La Alcarria Obrera fue la cabecera más antigua de la prensa sindical en la provincia de Guadalajara en el siglo XX. Heredera del decimonónico Boletín de la Asociación Cooperativa de Obreros, comenzó a publicarse en 1906 y lo hizo ininterrumpidamente hasta que, en el año 1911, dejó paso a Juventud Obrera.

El odio de la burguesía y el terror al que fueron sometidas las clases populares provocaron su total destrucción: hoy no queda ni un sólo ejemplar de ese periódico obrero.

En 2007 recuperamos La Alcarria Obrera para difundir textos fundamentales y originales de la historia del proletariado militante, con especial dedicación al de Guadalajara, para que sirvan de recuerdo histórico y reflexión teórica sobre las bases ideológicas y las primeras luchas de los trabajadores en pos de su emancipación social.

18 de julio de 2011

Marcelino Martín y el Instituto para Obreros

Marcelino Martín González del Arco fue uno de los personajes más destacados de la Guadalajara del primer tercio del siglo XX, y sólo la brutal represión franquista impidió que lo siguiese siendo durante mucho más tiempo. Llegó a la capital alcarreña en los años de la Primera Guerra Mundial y se convirtió en el principal dirigente socialista provincial, fue concejal en varias legislaturas y alcalde de la capital provincial en abril de 1931, además de un eficaz organizador sindical de los campesinos de sus comarcas, un destacado animador de la vida cultural local, un científico y divulgador incansable, el más activo secretario del Instituto de Segunda Enseñanza alcarreño, un periodista habitual en diversas cabeceras de su tiempo… Al acabar la Guerra Civil, fue traído hasta Guadalajara desde Alicante, juzgado, condenado a muerte y ejecutado bajo absurdas acusaciones sobre su actividad durante el conflicto. Esta entrevista del periodista José Deza Naner, publicada en Crónica el 10 de abril de 1938, da testimonio de sus acciones y recuerda la labor de los Institutos para Obreros, que ha investigado Cristina Escrivá y que podemos conocer en varios de sus libros más que recomendables.
 
