Portada del primer número de La Creencia, Madrid, 1850 (Archivo La Alcarria Obrera)
Las Sociedades de Socorros
Mutuos fueron el cimiento sobre el que se construyó el moderno sindicalismo y
el primer paso para la mejora y emancipación de las clases trabajadoras. Muchas
veces prohibidas, pero siempre necesarias, contaron con el apoyo e interés de
los trabajadores tanto de la moderna industria como del artesanado o los
servicios. Ajenas a cualquier ideología y fruto inmaduro de la conciencia de
los trabajadores, han sido, por eso mismo, olvidadas y poco estudiadas por los historiadores, lo
mismo que los pioneros del socialismo que las propusieron y sostuvieron. Entre
éstos podemos destacar a Antonio Ignacio Cervera, un mallorquín asentado en
Madrid, seguidor del socialismo utópico de Fourier y promotor de distintos
periódicos obreros, sociedades de socorros mutuos y una pionera escuela de
formación profesional. Reproducimos aquí un artículo sobre la Sociedad El Amigo
del Pueblo que fue publicado en el primer número de La Creencia, en mayo de
1850.
EL AMIGO DEL PUEBLO
Suscripción voluntaria para
el socorro y protección á la clase obrera.
En el año de 1.845, fue presentada á la sociedad
Económica Matritense, en opción á uno de los premios del programa de aquel año,
una memoria sobre el pauperismo que se declaró digna del accésit y fue premiado su autor con
el extraordinario de título de socio sin cargas.
Aquella memoria comprendía, después de la exposición
de las varias causas que dan origen al pauperismo, un plan vasto y completo
para atacarlas, mejorando la situación de las clases obreras.
Los medios que se proponían son fáciles de llevar á
cabo, independientes de la acción gubernamental y realizables por el solo esfuerzo
de los mismos que sufren, ayudados de todas las personas filantrópicas que
deseen cooperar al alivio de las desgracias humanas.
Este pensamiento que mereció tan honorífica distinción
de una de las sociedades que más ha trabajado desde el reinado de Carlos III por la
prosperidad del país, es el que hace cerca de nueve meses tratamos de realizar á costa de los
mayores sacrificios y guiados solo por el deseo de ver mejorada la suerte
de los que viven del trabajo y remediadas las desgracias que engendran el
pauperismo.
Al descender al terreno de la práctica, hemos tenido
necesariamente que alterar; las bases de un plan tan
vasto, acomodándonos en lo posible á los recursos
que nos ha proporcionado la subscrición
al periódico que publicamos y que sirvió desde un
principio de base fundamental á todo nuestro sistema económico.
Posteriormente, con el fin de dar mayor desarrollo
al pensamiento, hemos abierto una subscrición voluntaria, independiente del
periódico, que en pocos días ha reunido un gran número de inscripciones que
aseguran de un modo estable la institución que fundamos.
Justo y necesario creemos el dar á los nuevos suscriptores
una idea del plan que estamos desarrollando para que conozcan toda la
importancia del mismo, y cuan corto es el sacrificio que se imponen comparado
con los grandes resultados que producirá en beneficio de las clases obreras y
de la sociedad.
La falta de instrucción es una de las primeras necesidades que
siente el pueblo; sin esta jamás podrá salir del estado en que hoy se halla, ni
elevarse nuestra industria al nivel de las extranjeras. Por tanto, lo primero
que hemos debido establecer con el fondo de suscripciones, ha sido la escuela
industrial que cuenta ya con un gran número de alumnos, cuya diaria asistencia
es admirable después de un trabajo penoso y teniendo algunos que recorrer para
asistir á las clases distancias de cerca de
una legua. Tal aplicación, tal virtud ¿no merecen acaso el sacrificio de 2
reales por parte de los que tienen? ¿Acaso nada significa un establecimiento
que tiende á moralizar á las clases obreras,
separándolas de otros
lugares y haciéndolas contraer hábitos
de orden, laboriosidad y economía? Las ventajas para la sociedad son inmensas, y por lo tanto, no dudamos
que todos los que se interesen verdaderamente por el pueblo, contribuirán con
su suscripción voluntaria á sostener esta escuela.
