Pegatina de las juventudes del MC de Galicia, 1983
(Archivo La Alcarria Obrera)
La lucha
contra la integración de España en la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN), la alianza militar dirigida por Estados Unidos, fue una de las
batallas más intensas que vivió la izquierda española en los primeros años de
la Segunda Restauración. La decisión, unilateral y apresurada, del gobierno de
la UCD que, desde el golpe de Estado del 23-F, presidía Leopoldo Calvo Sotelo
de incorporar a nuestro país a la OTAN contó con un amplio rechazo de una
izquierda que aún guardaba un último aliento de la lucha antifranquista. Los
partidos de la izquierda radical, entre los que se encontraba el MC,
desarrollaron a través de la Comisión Anti-OTAN una campaña de largo alcance y
gran intensidad que fue el canto de cisne de la izquierda rupturista. El PSOE
mostró su cara más demagógica y el PCE, aún con sueños hegemónicos, puso en pie
una Plataforma que fue el origen de Izquierda Unida, marca electoral que aún
conserva. La fuerza de la izquierda radical y el apoyo mayoritario a su campaña
anti-OTAN hizo necesario que en 1986 el régimen, que tenía al PSOE en el
gobierno, recurriese a todos los resortes antidemocráticos para ganar ese
Referéndum que en 1982, cuando el MC publicó el folleto que ahora reproducimos,
aún parecía lejano.
1.- Los imperialistas
preparan la guerra
Durante años la paz mundial,
es decir, la paz entre las grandes potencias USA y URSS parecía estar garantizada
por el equilibrio nuclear.
También durante años, tras los
acuerdos firmados entre la URSS y USA sobre limitaciones en el armamento
nuclear, las dos superpotencias desarrollaban a gran escala la investigación, la
tecnología y el armamento nuclear estratégico y reforzaban sus fuerzas de intervención
convencionales.
Trataban de impedir mediante
la mutua intimidación el uso de los grandes medios nucleares y que los conflictos
en sus respectivas zonas de influencia se resolvieran con guerras parciales en
las que sus fuerzas militares no se encontrasen frente a frente.
Pero las bases de ese equilibrio
entre las grandes potencias se están resquebrajando. La coincidencia de la crisis
económica del capitalismo mundial, con las derrotas que el imperialismo yanqui
ha tenido que sumar a las ya históricas de Cuba y Vietnam, en Angola, Mozambique,
Nicaragua... junto a los acontecimientos en Irán, han puesto al imperialismo norteamericano
a la defensiva en zonas que estaban bajo su dominio.
La respuesta de los dirigentes
militares del Pentágono ha sido el relanzamiento de la escalada armamentista
nuclear. El pasado mes de agosto, numerosos hechos han venido a mostrar bien a las
claras, el carácter agresivo y provocador de la política exterior de la actual Administración
Reagan:
- Coincidiendo con el 36º aniversario
de la destrucción de Nagasaki, el Presidente Reagan anunciaba el inicio de la
fabricación de la llamada bomba de neutrones, pese a las críticas de sus
aliados europeos que habían logrado frenar ese proyecto durante la Administración
Carter.
- Pocos días después de este
anuncio, el Ejército yanki, de maniobras junto a las costas Libias derribaba
dos aviones militares de este país. Derribo que poco después era aprobado y
exaltado por el propio Presidente que personalmente se apresuró a saludar a los
militares yanquis directamente responsables.
- Frente a las grandes movilizaciones
populares con que se contestaban en varios países europeos estas provocaciones del
Gobierno norteamericano y su política de rearme, la OTAN continúa su programa
de instalar en cinco países europeos 572 misiles nucleares Pershing II.
Los objetivos del
imperialismo yanqui con su actual escalada armamentista y el recrudecimiento de
la guerra fría son múltiples.
Por una parte levanta una
amenaza real contra la Unión Soviética y sus aliados del Pacto de Varsovia, que
habían salido beneficiados de las derrotas sufridas por los yanquis.
Por otra parte, intenta
reagrupar a sus disgregados aliados europeos, comprometerlos más activamente en
los gastos militares de la Defensa Atlántica y hacerles participar en los riesgos
del almacenamiento y utilización del armamento nuclear, fortaleciendo un liderazgo
seriamente debilitado tras sus derrotas militares y tras el aumento de la competencia
económica con Japón y Alemania Federal.