Fotografía de Marcelino Martín, La Crónica, Madrid, 10 de abril de 1938
 
Una gran institución cultural al servicio del pueblo
EL INSTITUTO PARA OBREROS DE MADRID
A primeros de Mayo del año pasado publicó la Gaceta una orden del Ministerio de Instrucción Pública creando el Instituto para obreros en Madrid. El viernes día 18 de marzo de 1938, o sea después de diez meses de intensa y activa labor, que ha trocado en realidad el texto del decreto, se inauguró este establecimiento de enseñanza, cuyo acto, modesto y sencillo, estuvo desprovisto de todo carácter de festejo oficial, celebrándose con una comida íntima –frugal menú de guerra-, en la que se reunieron los alumnos, los profesores y los obreros que han intervenido en la reforma del edificio. Asistió también el delegado del Ministerio de Instrucción Pública, señor Miranda.
El local del Instituto para Obreros es un magnífico edificio, de gran presencia y amplias dimensiones, que fue ayer un convento. Hoy está totalmente reformado, en su nueva estructura de centro docente. Obra de reconstrucción, debida al arquitecto don Carlos Mosquera.
Su director, el culto pedagogo e inspector de Segunda Enseñanza don Marcelino Martín del Arco, nos va acompañando en nuestra visita por las distintas dependencias del local, al mismo tiempo que nos explica la gran obra de cultura que en él se realizará.
-Este Centro –nos dice- es, sin duda alguna, el mejor de España. Yo que, por mis visitas profesionales, conozco todos, lo puedo afirmar. El selecto y variado material docente que posee y la perfecta instalación de sus diversas dependencias responden a los modernos medios y últimos adelantos pedagógicos. Los profesores han sido designados libremente por el Ministerio; pertenecen, unos, al profesorado oficial de Segunda Enseñanza, y otros son personas de reconocida competencia en las varias disciplinas culturales que se cursen.
Las paredes, recién pintadas; el pavimento, cubierto de linóleo; los muebles, nuevos y barnizados, brindan acogedora hospitalidad a la afanosa labor y al estudio intenso de los jóvenes trabajadores, mientras el sol invade las aulas, los pasillos, las escaleras, las salas.
-¿Cómo se ha verificado el ingreso de los alumnos?
-Mediante un examen previo se hizo una selección de los que hoy son alumnos, en cuyas pruebas mostraron sus claras facultades intelectuales. Los estudios que se cursen han de durar dos años, divididos en cursos semestrales. Esto es lo que constituye el llamado Bachillerato abreviado para obreros, cuya edad está comprendida entre los quince y los treinta y cinco años, exceptuando, claro es, a los afectados por las quintas militares. Al final de los estudios, los alumnos considerados aptos obtendrán gratuitamente el título de bachiller, con plena validez académica.
Nos van enseñando las aulas, dispuestas para una cabida máxima de cuarenta escolares cada una. Las mesas de los profesores están colocadas al nivel de los pupitres de los alumnos, sin distancias establecidas por la altura jerárquica del entarimado. Este detalle de sencillez da una nota de más estrecha intimidad, más franca camaradería y más sentimiento familiar entre maestros y alumnos, dando vida a la necesaria cooperación mutua entre la misión de enseñar y el trabajo de aprender.
Visitamos los laboratorios de Física y Química. Las vitrinas, llenas de aparatos e instrumentos científicos, despiden, a través de sus limpias paredes acristaladas, el reflejo de níqueles y metales. Hay un magnífico gabinete de Historia Natural, dotado de los más conocidos ejemplares. Seguimos andando. Llegamos a la Biblioteca, dividida en dos partes por una gran puerta movible. Una sección es para la consulta de trabajos de investigación y tratados elementales, y la otra, para la lectura de obras corrientes: textos, novelas, obras de teatro…
-¿Qué beneficios reporta este Instituto a los trabajadores?- preguntamos.
-Muchos y muy grandes, colaborando todos ellos al éxito que han obtenido los centros iguales a éste, que funcionan en Valencia y Barcelona. La matrícula en este establecimiento es completamente gratuita y el Estado facilita a los alumnos, además del albergue, todos los libros y el material de enseñanza necesarios. También corren a su cargo los gastos de manutención de los alumnos, y se abona una indemnización adecuada a los que, para cursar estos estudios, se vean obligados a abandonar un trabajo productivo con el que sostuviesen a su familia.
-¿Cuántos alumnos han ingresado en esta primera convocatoria?
-Aprobaron el examen de ingreso noventa y cuatro alumnos. Pero, debido a la última movilización militar, han ingresado setenta. De ellos, quince son muchachas. Todos obreros industriales. Y, cosa curiosa, cincuenta y siete son madrileños. También tenemos un portugués. Se trata de un nacionalizado- nos aclara.
Pasamos por el comedor. Pieza amplia, dividida por grandes arcos y en la que se distribuyen muchas mesas, de cuatro plazas, completadas cada una por otras tantas sillas. Vemos después los clubs. Dos grandes salones de recreo. Uno, para el verano, con sus galerías acristaladas, sus butacas y sus mesitas de mimbre. Y otro, interior y recogido, para el invierno. Después llegamos a las cocinas. Se pueden servir mil quinientas raciones.
-Claro que –nos advierte nuestro acompañante- el Instituto puede acoger, con holgura, cuatrocientos alumnos.
Subimos a los pisos. Arriba se encuentra el internado. En un ala del edificio, las habitaciones de las muchachas. Y en otra, la de los chicos. Cada dormitorio tiene tres camas, con sus tres mesillas de noche y con sus tres sillas. En ellos no falta la comodidad, pero no existe el lujo. Las han de ocupar trabajadores, y no señoritos. Más allá están los cuartos de aseo: las bañeras, las duchas, los lavabos. Junto al internado, las residencias de profesores, director y administrador –don José Vidal Piquer-, que conviven con los escolares en perfecto compañerismo, conforme a los últimos sistemas pedagógicos. Al final se halla la enfermería: blancas salas, blancas camas, blancas sillas. No falta un detalle.
He aquí, pues, una ligera impresión de esta gran obra docente, creada en provecho del proletariado. La República en armas, sin desatender las funciones militares que hoy absorben por completo la vida del país, se preocupa de facilitar y ofrecer medios a los trabajadores para que logren superarse intelectualmente, descubriendo en ellos nuevos horizontes de actividad al trocar las herramientas y máquinas de trabajo por los libros e instrumentos de estudio.

