Pegatina de la USO, 1982 (Archivo La Alcarria Obrera)
La Unión Sindical Obrera fue el primer núcleo sindical
que se organizó en la clandestinidad bajo el régimen franquista. Aunque hundía
sus raíces en el movimiento obrero católico, único tolerado por la dictadura,
supo evolucionar con los tiempos y, liberado de la tutela eclesiástica y del
dogmatismo preconciliar, avanzó y maduró hasta convertirse en un sindicato que
hacía bandera del socialismo autogestionario, intentando recoger simultáneamente
la herencia socialista de la UGT y la tradición autogestionaria de la CNT. Sin
embargo, una vez aprobada la Constitución de 1978 y establecido un nuevo marco
de relaciones laborales, la USO sufrió la escisión de quienes buscaban la
unidad del sindicalismo socialista, que tradujese la reciente unificación de la
mayoría de los destacamentos socialistas, y la desideologización de sus
principios y de sus prácticas sindicales, hasta convertirse en el sindicato
amarillo que es hoy en día. Como recuerdo de la breve, pero intensa, experiencia
del sindicalismo socialista y autogestionario que defendió la USO, reproducimos
el texto del folleto “¿Qué es la Unión Sindical Obrera?” que se difundió en los
primeros tiempos de la Transición.
EL SINDICALISMO, INSTRUMENTO DE LA CLASE TRABAJADORA
Para
defendernos de la explotación capitalista y el constante aumento de la vida.
Para conseguir un salario suficiente y unas condiciones adecuadas de higiene y
seguridad en la empresa. Para asegurar e derecho a un puesto de trabajo para
todos. Para poder adoptar con absoluta eficacia y libertad los medios de lucha
para conseguir y consolidar nuestros derechos como trabajadores y ciudadanos.
Para aniquilar por completo toda forma de explotación y opresión que padece la
clase trabajadora y el pueblo en general. Para hacer posible unas formas de
vida dignas para nosotros y nuestras familias en todos los aspectos de la vida
social: educación, relaciones, vivienda, sanidad, descanso, etc. los
trabajadores necesitamos organizarnos.
Organizados
es la única manera en que podemos enfrentamos a la explotación en las fábricas,
a la dominación política e ideológica de unas minorías que controlan el poder,
a la subordinación que se nos Impone en la vida social. Uniéndonos y organizándonos
podremos ir creando un gran movimiento de transformación social, que vaya afirmando
los valores de democracia, de igualdad, de libertad y responsabilidad personal
y colectiva de que es portadora nuestra clase.
El Sindicalismo
ha demostrado ser históricamente la forma organizativa más próxima y fiel a los
Intereses obreros y a las necesidades del pueblo, así como el instrumento democrático
de mayor eficacia al alcance de los trabajadores.
Por
ello, somos sindicalistas y hemos venido gestando en cualquier situación social
y política un nuevo sindicalismo. Nacidos del mundo del trabajo, hijos del antiguos
sindicalistas muchos de nosotros, hemos querido escoger las viejas tradiciones
obreras fieles a continuar los postulados de cuantos nos precedieron, de
acuerdo con las aspiraciones y necesidades de la clase trabajadora de hoy.
La
guerra civil supuso la ruptura de las grandes organizaciones sindicales del Movimiento
Obrero español. El fascismo ha reprimido y ha tratado de Impedir los continuos
esfuerzos de la clase obrera para organizarse y defender sus reivindicaciones.
Para ello creó loa Sindicatos Verticales, que no son más que un inmenso aparato
burocrático, dirigido por la línea política no representativa, al servicio del
Gobierno y de los patronos. Intentando con ello evitar el surgimiento de
auténticos sindicatos obreros.
Sin
embargo, la clase trabajadora, a pesar de la represión constante, el descabezamiento
de sus líderes por despidos, las listas negras las deportaciones, detenciones y
encarcelamientos de muchos de sus hombres más combativos, ha ido gestando el
Nuevo Movimiento Obrero. Aprovechando todas las posibilidades de acción,
legales e Ilegales, utilizando los cargos sindicales representativos de la CNS,
planteando batalla en cada Convenio, el Movimiento Obrero de la postguerra ha
Ido realizando cada vez más huelgas, ha desarrollado la conciencia colectiva de
los trabajadores, ha Inventado nuevas formas de participación y organización
obreras, como las Asambleas de Fábrica, los Comités de Empresa, las Comisiones,
las Plataformas Unitarias.
