Retrato de Juan de
la Cruz Martínez, gobernador civil de Guadalajara
El reinado de Isabel II se vio constantemente
sacudido por la encarnizada lucha fratricida que agitó al liberalismo
dinástico, como si el trono no estuviese suficientemente amenazado por el absolutismo
carlista. La fracción más moderada del partido liberal gozó del apoyo tanto de
la Reina Regente, María Cristina de Borbón, como de la propia monarca, Isabel
II, de tal modo que los progresistas sólo pudieron hacerse con el gobierno de
la nación mediante revueltas populares y pronunciamientos armados por tener cegado el triunfo
electoral a causa de las corruptas prácticas antidemocráticas de los moderados, que
falseaban la voluntad del electorado. Por eso mismo, en repetidas ocasiones,
los progresistas se negaron a participar en la farsa electoral y se decidieron
por el retraimiento en los comicios, es decir, por no presentar candidatos ni
acudir a votar a quienes se presentasen a ellos. Ofrecemos tres manifiestos
electorales de año 1863 firmados por los progresistas de Molina de Aragón y por
dos políticos muy vinculados a Guadalajara durante el Sexenio: Juan de la Cruz
Martínez, que fue gobernador civil de la provincia en dos ocasiones, y Manuel
Pasarón Lastra, hermano de Ramón, que fue diputado por la provincia alcarreña,
y tío de Benito Pasarón Lima, que también fue gobernador civil de Guadalajara
en el mismo período. Fueron Publicados en La
Iberia el 3 de octubre de 1863.
Molina de Aragón,
19 de setiembre de 1863
Señores del
Comité central progresista.
Muy señores
nuestros y simpáticos correligionarios políticos: Habiendo hecho pública en el
periódico La Iberia, número 2.831,
nuestra firme adhesión á las deliberaciones acordadas en casa del Excmo. señor
don Joaquín Aguirre respecto de la circular del actual señor ministro de la
Gobernación, en la cual tanto se refleja la tendencia á cohibir y cercenar la
acción de todo buen liberal en el acto más solemne de la vida pública, derecho
que ha sido respetado por ministros apegados al retroceso en política, ¿cómo no
hacer nuestro hoy ese pensamiento eminentemente salvador del régimen
constitucional, que ha venido á enriquecer la historia del partido progresista
español con sus levantados instintos de consecuencia, de ardiente fe, de amor
social a ciudadanos de todas condiciones, ennobleciendo nuestra patria ante el
orbe entero? ¿Cómo negarnos en las tristes circunstancias y amarguras porque
está pasando nuestro partido á acoger ese testimonio de honra política, de esas
verdades arrancadas del gran libro de la experiencia, de esos consejos dados
por hombres que tanto han hecho en bien de las instituciones que tan caras
cuestan a nuestra comunión, que tanto han padecido en diferentes épocas por
verlas firmemente planteadas en este país desgraciado? ¿Cómo dejar de aplaudir
ese manifiesto del 8 del actual, elaborado por hombres eminentes en la morada del
ilustre Olózaga, honra de España, lumbrera de la tribuna nacional y de nuestro
partido, admiración del mundo político y objeto de nuestro profundo respeto? Si
tenemos publicado nuestro propósito de no reunimos para tratar de elecciones,
¿cómo no hemos de publicar asimismo nuestro pensamiento de apartarnos de las
urnas en la próxima contienda electoral, como electores que somos, nosotros,
que hace mucho tiempo nos hemos retraído, por figurar en este distrito tanto
cunero y explotador político?
Los señores
que firman el manifiesto, tan solemne en las circunstancias actuales, y tan
respetable y glorioso en la historia, son para nosotros, objetos de veneración
y respeto por sus virtudes cívicas reconocidas de todos, por su patriotismo,
por esa inquebrantable insistencia en aclimatar en nuestra amada patria el sacrosanto
principio de la libertad, del derecho y de la ley fundamental del Estado. Y ya
que de tan leales personajes tratamos, imposible nos es relegar al olvido la
gran figura política que ha desaparecido en breves instantes, el gran obrero de
la reconstitución política española, el honrado progresista don Pedro Calvo Asensio
(Q. E. P. D.), sobre cuya tumba
derramamos hoy una lágrima después de las muchas que hemos vertido como amigos
políticos y personales suyos, en el terrible fin de sus padecimientos físicos.