20 de mayo de 2011

Alternativa hacia la Autogestión

Uno de los elementos que facilitaron la renovación ideológica del Carlismo y la actualización de su mensaje político fue la autogestión, que permitía a los carlistas adscribirse al socialismo sin necesidad de forzar su ideario llevándolo hasta el marxismo y sin tener que identificarse ni con la socialdemocracia occidental ni con el comunismo leninista soviético. Un socialismo que, sin dejar de serlo, era libre y popular y que dejaba un campo propio para el Partido Carlista. La autogestión se convirtió así para los carlistas, en los años 70 y 80 del siglo pasado, en una herramienta útil para entroncar con la izquierda del momento y para renovar sus propuestas en política, en economía y en sociedad sin apartarse de sus raíces ideológicas. Ofrecemos un panfleto escrito y difundido por el Partido Carlista de La Rioja en los primeros meses de 1977 y en el que se resume la visión que los carlistas tenían de la autogestión.
Pegatina del Partido Carlista, 1978 (Archivo La Alcarria Obrera)

ALTERNATIVA HACIA LA AUTOGESTIÓN
PARTIDO CARLISTA RIOJANO
Nuestra alternativa: el Socialismo de Autogestión Global establece la estrategia de ir construyendo el socialismo, partiendo de la crítica radical al sistema capitalista.
Entendemos por Autogestión el autogobierno y la democracia en la práctica de la vida social, y por Sociedad Autogestionaria, aquella que procure la desaparición del poder, al estar éste esparcido a todos las niveles, y en la que los ciudadanos trabajadores participen y controlen, directa y democráticamente, los centros de administración, dirección y decisión de dicha sociedad.
Siendo socialistas, afirmamos que no podrá existir libertad y poder de la clase trabajadora y del pueblo, mientras la propiedad privada de las medios de producción subsista. El poder sobre la acción económica debe ser consecuencia del hecho de ser trabajador, no del de ser propietario. Por ello, entre otras razones, proponemos la socialización de los medios de producción e intercambio, determinantes de la estructura económica. Cabe la existencia, sin embargo, de las unidades de producción cuasi-familiares, siempre que no sean causa de explotación o privilegio.
El socialismo autogestionario pretende que sean los propios trabajadores y el pueblo quienes tengan en sus manos la dirección de la economía y de toda la sociedad socialista.
Planteamos, pues, una nueva sociedad con una nueva estructura política, jurídica, social, con un nuevo modo de producción, con unas nuevas instituciones de convivencia humana, con una nueva pedagogía y forma de educación liberadora, formativa y participativa, y con un nuevo estado en que el poder de decisión esté en manos del pueblo, democráticamente organizado.
Este ejercicio de poder por las masas la concretamos, en la práctica, por tres vías diferentes pero complementarias, que son a la vez zonas de lucha contra el sistema capitalista: la vía sindical, la de las nacionalidades del Estado y la vía política e ideológica:
1. AUTOGESTIÓN EN LA EMPRESA. FUNCIÓN DEL SINDICATO.
La empresa autogestionaria que proponemos sustituye la dictadura del capital, por la democracia en el trabajo, y su economía es dirigida por los propios trabajadores. Estos eligen responsables atados los niveles y deciden colectivamente, en procesos asamblearios, la organización del trabajo y sus condiciones (horarios, puestos...).
Pero, todo esto, dentro de las funciones internas de la empresa; las externas están determinadas por todo el conjunto de la sociedad, según las necesidades de la misma. En una economía socialista, el plan económico orienta su actividad hacia la producción de los bienes más útiles para la sociedad. La economía se halla a su servicio.
Los ciudadanos consumidores que emplean los productos, hacen el inventario de las necesidades. Los ciudadanos, decidirán sobre las medidas que les afectan en materia de enseñanza, vivienda, transportes, sanidad, cultura...
Los trabajadores de cada empresa determinarán la necesidad y capacidad de producción de la misma.
Este inventario de necesidades será base para la elaboración del "plan económico", que realizará el Sindicato, desde las bases del pueblo, pasándolo por escalones municipales, comarcales, regionales, nacionales y federal.
La autogestión de la empresa y la autogestión de la economía, constituyen el centro del poder popular en la sociedad socialista. Suponen ambas la decisión democrática de los trabajadores, sobre la distribución y uso social de su trabajo. Los actuales bienes de beneficio, lo serán de servicio.