En este
surgir del Movimiento Obrero han jugado un papel fundamental de animación, de
orientación, de promoción y formación de líderes obreros las nuevas organizaciones
sindicales nacidas a partir de los años 60: la USO (Unión Sindical Obrera),
socialista y autónoma de los partidos, que fue la primera en surgir; y las
Comisiones Obreras, amparadas y vinculadas al Partido Comunista.
Hoy, la
USO y Comisiones Obreras, junto con la UGT (Unión General de Trabajadores),
vinculada al PSOE -que a partir del año 72 rompió con la dirección del exilio y
se afirmó nuevamente en el interior del país- son las alternativas del
Movimiento Obrero que existen en la arena sindical y que abogan por un proyecto
de sindicalismo democrático.
Pero la
construcción de ese Sindicalismo democrático es tarea de todos los trabajadores.
Las organizaciones sindicales democráticas no somos más que el armazón sobre el
que hay que construir el futuro sindicalismo. Para ello es necesario que miles
de trabajadores comiencen desde hoy mismo a participar activamente, a colaborar
de mil formas, a debatir los problemas, a formarse sindicalmente, a organizarse
en definitiva.
En
estos momentos de crisis del post-franquismo, el ansia incontenible de libertad
está precipitando una situación democrática, que comienza a escucharse en las
asambleas de fábrica, a leerse en la prensa y a decirse en conferencias y
reuniones públicas Libertad y democracia están a la orden del día. Esta
realidad está dando lugar a una creciente toma de conciencia de la situación a
amplios sectores sociales. Vemos cómo todo el mundo, desde la derecha hasta el
centro, trata de organizarse precipitadamente. También la ciase obrera constata
cada día con mayor fuerza la necesidad de contar con sus propios Instrumentos
de defensa y promoción, de construir, en definitiva, un sindicalismo obrero.
¿QUÉ ES UN SINDICATO OBRERO?
Llega
un momento en que un trabajador se da cuenta de que solo no puede hacer nada. Si
protesta ante el patrón, la contestación es segura: -SI no estás contento eres
libre para irte a otra parte... Comienzan las discusiones con otros compañeros
en el taller o en la oficina, luego se continúa hablando en los vestuarios o en
la salida. ¿Y si forman un equipo? ¿Y si se organizan? La necesidad se agudiza
cuando hay un problema fuerte en la fábrica.
Así surgen muchos grupos de empresa. Estos grupos son, dentro de un sindicato
democrático, las Secciones Sindicales de Empresa. Una Sección Sindical es el
conjunto de trabajadores de una empresa afiliados a una organización sindical.
Esta
Sección Sindical comienza a reunirse, a estudiar los problemas de la empresa, a
formarse sindicalmente, a preparar proposiciones para plantearlas en la
Asamblea de Fábrica, a informar a los trabajadores, a tomar conciencia de los
problemas exteriores a la empresa que afectan a la vida de los trabajadores, a
tener una visión y una conciencia de clase. La Sección Sindical es la que
organiza la acción en la empresa contra los bajos salarios, contra la
explotación de la salud y los trabajos nocivos, contra la organización
capitalista del trabajo: ritmos, Incentivos, etc., que bajo una capa de “cientifismo”
acreciente la explotación del trabajador; contra la descalificación profesional
y el autoritarismo patronal; en favor de la ampliación de los derechos
sindicales en la empresa y una política de control obrero. En definitiva,
organiza la lucha y desarrolla la conciencia de clase de todos los trabajadores
para transformar la empresa capitalista, que antepone el beneficio a los
Intereses colectivos, hacia una organización del trabajo más acorde con las
aspiraciones de igualdad y participación de la clase obrera.
La coordinación en el ramo
Pero no
basta con la visión de la empresa para plantear adecuadamente una estrategia reivindicativa.
Hay que tener una visión de conjunto. Es necesario tener una información
general, analizar la situación en que se vive, saber encontrar las reivindicaciones
sobre las que el mayor número de trabajadores se muestren de acuerdo. La
organización sindical sirve también para eso: permite tener una visión más allá
de los muros de la empresa.
