrático encargado de llevar a cabo la transformación del país; un movimiento de masas que haga realidad la ruptura democrática.
Para el Movimiento Comunista, conquistar la libertad, acabar con el fascismo, supone, pues, el establecimiento de ese nuevo poder democrático encargado de llevar a cabo las medidas democráticas elementales que enumeramos a continuación:
1º) Formación de un Gobierno Provisional, que represente a las diferentes corrientes políticas democráticas y a los Gobiernos provisionales que habrán de formarse al mismo en las nacionalidades y regiones que lo deseen.
2º) Este Gobierno decretará de forma inmediata una Amnistía Total, que ponga a todos los presos políticos demócratas, sin excepción, en la calle y que permita el libre retorno de los exiliados políticos. Al mismo tiempo, el Gobierno anulará todas las leyes represivas del Régimen franquista y reconocerá sin reservas las libertades políticas y sindicales.
3º) Todas las instituciones heredadas del franquismo (Cortes, Consejo del Reino, Consejo Nacional, etc.) han de ser suprimidas automáticamente, abriéndose un proceso Constituyente que se cerrará con la redacción de una Constitución por una Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal y en la que las diferentes corrientes políticas habrán de estar representadas en forma proporcional al número de votos obtenidos en las elecciones. Dentro de este proceso constituyente, el pueblo decidirá sobre la forma de Estado y de Gobierno, no pudiendo ser aceptada, sin una decisión libre del pueblo, la actual Monarquía impuesta antidemocráticamente por Franco. Llegado el momento de decidir, el Movimiento Comunista defenderá la alternativa de República federal y democrática.
4º) En las nacionalidades y en las regiones cuyas fuerzas democráticas así lo reivindiquen, se establecerán, inmediatamente, regímenes provisionales de autonomía. El Gobierno democrático habrá de reconocer sin reservas el derecho al autogobierno y a la autodeterminación de los pueblos. Las lenguas minoritarias se declararán cooficiales en sus áreas respectivas.
5º) Se disolverán inmediatamente las policías políticas y se separarán de los cuerpos armados y de la administración de la justicia a todos aquellos elementos enemigos declarados de la democracia y a los que durante estos cuarenta años se han destacado en la represión y la persecución del pueblo. Se suprimirán los tribunales políticos especiales, tanto civiles como militares. Se destruirán los archivos de las policías políticas. Se formará una comisión democrática de investigación de las actividades policíacas, instruyéndose públicamente los oportunos sumarios que habrán de dar lugar a los correspondientes juicios públicos.
6º) Se han de anular todos los acuerdos internacionales que ponen a nuestro país en una situación de dependencia con respecto a cualquier potencia extranjera. Eliminación de las bases americanas que existen sobre nuestro suelo, por ser una amenaza para la paz y para la seguridad de nuestro pueblo y porque suponen una pérdida de nuestra independencia nacional. Separación de la Iglesia y el Estado.
7º) Levantamiento de los topes salariales. Atención a las justas reivindicaciones de los trabajadores de la ciudad y del campo. Medidas urgentes contra el paro, para frenar la inflación y para controlar los precios.
En defensa de esta plataforma democrática el Movimiento Comunista llama a todos los trabajadores, campesinos, estudiantes, intelectuales… a todos los que luchan por la libertad. Los llama a participar activamente en las movilizaciones de masas que pongan fin al fascismo y abran para España un futuro libre y democrático.
¡Por la libertad!
¡Por el Socialismo!

25 de enero de 2009

La Cuestión Social, de F. Soriano

Caricatura de Sileno, 1918 (Archivo La Alcarria Obrera)

La liberalización política que supuso la llegada de los liberales al gobierno en 1881, de la mano de Práxedes Mateo Sagasta y su Partido Fusionista Liberal, modificó la restrictiva Ley de Imprenta entonces vigente e impulsó el periodismo en toda España. En 1883 apareció en Guadalajara el primer número de El Domingo, un semanario que se proclamaba "periódico de noticias, intereses materiales, ciencias y literatura" pero que era un instrumento de socialización y propaganda de la burguesía triunfante. En sus páginas se publicó el 7 de marzo de 1886 este artículo, "Cuestión Social", firmado por F. Soriano y que pretendía solucionar el problema obrero, del que sólo los viciosos trabajadores eran responsables, con la fe en Dios.