2. AUTOGESTIÓN TERRITORIAL O DE LAS COMUNIDADES: SISTEMA FORAL-FEDERAL.
Es la bandera reivindicativa más vieja del P.C.R., y responde, por tanto, a una aspiración secularmente sentida por nuestro pueblo.
La autogestión territorial significa la soberanía social de la persona a todos los niveles y de abajo arriba: de barrio, municipal, comarcal, nacional y federal. Todas las comunidades del mismo nivel deben tener iguales derechos: ninguna será explotada, reprimida o sufrirá presión de otra superior.
El derecho a la autonomía, entra dentro de la autogestión, resultando un concepto inseparable, anterior a la constitución del estado e independiente de la unidad federal posterior. El estado socialista y federal surge así, como pacto de las nacionalidades,
La autonomía de las comunidades nacionales y su libre federación, constituyen además, un medio que facilitará a cada pueblo la participación integral en el poder, haciendo posible el desarrollo completo de cada cultura, de cada historia particular, contribuyendo a estrechar los lazos de colaboración libre y fraternidad, entre los pueblos federales y entre todos los del mundo.
3. AUTOGESTIÓN IDEOLÓGICA A TRAVÉS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE MASAS.
La democracia política no es un lujo para el socialismo, sino que es la garantía de que el poder político lo tienen los trabajadores, y no una minoría que gobierna en nombre de los mismos. Es, por tanto, un objetivo que considera el P.C.R. fundamental.
En una sociedad autogestionaria, por medio de partidos políticos libres, las diversas orientaciones que caben proponer al desarrollo de la sociedad socialista, podrán manifestarse y actuar políticamente en público, y así los partidos, superada su concepción electoralista, serán grupos militantes que elaboren propuestas a todos los niveles, presentándolas a la masa, que en última instancia decidirá a cuál da su apoyo, bien haciendo suya la alternativa propuesta por un partido en un momento determinado, y sobre un objetivo concreto, o bien asumiendo globalmente su planteamiento e integrándose en él de forma militante.
Estas tres vías de ejercicio popular del poder: la autogestión económica, la territorial y la política, configuran, en conjunto, una alternativa de forma completa al sistema capitalista; una respuesta global y no fragmentada a las estructuras opresoras, centralistas y autoritarias del sistema vigente.
Para cambiar dichas estructuras es, sin embargo, necesario, que una gran mayoría de la gente sea consciente de que se puede cambiar y de que es necesario hacerlo. Y por supuesto, estar decidido a ello.
La autogestión exige:
Lucha por la democracia, como elemento imprescindible en la constitución de la sociedad socialista que procure las libertades plenas para todos los hombres.
El respeto mutuo, la autonomía y la no manipulación de las organizaciones políticas y sindicales de las masas, de las luchas en todos frentes.
La coordinación de toda la oposición democrática, en el ataque global y unitario al sistema reformista y discriminatorio del gobierno.
La autogestión no se produce por decreto; no se produce por la decisión de un legislador. Sólo empezará a ser factible a partir de la voluntad de los que están llamados a ser autogestionarios.
Amigos, ésta es la línea ideológica del PARTIDO CARLISTA RIOJANO:
Frente al capitalismo: socialismo.
Frente a la explotación: dominio obrero de los medios de producción y de toda la economía.
Frente a la opresión permanente del capital: autogestión, poder de los trabajadores y del pueblo autoorganizados.
Por todo lo dicho, combate hoy el PCR, nuestro partido: una parte importante de la Rioja. Queremos un socialismo libre, que convierta a nuestro pueblo, al pueblo riojano, en centro de su propia liberación. Liberación, que sólo se podrá definitivamente asentar, en libertad y solidaridad con los demás pueblos del Estado español y de Europa, en una dinámica universalista. Solidaridad que se refleje construyendo un mundo más justo, libre y socialista.
CONQUISTAR LA UNIDAD DE LA RIOJA ES CONQUISTAR SU LIBERTAD
LUCHAR UNIDOS ES LOGRAR LA AMNISTÍA TOTAL
ES TENER EN CASA A TODOS LOS EXILIADOS
ES EVITAR QUE LA SANGRE DE LOS NUESTROS SE SIGA DERRAMANDO
ES IMPEDIR QUE LOS CRÍMENES QUEDEN IMPUNES
CON LA UNIDAD, EL AUTOGOBIERNO
CON LA UNIDAD, NUESTRA CULTURA
CON LA UNIDAD, LA RIOJA
Y COMO META MÁS ALLÁ:
EL SOCIALISMO, EL PODER DE LOS TRABAJADORES, LA AUTOGESTIÓN.
LA RIOJA SOCIALISTA, SOLIDARIA CON OTROS PUEBLOS
GRITEMOS TODOS POR UNA RIOJA SOCIALISTA: ¡VIVA LA RIOJA LIBRE!
PARTIDO CARLISTA RIOJANO (P. C. R.)

