Pegatina del Partido Carlista, 1979 (Archivo La Alcarria Obrera)
Durante los días 30 y 31 Octubre y 1 de Noviembre 1977 se celebró en Madrid
el IV Congreso del Partido Carlista, el primero que se celebraba en libertad y
que asumía los planteamientos de renovación que el carlismo llevaba diez años
desarrollando. Entre los distintos acuerdos entonces adoptados, por una
representación tan amplia y numerosa como nadie imaginaba y entre la que había
un puñado de alcarreños, reproducimos hoy la resolución sobre "Táctica y estrategia
sindical", que resume perfectamente la propuesta socialista y
autogestionaria que era entonces el eje de la política carlista y que muestra
las opciones que entonces planteaban los carlistas para salir de una crisis
económica tan dura como la que hoy, desarmada la clase obrera, también
padecemos.
INTRODUCCIÓN
El Partido Carlista, orienta su estrategia y su táctica sindical, partiendo
de la clara conciencia del carácter capitalista de la sociedad en que vivimos.
El capitalismo no tiene más fin que el beneficio cada vez mayor de una
minoría. Precisamente porque está basado en la apropiación por esa minoría de
los medios de producción y en la explotación del trabajo asalariado.
Esta división de la sociedad en una minoría que, al poseer los medios de
producción, obliga a la mayoría a vender su fuerza de trabajo como única forma
de sobrevivir, es la causa directa de la lucha de clases. Lucha que constituye
el motor fundamental del progreso social, y cuyo fin sólo será posible con la
desaparición de la división entre explotadores y explotados, con la construcción
de una sociedad socialista y autogestionaria.
Definir los medios y las vías para la construcción del socialismo en
nuestro país, definir asimismo las formas que ha de adoptar el socialismo no es
incumbencia sólo de las organizaciones políticas por un lado, o exclusivamente
de las organizaciones sindicales. Debe ser la obra común del conjunto de
formaciones políticas y sindicales interesadas en su consecución, entre las
cuales nos encontramos.
Tres son las condiciones fundamentales del socialismo:
-En primer lugar, la socialización de la propiedad capitalista de los grandes
medios de producción:
-Socialización de las fuentes de energía y de las industrias extractivas básicas.
Control democrático para evitar el despilfarro de los recursos naturales
escasos. Medidas contra la contaminación -agua, etc.- Investigación de otras
fuentes de energía no contaminante –geotérmica, solar- y revisión política de
las centrales nucleares.
-Socialización de la banca y los seguros.
-Socialización de los grandes canales de distribución y comercialización de
los productos.
-Instauración de una Reforma Agraria que haga pasar la tierra de los
latifundios a manos de los campesinos, fomentando formas de explotación
colectivas o cooperativistas. Así como el control sobre las industrias básicas
del sector –maquinaria, abonos, etc.- y sobre las industrias de transformación
de los productos agrarios y redes de distribución.
Sobre estas bases se asienta la progresiva edificación del socialismo y la
desaparición de la propiedad privada de los medios de producción.
En segundo lugar, y como paso previo para hacer posible lo anterior, la
instauración de un poder político que exprese los intereses de todos los
sectores populares comprometidos en la consecución del socialismo. Un poder
que, en consecuencia, asegure la más amplia democracia para el pueblo en todos
los ámbitos de la vida.
En tercer lugar, la planificación económica, y esto en nuestra concepción
atañe directamente al sindicato que, como colectivo de todos los trabajadores y
su legítimo representante, debe ser el instrumento de la proyección del plan,
así como de su control, tanto a nivel federal como de las diversas
nacionalidades y regiones.
OBJETIVOS INMEDIATOS PARA LA ACCIÓN SINDICAL
Para hacer posible estos objetivos, el Partido Carlista considera que el
sindicato debe ser una organización de carácter socio-político, que oriente y
organice la acción de los trabajadores tanto en el marco de la empresa como en
el de las transformaciones sociales y políticas, porque en todos estos aspectos
encuentra su concepción la explotación capitalista y el poder del capital.