Además, la industria armamentística
USA, principal beneficiada e instigadora de la política de rearme, pretende convertirse
en la reanimadora de una economía en decadencia.
Es, pues, a Estados Unidos a
quien le incumbe la responsabilidad principal en la actual escalada militarista
y en la preparación de la guerra.
Pero, la responsabilidad de la
crisis de las relaciones internacionales, no incumbe solo a los Estados Unidos,
atañe también a buena parte de los Estados imperialistas europeos a los que interesa
extraordinariamente la continuidad de la política de bloques militares en la
medida en que se aseguran las zonas de influencia y rapiña imperialista que hoy
poseen o que ambicionan poseer a cambio de su apoyo al imperialismo yanqui.
Por último, también la URSS
y el Pacto de Varsovia han contribuido a la agravación de la crisis, pese a sus
reiteradas declaraciones en favor de la paz mundial.
Por una parte, la extensión
de las áreas de influencia de la URSS ha creado unos focos de conflicto y crisis
bélicas, aprovechados por el bloque militar occidental para justificar su escalada
militarista.
Por otra parte, la URSS
defiende también en la práctica la política de división del mundo en bloques y su
consecuencia más inmediata de respeto a las zonas de influencia de las grandes
superpotencias. Esa política de bloques perjudica enormemente las posibilidades
del desarrollo revolucionario en el interior y en las zonas de influencia de ambos
bloques militares, al estar subordinados los intereses de las clases trabajadoras
y el desarrollo de la lucha de liberación de los pueblos oprimidos, a los intereses
de las superpotencias por el mantenimiento a toda costa de sus respectivas
zonas de influencia.
2.- La UCD
vende la seguridad y soberanía de nuestros pueblos
La política pro-imperialista
y pro-OTAN de UCD no es nueva. El régimen franquista ya sentó los precedentes
de cómo se podía vender muy barato la seguridad y la soberanía de nuestros pueblos,
con los acuerdos que permitieron la instalación de las bases norteamericanas en
territorio del Estado Español.
Los acuerdos hispano-yanquis
firmados por el régimen de Franco en 1953 y por el régimen de Juan Carlos I en
1976, prorrogados por el Gobierno Calvo Sotelo en septiembre de 1981 ratificaban
esta venta. A través de ellos España se convertía en un blanco militar para
otras potencias a cambio de algo más de cien millones de dólares, la mayoría de
los cuales iría destinado a la compra del propio material de guerra norteamericano.
Por esta módica cifra los
Estados Unidos cuentan con bases aéreas en Torrejón, Morón y Zaragoza; una base
de submarinos Polaris en Rota; bases de submarinos subterráneas en Cartagena y
Ferrol; radares y estaciones de transmisiones; polígonos de tiro; depósitos de
carburantes, municiones y provisiones... mientras sus aviones y submarinos cargados
con proyectiles nucleares sobrevuelan nuestro suelo y surcan nuestras aguas
territoriales.
La política actual de la UCD
es seguidora fiel de esta trayectoria franquista. Los dirigentes de la derecha
se han pronunciado por una rápida entrada en la OTAN, como forma de garantizar
la Defensa del Estado y de normalizar las relaciones políticas y militares con
el mundo occidental. Tras la intentona militar golpista del 23 de febrero, UCD
intenta vender un nuevo argumento favorable a la integración en la OTAN: garantizaría
la europeización y democratización de la cúspide militar del Ejército. Argumento
con cierto olor a podrido tras el apoyo de la OTAN al golpe militar Turco o la intervención
de fuerzas de la OTAN en apoyo a Portugal en Angola, Mozambique y Guinea...
El objetivo fundamental de las
prisas integradoras del Gobierno Calvo-Sotelo es impedir el desarrollo de un
movimiento de oposición a la OTAN que se ha mostrado ya muy pujante y que no
puede sino incrementarse con el tiempo.
El Gobierno de UCD busca
también incrementar los lazos de unión entre sectores golpistas y constitucionales
de la cúspide militar, interesados ambos en incrementar sus privilegios y posibilidades
con la incorporación a la Alianza Atlantista. No puede tampoco la UCD permitir
que sectores golpistas le arrebaten la bandera de la integración o simplemente
permitirles la demagogia de ofrecer la imagen de una UCD rehén de la izquierda,
que le obliga a retrasar la decisión.