Para
vencer la resistencia de los patronos, los trabajadores precisamos de una línea
de acción común en todo el ramo (Metal. Banca, Textil. etc.).
En cada
ramo profesional, los patronos tienen también sus propios sindicatos, están
organizados, incluso llegan a tener su propia caja-antihuelga de solidaridad
patronal. Entre ellos se ponen de acuerdo para aplicar, más o menos, el mismo
nivel de salarios en todas las empresas, para practicar la misma política de
organización del trabajo, para hacer funcionar las listas negras, etc.
Para
vencer esta resistencia es necesario que los trabajadores tengamos también una línea
de acción común entre todas las empresas de un mismo ramo, que elaboremos una
plataforma reivindicativa común, que intercambiemos de una empresa a otra los
resultados obtenidos (y también los fracasos y sus causas), estudiemos la
situación económica del ramo, obliguemos a las organizaciones patronales a
negociar.
De cara
a ello, las distintas Secciones Sindicales de Empresa de un mismo ramo forman
la Federación, la cual plantea acciones comunas para todos los trabajadores del
ramo, coordina la acción, desarrolla la solidaridad con las empresas en lucha,
plantea la negociación de convenios a niveles locales, regionales o nacionales,
lanza campañas de acción sobre determinados problemas (organización del trabajo,
salario mínimo, jubilación, seguridad e higiene. etc.)
La solidaridad entre las Federaciones
Pero la
acción sindical es un combate de clase, un combate global y por ello es
necesario estructurar la acción interprofesional, si no se caerla en un mero
corporativismo.
Los
trabajadores de una fábrica de automóviles tienen Intereses comunes con los de
la fábrica de bebidas o con los profesores de enseñanza: los transportes, los alquileres,
la contaminación, la solidaridad con las empresas en lucha, el avance de las
libertades cívicas, la seguridad social, etc. etc.
Para
ello se forman las Uniones Interprofesionales, a nivel local, provincial,
regional, que plantea y coordina la acción común de toda la clase obrera contra
sus explotadores. Posibilita, asimismo, el apoyo en la propaganda, en la formación,
en el asesoramiento jurídico, en la organización de campañas y manifestaciones,
en el análisis de la situación global de los trabajadores, organiza a los
trabajadores aislados, aglutina a los trabajadores jubilados, crea “casas del
pueblo”, etc.
La acción a escala nacional
Existe,
por último, la estructura a nivel nacional, lo que se llama la Confederación, que agrupa a las
diferentes Federaciones, a los órganos directivos del Sindicato, a los
distintos servicios (Formación. Periódico. Caja de Resistencia, etc.).
La
Confederación sintetiza los debates del conjunto de las organizaciones de base,
estableciendo una política sindical global, marca la estrategia a seguir en la
movilización de los trabajadores de cara a la transformación de la sociedad
actual en una sociedad socialista de autogestión.
Hasta
aquí hemos visto, muy en síntesis, la estructura de coordinación y organización
de un sindicato democrático. Es necesario señalar también, aunque sólo sea esquemáticamente,
el papel y los contenidos básicos de un sindicalismo de clase:
Partiendo
de las condiciones en que viven los trabajadores en la fábrica, el sindicato desemboca
necesariamente en una crítica de la sociedad capitalista. En efecto, existe una
estrecha ligazón entre las condiciones que vive el trabajador en la fábrica y
su situación en la sociedad. La subordinación y la explotación que caracterizan
la condición del trabajador en la fábrica se manifiestan como marginación
social y política dentro de la sociedad.
Un
trabajador se da cuenta pronto que los intereses obreros son inconciliables con
los del capitalismo. Por lo tanto, la línea política del sindicato, en
consecuencia, no puede ser más que anticapitalista y conflictiva a todos los
niveles. Si no lo fuese, tendría que aceptar la desocupación, el continuo
aumento de los ritmos, la pérdida del poder real de los salarios, etc., que
están en la lógica del capitalismo.
El
sindicato se da cuenta de que la lucha en la fábrica tiene una prolongación en
la sociedad. Cuando reivindica una reducción de la jornada de trabajo, o la
abolición de los ritmos, ello hace referencia a toda una política de
inversiones y de subdesarrollo en el país. Cuando toca el problema de la división
del trabajo, tropieza inmediatamente con todo el sistema de la enseñanza en la sociedad. Lo mismo pasa cuando
se plantea el problema de la nocividad en el trabajo y su relación con el
sistema sanitario. Así un sindicalismo de masas y de clase, ligando
constantemente la explotación en la fábrica con la situación de los
trabajadores en la sociedad, se convierte en un amplio movimiento, en un gran
motor de transformación social.