OBJETIVOS ECONÓMICOS
Ante la actual situación de grave crisis económica y el intento del régimen
de que el peso de ésta recaiga una vez más sobre los trabajadores, exigimos que
las centrales obreras, que en sus conversaciones con el gobierno y en su acción
sindical planteen como cuestiones inaplazables y prioritarias los siguientes
puntos:
-Una Reforma Fiscal, que sustituya de forma auténtica el actual sistema
tributario por formas progresivas y directas de imposición, con la desaparición
de los impuestos indirectos.
-Una política de distribución de rentas que favorezca el aumento de los
salarios, no condicionados al aumento de la productividad y del índice del coste
de la vida, con lo que esto supone de progresiva disminución de las rentas
salariales en relación a las del capital, cuando no de descenso en términos
absolutos en cuanto a la renta real.
-Una descentralización y democratización del gasto público y de la política
económica, que supone: la máxima descentralización en la recaudación y empleo
de los impuestos, atendiendo al equilibrio regional y al establecimiento de un sistema de compensaciones a las regiones más
desfavorecidas.
La participación efectiva de los órganos de poder de las nacionalidades y
regiones en la determinación de la política económica.
La reducción de los gastos de la Administración Pública.
La gestión democrática de las Cajas de Ahorros y la regionalización y
gestión democrática del crédito oficial.
El control democrático de las industrias nacionalizadas.
-Una política de precios que implique:
La simplificación de los canales de distribución y comercialización.
La eliminación de la red de intermediarios superfluos y adopción de medidas
contra la especulación por los precios de los productos.
La plena clarificación de los recursos naturales propios, favoreciendo la
utilización racional de los mismos y adoptando medidas apropiadas que eviten su despilfarro; para lo que es
totalmente necesaria la nacionalización de las fuentes básicas de energía.
La intervención estatal, y de los poderes de
las nacionalidades y regiones, para
eliminar las causas de la emigración, tanto interior como exterior, y eficaces medidas
contra el paro.
-Aplicación de una política que elimine la actual situación de dependencia
económica del exterior que hace necesario:
Adopción de medidas que contribuyan a lograr el máximo autoabastecimiento
en todos los órdenes: materias primas, industrias básicas, alimentación, tecnología,
etc.
Una acción económica encaminada a la consecución del equilibrio de la
balanza comercial con el exterior.
Un control riguroso de las operaciones de las empresas extranjeras
instaladas en nuestro país, con la prohibición de repatriación al exterior de
los beneficios obtenidos.
-Una política agraria que, fundamentada en una profunda reforma, adopte las
siguientes medidas:
La expropiación de los latifundios no cultivados o cultivados muy por
debajo de sus posibilidades reales.
La adopción de medidas crediticias que supongan una ayuda a la formación de
cooperativas.
La elevación de las retribuciones en origen de los productos del campo,
especialmente a los pequeños y medios campesinos.
Una política de inversiones que favorezca la industrialización de los
productos agrarios por loa propios
campesinos, así como su comercialización.
Control por las organizaciones campesinas de las empresas abastecedoras de
productos básicos para el campo (abonos, piensos, maquinaria, semillas, etc.)
OBJETIVOS SOCIALES
Junto a estas medidas de carácter económico general, que deben tender a
sanear la economía a nivel general, se hace necesario que en estos momentos de
crisis no seamos los trabajadores los únicos y los más perjudicados, sino que
cuanto menos ésta se reparta, incidiendo de manera más directa, sobre los mejor
dotados económicamente. Para lo cual, consideramos imprescindible que la acción
sindical afronte las siguientes medidas de carácter socio-laboral y salarial:
-Establecimiento de salario mínimo interprofesional de escala móvil que
cubra las necesidades del trabajador y su familia de una manera digna.
-Revisión automática de los salarios, y siempre que el índice del coste de la vida suba tres o más puntos. Con
participación sindical democrática en la comisión del coste de la vida.