En las cuentas de Calvo-Sotelo
también entran, por supuesto, la cantidad de votos que ofrecería al PSOE, si la
discusión del tema OTAN formara parte de la campaña electoral de 1983.
Nos encontramos, pues, con
una decisión ya tomada por el Gobierno, que pretende legitimar con una simple
mayoría parlamentaria.
Un Gobierno que no duda en decir
por boca del Secretario de Estado para la Información, Sr. Aguirre, que ni con 500.000,
ni con 8.000.000 de firmas accederá el Gobierno a convocar un Referéndum sobre
el tema de la integración.
Un Gobierno que, según denuncia
del secretario general de la Unión Sindical de Policía, Modesto García, utiliza
a la policía para conseguir "información de actos, manifestaciones, pintadas
y propaganda sobre el tema OTAN y se exige que se dé cuenta de la filiación de los
partidos o grupos que las promueven".
Este es el Gobierno que tenemos.
A este reaccionario y represivo
Gobierno nos enfrentamos.
3.- La
OTAN: policía internacional del imperialismo yanqui
El Tratado del Atlántico Norte
se firmó el 4 de abril de 1949. Sus primeros miembros fueron Bélgica,
Inglaterra, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Holanda, Noruega,
Portugal y los Estados Unidos. En 1952 se unieron al tratado Grecia y Turquía, países
mediterráneos y no atlánticos, pero de clara influencia norteamericana. En 1955
ingresa Alemania Federal, tras finalizar la ocupación aliada.
Aparentemente y según sus
propias bases, la OTAN surgió contra el hipotético peligro que suponía la URSS;
por motivos defensivos cómo garantía del sistema político y del sistema económico
capitalista occidental surgido tras la II Guerra Mundial bajo la dirección y la
hegemonía de los Estados Unidos. La realidad de los años siguientes ha mostrado
que los acuerdos de la OTAN van más allá de la simple defensa y que el enemigo
al que se combate no es sólo la Unión Soviética.
Así en 1978, el general Haig,
ex-comandante de la OTAN y actual secretario de Estado norteamericano, comentaba:
"La pertenencia de un país
a la OTAN es una garantía contra el desarrollo de determinados procesos
revolucionarios" y añadía que "la OTAN es una cruzada anticomunista,
incluso contra aquellos que propugnan un cambio socioeconómico profundo por vías
democráticas".
Ellos mismos lo dicen. El enemigo
no es sólo la URSS, la fuerza militar de la OTAN se dirige también contra las fuerzas
revolucionarias de los países
miembros, incluso contra los partidos eurocomunistas que han renunciado
a realizar cambios revolucionarios en la sociedad capitalista.
Pero la función represora e imperialista
de la OTAN, no acaba ahí, así lo demuestran sus intervenciones contra los pueblos
del Congo, de Angola, de Mozambique, de Guinea, de Marruecos, de Túnez, de Turquía...
defendiendo siempre los intereses reaccionarios de gobiernos títeres y regímenes
pro-imperialistas.
No
puede hablarse de la OTAN, sino como de una Alianza militar agresora y ofensiva.
La hegemonía yanqui en la OTAN,
se garantiza tanto por su mayor cuota en los gastos militares de la Alianza, como
porque siempre el mando militar
supremo de las fuerzas de la OTAN corresponde a un militar de máxima graduación
del ejército de los Estados Unidos.
Del resto de países que forman
la OTAN, sólo la contribución alemana e inglesa es realmente significativa a
efectos militares.
4.- Presiones
yanquis sobre UCD
Numerosos intereses del imperialismo
yanqui empujan y presionan a la derecha española para conseguir la integración del
Estado Español en la Alianza Atlántica:
a) A la OTAN le interesa cubrir
el espacio naval y aéreo Atlántico
Norteafricano.
En caso de guerra e incluso
para el abastecimiento actual de material bélico hacia zonas conflictivas del
Oriente Medio y África, determinadas rutas marítimas serían vitales para la comunicación
entre los EEUU y sus aliados europeos.
