Pegatina repartida en Montejurra, Estella, 1973 (Archivo La Alcarria Obrera)
El carlismo sufrió a lo largo de su accidentada historia repetidos vaivenes ideológicos, fruto en buena medida de lo heterogéneo de los grupos sociales y de las corrientes políticas que se cobijaron bajo su bandera. Absolutistas, foralistas, campesinos, integristas cristianos... han sido muchas las etiquetas que se han colgado a los carlistas durante los 175 años de su historia. A partir de 1968 el carlismo inició un profundo proceso de renovación y clarificación ideológica, que si fue instrumental para la dinastía Borbón Parma no dejó de ser sinceramente impulsado por las bases del partido, abiertas a los nuevos tiempos con el Concilio Vaticano II. En el Congreso del Pueblo Carlista, celebrado en el exilio francés en el mes de junio de 1972, se dieron los primeros pasos de esta actualización ideológica, cuyas audacias y cuyos temores se reflejan en el documento que presentamos. Dos años después, los carlistas fundaban la Junta Democrática con el Partido Comunista de España.
Línea ideológica-política del Partido Carlista aprobada en el Congreso del Pueblo Carlista de junio de 1972.
l. BASES IDEOLOGICAS
1. Principios constitutivos.
En estas bases se intenta recoger el pensamiento político de nuestro Rey y el acervo doctrinal fruto de la evolución política e ideológica que el Pueblo Carlista ha llevado a cabo voluntariamente.
Partimos del PRINCIPIO CONSTITUTIVO DEL PARTIDO CARLIST A, que nos ha expuesto el Rey como fiel reflejo del Pacto-Dinastía. Este Principio Constitutivo figura como preámbulo a las e Normas Provisionales del régimen interno del Partido Carlista.
2. El Carlismo, Partido Político.
El Carlismo es un Partido democrático que pretende que con la Revolución Social, el Pueblo acceda al poder político rescatando su soberanía.
El Carlismo rechaza la división de la sociedad en clases sociales que han establecido las oligarquías capitalistas, creando e imponiendo privilegios y produciendo desigualdades entre ellas. La sociedad debe ser una clase, la clase del trabajo. Solamente deben existir funciones y responsabilidades emanadas del trabajo. No reconocemos otras diferencias, porque todos tenemos los mismos derechos y deberes ante la sociedad. Somos, por tanto, un Partido de clase.
El Carlismo es un Partido de masas porque su constitución democrática de participación del pueblo en su dinámica política hace, al contrario del partido burgués o de cuadros, que el hombre se promocione abriéndose al campo de igualdad de oportunidades. Los partidos burgueses o de cuadros masifican al pueblo creando castas dirigentes y haciendo al hombre sujeto de los intereses de grupo. El partido de masas hace partícipe y responsable a todos sin discriminación.
El Carlismo, en evolución ideológica permanente, que se encuentra en la oposición y en lucha contra las fuerzas de la represión, debe sustentar sus principios ideológicos y su táctica de actuación sobre unos firmes pilares que garanticen su dinámica política:
- La autoridad
- La unidad
- La disciplina
Sin esas condiciones la lucha resultaría infructuosa, pues permitiría el nacimiento de camarillas en pugna por el poder, que dividirían al Partido y evitarían que el Pueblo participase democráticamente en la política del mismo.
Objetivos ideológicos del Carlismo
a) El Principio de Libertad. Propugnamos libertad en todo. Sin más limitaciones que la que marque la libertad social, la libertad comunitaria, quedando determinada y condicionada la libertad individual a la colectiva, porque este es el signo del derecho natural.
Así podremos establecer tres tipos de libertad social que garanticen el ejercicio de la libertad individual, tres cauces por donde discurra la libertad personal debidamente promocionada y ordenada.
b) Libertad política.
El hombre debe poseer la libertad de ejercer y practicar su pensamiento político y, como consecuencia, el poder agruparse donde encuentra respuesta a sus inquietudes políticas. Base de la libertad política es el pluralismo político.
