Mitin
popular en la calle, hacia 1917 (Archivo La Alcarria Obrera)
Ante la gravísima situación económica por la que atravesaba
el país como consecuencia de nuestra neutralidad en la Primera Guerra Mundial,
que estaba arruinando a los trabajadores y proletarizando a las clases medias,
los dos principales sindicatos obreros, la CNT y la UGT, iniciaron
conversaciones y plantearon una campaña conjunta de luchas sociales que tuvo
como hitos principales las Huelgas Generales de 1916 y, sobre todo, de 1917.
Juntos en las luchas, pero divergentes en sus planteamientos ideológicos, ambas
centrales elaboraron su propio programa para esos tiempos difíciles. Fue el
gobernador civil de Barcelona durante esas fechas, el conservador Manuel Burgos
y Mazo, quien nos dejó escrito en las páginas de su libro Vida política. Páginas históricas de
1917 el programa revolucionario de la CNT, que ahora reproducimos íntegro.
PROGRAMA
REVOLUCIONARIO DE LA CNT DE JULIO DE 1917
Nuestro
programa:
1. A
la par que funcione un comité revolucionario integrado por los elementos
políticos de las distintas clases sociales, proponemos la constitución de un
Comité de representantes de sindicatos obreros que fiscalicen y controlen las
órdenes de los comités político-burgueses, particularmente cuando se refieran a
intereses de las clases obreras.
2.
Reconocimiento de los sindicatos obreros como organismos aptos y con
personalidad suficiente para aceptar o desechar las leyes que promulgue el
Parlamento Constituyente.
3.
Declaración inmediata de que no se intervendrá en la guerra europea por ningún
concepto, y también que se facilitará por todos los medios la revolución en
todos los países beligerantes, para que se libren de las oligarquías
pretorianas y financieras, causantes de la guerra.
4.
Cierre inmediato de las fronteras y puertos para la exportación de productos
alimenticios.
5.
Incautación de las subsistencias almacenadas.
6.
Confiscación de las riquezas de los acaparadores y de todos los hombres de la
Monarquía que, abusando del poder, han centuplicado sus fortunas.
7.
Confiscación del Patrimonio Real, de los bienes directos e indirectos del clero
y órdenes religiosas.
En el
orden económico:
1.
Reconocimiento legal de la jornada de siete horas en todas las artes e
industrias.
2.
Concesión del jornal mínimo de cuatro pesetas a todos los obreros de ambos
sexos mayores de dieciséis años de edad.
3.
Supresión absoluta del trabajo nocturno.
4.
Disolución de las colonias industriales y prohibición de pagar los jornales con
tickets.
5.
Supresión del trabajo a destajo.
6. Los
Municipios, Diputaciones y el Estado contratarán sus trabajos directamente con
los mismos obreros, dirigiéndose a los sindicatos para suprimir el
intermediario.
7. Los
obreros inutilizados para el trabajo continuarán percibiendo el mismo jornal,
pagado por el Municipio y los patronos. En los inutilizados están comprendidos
los que hayan sufrido un accidente que les imposibilite, los que hayan padecido
enfermedad con el mismo resultado y los que sean mayores de cincuenta años.
8.
Prohibición del trabajo a los menores de catorce años de edad.
9.
Establecimiento de la semana inglesa; esto es, el sábado el trabajo cesará a
mediodía.
10.
Aplicación del impuesto progresivo sobre la renta, a beneficios obtenidos con
propósito de lucro.
En los
órdenes político, social, jurídico y administrativo:
1.
Disolución del Ejército permanente estableciendo milicias nacionales.
2.
Abolición de la diplomacia, particularmente la diplomacia secreta.
3.
Abolición de los embajadores, porque son un anacronismo en este siglo de vías
férreas, telegráficas y telefónicas. No son necesarios, son costosos y
constituyen en las grandes naciones un peligro permanente, porque se ejercitan
en forjar intrigas y buscar complicaciones para después manejarlas a su gusto.
Se trata de poner la paz en peligro para aparentar después que se esfuerzan en
salvarla, y de esta manera formarse una de perfecta habilidad. En los pequeños
países, los embajadores no sirven más que para ornamentos de cenas y bailes.