Por
otra parte, la cada vez mayor integración de la economía a nivel europeo y
mundial, coloca al sindicalismo frente a nuevos y graves problemas, que se
traducen para los trabajadores de los países menos desarrollados en una mayor explotación.
Es el caso de las famosas empresas multinacionales,
Ello
obliga al sindicalismo a una tarea de establecer lazos estrechos con los
trabajadores de otros países para poder enfrentarse a estas empresas y no
quedar aislados. Exige una estrategia común frente a los regímenes fascistas en
los que, desgraciadamente, se amparan estas empresas. Lo mismo que una lucha
común por los derechos de los trabajadores emigrantes.
El
aspecto Internacional es, pues, otro nivel fundamental de la acción sindical.
En
resumen, la práctica de un sindicalismo de clase consiste en:
-Hacer
del sindicato el Instrumento de lucha privilegiado de los trabajadores, que les
permite organizar las luchas de la clase para conquistar sus reivindicaciones
cotidianas.
-Desarrollar,
reduciendo por la lucha de cada día la explotación y la dominación que sufren
los trabajadores.
-Desarrollar
la capacidad de los trabajadores para decidir colectivamente sus objetivos y
sus medios de acción.
-Desarrollar
la conciencia de los trabajadores acerca de la naturaleza del sistema capitalista,
de la necesidad del socialismo y de las condiciones de su construcción.
-Plantear
objetivos de movilización de masas, que desencadenen la acción capaz de imponer
objetivos de transformación de la empresa y de la sociedad.
-Cambiar
la relación de fuerzas en favor de los trabajadores luchando constantemente contra
todos los aspectos del sistema capitalista.
-Crear
un gran movimiento capaz de conquistar el socialismo.
-Hacer
descubrir a los trabajadores la influencia directa del capitalismo
internacional sobre sus condiciones de vida y de trabajo y organizar la acción
común de los trabajadores de distintos países contra sus adversarios comunes.
¿QUÉ TIPO DE SINDICALISMO PROPUGNA LA USO?
Un sindicalismo de clase
Para la
USO, la lucha por la defensa concreta de los trabajadores frente a la
explotación capitalista es su primer objetivo en la acción sindical.
Pero
nuestra lucha no puede ser sólo defensiva. La sociedad capitalista está marcada
por la lucha entre los que detectan los medios de producción, los capitalistas,
que ejercen también un dominio social a través del control político e ideológico,
y los que contestan esta sociedad.
Así, el
sindicalismo expresa los Intereses de los trabajadores por la transformación de
la sociedad capitalista y la instauración del socialismo. Hacer un sindicalismo
de clase es, por lo tanto, ligar los problemas concretos de los trabajadores a
las perspectivas sociales, traducir esas perspectivas en objetivos concretos a
conquistar en cada momento para avanzar hacia el socialismo.
Sindicalismo de masas
Esto
significa que no concebimos el Sindicato como una organización vanguardista,
que tiene una gran verborrea revolucionaria pero que los trabajadores no se
identifican con ella porque les resulta extraña y lejana. Para la USO, la
transformación de la sociedad es una obra de mayorías.
Un
sindicalismo es de masas porque pretende reagrupar al máximo de trabajadores
del taller, de oficinas, de los tajos, del campo, de los servicios, a los
técnicos y cuadros, y al mismo tiempo representa las necesidades y aspiraciones
de la mayoría de los mismos.
Hablar
de un sindicalismo de masas expresa, asimismo, que el sindicato no es una
especie de asociación de ayuda mutua, como una compañía de seguros, cerrada a
la defensa de sus socios, sino que es un Instrumento de expresión, defensa y
promoción de todos los trabajadores.
La
expresión sindicalismo de masas tiene otra significación, también fundamental.
La USO no propugna un sindicalismo donde algunos dirigentes, ciertos
especialistas llevasen la acción y la negociación, elaborasen solos las reivindicaciones,
diesen desde arriba las directrices.
La USO busca que, en la sociedad, el conjunto de los trabajadores y los
ciudadanos puedan debatir y decidir sobre todo lo que les atañe.