Esos nudos de comunicación están
situados en las Azores, Canarias, las Baleares y la propia Península Ibérica.
Por otra parte, ese mismo rectángulo estratégico es el que permite a la OTAN cerrar
su sistema defensivo respecto de todo el Mar Mediterráneo y el Atlántico Norte.
b) El imperialismo necesita
bases para defender sus intereses africanos.
En África se concentran ingentes
recursos en materias primas y mercados de reserva. El Norte de África es una
puerta natural al continente, con la particularidad de que el desierto
sahariano que arranca desde esa zona permitiría a cualquier fuerza militar acceder
rápidamente y con escasos obstáculos a cualquier objetivo militar del interior
de África.
La zona Sur de la península,
las Canarias y Marruecos son los puntos que necesita la OTAN para asegurar su capacidad
militar en relación al continente africano; la posición española es más necesaria
por cuanto el régimen marroquí es hoy débil política y militarmente, mientras que
por el contrario crece la fuerza del Frente POLlSARIO.
c) El imperialismo
necesita regímenes estables
en la zona.
Para garantizar esos objetivos
estratégicos y políticos, el imperialismo necesita un régimen político estable.
El flanco europeo de la OTAN no es demasiado estable en estos momentos. Italia
está presa de una grave crisis social y económica. Francia es considerada disidente
en algunos aspectos de la política de los EEUU y de la propia OTAN; esas reticencias
han aumentado el triunfo de la izquierda y la presencia del PCF en el Gobierno.
Portugal carece de la potencia económica, política y militar para colocarse en una
posición hegemónica entre los países de la zona.
Por todo ello la OTAN
necesita un régimen fuerte y autoritario en la Península Ibérica, capaz de hacer
cumplir los objetivos marcados desde el mando supremo de la OTAN, sin resistencias
internas ni actitudes recelosas o competitivas de otros países de la zona.
5.- Razones
para un rechazo: ni OTAN ni bases
1- La integración en el bloque
imperialista de la OTAN, supone la reducción de la soberanía de los pueblos del
Estado español. Esta pérdida de la soberanía nacional es tanto más indeseable por
cuanto que el carácter reaccionario de la OTAN es una amenaza para las libertades
políticas de los trabajadores y los pueblos del Estado.
2- La entrada
en la OTAN nos convierte en potenciales agresores de otros pueblos. Rechazamos
convertirnos en los peones del imperialismo y secundar los planes agresores de la
derecha española e internacional.
3- La entrada
en la OTAN no supone un reforzamiento de la seguridad ni de la Defensa de
nuestros pueblos frente a las agresiones exteriores. La principal agresión que
puede esperar nuestro pueblo viene precisamente del imperialismo norteamericano
y de sus aliados, es decir, de aquellos a los que la UCD pretende entregar nuestra
Defensa. El Pacto de Varsovia no es en la actualidad un peligro para nuestros pueblos,
pero su hipotética amenaza no justificaría -ni en el peor de los casos- una alianza
con la OTAN imperialista.
4- En 1980 se
decidió la obligación de los miembros de la OTAN, de tener depósitos de armas nucleares.
La integración supondría pues la nuclearización de nuestro territorio, que
quedaría convertido en blanco de guerra nuclear en beneficio exclusivo de la estrategia
de guerra de la OTAN y los yanquis.
5- El Estado
Español, con el dinero obtenido del bolsillo de las clases populares gracias a
mayores impuestos o simplemente restando esos fondos de otras necesidades elementales,
como seguro de desempleo, seguridad social, educación, sanidad... debería contribuir
a esa irracional política de rearme iniciada por la Administración Reagan.
De las 9.000 pesetas
anuales por habitante que pagamos en la actualidad, pasaríamos a las 70.000 en caso de
cumplirse las previsiones de un Comité Pacifista radicado en Bruselas, que
estima los costes de la incorporación en 64.000 millones de pesetas. Naturalmente
según fuentes oficiales, esos costes serían muy inferiores, rondando los 6.000 millones de
pesetas.
6- La alianza
entre los militares españoles y los jerarcas imperialistas de la OTAN, haría más
difícil la democratización de las Fuerzas Armadas; posibilitaría la intervención
militar Aliada en caso de un avance de las fuerzas revolucionarias en el conjunto
del Estado o en una nacionalidad específica; pondría nuevos obstáculos a la
organización y al impulso de la lucha por los derechos democráticos de los soldados.
