La Alcarria Obrera fue la cabecera más antigua de la prensa sindical en la provincia de Guadalajara en el siglo XX. Heredera del decimonónico Boletín de la Asociación Cooperativa de Obreros, comenzó a publicarse en 1906 y lo hizo ininterrumpidamente hasta que, en el año 1911, dejó paso a Juventud Obrera.

El odio de la burguesía y el terror al que fueron sometidas las clases populares provocaron su total destrucción: hoy no queda ni un sólo ejemplar de ese periódico obrero.

En 2007 recuperamos La Alcarria Obrera para difundir textos fundamentales y originales de la historia del proletariado militante, con especial dedicación al de Guadalajara, para que sirvan de recuerdo histórico y reflexión teórica sobre las bases ideológicas y las primeras luchas de los trabajadores en pos de su emancipación social.

30 de abril de 2009

La Comunión católico-monárquica al pueblo

El año 1930 fue decisivo para los españoles; además, todos eran conscientes de que se estaba cerrando una etapa en la historia del país y aventuraban con esperanza el día después de la caída de la monarquía de Alfonso XIII. Para sustituir al caduco y corrupto régimen político de la Restauración, todos los partidos y corrientes ideológicas españolas ofrecían soluciones y preparaban proyectos que, en un clima de efervescencia social, se ofrecían al pueblo español. También los carlistas hicieron público el documento que aquí presentamos con el título de La solución nacional. Al pueblo español. Síntesis de los principios y aspiraciones que pueden redimir a la Patria en los momentos actuales. El texto habla por sí solo: huele a rancio, a muy viejo, ofrece soluciones del siglo XIX para los problemas del siglo XX y está muy lejos de anticipar lo que querían y buscaban en esos días los españoles.

Al pueblo español
El inextinguible amor a nuestra querida Patria, la grande y gloriosa España, y el deber sacratísimo que, como ciudadanos, tenemos de mostrar a la faz de todos los españoles conscientes las ideas y sentimientos de la Comunión católico-monárquica en que militamos, en estos momentos de gravedad y confusión reconocidas, nos mueven a los Jefes regionales y forales jaimistas a dirigiros estas palabras.
Derechos y deberes
No os habla una colectividad ni un partido, ni menos una facción. Requiere vuestra generosa y cortés indulgencia para escucharnos la antigua España, siempre vigorosa y remozada siempre, para servir a sus propios destinos. La Comunión católico-monárquica es eso: la vívida y tradicional España. No hay otra Comunión tradicionalista que ella, porque su Lema es completo, sin mengua ni mutilación histórica y real de ninguno de sus términos: Dios, Patria, Rey.
De aquí que los genuinos tradicionalistas, antiguos carlistas y actuales jaimistas o legitimistas -términos sinónimos- aspiremos, no sólo a existir con plena personalidad y justa independencia políticas, sino a intervenir y actuar individual y colectivamente en lo que atañe al gobierno de nuestra Patria, para obtener la reivindicación de nuestros derechos, que son, en otro concepto, deberes altísimos, pero en forma tal que no exista por nuestra parte mancha ni claudicación en los principios que sustentamos y en las acciones que realicemos.
La cuestión religiosa
Ansiamos en el orden primordial religioso, el restablecimiento de la Unidad Católica, “símbolo de nuestras glorias, espíritu de nuestras leyes, bendito lazo de unión entre todos los españoles” que la aman y la piden como una parte integrante de sus más caras aspiraciones. Y la queremos con todas sus consecuencias jurídicas y sociales, y sin que esto suponga opresión de conciencias disidentes, de la manera como los mismos Papas la realizaban en Roma.
Porque es conveniente decirlo muy claro para evitar las falsas y dañosas interpretaciones de cuantos desean presentarnos ante el país como irreverentes monopolizadores de la fe: nuestra gloriosa Comunión, atenta siempre a las circunstancias de su pueblo y sometida incondicionalmente en este punto a las normas de conducta dictadas por la Santa Sede, “no dará un paso más adelante ni más atrás que la Iglesia de Jesucristo”, según lo declaró oficialmente hace ya cincuenta y seis años, como nunca adscribirá a su bandera, con necio exclusivismo, el amor y la defensa de la Religión, aunque sostiene con fervor indeclinable que “si se puede ser católico sin ser carlista, no se puede ser carlista sin ser católico”, frase de alto sentido doctrinal y de sugerencias fecundas que será vano intento buscar en ninguno de los partidos españoles.