Los partidos o grupos políticos serán cauce de esa libertad y responsabilidad política dentro de un ordenamiento en el cual no exista discriminación alguna,
Esta libertad representará la mayor defensa de la persona y el procedimiento para rescatar la dignidad y la condición de ciudadano que le ha sido arrebatada por el sistema capitalista.
c) Libertad sindical.
La libertad sindical representa el cauce abierto a la libertad social surgida de la facultad que al hombre le da su trabajo, que le da su responsabilidad dentro de ese campo.
El sindicato debe ser el medio a través del cual el hombre sea el protagonista del proceso económico, sea responsable en las decisiones socio-económicas y, no solamente como mero sujeto que vive pendiente de un ordenamiento en el cual él no ha participado, sino sujeto activo en la construcción de las estructuras socio-económicas existentes.
La Revolución Social debe conducir a la democracia económica, donde los medios de producción estén controlados por la sociedad. Esta democracia permitirá que la planificación económica nazca del seno del mundo del trabajo y que el sistema productivo sea de servicio y no de campo especulativo del capital, que la empresa se desarrolle como consecuencia de la autogestión de la sociedad.
El Sindicato será democrático, de gestión y de participación.
d) Libertad regional.
España está compuesta por diversos pueblos, países o regiones que hoy se encuentran tiranizados y esclavizados por el Estado omnipotente que ha creado una casta servil que ejerce el centralismo al servicio del capitalismo y priva a los pueblos de sus libertades.
Existen países o regiones que se desarrollan cultural, humana y económicamente, mientras otras sufren un subdesarrollo progresivo, y no precisamente por un hecho natural sino por un hecho político, por un hecho histórico, por un hecho económico.
El análisis del proceso histórico, político y económico de la formación de las regiones que hoy componen el Estado español, nos lleva a la conclusión de que no es posible ejercer la libertad sin antes conseguir el establecimiento de una situación de igualdad entre las distintas regiones.
El proceso de liberación de estos países no puede hacerse nada más que a través de la Revolución Social que proporcione el instrumento para compensar estas desigualdades y devuelva su soberanía a las sociedades intermedias, estén o no desarrolladas, con un concepto de solidaridad que haga posible la igualdad de oportunidades, que haga posible el ejercicio de su personalidad en el orden cultural, político y económico.
No puede aceptarse de hecho el proceso histórico liberal-capitalista que ha condicionado y llevado a unos países a la pobreza y a otros los ha elevado en su riqueza.
2. BASES PARA UNA ORGANIZACION
1. Organización en función de las circunstancias. El Carlismo, que es un partido de lucha, que su combate se desarrolla en una posición ilegal frente a un poder dictatorial que no permite otra opción, debe disponer de una organización adecuada y apta para esta lucha.
Debe tenerse muy en cuenta la situación del Carlismo en los momentos actuales para plasmar una organización eficaz y realista. Esta organización debe estar basada en la prudencia y en el sigilo y su característica esencial: la clandestinidad. Esta forma de organización repercutirá de inmediato en el procedimiento, que hasta ahora se ha llevado, de reuniones, asambleas, elecciones de dirigentes, etc. La exigencia de un ejercicio democrático dentro del Partido se va a ver mermada por estos fenómenos. Pero no se es menos demócrata porque no se pueda practicar la democracia a la luz del día. Es muy distinta la organización y la actuación que tengamos hoy a la que podríamos tener en un régimen que permitiese el juego político con libertad, o desde el poder. Hoy actuamos en una etapa que significa clandestinidad, sigilo, prudencia, sacrificio del lucimiento de la personalidad, actitud de compromiso, de entrega, con la renuncia a los éxitos y confianza en los mandos.
2. Tipo de organización actual. El Carlismo no puede perder su característica popular y democrática. Dentro de estas características se debe buscar la organización adecuada y variante según las circunstancias,
Los sectores de responsabilidad donde el Carlismo se desenvuelve y organiza son de carácter geográfico, socio-político y de trabajo. Esta responsabilidad de sectores debe ser la base para la organización actual del Partido.
a) Organización geográfica de carácter interno. Queda determinada en el proyecto de Normas.
b) Organización para la actuación externa. Por sectores de responsabilidad indicados, en sus correspondientes niveles. (Véase punto 3 del apartado 111).
