La Alcarria Obrera fue la cabecera más antigua de la prensa sindical en la provincia de Guadalajara en el siglo XX. Heredera del decimonónico Boletín de la Asociación Cooperativa de Obreros, comenzó a publicarse en 1906 y lo hizo ininterrumpidamente hasta que, en el año 1911, dejó paso a Juventud Obrera.

El odio de la burguesía y el terror al que fueron sometidas las clases populares provocaron su total destrucción: hoy no queda ni un sólo ejemplar de ese periódico obrero.

En 2007 recuperamos La Alcarria Obrera para difundir textos fundamentales y originales de la historia del proletariado militante, con especial dedicación al de Guadalajara, para que sirvan de recuerdo histórico y reflexión teórica sobre las bases ideológicas y las primeras luchas de los trabajadores en pos de su emancipación social.

20 de julio de 2012

Guadalajara y Sigüenza en las crónicas del diario CNT

Dos milicianas después del asalto a Guadalajara de las fuerzas leales

El golpe de Estado que el 17 de julio de 1936 prendió en Melilla y después se fue extendiendo al resto del país, provocó el pronunciamiento de la mayoría de la guarnición militar de Guadalajara el día 21 de julio. Por unas horas, los rebeldes se hicieron con el control de la ciudad, pero a la mañana siguiente una columna que mandaba el coronel Ildefonso Puigdendola, y que estaba formada principalmente por Guardias de Asalto y milicianos del Sindicato de la Construcción de la CNT de Madrid, tomó la ciudad tras dura y sangrienta lucha y, desde allí, marchó a Sigüenza. Traemos a La Alcarria Obrera dos crónicas apresuradas de dos corresponsales del periódico CNT: la de la capital firmada por Lucía Sánchez Saornil y la de Sigüenza escrita por Mauro Bajatierra. A pesar de algunos errores menores, fruto de las circunstancias, nos ofrecen dos imágenes nítidas de esos últimos días de julio de 1936 en tierras alcarreñas.

LA CNT Y LA FAI EN GUADALAJARA
A las cuatro de la mañana del miércoles salían de Alcalá con dirección a Guadalajara las milicias civiles y un Regimiento de Artillería.
A dos kilómetros de la capital, el fuego de las ametralladoras colocadas en las terreras de las márgenes del río, barrían la carretera del tal modo que se hacía imposible el avance.
Entonces, el mando concertó un plan de ataque simultáneo. A seis kilómetros de la población, Milicias civiles, Guardias de Asalto y Caballería de Seguridad cruzaron el río a nado para sorprender por detrás a los insurrectos, mientras ellos atendían a la defensa del puente.
A las cinco de la mañana, dos aeroplanos leales comenzaron el bombardeo del cuartel; pero hasta las once no se comenzó el ataque a fondo. Las primeras horas se invirtieron en distribuís las fuerzas y demás posiciones.
La Artillería se emplazó en un montículo a la izquierda de la carretera, para proteger el avance de las tropas.
Al comenzar el ataque apareció un aeroplano enemigo, que lanzó nueve bombas a nuestra retaguardia, causando una víctima, compañero de la CNT, por cierto.
La ametralladora de la Peña de la Horca
La ametralladora colocada en la Peña de la Horca, situada a la derecha del puente, era manejada por el propio coronel Ortiz de Zárate, que defendió la entrada durante dos horas a pecho descubierto. Podríamos tener una inclinación de respeto para su valentía si no nos hubieran contado de él cosas de un sadismo repugnante, detalles que le excluyen de entre los valientes para colocarle entre los matones.
La dureza de la lucha es indescriptible. Las referencias fragmentarias que hemos recogido no bastan a dar una idea clara del conjunto; son detalles aislados, intervenciones personales que nos imposibilitan una coordinación de la totalidad.
Muerte de Zárate y desmoralización de los insurrectos
A las dos horas de resistencia, Ortiz de Zárate se rindió. Cuando avanzaba a parlamentar con nuestra gente, una bala surgida de no se sabe qué fusil, dio con él en tierra, de la que no se levantó más.
Rápidamente comenzó la desmoralización en el campo fascista.
El teniente Galindo, uno de los sublevados, mató a Olivier, de la misma graduación, por expresar éste su opinión de retirarse; igualmente cayeron infinidad de soldados bajo las pistolas de los oficiales. Pero ante la desmoralización general, no tuvieron éstos otro remedio que retirarse a los cuarteles, abandonando a los soldados.
Más de dos horas aún resistieron en el Cuartel y en el Colegio de Huérfanos de la Guerra, hasta que ambos fueron tomados por asalto.
Se restablece la normalidad
A las siete de la tarde la insurrección estaba totalmente dominada.
El pueblo, al fin, después de más de treinta horas de mortal angustia, abría las puertas. Todas las caras tenían el mismo aire de terror, todos los ojos el mismo espanto. Después de cuatro días aún he podido ver timidez en las sonrisas y estremecimientos involuntarios al recuerdo de aquellas horas.
Justicia obligada
Como anarquistas, tenemos el deber de justicia ante todo. Y este deber de justicia nos manda citar aquí a la Séptima Compañía de Asalto, que en defensa de la libertad ha actuado desde el primer momento con arrojo y valentía.
La casualidad ha querido que esta Compañía haya luchado en conjunto con los grupos anarquistas en la rendición del Cuartel de la Montaña y en la toma de Guadalajara.
Hemos oído con qué encendido fervor el cabo Rondeño nos hacía el elogio de los bravos “faístas”, y con qué conmovida atención escuchaba la exposición de nuestras doctrinas hechas por un elocuente camarada.
Pequeños detalles que definen la moral de los insurrectos
He recogido de labios de los soldados que tomaron parte en la insurrección los siguientes detalles: los fascistas compraron campesinos combatientes a cinco duros por cabeza.
Los soldados enfermos en el Hospital fueron obligados a ponerse en pie y enviados a las primeras filas. Basta.
Lucía Sánchez