Para su mayor dignidad y esplendor, propugnamos la independencia económica de la Iglesia, sin injerencias ni regalías civiles que no sean las concedidas graciosa y espontáneamente por la Santa Sede; la supresión del presupuesto de Culto y Clero y el reconocimiento de la completa personalidad de nuestra Madre para adquirir, retener, administrar y disponer, a tiempo que se le devuelvan sus bienes en láminas por el importe de la debida capitalización de los actuales emolumentos concordados, con el aumento que requieren las necesidades actuales.
La España federativa
Los gloriosos antecedentes históricos de nuestro país; las vehementes aspiraciones legítimas de cuantos elementos orgánicos le constituyen; los solemnes compromisos de los augustos Representantes de nuestra Causa, tantas veces recordados y mantenidos en actos y documentos oficiales; todo nos mueve a manifestar que nuestra Patria idolatrada es y tiene que ser una e indivisible -la España querida de los sublimes amores y de las radiantes grandezas-; pero tan varia y ordenada que forma un conjunto armonioso e indisoluble de antiguos Reinos, Principados y Señoríos, que hay deber imperioso de reconocer en toda su integridad en la manera que los mismos Pueblos soliciten y recaben en sus Cortes o Juntas generales privativas, con el concurso o el acuerdo de su Rey o Señor, conforme a las modificaciones que las circunstancias les aconsejen y ellos estimen y acepten con plena libertad y sin ajenas intromisiones.
No somos regionalistas de última hora como esos partidos, más o menos logreros, más o menos captadores de adhesiones y sufragios, que incorporan a sus falaces programas reivindicaciones descentralizadoras, si no marcadamente separatistas, para conseguir fines de bastardo proselitismo. No existían ellos todavía cuando la Causa tradicionalista, fiel a sus arraigadas convicciones en la, materia, proclamó y sostuvo esa reintegración foral y esa independencia política sin mengua, tibieza ni mancilla de los sentimientos e intereses sacratísimos de la Nación de nuestros amores.
¿Testimonio fehaciente de esta afirmación?... Recordad las palabras y los hechos del gran Carlos VII, quien juró solemnemente los Fueros de Vizcaya so el Árbol venerable de Guernica el 3 de julio de 1875 y cuatro días después los de Guipúzcoa en la Junta general de sus repúblicas, alcaldías y uniones congregada en Villafranca, y -como estuvo dispuesto- hubiera procedido en idéntica forma con los de Álava, Navarra, Cataluña, Aragón, Valencia, Castilla y otras Regiones, si las vicisitudes de la época no le hubiesen obligado a diferirlo para los días de un triunfo que la Providencia nos negó quizá en castigo y escarmiento de nuestro querido país.
Nuestra Monarquía
El Gobierno supremo y general -origen, promotor y salvaguardia de todas las prosperidades de la Patria- debe ser para nosotros la Monarquía tradicional y legítima, cristiana, templada y representativa, según la Ley fundamental de Felipe V, de 1713, con exclusión, si se extinguieran las líneas de Don Carlos V, de toda rama autora o cómplice de la revolución liberal.
Pero el Rey legítimo entre nosotros ha de reinar y gobernar efectivamente, para que no se sigan los males que denunciaba el gran Pontífice Pío IX cuando, se refería a los constitucionales y parlamentarios del Sistema liberal; si bien, a fin de que jamás caiga en despótico y cesarista, necesita del concurso de las Cortes para resolver los asuntos más interesantes del país y precisa de la cooperación de autorizados e independientes Consejos superiores que le asesoren, a lo que se sigue el coto que limita cualquier absorbencia centralista y absurdamente igualatoria, formado por el respeto exigido al Régimen foral y a las libertades, buenos usos y costumbres consagrados.
Cortes representativas
Las Cortes generales a que nos referimos –pues las regionales estarían instituidas y organizadas por cada comarca según su peculiar legislación al caso- serían las que implantaríamos inmediatamente después del triunfo de nuestros ideales, formadas por Diputados o Procuradores con mandato imperativo y determinado cuanto a materias y tiempo, elegidos libremente, en su seno, por las clases y corporaciones previamente organizadas por sí mismas; las cuales serían asambleas propiamente representativas de todos los intereses sociales, conocedoras profundamente de éstos y deseosas de la compenetración y equilibrio de todos ellos para la marcha social progresiva y, asimismo, para una recta independencia política, ya que no era incompatible ni difícil que las clases respectivas eligiesen, al mismo tiempo que al agricultor, al obrero, al comerciante, de su entraña misma, al defensor de una tendencia política que no fuese la forma monárquica por estimarla, más protectora de los intereses que dentro de su clase representaba y atendía.