17 de mayo de 2011

La Unión Socialista de Trabajadores

La clase obrera alavesa tuvo un destacado protagonismo durante la Transición, como se puso trágicamente de manifiesto el 3 de marzo de 1976. Un sindicalismo autónomo y combativo que logró que los trotskistas, sobre todo de la Corriente Militante, se hiciesen temporalmente con el control de la UGT alavesa hacia 1982. Este éxito del "entrismo" trotskista fue también la mejor muestra de las limitaciones de esta línea de actuación: en 1983 la UGT se deshizo de la dirección y de buena parte de sus afiliados alaveses, prefiriendo mantener el control de un muy mermado sindicato aún a costa de perder a un número significativo de sus afiliados, que se organizaron en la Unión Socialista de Trabajadores, un proyecto sindical muy breve que volvió a la UGT en abril de 1990. Queda aquí un testimonio de sus ideas y propuestas en este llamamiento a la Huelga General, que se materializó en todo el país el 14 de diciembre de 1989.
Documento de la UST, Vitoria, 1989 (Archivo La Alcarria Obrera)

La lucha del transporte, la sanidad, la minería (con la huelga general de Asturias), la construcción, los aceros, Reinosa y tantas más, tienen todas un eje común: la necesidad de quebrar la intransigencia patronal en la negociación colectiva y de rechazar la política social y económica del Gobierno, especialmente la aplicación de nuevos planes antiobreros de reconversión y el aplazamiento de los Fondos de Promoción de Empleo.
Pero si algo han puesto de manifiesto estas luchas es la absoluta necesidad de extenderlas, de coordinarlas y de dotarlas de una dirección y objetivos comunes a través de una Huelga General de 24 horas que sea el inicio de una lucha conjunta para modificar la actual situación.
La política de pactos sociales, basada en reducir nuestros salarios, ha fracasado. Los capitalistas sólo invierten para obtener beneficios y en la actual situación de crisis, con una infrautilización de la capacidad productiva superior al 20y 30%, y en algunos sectores más, no necesitan producir más sino producir más barato. Por eso dedican el dinero a evadirlo, a especular con él y lo poco que invierten a sustituir mano de obra por nuevas máquinas que sustituyan trabajadores.
BENEFICIOS RÁPIDOS
Durante años la voluntad y el trabajo de la clase obrera ha suplido la incompetencia, la corrupción y b falta de planificación e inversiones de la burguesía de este país. Siempre acostumbrados a beneficios rápidos y fáciles, al amparo del Estado, siguen pretendiendo ahora, bajo un Gobierno socialista, seguir igual, exigiendo más ayudas a las exportaciones, reducción de cuotas a la Seguridad Social, reducción de impuestos, despidos más baratos, salarios más bajos y mayores ritmos productivos.
Por ello, después de años en que los beneficios de empresarios y banqueros han crecido de una forma espectacular, es una vergüenza y un engaño que la patronal y el Gobierno socialista quieran convencernos, un año más, que es necesario congelar los salarios en un 50% para crear empleo o ser más competitivos en Europa.
Por primera vez en mucho tiempo hemos visto a Camacho y Redondo criticando juntos la política de Solchaga, y acusándolo de colaborar con la patronal, pero hay que preguntarse: ¿Cómo es posible que un Gobierno socialista con un enorme apoyo esté llevando una política contra nuestros intereses?
La respuesta es importante. El sistema capitalista se basa en la acumulación permanente de beneficios, y en la actual situación de crisis estos beneficios sólo pueden mantenerse atacando el nivel de vida de los trabajadores. Por eso el sector socialdemócrata del PSOE, que controla el Gobierno y que considera el sistema capitalista como el menos malo, aparece en la vida diaria al lado de empresarios y banqueros.
REDUCCIÓN DE GASTOS SOCIALES
La reducción de los gastos sociales, las presiones para disminuir nuestros salarios y la reconversión basada en enviar al paro a miles de obreros constituye la política de la burguesía a nivel internacional, y está provocando una ola de paro y miseria. En la medida en que no empobrecemos y disminuye nuestro nivel de vida podemos comprar menos y por tanto es necesario producir menos, agravándose así la situación.
