Castillo de Atienza (Archivo La Alcarria Obrera)
Al inicio de la Revolución Industrial, y con la excusa de defender la libertad de la industria, se puso punto final a la tradicional organización gremial, que hundía sus raíces en la Edad Media. La innegable libertad alcanzada por los trabajadores, aprendices y oficiales, frente a la vieja tiranía de los maestros y de los gremios, no se tradujo en mejores condiciones de vida y de trabajo para los empleados que, desarmados, se vieron sometidos a las opresivas condiciones laborales dictadas desde entonces por los jefes de los talleres artesanos y los patronos de las fábricas modernas, frente a los que no tenían ninguna capacidad defensiva al faltarles una organización específica. En 1833, apenas unas semanas después de la muerte del rey Fernando VII, las intenciones de la burguesía liberal se mostraban con toda su crudeza en Atienza, cuando se negó a los veedores del gremio de tejedores inspeccionar los talleres.
Intendencia de la Provincia de Guadalajara.
El Escmo. Sr. secretario de estado y despacho del Fomento general del reino con fecha 25 del actual me dice lo que sigue: He dado cuenta a S.M. la Reina Gobernadora de una instancia de Manuel Garay y Fermín Roldán, vecinos de la villa de Atienza en solicitud de que como veedores del gremio de tejidos de lana y lino visiten personalmente los obradores establecidos en aquellas inmediaciones, proponiéndose remediar así los abusos que se observan, y en que dicen incurren algunos tejedores; y enterada S.M. no ha tenido a bien acceder a la referida pretensión, y es su soberana voluntad al mismo tiempo, que por ahora no se haga novedad en los usos establecidos ni se grave la industria con formalidades odiosas o inútiles, sino que al contrario se la deje libre de todas las trabas que hasta ahora la abrumaron; todo hasta la publicación de la próxima Ley sobre gremios, en que se sancionarán estos principios protectores de la industria. De real orden lo digo a V.S. para su inteligencia y efectos oportunos. Lo que pondo en conocimientos de todos los habitantes de esta provincia para su noticia y satisfacción.
Guadalajara, 30 de noviembre de 1833.
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