En el mes de
junio de 1902, con la perspectiva en Guadalajara de un sensible aumento de la
demanda de obreros de la construcción, los albañiles alcarreños decidieron
forzar a los patronos a aceptar la jornada laboral de ocho horas, una
emblemática reivindicación de la clase trabajadora. Rápidamente, la burguesía
se puso manos a la obra para conjurar el éxito de la Sociedad de Albañiles
(adherida a la UGT): buenas palabras desde la prensa dirigidas con tono
paternal, intervención directa del gobernador civil… Aunque la mayoría de los
patronos aceptaron las peticiones obreras, la Condesa de la Vega del Pozo, de
mano de su administrador Enrique Figueras, hizo imposible el acuerdo y forzó el
fracaso de la lucha obrera, algo que era previsible por la desacostumbrada
sumisión que los albañiles mostraban en la carta que reproducimos y por la
falta de solidaridad de los canteros y demás oficios del ramo. Componían el
Comité de Huelga: Isaac Henche, presidente; Modesto Henche, vicepresidente;
José Dombriz, secretario; y Manuel Molina, Isidoro Dombriz y Julián Toquero,
vocales.
BASES PARA LA
JORNADA DE OCHO HORAS
En Junta General
celebrada el día 3 [de junio de 1902], la Sociedad de Obreros Albañiles,
establecida en Guadalajara, ha acordado las siguientes bases para establecer la
jornada normal de ocho horas de trabajo:
1ª.-
Solicitar la jornada legal de ocho horas de trabajo en todas las obras donde
hubiere obreros asociados.
2ª.- Esta
petición será hecha en forma correcta a los diferentes dueños de las obras,
mandándose unos ejemplares a la prensa para su mayor publicación.
3ª.- De estos
acuerdos se dará cuenta al comité de la Unión General de Trabajadores para su
conocimiento y efectos subsiguientes.
4ª.- Una vez
aprobada la presente solicitud, esta sociedad someterá a la aprobación de los
dueños de obras las horas que han de regir para la entrada y la salida.
5ª.- Las horas
que han de regir serán las siguientes: desde el 1º de Abril a 30 de Septiembre
de siete a doce y media para almorzar por la mañana y de tres a cinco y media
por la tarde, y desde 1º de Octubre a 31 de Marzo, de siete y media a doce por
la mañana y de una a cuatro y media por la tarde.
6ª.- Estas
horas podrán modificarse en las obras donde lo solicite una parte y exista
conformidad por la otra, no perjudicando a ambas y nunca con carácter perpetuo
sin previo aviso a la general.
7ª.- De ser
desechada la presente petición por todos los dueños de obras, esta Sociedad
organizará la huelga general de oficio, siguiendo los trámites legales que
marcan los estatutos, para mayor eficacia de la misma.
8ª.- De ser
aceptada por parte de los dueños, los obreros que pertenezcan a sus obras
continuarán los trabajos sin interrupción bajo la base establecida, procurando
de este modo ayudar moral y materialmente a los compañeros que tengan que
abandonar el trabajo por negarles la petición.
9ª.- En la
obra donde fuere aceptada la jornada normal, si hicieren falta más operarios se
llevarán de las obras donde no fuere aceptada, pudiendo de este modo hacer la
huelga más económica y con mayores probabilidades de triunfo.
10ª.- Esta
directiva dirigirá la petición a los dueños o directores de obrasen la forma
antes dicha y dando un plazo para su contestación de seis días, a contar desde
la fecha en que se dirija la petición, resolviendo esta directiva o comisión
las dificultades que surjan y no alteren el espíritu de estas bases y en caso
contrario serán resueltas por la general.
EDITORIAL DE LA
CRÓNICA
La Sociedad
de Albañiles de esta capital ha celebrado en pocos días dos Juntas Generales
que entrañan importancia suma bajo el punto de vista sociológico.
Aquí, en Guadalajara,
donde la masa obrera no representa ni significa proporcionalmente lo que en
número significa y representa el obrero en la mayor parte de las capitales de
provincia, se ha operado en poco tiempo tal movimiento de unión y solidaridad
de la clase trabajadora, que ha producido un avance sociológico incomparable en
relación a otras poblaciones y explicable solamente por su caja de resistencia.
No hemos de
entrar nosotros de lleno en el fondo de la cuestión para determinar si es o no
oportuna la determinación de los obreros albañiles al imponer al patrono en
general la jornada de ocho horas, mas reconociendo que es una aspiración
justísima, si por norma tiene el descanso para la instrucción y la ocupación
por tal medio de los obreros sin trabajo, preciso es reconocer también que en
Guadalajara no escasean la obras, merced principalmente a las muchas que se
ejecutan por iniciativa de la Sra. Condesa de la Vega del Pozo y habrán de
emplearse más brazos con las del Instituto General y Técnico, que se realizarán
por cuenta del Estado.