Esta línea empieza en la acción reivindicativa. Es por ello que los militantes
de la USO favorecen en todo momento la práctica de las Asambleas, la libre
discusión de todos, militantes y no militantes, el análisis en común de la situación,
la elaboración colectiva -a través de discusiones, encuestas, etc.- de las
reivindicaciones y de la conducta a seguir en la acción.
Sindicalismo democrático
Cuando
hablamos de sindicalismo democrático queremos señalar, por supuesto, la
elección democrática de todos los responsables, a todos los niveles, y su
revocabilidad por la propia base. Pero queremos señalar también algo más. No
basta con un organigrama democrático de designación de responsables y de toma
de decisiones. La democracia Interna del sindicalismo se alimenta de la
formación progresiva de los militantes, de su capacidad de análisis y de crítica,
de la constante información que les permita tomar decisiones con conocimientos
de causa, del debate democrático de las diversas opiniones, de la autonomía que
tenga la propia organización sindical para determinar su propia política.
Por
otra parte, un sindicalismo democrático sólo puede existir en una sociedad
democrática. Por ello, el sindicalismo tiene como objetivo permanente la lucha
por un avance constante de la democracia en la sociedad. En este sentido, la
USO tiene como uno de sus objetivos básicos de su acción actual la lucha contra
el Fascismo, por una sociedad democrática en lo político, lo social y lo
económico. Sabemos que este objetivo democrático sólo puede cubrirse adecuadamente
dentro del socialismo y que hay que ir avanzando hacia él paso a paso. En estos
momentos la lucha por la democracia se concreta en la conquista de las
libertades políticas -derecho de reunión, asociación, expresión, huelga,
derecho a la autodeterminación de las nacionalidades del Estado español- que
posibiliten la expresión y la organización de los trabajadores y otras fuerzas
democráticas.
Para la
USO, el socialismo y las libertades son Inseparables. El socialismo debe
suponer una profundización en la democracia, una participación colectiva en la
construcción de la sociedad. En este sentido rechazamos un socialismo
totalitario que, bajo la primacía de un determinado grupo, reduce al pueblo a
la condición de mero Instrumento de la vida social.
Sindicalismo unitario
La USO
es partidaria de la Unidad Sindical. Esta es una profunda aspiración de la
Clase Trabajadora y un objetivo a conquistar para hacer avanzar decisivamente
la marcha de los trabajadores hacia una sociedad socialista.
El
Sindicato Único, impuesto por Decreto, no es la unidad sindical. Por el
contrario, el Sindicato Unitario requiere la libertad sindical y un proceso
democrático, a través del que los trabajadores, desde la base, puedan
conquistar la unidad.
La
autonomía sindical y la democracia de base son dos condiciones básicas para que
pueda darse una unidad sindical estable y en la perspectiva de la
transformación social. El sindicato no puede concebirse como la organización de
masas de un partido político, como una “correa de transmisión” bajo cualquiera
de sus formas, pues ello supone una subordinación de los trabajadores a una
determinada vanguardia, la minimización del papel del sindicato, y un grave atentado
contra su democracia interna, al mismo tiempo que un riesgo de cara a la
Democracia Socialista que queremos construir. Por otra parte, sin una
democracia de base -en la discusión de los problemas, en la elaboración de las
reivindicaciones, en la renovación de los dirigentes, etc.- el sindicato se
convierte en una estructura burocrática, con la consecuencia de que los
Intereses internos de los aparatos se imponen sobre los de los trabajadores.
La
unidad sindical no es entendida por todos de la misma forma, pues depende de la
concepción que se tenga del papel del sindicalismo. Para algunos la unidad de
los trabajadores debe basarse en que todos tenemos el mismo estómago y en que
los patronos también están unidos. Esto es verdad, pero para nosotros el sindicato
no es únicamente un instrumento de defensa de los trabajadores frente a la
explotación capitalista, sino también un instrumento fundamental en manos de la
clase obrera para su emancipación como clase. En este sentido la unidad
sindical debe ser algo más que la suma de todos los trabajadores o la suma de distintos
aparatos. Tiene que ser, en definitiva, el sindicato de la clase, su expresión
política en la defensa de sus Intereses y en la transformación de la sociedad.