LA MAÑANA EN SIGÜENZA
Antes del amanecer, nuestro coche nos lleva a Sigüenza. Tomamos la carretera de Zaragoza adelante.
¡Zaragoza! Cómo ella nos emociona y enardece. Corriendo por esos caminos se nos hace de día. Devoramos kilómetros. Marchamos vertiginosamente. A medida que pasamos por los lugares que fueron de lucha: Alcalá, Guadalajara, la emoción henchía nuestros corazones.
Las humildes gentes de esos pueblos nos saludan, desde los grandes a los más pequeños, con los brazos en alto, apretando bien los puños y frunciendo reciamente el ceño.
Vamos repartiendo nuestro número de ayer. Y estas gentes leen CNT con ansiedad. Hay veces que no podemos avanzar, porque, en corro, formando un cerco irrompible, nos arrebatan nuestra prensa.
Ya metidos, carretera avante, en los campos de la meseta, los segadores y braceros nos asaltan pidiéndonos CNT y gritándonos “¡Viva la Anarquía!”.
Llegamos a Sigüenza que es nuestro objetivo. Queremos conocer ese frente, tan importante para la reconquista de Castilla. De Castilla y Aragón.
Sigüenza está copada por amigos armados. Infinidad de camiones y de taxis con letreros de las organizaciones obreras y revolucionarias. Vemos inscripciones como esta: “¡Hasta el fin!”.
-Más fuerza teníamos ayer –nos dicen los combatientes de la libertad-. Coches de la CNT y de la FAI con unos doscientos luchadores, se marcharon de aquí.
-Por cierto -agregan- que esos compañeros han realizado una labor formidable de limpieza interior de reaccionarios. Gracias a ellos, esto está bien.
Alrededor de Sigüenza están Atienza, Salinas, Paredes, Medina, Barahona, Mandayona, etc. En Arcos de Jalón los fascistas han asesinado a un grupo de ferroviarios.
Nos interesamos de cómo fue tomada Sigüenza, y he aquí lo que nos dicen:
-Una columna de choque ferroviaria, por vía, ha sido la primera que ha entrado en esta población. Después, en estos días, las fuerzas de ocupación han ido multiplicándose.
El monte de Sigüenza forma un reducto preciosísimo. EL túnel constituye una cúspide de grandes pendientes que favorecen formidablemente la defensa y el ataque. Las vertientes de sus aguas representan una inmensa ventaja.
Nos interesamos del por qué de la situación en que suelen encontrarse las milicias destacadas en Sigüenza.
-El Ayuntamiento da toda clase de facilidades –nos afirman-. Pero el comandante que manda la fuerza no puede proporcionar nada más que alojamiento sin manutención.
Extrañamos este estado de cosas. Mas, gracias a nuestro compañero Benito, de Madrid, nos enteramos de que el abastecimiento marcha mejor de lo que nos figurábamos.
Estamos normalizando –nos manifiesta- la producción, que estaba completamente abandonada en un caos. La fábrica de harinas de Mandayona da ya un rendimiento pleno, Produce 9.000 kilos de harina buena. La gasolina también la tenemos controlada, siendo perfecta su organización y distribución. Una fábrica de papel también la tenemos viento en popa. Estas incautaciones están hechas por la CNT y la UGT ondeando en sus puertas las dos banderas revolucionarias.
Al momento de venirnos, vemos pegar por las paredes un bando. Helo aquí, desde luego, extractado:
“A nadie se le facilitarán artículos de ninguna clase en el comercio, a no ser que lleve un vale del jefe de la columna del Sindicato Nacional Ferroviario.  (Firmado por el alcalde).
El trabajo de Redacción nos está llamando a voces. Es muy tarde. Iniciamos la vuelta. A lo largo de la carretera de Zaragoza, a estas horas, está muy concurrida por fuerzas armadas obreras y militares.
Mauro Bajatierra

1 comentario:

Anónimo dijo...

Revisa el tema de Ortiz de Zarate, pues fue asesinado vilmente y se recogesu paseo en muchas fotografias.