No sería por tanto ninguna garantía de democracia, como nos quieren hacer creer.
7- Rechazamos
por las mismas razones por las que nos oponemos a la integración en la OTAN, cualquier
pacto bilateral con países imperialistas. Especialmente importante para los pueblos
del Estado Español es
la oposición al acuerdo bilateral con los Estados Unidos que lleva consigo la
permanencia en nuestro suelo de bases militares yanquis y nuestra incorporación
al sistema militar norteamericano.
6.- Contra
el imperialismo, por la neutralidad y la defensa popular
La división del mundo en
bloques y zonas de influencia entre las grandes potencias, retrasan las condiciones
de la lucha revolucionaria de los trabajadores y los pueblos del mundo.
Tanto los EEUU como la URSS
defienden un equilibrio mundial que permite la permanencia de la dominación imperialista
en extensas áreas del mundo y el ejercicio de presiones políticas y militares
destinadas a reducir o anular la soberanía de los estados y los pueblos.
También los riesgos de que
los pueblos se vean involucrados en guerras provocadas por la rapiña
imperialista aumentan con esta distribución de los países en bloques.
La neutralidad de los estados,
ante esta política de bloques, que defiende el Movimiento Comunista no supone sin
embargo, una posición pasiva ante la expansión y las agresiones contra los trabajadores
y los pueblos. Antes al contrario, la neutralidad ante los bloques y el no alineamiento
en ninguna de las esferas de poder que se reparten el mundo, debe de ir
acompañado de un compromiso internacionalista con las luchas de los trabajadores
de todo el mundo y los movimientos revolucionarios de liberación nacional y antiimperialista
que se desarrollan hoy y se desarrollen en el futuro.
Precisamente es esa política
de neutralidad y no alineamiento, la que favorece la seguridad de nuestros
pueblos y el avance del movimiento revolucionario y de liberación nacional en
todo el mundo.
7.- Impedir
la integración
La actividad anti-OTAN en Madrid,
salpicada de multitud de pequeñas y grandes charlas, mítines y mesas redondas, de
una profusa agitación en forma de murales, pegatinas, carteles... ha tenido dos
acontecimientos fundamentales: la Marcha a Torrejón en el pasado mes de enero y
el Mitin-Festival de la Casa de Campo, en julio.
En ambas movilizaciones,
decenas de miles de personas, han salido de sus casas para manifestar su
rechazo a la permanencia de bases militares yanquis en territorio del Estado Español
y a los planes del Gobierno de integración en la OTAN.
Ambas movilizaciones se han
realizado cuando los partidos de la izquierda parlamentaria no realizaban el
más mínimo trabajo de oposición y sus dirigentes se limitaban a realizar testimoniales
declaraciones en contra de la integración en la Alianza Atlántica. Con
satisfacción podemos decir hoy, que gracias a la gran tarea explicativa,
organizadora y movilizadora de la Comisión Anti-OTAN de Madrid, se ha impulsado
a estos partidos de la izquierda parlamentaria a extender y reforzar sus
propias campañas anti-OTAN.
La Comisión Anti-OTAN de Madrid,
ha demostrado con la realización de la Marcha a Torrejón y el Mitin-Festival de
la Casa de Campo, que en una situación de ofensiva de la derecha y los
reaccionarios, con un movimiento de masas débil y desperdigado, es posible la
movilización popular, es posible plantarle cara al Gobierno.
¿Qué características han permitido
a la Comisión Anti-OTAN cumplir ese papel unificador y movilizador de las fuerzas
anti-OTAN?
En primer lugar, su carácter
unitario.
El elemento más característico ha sido el trabajo unitario de base, por
todos lados han ido surgiendo y extendiéndose Comités anti-OTAN (fundamentalmente
en los barrios) y desde ellos se busca en cada barrio la unidad con todas las
fuerzas anti-OTAN existentes.