Ello exige una personalidad autónoma del sindicato, una gran democracia en la
base, la identificación en unos fines y medios y el compromiso del sindicato en
un proyecto de transformación socialista.
La
unidad sindical, pues, requiere una amplia maduración de la conciencia de clase
de los trabajadores, una permanente elaboración de la misma a través de la
acción y el debate de masas; si quiere ser permanente y no un producto
artificial que se rompa nada más nacer exige, más allá del acuerdo de aparatos,
un auténtico compromiso de todos los trabajadores en la construcción del
sindicato de la clase.
En la
medida en que no lleguemos a conquistar la unidad orgánica de todas las
corrientes sindicales, la USO considera Imprescindible el establecimiento de
una unidad de acción permanente que garantice la eficacia de la lucha de los
trabajadores contra el capitalismo.
Autonomía sindical
Para la
USO, la Autonomía Sindical respecto a los partidos políticos es una condición
básica para que los trabajadores puedan expresar la política sindical que le
marquen sus propios intereses de clase en cada momento. SI no, el sindicato
corre el riesgo de convertirse en un Instrumento al servicio de las
conveniencias tácticas, de la política electoral o de gobierno de los partidos políticos.
La
subordinación del sindicato al partido obstaculiza la expresión viva de la
dinámica de la clase, frena la acción de masas y limita el desarrollo de la
perspectiva de la organización sindical.
Sin
embargo, la autonomía sindical no significa una reducción del sindicato a una
visión parcial y limitada de la realidad obrera, un apoliticismo, sino al
contrario, una nueva y mayor responsabilidad del sindicato, autónomamente determinado,
de desarrollar un papel decisivo en la transformación de la sociedad, además de
la defensa de los Intereses Inmediatos de los trabajadores.
Este
compromiso del sindicato en el combate global por una sociedad socialista le
lleva, desde su propio papel específico, a una convergencia, en términos de
alianzas y no de subordinación con todas aquellas fuerzas políticas, sociales.
etc., que luchan por el socialismo, en función de los Intereses comunes.
Al
mismo tiempo que el sindicato respeta la libre opción política de sus afiliados,
establece, como mecanismo que garantice la independencia y la autonomía de éste
con respecto a los partidos políticos, la Incompatibilidad de desempeñar
simultáneamente cargos dirigentes en uno y otro.
Socialismo autogestionario
La USO
aboga por un socialismo de autogestión. ¿Qué es el “socialismo autogestionario”?
En su Carta Fundacional (1961), la USO propugnaba la Democracia Socialista,
basada, principalmente, en los siguientes puntos:
a) La
propiedad social de los medios de producción y de cambio
Las
empresas, el sistema de financiación, en lugar de pertenecer a unos pocos, como
en la actualidad, debe pertenecer a la colectividad. Lo cual constituye una de
las metas más sentidas por los trabajadores a lo largo de toda la historia.
b) La Autogestión
La
Autogestión supone la participación de todos y cada uno en las decisiones que
afectan a nuestra vida. En la empresa no se trata de cambiar los capitalistas y
poner a unos funcionarios. Los propios trabajadores tienen que elegir a los
encargados de dirigir la empresa, decidir sus objetivos (ligados a los generales
de toda la sociedad) y determinar toda la política económica y de organización
del trabajo en el seno de la empresa. Asimismo, la Autogestión debe extenderse
más allá de la empresa, los presupuestos municipales, la industrialización
regional, la enseñanza, la sanidad, la administración política.
c) La
planificación democrática de la Economía
En una
sociedad tan compleja como la actual tiene que haber planes de conjunto. No
puede haber “islotes” de autogestión, si no se correrla el riesgo de caer en un
“egoísmo de empresa”, como puede pasar actualmente en algunas cooperativas. Es
necesaria una planificación de la Economía de todo un país. Pero ello debe hacerse
y elaborarse democráticamente, con discusiones a todos los niveles y la
participación de todos, lo cual supone una descentralización de los poderes.
Esto es
lo que supone el socialismo de autogestión: la descentralización del poder, la posibilidad
de desarrollar al máximo la responsabilidad y la participación de todo en todo
lo que nos atañe. Cuando, en la acción de todos los días, atacamos el poder
dictatorial del patrón, luchamos contra la jerarquía en la fábrica y en la
sociedad; cuando en las asambleas procuramos que sean todos los trabajadores
quienes debatan sus problemas y adopten unas decisiones colectivas; cuando
abogamos por un sindicalismo democrático, estamos trabajando en el sentido de
un socialismo autogestionario.