Ofrecen á
Vds. su consideración, cariño y admiración, sus consecuentes correligionarios
políticos Q. B. S. M.
Pascual B.
Hergueta y Vicente María Peyró.
Villacarrillo,
26 de Setiembre 26 de 1863.
Señor don
Práxedes Mateo Sagasta:
Mi dignísimo
amigo y correligionario. Hoy decimos á nuestros electores de este distrito lo que
sigue:
A los electores progresistas del Distrito de Villacarrillo
Compañeros:
Hace mucho tiempo que se hallaba en el sentimiento de la gran mayoría de
nuestro partido, el retraimiento absoluto para no tomar parte en las elecciones
de diputados á Cortes, ínterin estén apoderados del Gobierno de esta nación
magnánima los corruptores de la libertad de pensar, y los falseadores de la opinión
pública. Hoy aquel sentimiento se ha convertido en un hecho dignísimo, majestuosamente
aceptado por unanimidad pasmosa, primero por nuestros correligionarios de
Madrid, é inmediatamente por los de toda la Península.
Los que
suscriben se hallan adheridos con las veras de su corazón al retraimiento
acordado, y esperan que, sin la menor vacilación, lo estarán todos los
progresistas, cuya resolución nos tomamos la libertad de interpretar. Sea patente
y pública nuestra disciplina, como es manifiesto y tenaz el desheredamiento
acordado allá en los decretos del fuero interno de nuestros enemigos (que lo
son los da nuestras libertades), para que jamás nos alcancen los bienes que
estas proporcionan.
Villacarrillo,
26 de setiembre de 1863.
Juan de la
Cruz Martínez, Miguel Orozco, Pedro Serrano y Joaquín Bueno.
Circular:
Mi muy
estimado amigo:
La resolución
tomada por los Comités electorales de esta corte, de acuerdo con la mayoría de
los de provincia, señala de una manera inequívoca la línea de conducta que el
partido liberal en masa debe seguir en las próximas elecciones para diputados á
Cortes.
Por mi
parte, no solo estoy dispuesto á secundar el gran pensamiento emitido en el
manifiesto de 8 del actual, sino que me atrevo á suplicar á Vd. y demás amigos
y correligionarios presten su leal apoyo á esta idea, absteniéndose por esta
vez de toda gestión en el juego electoral que se prepara.
Por fortuna,
se encuentra siempre en el corazón humano un sentimiento irresistible de justicia,
y el país, que tantas veces ha oído en la prensa y en la tribuna la voz sonora
de la minoría progresista, y que ha visto también el incansable celo con que
este partido político viene promoviendo y sosteniendo los adelantos y mejoras
en los diferentes ramos de la administración del Estado, podrá juzgar fría y desapasionadamente
si hay razón para que á los hombres de esta comunión se les obstruya el paso
para entrar á tomar parte en las sesiones del Congreso.
La
influencia oficial se erigió en sistema como medio de cohibir el libre sufragio,
y de aquí la deplorable perturbación que cundió como la plaga de Egipto en casi
todos los distritos de España. Hoy se ha creído que este recurso no era
bastante para contener las justas aspiraciones de un partido legal, y se ha
procurado humillarle hasta el punto de negarle el derecho consuetudinario de
reunirse y concertarse para proponer y acordar pacíficamente aquello que se
creyese más útil al partido y á los intereses generales de la nación.
Si pues
nuestra presencia en el Congreso ha de servir de estorbo á nuestros
adversarios, ahí les queda el campo libre: ellos solos serán los responsables
del bien o del mal que sobrevenga.
Quedando
profundamente reconocido por el interés que Vd. y sus amigos han tomado en mi
elección, le ruego se sirva dispensarme este pequeño desahogo en obsequio á la
fina y distinguida amistad que le profesa su apasionado amigo.
Q. B. S. M.
Manuel
Pasaron y Lastra.
Madrid 26 de
setiembre de 1863
No hay comentarios:
Publicar un comentario