-Inclusión en el salario de todo tipo de incentivos.
-Establecimiento del 100% del salario real en caso de enfermedad, invalidez, desempleo, jubilación o
accidente.
-Jubilación a los 60 años.
-Creación de una caja sufragada por el Estado, con cuenta al presupuesto
general, para atender el seguro de desempleo.
-Exención del IRTP para los salarios inferiores a 350.000 Ptas. anuales.
-Eliminación de la cotización de los trabajadores a la Seguridad Social.
-Establecimiento de las cuarenta horas semanales, con dos días consecutivos
de fiesta.
-Inclusión de la formación profesional en la jornada laboral.
-Un mes de vacaciones para todos los trabajadores.
-Igualdad total de condiciones para el hombre y la mujer en todos los aspectos
de la relación laboral.
-Defensa del puesto de trabajo ante cualquier situación de crisis.
-Desaparición de toda la legislación que favorezca el despido libre.
-Control obrero sobre la organización del trabajo.
-Reducción del periodo de prueba a 15 días.
-Desaparición de los incrementos en los ritmas de trabajo como
contrapartida a los aumentos salariales.
-Disminución de los ritmos actuales, sin que esto repercuta en los
salarios.
-Supresión de los trabajos tóxicos o peligrosos, mediante técnicas o instalaciones
adecuadas.
-Especial atención al desarrollo de la medicina profesional preventiva.
-Paso de la Seguridad Social al Estado y financiación de la misma a
cargo del presupuesto general. Control de sus fondos por comisiones de los
trabajadores y los usuarios. Concepción de la
misma como un servicio público del que es beneficiaria toda la población.
-Gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza hasta los 16 años.
-Facilidades efectivas para el acceso de los hijos de los trabajadores a la
enseñanza superior.
-Fomento del equipamiento y de los servicios en los barrios y zonas rurales.
OBJETIVOS SINDICALES
Desde la presente
situación de falta de las plenas libertades sindicales, observamos como objetivos
prioritarios tras el reconocimiento de las centrales democráticas, para hacer posibles
las conquistas anteriormente enunciadas, los siguientes puntos:
-El definitivo
desmantelamiento de los restos del Sindicato Vertical actualmente camuflados en
la AIISS.
-La consecución
definitiva de la amnistía laboral.
-La devolución
íntegra del patrimonio sindical a todos los trabajadores.
-El
reconocimiento pleno de todas las libertades sindicales que implica:
Reconocimiento
legal de los derechos de reunión, asamblea y propaganda dentro de la empresa.
Reconocimiento del
legítimo derecho a la huelga, tanto por motivos reivindicativos como políticos,
que afecten a la colectividad como trabajadores y como ciudadanos.
Derogación de la
legislación actual y establecimiento de otra sobre contratación colectiva que elimine la intromisión
estatal en la misma.
Reconocimiento
legal del derecho de los trabajadores al control sobre los libros de
contabilidad de la empresa.
Promulgación de un estatuto del trabajador que recoja todos los derechos
expuestos y todos les que le
correspondan como tal.
La celebración de elecciones sindicales.
Junto a estos objetivos,
hay otro para nosotros fundamental, la lucha por la unidad, al que dedicaremos
todos nuestros esfuerzos, por considerar que por sí mismo, representa un avance
de suma importancia no solo para los inmediatos objetivos reivindicativos de
los trabajadores, sino un avance en la lucha por el socialismo como objetivo
supremo de la Clase Obrera.
EL CONCEPTO DE UNIDAD SINDICAL
Para el Partido Carlista, la unidad sindical es un concepto que trasciende
la mera unidad de acción, aún cuando seamos plenamente conscientes de que esta
forma de unidad supone siempre un paso importante hacia adelante en la búsqueda
de formas superiores de unidad.