Lógicas aspiraciones
La regeneración del espíritu colectivo, reconociendo sus derechos y ampliándolos a la familia católica, al municipio y a la región autónomos, sin mengua –lo repetimos mil veces- de la unidad y poderío de la Patria; el uso de las lenguas regionales en cuanto se refiere a la órbita interior de los territorios que las emplean y sin perjuicio del debido y general de la castellana; el establecimiento de la buena Enseñanza pública y privada, con la libertad de normas que nos define el Pontífice reinante en su reciente y admirabilísima Encíclica sobre el trascendental problema; la reorganización de los Tribunales de justicia y de las leyes de procedimiento y dotación de todo este orden, de modo que el reconocer a cada uno lo suyo fuera elevada función social, gratuita, eficaz, rápida y nada formalista, sin Jurado popular, perturbador y fracasado, serían labores a que pondríamos mano sin dilación ni parcialidad nociva al bien común.
El problema social
Las prevenciones y resoluciones de las denominadas cuestiones sociales las entendemos de tal suerte que sea, en general, la Sociedad misma –no el Estado- la que tome a su cargo el asunto, siguiendo en esto el camino de luz que trazó León XIII en la inmortal Encíclica Rerum Novarum. Por esto rechazamos y combatimos las absurdas propagandas que provocan las luchas de clases y propugnamos la armonía de todos los elementos de la producción como fuente fecunda del bienestar social. Por esto protestamos también del irritante intervencionismo de los Gobiernos, que intentan crear un corporativismo artificioso, complicado e infecundo, además de caro y fomentador de parásitos empleados innumerables, para conjurar los conflictos entre capital y trabajo.
Si como base firme de toda la organización natural, empezamos estableciendo el verdadero censo corporativo por la corporación misma, siempre abierto al individuo y a la clase, tendremos la realidad de los componentes y no la injusticia de la intervención abusiva socialista en los organismos oficialmente formados a título absurdo de mayoritismo ficticio, y, aunque fuera cierto, en perjuicio de sectores de trabajo dignos de representación.
Principios tributarios
Esencialísimo el orden económico y hacendístico para la prosperidad material de la Nación, ansiamos acreditar que no admitimos el subversivo principio socialista de que el Estado tiene derecho a participar de las utilidades de la riqueza y del trabajo de los ciudadanos –como dijo la Dictadura fenecida- sino que todos tienen el deber de cooperar al levantamiento de las cargas públicas en proporción a su respectivo haber, lo cual no es lo mismo, porque en lo primero se condensa todo el intervencionismo y ambición del Fisco, y en lo segundo toda la obligación, pero armada de facultad de impedir que el Estado se considere dueño y señor de las fortunas privadas e investigador inquieto de lo más íntimo y espiritual.
El militarismo y Marruecos
Debemos apuntar algo sobre el militarismo, temido por muchos, aunque no por los tradicionalistas, ya que lo previenen y resuelven estableciendo el servicio militar voluntario o profesional y la instrucción militar obligatoria, con lo cual el ahorro del Tesoro es incalculable y el de personal y material guerrero también, demostrando así nuestro espíritu pacifista y nuestro propósito de común defensa de la Patria como soldados y obreros y, a la vez, favorecemos la restitución de brazos a los oficios manuales y culturales. La reorganización de la Milicia debería ejecutarse sobre el fundamento de la interior satisfacción especial de los diversos Cuerpos armados en armonía perfecta con la unidad esencial, de mando en operaciones y sin gravamen económico ni moral para la Patria, como era de esperar del alto deber de los interesados.
Íntimamente unido a este problema lo está el de Marruecos, pavorosa pesadilla nacional durante muchos años y que si hoy, como españoles, nos enorgullece ver pacificado con el triunfo de nuestras gloriosas banderas, quisiéramos asegurar para el porvenir en concepto de Protectorado fácilmente soportable, sin que en ningún caso nos requiera un esfuerzo agotador de nuestra expansión y bienestar peninsulares.
Tres ideales nacionales
Igualmente, es aspiración de la Comunión tradicionalista la consecución de lo que Carlos VII llamó en su inolvidable testamento político los tres ideales nacionales: unión íntima con Portugal, nuestra hermana racial y geográfica; compenetración espiritual y material con las naciones hispanas de América, y soberanía íntegra del territorio español, hoy menoscabado con sombría intervención, en el Peñón de Gibraltar.
