La provincia de Guadalajara fue condenada a recibir la primera Central Nuclear española, instalada en Zorita de los Canes en 1968. Calladamente al principio, y abiertamente desde 1976, la oposición a esta instalación y al uso de la energía nuclear se fue haciendo visible en pueblos y ciudades. Salvando la persecución del aparato del Estado, rompiendo la censura unánime de los medios de comunicación de la provincia, por encima del silencio cómplice del PSOE y del PCE, de CCOO y de UGT, los ecologistas pioneros de DALMA y los sectores más combativos de la izquierda marxista y autogestionaria, aunque minoritarios sostuvieron una lucha desigual. El 18 de diciembre de 1977 se celebró una primera manifestación antinuclear en Guadalajara, duramente reprimida por la policía y boicoteada por esa izquierda reformista. Sirva esta crónica publicada en la revista Bicicleta como recuerdo de esa lucha y de esos pioneros y como prueba de lo poco modélica que fue nuestra Transición.
Botes de humo contra los ecologistas en Guadalajara
El pasado día 18 se celebró, en Guadalajara, una concentración antinuclear, como punto culminante de la marcha antinuclear convocada por la Federación del Movimiento Ecologista.
Como todo el mundo sabe, el problema nuclear en nuestra provincia es alarmante: contamos con la central de Zorita de los Canes y, ahora, quieren poner otra en Trillo además de un Depósito de Materiales Contaminados que nadie sabe si no será un cementerio radioactivo, también en Zorita. Por otro lado se explota ya una mina de uranio en Mazarete, que parece tener alguna importancia, dada la visita que realizó el Ministro de Industria hace algunos días.
La marcha debía haber sido una fiesta. Así lo esperábamos todos. Empezó a las 10, del día 17, en Alcalá de Henares, y sus componentes la emprendieron como pudieron, ya que la Guardia Civil les disolvió e intentó cerrarles el paso. El recorrido comprendía: Camarma, Valdeavero, Torrejón del Rey, Valdeaveruelo, Valbueno y Guadalajara. En Valdeaveruelo se hizo noche; bueno, la hicieron los que llegaron, y no todos, ya que nosotros, advertidos desde Guadalajara de la posible interrupción de la marcha, les fuimos trayendo, por la noche, en una furgoneta.
El día 18, desde primeras horas de la mañana, la ciudad apareció sitiada: controles en la ruta, policías en las esquinas de las calles principales, jeeps en las plazas, etc. Esto nunca se había visto en Guadalajara. Tuvo que ser en una concentración pacífica donde nuestra ciudad conociera a los polis del casco, escudo y porras largas, además de las balas de goma y los botes de humo.
Aún así, pudimos tener tres cuartos de hora de fiesta ecológica en la plaza del Jardinillo, donde nos fuimos juntando y sentando hasta 400 personas. Como fondo dos pancartas de Ateneos Libertarios de Madrid, y el Neptuno de la fuente con un cartel en el tridente y una máscara de calavera en la cara.
Pero duró poco. Pronto vinieron tres jeeps que a los tres toques de sirena atacaron violentamente, hasta el punto de que hubo manifestantes que se tiraron por el muro que recorre un lado de la plaza.
Desde entonces todo fueron saltos, carreras y palos: primero en el Jardinillo, después en Santo Domingo, lugar donde los jubilados de la ciudad toman el sol y se montan sus tertulias, donde se vieron los primeros botes de humo.
La dureza de las Fuerzas de Orden Público fue inusitada. Nosotros sólo empleamos dureza en el barrio del Alamín, donde fuimos acorralados.
Hubo varios detenidos, de los que sólo cuatro pasarían por comisaría: tres compañeros no violentos de Madrid, que se quedaron sentados en la primera disolución y otro de Trillo que también se quedó. A los demás (hasta 13) les sacudieron en los jeeps y les soltaron. También desalojaron (las Fuerzas de Orden) algunos bares del centro y uno de un barrio de las afueras. En uno de ellos (Jovi) se liaron con una chica de 14 años a la que dejaron molida ante el estupor y los gritos de la gente.
Los grupos venidos de Madrid estaban asustados y esperaban los palos en cualquier parte. Preguntaban constantemente a la gente si eran de Guadalajara para no despegarse de nosotros. La policía se aprovechó bien de esta circunstancia.
El pueblo de Guadalajara ya tiene tema de conversación para semanas. Toda la gente habla de lo mismo; de que las nucleares son nocivas a pesar de lo que nos digan los capitalistas, que son los que más ganancias sacan de la tajada. La gente empieza a comprender que la presencia de la policía es ya una provocación.
Es de destacar, también, la postura de un militante del PCE que negó el refugio en su local a un manifestante que fue reprimido duramente por la policía en la misma puerta de su sede.
Respecto al señor gobernador, del que se dice que es socialdemócrata, mejor no hablar. Lo que le aconsejamos es que no haga más profecías, ya que las que hizo días atrás en la prensa local no fueron muy afortunadas. Se dio el caso de que cuando fueron tres compañeros al Gobierno Civil a interesarse por los detenidos, el gobernador, que había creído que eran del PCE e iba a recibirles, se negó a ello cuando se enteró que eran simples ecologistas. Este hombre niega toda representatividad a todo lo que no sea partido o sindicato de partido. Además, está emprendiendo una caza de brujas contra todo lo que se sale de lo normal: ecologistas, anarquistas, libertarios, pasotas, etc., y por ende contra todo lo que huele a libertad.
1 comentario:
Yo fui a esa mani con un amigo,fuims en tren desde Madrid,teniamos 13 años,nos escapamos de casa,jjaja, me acuerdo de lo del Alamin con los grises,Luego persiguieron al tren en el que volviamos todos a Madrid, si alguien tiene fotos podria ponerlas,,.Fueron los comienzos del MOV.ECOLOGISTA en España,el intento de Urbanizacion de Gredos y Doñana etc etc que tiempos,,un saludo ,
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