Profesores conocidos ventajosamente del público, y
entre ellos algunos de la Universidad de Madrid, se ofrecieron desde el principio
á desempeñar las clases que
comprende; en su consecuencia, el gasto está
reducido á muy poco á pesar de que cuenta más de
veinte distintas. Nosotros desearíamos aun más; quisiéramos fundar un sistema
completo de instrucción industrial que comprendiese desde las salas de infancia
hasta las escuelas superiores. Por cortos que sean los fondos de que se pueda
disponer, nosotros
ensayaremos una escuela de instrucción primaria en la cual se combine el
trabajo manual y enseñanza
práctica con el estudio y enseñanza
teórica. ¿Por qué las escuelas destinadas
por el gobierno á la instrucción del pueblo
no habían de basarse sobre el principio del trabajo? Tenemos un convencimiento
íntimo de la conveniencia de esta nueva organización, y por tanto, á este fin se dirigirán
todos nuestros esfuerzos.
También conocemos cuán sensible es á muchos
obreros tener que recurrir al hospital por falta de medios. Todos están dispuestos
á hacer los mayores sacrificios
posibles para atender por si á sus
enfermedades. Pues bien, contamos con médicos distinguidos que deseosos de
coadyuvar á este pensamiento, se han ofrecido
espontáneamente á asistir á cierto número
de obreros enfermos; además, se cuenta con cirujanos, farmacéuticos y practicantes que facilitaran la
asistencia á los enfermos y que harán sea de las mas esmeradas. Organizados en
sección de facultativos, tendrán sus juntas periódicas para tratar sobre los
casos grave que ocurran en los distritos de que estén encargados y determinar lo conveniente para una
curación pronta y eficaz.
Los socorros serán por ahora en
especies, dejando para más adelante, cuando haya más ingresos, el señalar la
cantidad que se juzgue necesaria.
La muerte de un obrero pasa desapercibida; de hoy más
no sucederá así. Cierto número de los suscriptores
acompañarán el cadáver de los que perdamos, y todos
asistirán en un día festivo á la misa de réquiem, que algunos eclesiásticos se
han ofrecido á celebrar en obsequio de las clases
pobres. He aquí el funeral que podemos ofrecer sin gasto alguno y que
contribuirá á desarrollar el sentimiento
religioso, único refugio para el desgraciado. .
Otra cantidad mensual se destinará á formar un
fondo del cual se harán préstamos de cortas
cantidades sin fianza y sin interés. Un
simple compromiso de honor del que tome el dinero con la manifestación de la
necesidad de tomarlo prestado, y una caución moral
también de otros dos compañeros, serán suficientes
para que el capital se conserve
siempre intacto, aumentándose continuamente por los nuevos ingresos. Con este
mismo fondo se podrían adelantar primeras materias á los artesanos que en
vacaciones y momentos de ocio quieran trabajar en su casa, encargándose la
redacción de la venta de estos efectos mediante un módico descuento por comisión.
Tal es por ahora y según los ingresos con que
contamos, lo más notable del pensamiento que estamos desarrollando. Los demás medios son nuevos estímulos á la unión y suscripción
al periódico.
El gabinete de lectura en que procuraremos reunir más
bien periódicos de instrucción que de política; la biblioteca, la agencia
para proporcionar trabajo, todo contribuirá á mejorar el estado de las clases
obreras y evitar los males que aquejan á otras naciones.
Que se asocien todos los obreros y que destinen
para sus socorros mutuos la cantidad mensual .que puedan pagar sin un gran
sacrificio. Así remediarán por sí solos sus desgracias y se elevarán al puesto
que les corresponde.
Que las demás clases por sus sentimientos y por su
interés propio, hagan ese corto sacrificio y así contribuirán á mejorar la condición
de las clases pobres.
Por nuestra parte no repararemos en sacrificios de
ninguna especie, y más ahora que se han unido á nosotros una comisión delegada
cuyos individuos han sido nombrados por los mismos suscriptores y la cual se
encarga no tan solo de la administración de fondos, sino de prestarnos una
ayuda franca y sincera en todos nuestros
trabajos.
Antonio Ignacio Cervera
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