SOMOS CONSTRUCTORES DEL NUEVO MOVIMIENTO OBRERO
La USO
nació en 1960, aglutinando a los luchadores de las nuevas generaciones que habían
protagonizado las primeras huelgas de los años 50 en Asturias, Euskadi, Catalunya,
Madrid, Andalucía, siendo la primera organización de carácter sindical que
surge en la postguerra.
Habiéndose
encontrado con que la guerra civil había roto la lucha llevada a cabo por
nuestros mayores dentro del Movimiento sindical español -uno de los más
combativos y gloriosos del mundo-, la USO quiso recoger desde su nacimiento lo
mejor de sus tradiciones, afirmándose como una organización sindical anticapitalista
aconfesional de orientación socialista al mismo tiempo que asumía la aportación
descentralizadora y autogestionaria del movimiento libertario Así nuestra
historia hunde sus raíces en la experiencia del sindicalismo de masas habido en
nuestro país.
El
surgimiento de la USO supuso, frente a la política de abstencionismo del exilio,
el asumir desde las fábricas y a partir de los nuevos luchadores, la
reconstrucción del Nuevo Movimiento Obrero, a partir de las necesidades de la
lucha en el Interior, en el contexto de una nueva realidad capitalista.
En este
sentido, la contribución de la USO -contribución compartida con otras fuerzas-,
podríamos resumirla en:
El llenar un gran vacío de lucha en el Interior del país.
La USO
supuso una nueva toma de posesión, una denuncia -como grupo obrero organizado en
la clandestinidad- de la caducidad de los viejos análisis de las organizaciones
tradicionales; de su Inmovilismo y la Invalidez de que el centro de decisiones
de la acción obrera estuviera en el exterior.
Esta
denuncia desde el interior de la Clase Obrera y desde la clandestinidad, erigiéndose
en Grupo y organizándose, era inédito, y fue el principio de una floración de
nuevos grupos que, junto con el pasado y la progresiva Integración a la lucha
en el interior de las viejas organizaciones, ha contribuido al desarrollo del
Nuevo Movimiento Obrero en el país.
Aglutinar y lanzar nuevos militantes obreros
Los
mayores de ayer no estaban; muchos habían muerto, otros desaparecido y los que
quedaban estaban muy marcados, tanto por la guerra como por la represión. Pero
nuevos luchadores se iban incorporando a la acción. Los proporcionaba la propia
lucha; nacían de la misma Clase; se harían con el tiempo... pero era necesario
iniciarlos, no partir de cero. Esta contribución de hombres de lucha y de
ruptura en los primeros momentos del relanzamiento del Nuevo Movimiento Obrero
a través de la USO, fue muy valiosa tanto por su número como por su poder multiplicador.
Una propuesta de lucha y de unidad obrera a las nuevas
generaciones
El
planteamiento que trajo la USO era una propuesta de acción y de unidad a las
nuevas generaciones, rompiendo el Inmovilismo de las viejas organizaciones sindicales
del exilio. Había que luchar en las fábricas y en los barrios cada día Pero era
necesario algo más. Construir la unidad obrera, que nace de esa conciencia de
clase, se nutre de la unidad de acción y ha de terminar tras un proceso
dialéctico, dentro de la libertad y de la lucha, en la conquista consciente y
responsable de la Unidad orgánica: la CENTRAL SINDICAL DEMOCRATICA DE TRABAJADORES
Mantener una lucha contra el régimen y por la democracia
Estos años
de lucha han consolidado un amplio frente desde dentro de la Clase Trabajadora.
Desde las fábricas hemos luchado contra la Integración de la Clase Obrera al
Sistema: movilizando y respondiendo, aun a pesar de la represión y el miedo,
esclareciendo y proponiendo nuevas formas de lucha, plataformas, denunciando sus
maniobras dentro y fuera de la Península; debilitando su poder y explotación
con la lucha de todos los días.