Carácter unitario además, basado
en un claro y firme acuerdo político que se resume en OTAN NO, BASES FUERA. En esta
nueva fase de la campaña, la consigna de REFERENDUM, cobra también una gran
importancia. Tanto por ser un elemento de primera importancia en una línea de
resistencia democrática de masas contra las pretensiones y prisas del Gobierno,
como por haberse cumplido ya en buena parte el objetivo central de la Comisión
Anti-OTAN de agrupar a los elementos más combativos y de vanguardia que garantizasen
un trabajo posterior de ampliar y profundizar el rechazo popular a la OTAN.
Otra cuestión muy importante
es su carácter de movimiento de masas, capaz de agrupar
en una misma actividad y tras unos objetivos mínimos comunes a comités anti-OTAN,
grupos ecologistas, antimilitaristas y objetores, personalidades progresistas,
Diputados de izquierda, Asociaciones de Vecinos, partidos de izquierda, organizaciones
juveniles, el Comité pro-Libertad de Expresión, organizaciones antifascistas de
barrios populares... además de haber conseguido el apoyo de la Federación Provincial
de AA. de VV. y de la Ejecutiva de Madrid de CC.OO. y la colaboración de numerosos
cantantes, artistas y trabajadores del espectáculo.
El carácter combativo,
de organizador de la resistencia de masas anti-Atlantista y anti-Yanqui,
sumado al carácter democrático de las decisiones relacionadas con el tipo de
actividades a realizar, tanto a nivel de cada comité anti-OTAN, como a nivel de
la Comisión Anti-OTAN de Madrid, han sido también características permanentes
de este movimiento anti-OTAN.
Estas características son las
que debemos seguir impulsando para que la Comisión Anti-OTAN sea ese instrumento
efectivo al servicio de la resistencia de masas, democrática y anti-OTAN.
En este año largo de intensa
actividad anti-OTAN, los hombres y mujeres del MC, hemos aprendido junto a cientos
de compañeros y compañeras en el trabajo anti-OTAN, la profunda sensibilidad anti-imperialista
y anti-yanqui de amplios sectores populares.
Hemos comprobado cómo gracias
a la lucha anti-OTAN, sectores hasta ayer apartados de la política, de la lucha
reivindicativa... desencantados y asqueados de la política, vuelven al trabajo,
recobran esperanzas, comprenden la necesidad y la urgencia de hacer frente, de resistir
a la derecha y los reaccionarios.
Hemos aprendido como la unidad
de la izquierda, de toda la izquierda -enfrentada con más o menos consecuencia
a la derecha como en el tema de la OTAN- sirve para que numerosos sectores
populares recobren la dignidad y el orgullo de considerarse de izquierdas.
En estos momentos de grave tensión
internacional y de peligro de guerra entre los bloques militares, el Gobierno
de UCD trata de integrar al Estado. Español en la OTAN, de forma fraudulenta y
antidemocrática, sin consultar al pueblo y con una rápida discusión parlamentaria.
Para impedir estos reaccionarios
planes del Gobierno Calvo Sotelo, alentados desde Washington y también desde los
estados mayores de la conspiración golpista, el Movimiento Comunista trata con
todas sus fuerzas de organizar un potente movimiento unitario de resistencia que
levante en la calle una infranqueable barrera para los deseos de la derecha de una
fácil y rápida integración.
La derecha ha elegido su
terreno: el juego parlamentario de mayorías aseguradas.
A los que de verdad queremos
impedir ese futuro de militarización, de represión y torturas, de
nuclearización, de paro y miseria... que representa la OTAN, nos queda la calle.
Con la lucha, con la movilización, con la fuerza unida de la izquierda, de las
organizaciones sindicales y vecinales, de la juventud radical, de las organizaciones
ecologistas, de los grupos pacifistas y antimilitaristas, de los parlamentarios
de izquierda consecuentes con las ideas que dicen defender, de los trabajadores
de la cultura... podemos echar abajo esos planes de la derecha.
Porque nos jugamos el futuro
de las fuerzas revolucionarias, progresistas y populares, y con él, el progreso
y la vida de toda la humanidad.
Porque es posible unir, organizar
y movilizar todas las fuerzas activas en la lucha anti-OTAN.
Porque es necesario y posible
impedir nuestra integración en la OTAN.
¡Trabaja por la unidad de
todas las campañas de explicación y de movilización anti-OTAN!
¡Trabaja por organizar y extender
la lucha anti-OTAN!
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