¡Esto salvará a España!
Tales son, expresadas en síntesis obligada, los principios y los anhelos inscritos en la santa Bandera de la Tradición; únicos que, por su virtualidad intrínseca y por la eficacia de sus soluciones, pueden reintegrar a nuestro querido país su perdido equilibrio moral y sus pasadas grandezas, restaurando sólidamente su orden interior, devolviéndole el pleno ejercicio de sus legítimas libertades y abriendo las vías anchurosas de la prosperidad y de la gloria, como lo exigen de consuno las páginas resplandecientes de sus anales y el soberano requerimiento de sus destinos.
¿Triunfarán un día para la dicha y el engrandecimiento nacionales? Los que firmamos este documento público, dispuestos a realizar cuanto de nosotros dependa en tal respecto, pedimos -y confiamos en que se nos dará sin regateos, mirando al fin altísimo que le inspira- el concurso generoso, decidido y fecundo de los abnegados leales a la Causa y de todos los españoles de buena voluntad, y hacemos esto, fijo el pensamiento en Dios y en España; atentos a la voz imperiosa de las circunstancias del país; resueltos a todos los sacrificios, por arduos que sean, en bien de nuestro pueblo amado, y obedientes siempre, como esclavos de la disciplina, a los mandatos e instrucciones de nuestro augusto Caudillo, el cual, al recibir, conmovido, la gloriosa herencia de su esclarecido Progenitor, el gran Carlos VII, y suscribir todas sus patrióticas afirmaciones, manifestó en su primera alocución, fechada en su castillo de Frohsdorf el 4 de noviembre de 1909: “Jamás el temor a las iras terroristas me hará retroceder un paso en el camino del deber. Soy español y en mi programa no hay sitio para el miedo. La muerte y yo nos hemos saludado muy de cerca en las más sangrientas batallas que recuerda la historia moderna. Entonces combatía bajo la bandera de un gran pueblo que no es el mío y no vacilé. Mejor sabré ofrecer la vida por mi madre España”.
¡No vacilemos nosotros! ¡Ofrezcamos nosotros la vida por nuestra madre España! ¡Y la madre España se salvará! No procediendo así faltaríamos a nuestra obligación de patriotas y mereceríamos la execración de las futuras generaciones.
Madrid, 20 de mayo de 1930.
Marqués de Villores, Secretario general político en España de S… Don Jaime de Borbón, por el antiguo Reino de Valencia -Conde de Arana, por el Señorío de Vizcaya.-Lorenzo Sáenz Fernández, por Castilla la Nueva.-Luciano Esteban Polo, por el antiguo Reino de León.-Juan María Roma, por el Consejo regional de Cataluña.-Lorenzo de Cura y Pérez Caballero, por Castilla la Vieja.-Conde de Rodezno, Joaquín Beúnza, por la Junta regional de Navarra.-Tomás Blanco Cicerón, por el antiguo Reino de Galicia.-Sancho Arias de Velasco, por Asturias.--Antonio de Echave-Sustaeta, por Álava.-Francisco Guerrero Vílchez, por Granada.- José María Bellido Rubio, por Jaén.-
Ildefonso Porras Rubio, por Córdoba.

29 de abril de 2009

El socialismo, de Emilio Castelar

Los presidentes de la I República, La Ilustración Artística, Barcelona, 1896 (Archivo La Alcarria Obrera)

El republicano Nilo María Fabra publicó en 1892 su libro El problema social, una utopía negativa en la que se presenta una España en la que ha triunfado la revolución social y en la que las clases populares se han hecho con el poder y extienden la anarquía; el compañero Españez, que es el imaginario narrador, comienza su relato, precisamente, el 1º de mayo. Como prólogo para su correligionario, Emilio Castelar escribió un breve ensayo que tituló, precisamente, El socialismo. En él, con su estilo florido pero muy elocuente, el líder republicano contrapone el ideal republicano de libertad y el ideal socialista, que interesadamente identifica con el Estado y la tiranía. Traza de este modo una frontera infranqueable entre la república y el socialismo, que sin embargo muchos han pretendido fundir muchos años después de que se publicase este texto de Emilio Castelar, del que ofrecemos aquí sus primeras páginas.