Según se progrese y profundice en la acción política, nacerán nuevas necesidades de organización, por ello el Carlismo debe disponer de una organización lo suficientemente flexible y ágil que responda a las necesidades tácticas del momento.
3. Normas o Reglamento de régimen interno del Partido. Para la regulación interna del Partido, haciéndose resaltar la participación del pueblo en las tareas políticas del mismo, de los deberes y derechos de los militantes, etc., la Junta de Gobierno presentó al Congreso del Pueblo Carlista la Ponencia “Proyecto de Normas de Régimen Interno del Partido Carlista”, que fue aprobada con carácter provisional con una vigencia de cuatro meses.
4. El militante en el Partido Carlista. Se entiende como militante del Carlismo aquél que, aceptando la línea ideológica-política del Partido, aprobada en el Congreso del Pueblo, reservándose la opción de poder mejorarla o modificarla dentro del ordenamiento democrático del mismo, se comprometa con la dinámica del Partido Carlista.
La actitud y la misión del militante carlista comporta dos funciones; el compromiso ideológico, con el deber de progresarlo; y la actuación concreta al servicio del Partido, con la renuncia a los éxitos personales, aceptando la crítica tanto personal como del Partido. El testimonio del militante será la palanca de la eficacia del Carlismo.
5. Dirigentes del Partido Carlista. Los responsables de la política del Partido Carlista, sus dirigentes, se promocionarán de los núcleos más concienciados y más activos del mismo. La confianza en los dirigentes del Partido debe de ser absoluta, en la medida en que su testimonio sea constante y su lealtad al Partido sea de servicio al mismo. Esta confianza será fruto de su propia actuación, la cual siempre estará expuesta a la crítica, no de personas o grupos, sino de la comunidad a través de las Asambleas Populares.
La función del dirigente será la de llevar a cabo, aplicándola en toda su extensión, la Línea Política del Carlismo, con la responsabilidad y decisión que le compete. Testimonio, compromiso y dedicación serán los factores esenciales de su función.
6. Medios.
a) Humanos.
Por las circunstancias que hemos expuesto anteriormente podremos observar que el elemento humano disponible pura la lucha política será difícil de incorporar, porque difícil es el ser carlista hoy, en estas circunstancias, difícil es el comprometerse. Pero este medio es imprescindible y sin hombres comprometidos no será posible la actuación. Su promoción es urgente y permanente.
b) Económicos.
Los medios económicos son los que se necesitan para adquirir los otros medios. La fuente de ingresos del Partido Carlista será las cuotas de sus militantes. Nuestro sacrificio, nuestra entrega económica, dará la medida de la capacidad de lucha del Carlismo. Nunca aceptaremos hipotecas ni ayudas que nos condicionen ideológicamente.
c) De trabajo.
Estos son los elementos necesarios para la actuación política. Irán en proporción y en función de la actuación política, de los planes previstos y de los medios económicos disponibles.
7. Formación de militantes y dirigentes carlistas. Dentro del programa carlista, y en su línea política de actuación, debe figurar un capítulo expreso dedicado a la formación de sus hombres, de sus militantes y de sus dirigentes.
Esta formación se llevará a cabo a través de cursillos, seminarios, círculos de estudio, propaganda y de la propia actuación.
Podremos distinguir tres fases en la formación:
a) Previa o inicial, con el conocimiento del ideario y concienciación de los militantes.
b) Formación para la actuación concreta.
c) Formación de líderes y dirigentes.
3. BASES PARA LA ACTUACION POLITICA
El Carlismo, en su dinámica política de conquista, debe desarrollar una actuación que profundice hacia la conquista del poder para conseguir revolucionar estructuras socio-político-económicas.