4.
Conceder a los extranjeros iguales derechos que a los nacionales, a fin de que
el hombre halle en todas partes una patria, y también para que un lógico
sentimiento de fraternidad cosmopolita, reemplace poco a poco al de la
nacionalidad exclusiva.
5.
Apoyar resueltamente toda iniciativa para la federación de los diversos países
de
Europa.
6.
Quitar al poder ejecutivo el derecho de declarar la guerra y la paz, haciéndolo
pasar al poder representativo. El pueblo entero debe decidir de su propia
suerte. La cuestión de guerra o de paz debe ser motivo de una llamada al
pueblo, y de tal manera que los que voten la guerra deberán ir a ella.
7.
Abolición de las aduanas y, si no es posible, disminución de los derechos de importación;
abolición de los tratados de comercio y reciprocidad con que el capitalismo
sostiene la guerra económica, no menos funesta que la de las armas.
8.
Abolición del Senado.
9.
Separación de la Iglesia y del Estado.
10.
Divorcio absoluto por voluntad de una de las partes.
11.
Abolición de los Consejos de Estado.
12.
Abolición de todos los cuerpos de la nobleza.
13.
Supremacía del poder civil.
14.
Autonomía municipal y regional.
15.
Apartar en absoluto de los conflictos entre el capital y el trabajo a cualquier
clase de fuerza armada.
16.
Municipalización de los servicios públicos urbanos: tranvías, alumbrado, agua,
higiene, etc.
17.
Nacionalización de todo el tráfico, marítimo y terrestre.
18.
Nacionalización de toda suerte de compañías de seguros.
19.
Nacionalización del suelo y el subsuelo (minas) y anulación de todos los
contratos enajenando la propiedad pública. La tierra es propiedad de la Nación,
y es un crimen el derecho de propiedad privada que se reconoce todavía.
20.
Prohibición de la fiesta nacional y de todo espectáculo que pueda brutalizar al
pueblo.
21.
Enseñanza racionalista, gratuita y obligatoria.
22.
Disolución de las órdenes religiosas y clausura de las iglesias por un tiempo
indefinido.
23.
Supresión de la pena capital.
24.
Reconocimiento de la inviolabilidad de los comités de huelga.
25.
Modificación del régimen carcelario, suprimiendo, el sistema celular.
26.
Reforma inmediata del Código Penal, aboliendo, entre otros casos, la prisión
preventiva para los delitos políticos sociales.
27. El
Código de Justicia Militar será sólo aplicable a los que dependen de su
jurisdicción.
28.
Sujeción al Código Civil de todas las personas que delincan en la vida civil,
aunque fueren militares.
29.
Reconocer a todo delincuente el derecho de revisión en el proceso por el cual
sufriera condena, tanto si depende del Código Militar como del Civil.
30.
Disolución de las brigadas especiales de Policía, encargadas de perseguir a los
hombres por sustentar tales o cuales principios políticos, sociales o religiosos.
31.
Jurado para toda clase de delitos.
32.
Derechos de reunión, asociación y coalición. Los ciudadanos, para reunirse, no
deben solicitar ninguna clase de permiso ni dar comunicación alguna a las
autoridades, quienes no podrán intervenir para fiscalizar los fines de la
asociación. En el local donde se celebren las juntas generales, sea de
sindicatos obreros o no, al representante de la autoridad no se le permitirá la
entrada.
33.
Libertad absoluta para la prensa.
34.
Ningún poder podrá suspender las garantías constitucionales por causas
únicamente interiores.
No es
esto ni un programa mínimo ni tampoco máximo. Entendemos que toda la clase
obrera revolucionaria nos acompañará con su fuerza, y que esa fuerza es quien
indicará en que extensión realizaremos nuestras aspiraciones, limitándolas o
haciéndolas más amplias. Pero dentro de eso cabe indicar una dirección, y tal
ha sido nuestro propósito al trazar este programa.
El
Comité Obrero
Barcelona,
16 de julio de 1917.
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