Por socialismo se entiende una serie de escuelas más ó menos contradictorias que, ora dividiendo la sociedad en castas, ora juntando bajo un ideal religioso en comunidad de ideas y de intereses varias familias, como en las primitivas escuelas pitagóricas, en las sectas esenias, en las ágapes cristianas; ora apareciendo como un espejismo de soñadas felicidades en esas utopías de Tomás Moro, de Campanela, de San Simón, aspiración poética más que aspiración política, deseo de mejoramiento más que fórmula de progreso, han venido, en último término, á tratar exclusivamente las relaciones del capital y del trabajo, no para fundarlas en las leyes del derecho, sino en las leyes artificiales del Estado que, cuando se oponen á la naturaleza humana, cuya característica es la libertad, han de dar por resultado inevitable, fatal, lo arbitrario y lo absurdo, generadores de toda tiranía. Este es el sentido general de la palabra socialismo. Pues bien: como aspiración vaga, no puede ser una fórmula precisa que encarne en la realidad social; como nombre común de escuelas contradictorias, no puede ser el dictado de un partido; como ciencia que sólo se atiene á una parte del inmenso problema, no puede ser bandera política; y como contradicción radical de la libertad, como antítesis manifiesta del derecho, no puede ser, no, el ideal sublime de la democracia, sino el ideal de los que tienen la vista vuelta atrás, y lo esperan todo del poder del Gobierno y del criterio del Estado. Porque no hay que decir, como han pretendido muchas escuelas, que su socialismo no es el socialismo por el Estado. Regeneradores de la humanidad, no os creemos. La palabra socialismo no significa más que desconfianza en los medios y de los procedimientos de la libertad.
Insistís todos los socialistas en que el socialismo no es por el Estado. ¡Ah! No es el socialismo por el Estado, y maldecís la libre concurrencia; no es el socialismo por el Estado, y dejáis al arbitrio del Estado la propiedad; no es el socialismo por el Estado, y decís que sólo caben dentro del derecho individual la conciencia y el sufragio; no es el socialismo por el Estado, y llamáis hipocresía al propósito de encontrar la solución del problema social en la libertad; no es el socialismo por el Estado y al enumerar las libertades que deseáis, confusos, balbucientes, os detenéis ante la libertad del trabajo, la libertad del tráfico, la libertad del crédito, sin enumerarlas, sin decir francamente si las queréis ó no, confesando así vuestra contradicción manifiesta con las fórmulas capitales de la democracia moderna. Si no es el socialismo por el Estado, entonces no es nada, es una palabra sin sentido, es una aspiración sin objeto, es una entelequia, es el sueño de una sombra. Si estamos engañados, decídnoslo; decidnos cómo vais á evitar la libre concurrencia; decidnos cómo vais á organizar el trabajo, sin atacar el derecho, sin desconocer la libertad, sin herir los dogmas fundamentales de la democracia. ¿Hay un problema social? Lo hay. ¿Es necesario resolverlo? Es necesario. ¿Cómo se resuelve? Nosotros creemos que la justicia no puede ser contraria á la justicia; que la libertad no puede ser enemiga de la libertad; y fiamos la solución del problema social al derecho humano, que abraza toda la vida; y por eso nos llamamos demócratas.
Á vosotros, más reaccionarios, menos amantes del derecho, no os basta la libertad; queréis que, á riesgo de mutilar la personalidad humana, el problema social se resuelva por el Estado.
Escarmentados en el ejemplo de la democracia francesa, que anduvo veintitrés años errante y proscrita por haber armado al imperio con la espada del socialismo, hemos aprendido mucho, y le decimos al pueblo: espera de la democracia la libertad de tu pensamiento, la seguridad de tu hogar, la inviolabilidad de tu persona, el trabajo libre, la asociación libre; el crédito libre; espera de la democracia el sufragio universal, mediante el que entrarás en el derecho, te convertirás de paria en ciudadano; espera de la democracia todas las libertades, todos los derechos; pero la solución del problema que te agita, pero el mejoramiento de tus condiciones materiales, pero tu redención social, que es necesaria y que lo porvenir te reserva, todo esto, espéralo de la libertad. Ahora, si la libertad, la facultad social, te parece estrecha y egoísta; si crees, como Hobbes, que el hombre libre es enemigo del hombre libre, homo homini lupus si no confías en esta virtud santificante que así ha renovado las fuerzas como las conciencias, entonces reniega del derecho, reniega de la libertad, y pide, como los absolutistas y los doctrinarios, la intervención del Estado en toda nuestra vida. Siempre que el socialismo ha aparecido, ha aparecido con sus pretensiones seculares; con la pretensión, primero, de violar la libertad; segundo, de ser una fórmula superior á la democracia. Pues bien: á una y otra pretensión nos oponemos con toda nuestra energía, con todas nuestras fuerzas. La historia del mundo, ha dicho el más grande de los pensadores modernos, la historia del mundo es la historia de la libertad. A medida que el hombre ha ido creciendo, ha ido dominando la fatalidad natural y la fatalidad social. Merced á esto, la Naturaleza se ha convertido de señora en esclava; y la sociedad se ha convertido, de cárcel, de ergástula, en hogar.