La unidad sindical, tiene para nosotros un doble sentido, por un lado el
más inmediato de ser un instrumento reivindicativo frente a la patronal, más
útil que la pluralidad sindical, donde los objetivos particulares priman a
menudo sobre los intereses generales de los trabajadores. Por otro lado y como más
importante, está nuestra concepción del sindicato como colectivo de todos los
trabajadores y como tal tiene un doble papel
que jugar: primero, durante la etapa de transición al socialismo, como
instrumento máximo del Control Obrero. Segundo, en la etapa de socialismo de
autogestión, como instrumento que proyecte la planificación económica y sea responsable de su control.
Por lo tanto, nos reafirmamos en nuestra concepción revolucionaria de que
el sindicato jamás podrá ser útil a los trabajadores si sirve tan sólo a los
intereses de un partido, y es utilizado e instrumentalizado por éste como
correa de transmisión de sus consignas, en vez de defender opciones que
respondan a los intereses generales de toda la clase obrera.
EL CAMINO DE LA UNIDAD SINDICAL
Conscientes del hecho de la pluralidad, impuesta como una realidad al
negarse en su momento determinadas organizaciones a la celebración del Congreso
Sindical Constituyente de todos los trabajadores, como fórmula para hacer
posible la unidad en el momento que la caída de la dictadura y las nuevas
perspectivas de libertad lo hacían aparecer como la fórmula más adecuada para
construir la libertad sindical, hemos visto la necesidad de buscar nuevas
formas que puedan conducir hacia esta unidad.
Ya en la 1ª Asamblea Federal del Frente Obrero, celebrada los días 25 y 26 de julio de 1976, denunciábamos este hecho y proponíamos el triple eje de actividad para la unidad sindical, consistente
en: la construcción de una gran central, de carácter unitario, la potenciación
del movimiento asambleario de base y la búsqueda de la unidad de acción con
todas las organizaciones obreras.
Estas tres formas de actuación que deben ser conjuntas, se plasmaron en la
Corriente Unitaria de CC.OO. por considerar que la tradición ideológica y
organizativa de esta central, la convertía en el instrumento adecuado para esta
lucha por la unidad. Posteriormente, las opciones adoptadas por esta central en
cuanto a su estructuración orgánica y estatutaria han hecho inviable esta
posibilidad.
Condiciones imprescindibles para que esta central pudiese cumplir su misión
en las tareas de la unidad, como la proporcionalidad, la independencia, las
incompatibilidades, la libertad de expresión interna, al no ser aceptadas por
un sector de la misma, la convierten en una central correa de transmisión de
una opción concreta y por lo tanto, excluyente para todos aquellos que estén en
desacuerdo con sus planteamientos.
Esta situación, nos obliga a redefinir nuestra propuesta de afiliación para
plasmar esta línea de actuación en aquella central que responda a estos
presupuestos.
El segundo aspecto de la unidad, la potenciación del Movimiento Asambleario
de base va íntimamente ligado al hecho de las elecciones sindicales. Lo
entendemos así, puesto que de ellas deben salir elegidos de forma directa los
representantes a nivel de empresa de todos los trabajadores, afiliados y no
afiliados.
Conscientes de las divergencias existentes entre las centrales a la hora de
plantear la forma en que estas elecciones deben darse, el Partido Carlista,
propone a todas las centrales que hagan públicas sus propuestas para que éstas
sean debatidas por todos los trabajadores para después ser sometidas a votación
y poner en práctica la mayoritariamente aprobada. Con esto nos proponemos tres
objetivos. Primero evitar que el gobierno mediante un decreto ley nos imponga
la fórmula que más le convenga. Segundo, evitar la imposición de una fórmula por
alguna de las centrales, aún cuando ésta sea mayoritaria, sin contar con el
conjunto de los trabajadores. Tercero, hacer participar a todos los
trabajadores en lo que puede ser el primer paso hacia la consecución plena de
las libertades sindicales, lo que supone comprometerles con esta labor.
Por nuestra parte, proponemos a las centrales sindicales los siguientes
aspectos de carácter general:
-La capacidad de decisión reside en la asamblea, y los cargos
representativos deberán ser elegidos directamente a través de ésta, con la
posibilidad de ser revocados.