La USO
participó en la creación del Movimiento espontáneo en Comisiones Obreras en
diversos sitios donde surgieron en un principio: Vizcaya, Asturias. Guipúzcoa. Posteriormente,
ante la táctica del PCE de penetración y control de las mismas, privilegiando
el trabajo superestructural de coordinación sobre el desarrollo y consolidación
de los órganos de clase en la empresa (lo cual suponla el convertir a las
Comisiones en una correa de transmisión del PCE o de otros grupos políticos,
según las regiones), la USO se desvinculó de Comisiones y lanzó, a partir de
1967, el Movimiento de ASAMBLEAS DE FABRICA y los Comités de Empresa.
La USO
ha participado activamente desde 1962, y sobre todo desde 1966, en la
utilización de los cargos sindicales, habiendo sido desposeídos, despedidos, deportados
y procesados gran número de sus militantes. La campaña que realizó la USO
contra la Ley Sindical, realizando una encuesta masiva entre los trabajadores,
escritos de protesta, etc. tuvo un gran eco entre la Clase Obrera, así como a
nivel internacional.
La USO
ha sido protagonista, en muchos casos principal, de muchos de los conflictos y
huelgas más importantes que ha desarrollado el Nuevo Movimiento Obrero: Bandas,
Minería Asturiana. Terry, Orbegozo, Banca, RENFE, SEAT, Hispano Olivetti, CAF. Bazán,
Panter, etc. etc.
Por
último, cabe destacar la presencia multirregional de la USO en todas las
regiones y nacionalidades del Estado español
NO ESTAMOS AISLADOS
Los
trabajadores que dependen de una empresa multinacional se dan pronto cuenta de
que muchas cuestiones que les afectan directamente son decididas en lugares
lejanos: Detroit, Holanda, Ginebra, etc.
EI
capitalismo internacional no conoce fronteras. Sin embargo, sus decisiones
afectan directamente a nuestra vida. Cuando leemos que ciertos ministros u
hombres de negocios discuten sobre los problemas monetarios, o sobre la
política agraria, etc., sabemos que ello se traducirá en repercusiones sobre
los precios, sobre el paro, sobre el desarrollo o subdesarrollo de nuestra
región, etc.
Es por
ello que una organización sindical que limitase su perspectiva a su ámbito
nacional no respondería a toda la realidad que afecta a los trabajadores.
La USO,
consciente de la necesidad de buscar la colaboración, la acción común de todos
los trabajadores, de cualquier país, contra la explotación del capitalismo internacional,
ha buscado la presencia en las organizaciones sindicales internacionales:
De cara
a la lucha contra las grandes empresas multinacionales, la USO está afiliada a
varios S.P.I. (Secretariados Profesionales Internacionales), que coordinan la
acción de los trabajadores a nivel internacional dentro de cada ramo de la
Industria. Las respectivas Federaciones de la USO están afiliadas a la FITIM
(Federación Internacional de Trabajadores del Metal, que engloba a 11 millones de
metalúrgicos en todo el mundo), a la UITA (Unión Internacional de Trabajadores
de Alimentación), a la ICF (Federación Internacional de Trabajadores de las
Industrias Químicas). Asimismo, la Federación del Metal de la USO pertenece a
la FEM (Federación Europea de Metalúrgicos).
Esta
coordinación internacional ha contribuido poderosamente a la eficacia de muchas
luchas, como la huelga de los trabajadores de la SEDA en Barcelona, en que se
realizó una gran campaña de solidaridad entre los trabajadores de la misma
empresa en Holanda; de igual forma, la solidaridad desatada en torno a la
huelga de la Bazán, en que la FITIM hizo una llamada a no descargar barcos
españoles en todo el mundo. Otro caso efectivo fue la huelga de Michelin, con
acciones solidarias en Francia, Alemania, etc., y lo mismo habría que decir de
la SEAT, Hispano Olivetti, Robert Bosch, General Eléctrica, etc., etc.
La USO
ha multiplicado también los contactos bilaterales con las organizaciones
sindicales de diversos países, como la CFDT en Francia, la UIL, la CISL y FLM
en Italia, con sindicatos yugoslavos, suecos, belgas, ingleses, etc., de cara
al establecimiento de una política internacional que supere los límites y
divisiones del sindicalismo internacional actual.
La USO
tiene solicitada su afiliación a la CES (Confederación Europea de Sindicatos) y
es miembro obrero de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), junto con
CCOO, UGT y STV.
No hay comentarios:
Publicar un comentario