El Estado ha perdido el derecho divino en que se parapetaba, y con el derecho divino ha perdido aquella superioridad científica, política é industrial que le atribuíamos. Por eso, contra su superioridad científica, pedimos la libertad de enseñanza; contra su superioridad política, la libertad de sufragio; contra su superioridad industrial, la libertad de trabajo; contra su superioridad social, el derecho de asociación. La sociedad ha salido de aquí más fuerte. El antiguo régimen, sin duda en bien de la industria, se oponía á la libre concurrencia; el antiguo régimen, en contra de la usura, decretaba la tasa; el antiguo régimen, por favorecer á los trabajadores, organizaba los gremios. Vino la revolución: ¿y qué hizo? Oponer á los principios del antiguo régimen la libertad; declarar que el Estado es humano y no divino, y decir que no tiene legitimidad sino en cuanto asegura y garantiza los derechos de todos. Pues bien; los que venís ahora á armar de nuevo al Estado; los que venís á pedirle que evite la concurrencia; los que venís á pedirle que tase los salarios; los que venís á pedirle que decrete las horas de trabajo, sois reaccionarios, restauráis el antiguo régimen, ahogáis entre vuestros brazos la revolución. Así, del seno de todo socialismo ha salido el poder fuerte y la libertad muerta.
Esto sucede siempre en la historia. Catilina precede á César, Babeuf á Napoleón I, Proudhon á Napoleón III. El golpe de Estado fue para muchos socialistas el triunfo de la revolución social. Así llamáis á la libertad egoísta, á la libertad estéril; queréis, pues, que el Estado resuelva las crisis industriales. Para que el Estado resuelva las crisis industriales, necesita ser industrial él mismo. Para ser industrial, necesita dinero, mucho dinero. Para tener dinero, necesita impuesto crecido, muy crecido. Para tener impuesto muy crecido, ¿á quién necesita apurar? Al pobre. Después de todo el impuesto pesa siempre más sobre el que menos tiene. Matáis la libertad de la industria, y al matar la libertad de la industria enriquecéis al poderoso y empobrecéis al pobre.
Decía que del seno de la libertad sale el monopolio armado. Hacéis, pues, que para limitar la libertad, intervenga el Estado, y regule los salarios, y los tase, y acelere ó detenga la producción. ¿Y qué sucede? Que al poco tiempo, como toda violación de la libertad es un mal para los mismos privilegiados que sienten el daño de vuestra maléfica protección. En Francia, los cajistas pidieron al Imperio que alzara sus salarios. El Imperio, que fue eminentemente socialista, los alzó por cierto espacio de tiempo. Al pronto sus salarios eran los más crecidos. Pero después todos los salarios crecieron; el de los cajistas se quedó á la zaga de todos, y los que se hartaron en un día de privilegio, padecieron por largo tiempo hambre de justicia. Habéis herido la libertad del trabajo y causado la desgracia de los mismos á quienes pensáis favorecer. Así, de concesión en concesión, venís á matar la libertad. Decís que se debe evitar la concurrencia, abajo la libertad de tráfico; decís que se deben organizar por el Estado los Bancos, abajo la libertad de crédito, decís que debe mediar el Estado en los conflictos entre el capitalista y el trabajador, abajo la libertad de asociación. Poder que se levanta, el Estado; víctima que sufre, el pueblo, Las escuelas socialistas tienen caracteres que no se pueden confundir con ninguna otra doctrina; desprecio por las reformas políticas; reacción contra el movimiento de la propiedad, que tiende cada día á individualizarse más; desconfianza de la libertad, y sobre todo de las libertades económicas; tendencias al cesarismo; anhelo continuo á una felicidad material que ha engendrado cierta fiebre delirante, la cual mata las más altas sublimes facultades del hombre, y lo lleva rendido, sin fuerzas, á las plantas de un César, aunque sea del jaez de Napoleón III. ¿Queréis ver la democracia viva, la democracia perfecta, la democracia que no ha caído á las plantas de ningún César?