-Las elecciones a delegados deberán estar fundamentadas en candidaturas
abiertas y unitarias, y la función de las centrales será el impulsarlas, no
creando candidaturas de central, si bien es conveniente que en los consejos de
delegados surgidos de la elección estén presentes, con voz pero sin voto,
representantes de las centrales para enriquecer la labor sindical.
-La negociación con la empresa deberá ser llevada a cabo por los delegados
elegidos por la
asamblea y nunca por las secciones sindicales de empresa.
-La fórmula que se proponga deberá ser lo suficientemente flexible para
permitir adecuarla a su realidad en cada uno de los niveles.
Estas deben ser las actitudes que transformen el hasta ahora impreciso
movimiento asambleario en el pilar fundamental de la unidad sindical.
El tercer aspecto de la unidad, la búsqueda de la unidad de acción de todas
las organizaciones obreras, podemos seguir formulándolo tal y como lo hicimos
en nuestra primera asamblea ya citada: "La tarea de la unidad, como
militantes de un partido socialista y autogestionario con una opción precisa, ocupará también nuestra atención en
lo que se refiere a contactos y conversaciones con las organizaciones
sindicales actualmente existentes". Conversaciones y contactos, que
por lo que a nosotros se refiere, siempre estarán en la línea de buscar
soluciones concretas a los problemas de presente y de futuro que tenemos
planteados los trabajadores.
LAS CONDICIONES DE LA UNIDAD
Recogemos aquí las condiciones ya expuestas en repetidas ocasiones, y
aprobadas en nuestra 1ª Asamblea Federal, por considerar que éstas continúan
siendo válidas en los momentos actuales.
UNICO y UNITARIO. Único en su estructura por ramas de producción y unitario
en su concepción. Una organización sindical unitaria es aquella que integra al
conjunto de los trabajadores. En ella está la totalidad de la clase obrera. Y, por tanto, queda excluida la existencia
de organizaciones sindicales múltiples. El sindicato unitario y único debe ser el instrumento del Movimiento Obrero para plantear y conquistar las reivindicaciones
económicas, laborales, sociales y políticas que estén asumidas en cada momento por la mayoría de la clase
trabajadora. El sindicato sintetizará así en cada momento la política de clase
que es posible y necesario llevar a la práctica y que los trabajadores tratan
de imponer como respuesta a la opresión y explotación capitalista. La unidad
sindical, debe ser una opción libre de
los trabajadores, una opción conscientemente asumida.
INDEPENDIENTE. No sólo de la patronal y del Estado, sino también de los
partidos políticos. Ello quiere decir que es preciso buscar los medios y garantías de que
ningún partido pueda condicionar las decisiones sindicales que corresponden al
conjunto de los trabajadores interesados en cada caso. Consideramos que el sindicalismo
es una fuerza esencial del Movimiento Obrero, capaz de alcanzar una conciencia
de clase y una conciencia revolucionaria que le permite bastarse asimismo en el
ámbito de su lucha propia.
DEMOCRATICO. Nuestra concepción de la democracia sindical no se limita a la
necesidad de elegir periódicamente a los dirigentes. La democracia en el
sindicato unitario debe abarcar mucho más.
Principios elementales serían, entre otros, la participación colectiva en
las decisiones y responsabilidades de la base, y
la posibilidad de agruparse los trabajadores con líneas comunes en tendencias que
tendrían reconocida la representación proporcional en los organismos
directivos, medios de comunicación y propaganda, así como que las decisiones que
puedan provocar una ruptura en su seno, no sean tomadas por mayoría simple,
sino por lo menos de los dos tercios.
Sin el cumplimiento de estas condiciones, que no son otra cosa que
elementales reconocimientos de la realidad del Movimiento Obrero en el Estado
español de hoy, la tarea de la unidad se dificultaría hasta el máximo y quedaría
prácticamente imposibilitada.
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