Los capitalistas son en estos momentos un obstáculo para el crecimiento de la riqueza y las fuerzas productivas, como lo demuestra el que todas las maravillas de la ciencia y la técnica, la microelectrónica y la robótica, se conviertan en sus manos en más paro y miseria para la mayoría de la población.
Por eso, no se trata que el Gobierno aplique una política de mayor o menor gasto público. Se trata de comprender que sólo concentrando en nuestras manos los recursos económicos de la sociedad y planificándolos en beneficio de la inmensa mayoría de la misma podremos sentar las bases para una solución estable y duradera de nuestros problemas. Y ello sólo es posible con la defensa de un programa socialista que incluya la nacionalización de la banca, la tierra y los monopolios, sin indemnización salvo casos de necesidad comprobada, y bajo el control de los trabajadores.
En esta perspectiva cada lucha debe ser un medio y no un fin. Para elevar el nivel de conciencia, el nivel de unidad, el nivel de organización, porque sólo así la lucha por defender el poder adquisitivo y mejorar el nivel de vida, para defender el empleo sustituyendo cada jubilado por un nuevo contratado, para reducir la jornada de trabajo hasta 35 horas semanales e incrementar las inversiones en vivienda, sanidad o educación, cobran un verdadero sentido.
DECLARACIONES DE SOLCHAGA
Las reiteradas declaraciones de Solchaga increpando a los empresarios para que no cedan a las presiones de la calle en el sentido que "la conflictividad no es tan importante como se quiere hacer ver ", en una situación en que en tan sólo dos meses se han superado las jornadas de lucha de todo el año anterior, demuestra cuán prepotentes y alejados de la realidad viven en los ministerios, encerrados en su despachos.
Los trabajadores debemos exigir que se supere la división que existe entre UGT y CCOO, con movilizaciones diferentes como se vio en la minería, o con la concentración de delegados en Madrid el día 2 UGT y el 3 CCOO. Se debe superar de una vez esta situación.
VOLUNTAD DE LUCHA
Las direcciones de UGT y CCOO tienen la obligación de intentar ponerse de acuerdo en estos momentos con el fin de llevar adelante un plan de movilizaciones que refuerce, cohesione y dirija toda la voluntad de luchar que existe en el movimiento obrero. Y si los dirigentes no abordan ya esta tarea, los delegados, los trabajadores en las fábricas debemos hacerla posible. Coordinando los comités de huelga en cada sector, en cada provincia, en todo el Estado. Así podremos demostrar la fuerza de la clase obrera y será posible hacer ceder al Gobierno y a la patronal. La lucha de los estudiantes ha demostrado en la práctica que golpeando todos juntos, en todo el Estado y al mismo tiempo, podemos vencer.
Todos los sectores que están en estos momentos en lucha por la reconversión o por la negociación colectiva tenemos el mismo obstáculo, la actitud intransigente de la patronal y la política económica y social del Gobierno.

PLATAFORMA REIVINDICATIVA
Por la unidad en la acción en todo el movimiento obrero.
Readmisión inmediata de los trabajadores de los FPE.
Ningún despedido. Reducción de la jornada laboral a 35 horas y de la edad de jubilación a 60 años, sustituyendo un jubilado por un nuevo contratado.
Incremento de los salarios de un 8% como mínimo.
Modificación de la política económica y social del Gobierno.
Dimisión de Solchaga y Barrionuevo.

QUÉ ES LA UST
La Unión Socialista de Trabajadores nace a partir de la disolución de la UGT de Álava en 1983 por el sector socialdemócrata del PSOE que encabezan Solchaga y Boyer, por oponerse a la política de pactos sociales y por defender un auténtico programa socialista El carácter representativo conseguido en las elecciones sindicales, con 253 delegados, y especialmente en el sector del metal que agrupa al grueso de los trabajadores de la provincia y en el que hemos logrado ser la tercera fuerza sindical, nos ha permitido en Álava coordinar conflictos y avanzar en la unidad de acción de las organizaciones obreras.
Nuestra presencia activa en las movilizaciones de la clase obrera en el conjunto del Estado responde a la necesidad de avanzar en la unidad de acción en todo el movimiento obrero en el conjunto del Estado, en torno a las reivindicaciones comunes al conjunto de los trabajadores.