Este objetivo, esta meta que es la conquista del Poder, con el Pueblo y para el Pueblo, que el Carlismo se marca, representa un esfuerzo de gran naturaleza, de organización, de medios, de entrega, de sacrificio y fundamentalmente de entendimiento con otros grupos que luchan como nosotros con un profundo sentido revolucionario y democrático.
Nuestra acción, por tanto, va dirigida hacia un objetivo final, que es la conquista del poder político.
1. Política de oposición.
Al ser el Carlismo un partido en la oposición, nos lleva a planificar la actuación política en esta vertiente con todas sus consecuencias, dado que el estar en la oposición representa el estar fuera de la Ley de los instalados y por tanto correr el riesgo de sufrir la represión.
Este frente antirrepresivo y de oposición, en este combate en el que nos encontramos inmersos, lleva implícito tres aspectos fundamentales para la política .de oposición que desarrollemos:
a) Organización interna con disciplina férrea.
b) Testimonio claro de oposición tanto personal como de grupo.
c) Entendimiento con otras fuerzas de la oposición.
2. Política de captación.
No consiste la captación en el buscar o incorporar afiliados al Partido Carlista, sino conseguir que nuestra doctrina sea apta y aceptable para todos aquéllos que son movidos por el mismo espíritu que el nuestro. Captar e integrar hombres en nuestra lucha. De esta manera transformaremos nuestro Partido en el de ellos, consiguiendo que sea el Partido Líder.
La acción de captación debe estar basada fundamentalmente en la presentación de nuestro esquema doctrinal y en la versión positiva que presentemos del Carlismo, que responda a la problemática actual.
3. Política de presencia, penetración o influencia en la sociedad.
El Carlismo, como grupo debe planificar su acción de penetración en la sociedad, para no solamente dar testimonio, sino para crear las bases operativas, los núcleos fuertes, que sirvan de plataforma para alcanzar el poder.
Todo carlista, de por sí, tiene una misión de captación e introducción en la sociedad. Esta acción personal se verá acrecentada y fortalecida en el momento en que el Partido organice su acción hacia la sociedad.
Es el Partido el que debe dar las normas que regirán en esta acción de presencia y penetración, marcando las condiciones y el orden táctico a emplear, según la Línea Política del Carlismo. Los mandos del Carlismo fijarán las condiciones para la actuación externa de sus militantes, haciéndoles constar su compromiso con el Partido. Ningún militante podrá actuar fuera de esas normas, quedando sujeto a la disciplina del Partido.
La acción del Carlismo hacia la sociedad debe ir dirigida hacia los grandes núcleos de la misma, que podemos clasificar como:
a) Fuerzas productivas.
b) Instituciones.
c) Movimientos políticos.
d) Medios de comunicación social.
e) Medios culturales e intelectuales.
f) Países, pueblos o regiones.
Debe ser capaz el Carlismo, para incidir en estos campos, de presentar un programa de soluciones que produzca y despierte interés.
4. Política de propaganda.
Es la propaganda arma necesaria y medio de que debe disponer un partido político, para, a través de ella, llevar el conocimiento de su doctrina, desarrollar la labor de captación y hacer posible la extensión de la Revolución.
La técnica, el método que se utilice será la clave del éxito de la misma.
El plan de propaganda debe constar de un estudio de factores esenciales para el desarrollo posible de ésta:
a) La información.
b) Los medios.
c) Su contenido. Objetividad y oportunidad. Momentos sicológicos.
d) Su difusión.
5. Política de entendimiento con otras fuerzas. En su acción política de conquista, el Carlismo coincide en su mayor parte con todos aquellos grupos o movimientos políticos que basan su ideología y línea de actuación en principios de lucha democrática y de búsqueda de la libertad. No podemos lógicamente marginarnos ni marginar a nadie de nuestra acción, porque vamos a encontrarnos constantemente en los mismos intereses y en los mismos compromisos. Hay que dialogar con ellos y entendernos en todo lo que no represente hipoteca o servidumbre.
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