Pues mirad la democracia anglo-americana, la que engendró la virtud de Franklin; la que trajo al mundo el ideal sublime del magistrado Washington. Allí el pensamiento es libre; la conciencia vuela á lo infinito sin que ninguna fuerza la oprima; el propietario tiene su propiedad y el trabajador su trabajo; la asociación perfora las montañas, doma los ríos, extiende el hilo telegráfico por el aire, el raíl por el suelo; la enseñanza funda sus escuelas libres; el jurado corona con las idea de justicia al individuo; las asambleas discuten, la prensa llueve luz sobre la frente de las muchedumbres; la industria hace milagros: es el país de la virtud y del trabajo, porque es el país de la libertad. En cambio mirad lo que era el Imperio francés que vosotros mismos nos habéis presentado armado de la espada del socialismo y miradlo sin prensa, sin asociación, sin dignidad, sin derechos, juguete de un hombre que personifica el monstruo del Estado. ¡Oh! Repitamos con el gran poeta francés: Aunque la tiranía nos proporcionara todos los bienes materiales, aunque diera suculentos manjares al paladar, música á nuestro oído, aromas á nuestro olfato, todos los placeres juntos, diríamos: prefiero tu pan negro, ¡libertad!
¿Cuál es el ideal de la sociedad antigua? La representación de la sociedad por un solo hombre revestido de un derecho superior, de un derecho divino. En virtud de este derecho divino, en virtud de este derecho, toda vida estaba regulada por el Estado, desde la vida de la inteligencia hasta la vida de la industria.
¿Á qué vino la revolución? Á matar ese inmenso poder, á difundir el derecho entre todos los hombres, á realizar la libertad. ¿En qué consiste el socialismo? En detener este movimiento de libertad, al menos en la esfera del crédito, en la esfera del trabajo, en la esfera del cambio; á volver, pues, al ideal antiguo: á consagrar el monopolio del Estado en favor de una clase. La democracia es enemiga del socialismo. La oposición al socialismo ha sido eterna en la democracia. Nuestros hermanos de allende los mares, al escribir el acta de derechos naturales, que ha sido el primer ideal de la revolución, consagraron la propiedad como la raíz de la vida. Las Repúblicas americanas todas, que en medio de sus grandes desgracias, provenientes del socialismo monástico y pretoriano, legado del régimen colonial, han abolido la esclavitud y prestado grandes servicios á la civilización, fundaron y consagraron indeleblemente la propiedad. Hemos dicho que todas las Repúblicas se fundaron en tendencias contrarias al socialismo, y hemos dicho mal. Había una, donde lo era el Estado todo, donde el hombre no era nada; una República socialista, especie de Paraíso poblado de bestias: la República del Paraguay. Y lo que sucedió con la democracia americana, sucedió con la democracia europea. Dantón declara que la sociedad debe igual seguridad á las personas y á las propiedades. La Montaña decreta pena de muerte contra todo aquel que proponga leyes agrarias ó cualesquiera otras, atentatorias á la propiedad. Robespierre, en su discurso de 28 de Octubre de 1792, dice: “¿No es la calumnia quien detuvo el progreso del espíritu público, persiguiendo á los defensores de los derechos de la humanidad, como insensatos apóstoles de las leyes agrarias?” Marat mismo, no podemos citar nombre más demagógico, Marat mismo dice en profesión de fe, publicada en 30 de Marzo de 1793: “Me acusan de predicar la ley agraria. Es una impostura sin ejemplo”. La declaración de derechos de 1793, redactada por los más avanzados montañeses, por los hombres que, con su energía, salvaron la revolución, declara: “Que la propiedad es el derecho de todo ciudadano á gozar y disponer de sus bienes, de sus rentas, del fruto de su trabajo y de su industria; que el fin primero del Gobierno es asegurar al hombre el goce de la libertad, de la igualdad y de la propiedad”. El nombre de Graco Babeuf fue un nombre sospechoso siempre á los republicanos. La propiedad que no existía antes de la revolución, ha sido la obra de la revolución, la obra de la democracia, que la ha consagrado como derecho natural, y la democracia no podrá destruirla sin destruirse á sí misma, no podría negarla sin negarse á sí propia. ¿Sabéis quién sostiene el derecho absoluto del Estado sobre la propiedad? El teólogo de las monarquías absolutas, Bossuet. “En un gobierno regular, ningún ciudadano tiene derecho de propiedad; sólo el Rey, es decir, el Estado”, exclama en su Política Luis XIV, Y el gran déspota realizaba esta teoría confiscando los bienes de sus vasallos. ¿Puede la democracia rehabilitar una teoría que ha tenido por apóstol á Bossuet, y por ministro á Luis XIV? En donde quiera que la revolución ha triunfado, ha prohibido las confiscaciones, porque la confiscación es la guerra del absolutismo contra la propiedad; y la propiedad es la raíz de la democracia.
