Celso Gomis, último español admitido en la Alianza (Archivo La Alcarria Obrera)
La Alianza de la Democracia Socialista fue la organización internacional específicamente ácrata que fundó Mijaíl Bakunin, decepcionado de su participación en otros proyectos más plurales y ambiciosos. En su programa, Bakunin sentaba las bases definitivas del anarquismo, rompiendo todo compromiso con los radicalismos burgueses y nacionalistas. La Alianza de la Democracia Socialista solicitó en 1868 su ingreso en la Primera Internacional, pero su petición fue rechazada, precisamente por su carácter internacionalista. Formalmente disuelta, sus miembros ingresaron en las secciones de la Internacional, ejerciendo una influencia destacada en algunas como la española, que aprobó en 1870 un ideario que se resumía en esta frase: "somos en política, anarquistas; en economía, colectivistas; y en religión, ateos", identificándose con el programa de la Alianza. Esta convivencia con el marxismo en la Internacional tuvo su punto final en los Congreso de La Haya y Saint-Imier, en 1872.
I.- La Alianza quiere ante todo la abolición definitiva y completa de las clases y la igualdad económica y social de los individuos de ambos sexos. Para llegar a este objeto, quiere la abolición de la propiedad individual y del derecho de heredar, a fin de que en el porvenir sea el goce proporcionado a la producción de cada uno, y que, conforme con las decisiones tomadas por los Congresos de la Asociación Internacional de los Trabajadores, la tierra y los instrumentos del trabajo, como cualquier otro capital, llegado a ser propiedad colectiva de la sociedad entera, no puedan ser utilizados más que por los trabajadores, es decir, por las asociaciones agrícolas e industriales.
II.- Quiere para todos los niños de ambos sexos, desde que nazcan, la igualdad en los medios de desarrollo, es decir, de alimentación, de instrucción y de educación en todos los grados de la ciencia, de la industria y de las artes, convencido de que esto dará por resultado que la igualdad solamente económica y social en su principio llegará a ser también intelectual, haciendo desaparecer todas las desigualdades ficticias, productos históricos de una organización tan falsa como inicua.
III.- Enemiga de todo despotismo, no reconoce ninguna forma de Estado, y rechaza toda acción revolucionaria que no tenga por objeto inmediato y directo el triunfo de la causa de los trabajadores contra el capital; pues quiere que todos los Estados políticos y autoritarios actualmente existentes se reduzcan a simples funciones administrativas de los servicios públicos en sus países respectivos, estableciéndose la unión universal de las libres asociaciones, tanto agrícolas como industriales.
IV.- No pudiendo la cuestión social encontrar su solución definitiva y real sino en la base de la solidaridad internacional de los trabajadores de todos los países, la Alianza rehúsa toda marcha fundada sobre el llamado patriotismo y sobre la rivalidad de las naciones.
V.- La Alianza se declara atea; quiere la abolición de los cultos, la sustitución de la ciencia a la fe y de la justicia humana a la justicia divina.
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