Acaso esta
circunstancia haya influido en la clase obrera para considerar oportuno el
momento de tomar acuerdos para llegar a la meta de sus aspiraciones; y si
decisiones de tanta trascendencia, tomadas en Junta General el día 3, no
reconocen por causa la apuntada, razones de gran peso habrán determinado la
imposición de la jornada de ocho horas en Guadalajara, y seguramente
comprenderán los obreros albañiles que no deben temer la actitud que puedan
adoptar los patronos, cuando tanta energía revelan, propia solamente de una
entidad vigorosa.
Solicitar la
jornada legal de ocho horas de trabajo en todas las obras donde haya obreros
asociados y declararse en huelga general si la petición no fuere aceptada por
todos los dueños de obras, representa exceso de virilidad, que en nuestro
concepto sólo puede manifestarse ante la halagüeña perspectiva de una bien
repleta caja de resistencia.
¿Poseen esa
caja los obreros que aspiran en Guadalajara a la jornada de ocho horas de
trabajo y que la imponen en un plazo de seis días bajo apercibimiento de una
huelga general?
Este es el
problema que en primer término han debido de resolver los obreros, porque de
otro modo, si los patronos se aperciben que la huelga no puede durar mucho
tiempo, opondrán sus capitales a esa caja de resistencia y el pensamiento, por
laudable que sea, fracasará en sus comienzos.
La obra de
redención del obrero es santa y al lado de esa santa obra estamos nosotros,
pero no estaremos nunca con los que bastardeen con sus fines.
Si la jornada
tiene por objeto la instrucción en los ratos de asueto, establézcanse bases, y
si además persigue la laudable finalidad de que los obreros sin trabajo
encuentren más fácilmente ocupación, se impone también el acuerdo de que nadie
trabaje más de ocho horas habiendo obreros parados.
RESPUESTA A LA
CRÓNICA DE LA SOCIEDAD DE ALBAÑILES
Muy Señor
mío:
En el último
número de su periódico y en el artículo de fondo, se ocupaba de la cuestión
obrera con motivo a una carta circular que esta Sociedad ha dirigido a los
dueños y directores de obras y en cuyo artículo esta Directiva ha visto el
vital interés que le inspira la clase obrera y el valioso ofrecimiento que hace
a dicha causa, siempre que se inspire en la justicia y amparada de la razón y de
las leyes. En dicho artículo, y en uno de sus últimos párrafos, nos negaba su
concurso si no observábamos la conducta antes dicha y tenía el temor de una
huelga demasiado prematura por creer que nos encontraríamos sin suficientes
recursos para resistir.
A esto, esta
Directiva tiene a bien poner en su conocimiento que al hacer la petición no la
ha hecho con intención de ir a la huelga el lunes próximo, como muchos se han
creído, pues para eso se seguirán otros trámites legales que esta Sociedad
tiene acordados en sus Estatutos; sólo lo ha hecho basada en las corrientes de
simpatía y de amor al obrero que en esta capital han demostrado los patronos.
Así mismo, y
como demostración de que no han sido infundadas las razones que nos han
inducido a hacer la petición, está el hecho de que ya hayan aceptado la jornada
de ocho horas, hasta la fecha, bastantes patronos, que de los cuales, y en
tiempo oportuno, esta Directiva los comunicará a la prensa para que sirva de
estímulo por ser personas de bastantes influencias y dotes personales.
Si lo cree
oportuno, puede hacer el uso que crea más conveniente para su o no publicación.
Dispensa la
molestia y mande cuanto guste a estos ss. ss. q. s. m. b.
Severiano
Sánchez, presidente.
Patricio
Vacas, secretario.
CARTA DE LA
SOCIEDAD DE CANTEROS A LA CRÓNICA
Muy Señor mío
y de mi mayor consideración:
Suplicándole
la inserción de las presentes líneas en el periódico de su digna dirección, he
de comenzar a manifestar, en mi nombre y en el de mis compañeros, que en lo
referente a la huelga de albañiles, no han intervenido para nada en ella los
canteros que trabajamos en las obras del Asilo, porque aparte de que esto es
muy delicado, envuelve una gran responsabilidad que nosotros no queremos ni
debemos asumir; antes por el contrario, a varios de ellos, como siempre podemos
probar, les dijimos que no se encontraban en condiciones para una lucha en esta
ocasión.
Le rogamos
nuevamente, señor director, se sirva hacer público estas manifestaciones
nuestras, que los mismos albañiles pueden afirmar, para no desviar a la opinión
con conceptos erróneos que nosotros rechazamos y que quede cada cual en el
lugar que le corresponde.
Dándole las
gracias anticipadas se despide de usted atento s. s. q. b. s. m.
Por mis
compañeros, Antonio Alonso
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