Hay un problema en la vida social que preocupa no sin fundamento a las diferentes entidades que la constituyen; entidades que llámense individuo, patria o familia universal, ven desarrollarse ante las ideas y las afecciones que le son más caras, un horizonte invadido por la pesada atmósfera de las pasiones.
Este problema ante cuyos elementos y ante cuya resolución el ánimo vacila y las fuerzas se muestran inactivas a merced de oculto y pernicioso influjo, va esparciéndose con celeridad vertiginosa; esa conmoción violenta, ese luchar sin tregua, va formando un círculo de hierro el cual estrecha cada vez más el bienestar, la paz, la tranquilidad moral y material de la sociedad en que vivimos.
Los poderes públicos buscan los medios conducentes para contrarrestar los efectos de tan perniciosas ideas; las familias buscan el apoyo de los gobiernos en demanda de una garantía para el porvenir; el orden y la paz miran con desaliento los materiales que van acumulándose para responder con la miseria y con la negación de todo bien; y esa voz general envuelve en sus espesas redes una solución difícil; pero si difícil es oponer un dique, el cual sirva de tenaz obstáculo que proteja la idea del bien, no por eso se oculta la necesidad imperiosa de que una voluntad suprema, un esfuerzo común de todos los elementos que constituyen la parte sana del concierto social, busque una solución que mitigue estado tan angustioso.
Europa, la región de donde han partido todas las ideas grandiosas y todas las empresas sublimes; el centro donde afluyen las ciencias en sus diferentes manifestaciones; los hombres sabios, los genios y los héroes; esa región cuyos mares sostuvieron y sostienen las brisas de una civilización siempre creciente y un progreso jamás interrumpido; ve en medio de ese cuadro que fascina una llaga que la corroe y un cráter que vomita sin descanso materias candentes que constituyen las pasiones innobles en mutuo consorcio con los más terribles de los vicios.
En vano se busca un lenitivo; en vano los hombres de orden procuran mejorar la situación de los que, protestando el derecho a todo, ignoran los deberes que tienen para con una sociedad que tanto motejan, creyéndose árbitros únicos de su destino; y esa invasión de pasiones, esos rencores manifiestos, van traduciéndose en hechos que contristan y en problemas de tan necesaria como inmediata resolución.
Mas si nos fijamos en los medios que generalmente se indican para contrarrestar el mal; si consideramos la deficiencia de los mismos, es necesario buscar por otros rumbos la causa primordial, y conocida que sea, aplicar el antídoto con vertiginosa prontitud.
Tal vez se nos tache de ir en oposición a la marcha del progreso moderno; mas persuadidos como estamos de que no hay adelanto sin orden, ni familia, ni patria sin el dique de la moral y de la fe, seguimos y seguiremos creyendo que la resolución de ese problema social debemos buscarla en algo más alto, digno y elocuente.
Sin familia, no hay sociedad; sin familia, no hay patria; sin familia, no hay ni puede haber la hermandad y la concordia universal.
La familia moderna, en medio del progreso en que vive, lleva una existencia tan voluble, un cimiento tan débil, que más bien parece que se han olvidado por completo esos lazos que constituyen su genuina y única existencia.
Ese temor dulce, ese cariño indefinible, ese respeto sagrado que constituye la base de los deberes que tiene el hijo para con los padres, ocupan al presente un lugar tan secundario, que el temor se traduce en osadía, el respeto en profanación, y esos lazos que fueron siempre sostenedores de las más suprema dicha, se truecan hoy en motor de esos movimientos convulsivos que afectan por igual y por igual degradan.
No hay ese cariño sin fin, ese atractivo que fue siempre la base de todo bienestar en el seno del hogar doméstico; no hay la veneración que se merece la madre que nos inculcó los santos preceptos del amor a Dios y del amor al prójimo; no hay en fin la virtud de seguir los consejos del padre, consejos nacidos al calor del bien y de la fe.
Esas prácticas en las cuales encontramos las virtudes de los hechos que debieran constituir la más pura enseñanza, se dejan relegadas al olvido, tachando de costumbres rancias, de prácticas añejas, esas que no tenemos la virtud de comprender ni el valor de aplicar.
¿Sabéis por dónde debemos empezar esa gran reforma que piden de consumo la paz y el bienestar social?
¿Sabéis cuál debe ser el punto de partida?
Sí; esa necesidad que se impone, esa reforma necesaria que todos anhelamos debe empezar por dulcificar y enaltecer la condición moral del obrero; por morigerar sus costumbres, por corregir sus hábitos; que comprenda que su bienestar está en razón directa de la bondad de sus obras y de la rectitud de sus hechos; que en medio del ruido del taller y de los vértigos que producen esas teorías que hielan el alma y alientan la más terrible postración moral, en medio de ese acúmulo de pasiones que le dominan, mire por el contrario el bendito cuadro de la paz y la concordia del hogar; la voz de su conciencia que le dice “ten confianza en Dios” y el amor a ese trabajo digno y honrado con el cual puede alcanzarse el bienestar de los que ven en él su única dicha, su único apoyo y su más fundada esperanza.
Reformar la condición moral, ese debe ser el punto de partida, y los elementos que deben ser objeto primordial de su entusiasmo y su cariño, la fe en Dios, en el taller y en la escuela.
La virtud y el saber; las aulas y el trabajo; he aquí lo que debemos acercar en torno de ese gran problema; estos son los datos necesarios a su resolución, pues los demás rumbos son inciertos e ineficaces y las demás sendas en extremos tortuosas; miremos al cielo que él guiará nuestros pasos sobre la tierra.