Y lo que ha hecho de la propiedad ha hecho también la revolución del trabajo. El trabajo estaba esclavizado por el Estado, reducido á servidumbre por la corvea, el jusjurandum, el gremio privilegiado, la tasa. La revolución ha traído la libertad del trabajo contra el monopolio del Estado; la libertad, mediante la cual la producción y el consumo se aumentan, y son cada día más necesarios los brazos del trabajador, como siempre que se dilatan los horizontes de la actividad humana. Donde quiera que un principio revolucionario ha triunfado, allí ha triunfado la libertad del trabajo. España representa en el siglo décimo séptimo la servidumbre del trabajo, y España decae. Inglaterra y Holanda llevan su revolución hasta las relaciones económicas, y prosperan. Los Estados Unidos fundan más tarde su República en la libertad del pensamiento, y allí encuentran un templo los proscritos de Europa; la fundan también en la libertad del trabajo, y allí encuentran los mendigos que no pueden vivir en la tiránica Europa trabajo y pan, el pan sabroso de la libertad. Esa República, fundada en nuestras ideas, ha centuplicado su población; ha asombrado al mundo con su riqueza; ha sido el ideal de los pueblos libres; ha justificado la democracia. ¿Pero sabéis por qué? Jackson lo dijo, al abolir el Banco privilegiado de Filadelfia: “El equilibrio establecido en nuestra Constitución se rompería si tolerásemos la existencia de corporaciones privilegiadas. Estos privilegios no tardan en procurarles los medios de ejercer su poderosa influencia sobre el pueblo, puesto que ponen á disposición del privilegiado el trabajo. Allí donde el poder político se ha aliado al monopolio económico ha nacido la tiranía”. Estos apotegmas de los privilegiados, hombres prácticos que han fundado democracias invencibles, valen para los políticos algo más que todas las argucias de los sofistas, y todos los delirios de los forjadores de sociedades imposibles y contrarias á la naturaleza. Además, los hechos prueban que la libertad del trabajo es más saludable al trabajador que al capitalista. Un pensador eminente lo ha demostrado con datos incontestables. En Alemania, donde hay menos libertad, del producto ciento, por ejemplo, se lleva el trabajo cincuenta y seis, el capital veintiuno, y el gobierno veintitrés. En los Estados U nidos el trabajo se lleva, del producto ciento, setenta y tres, el capital veinticinco, y el gobierno dos. En los Estados Unidos se lleva el gobierno, por dar libertad, el dos por ciento del producto del trabajo, y en Alemania, por quitar la libertad el diez y siete por ciento del producto del trabajo.
¿Qué teoría de limitación de la libertad no quebranta en la piedra de toque de estos hechos? El mayor servicio que los grandes escritores demócratas prestaron á la democracia, fue impedir su corrupción por medio del socialismo. Los republicanos y los socialistas batallaban incansablemente en los diez y ocho años de régimen doctrinario en Francia. Michelet, que ha educado toda una generación republicana; Michelet, cuyo nombre ha sido el terror de los jesuitas y de los doctrinarios, combatía el sensualismo socialista. Tocqueville, el gran escritor de la democracia en América, demostraba que el socialismo es la reacción; que la fórmula de la democracia es la libertad. Quinet, que es á un mismo tiempo el filósofo y el poeta de la revolución; Quinet, cuando no pisaba aún el suelo de Francia, decía desde el destierro, contestando á los que aseguraban la vulgaridad de que la democracia no sería poder, como no tuviera resuelto el problema social: “Una generación, un pueblo que presentara su dimisión de hombres, á pretexto de que el teorema de la geometría social no está resuelto, ó está aún por descubrir, se cubriría de ridículo, tal vez de infamia, puesto que renunciaría á la naturaleza humana, que no admite dilación ni excusa en el cumplimiento de los deberes políticos. El mal que esos sectarios han hecho, es incalculable; nosotros expiamos faltas que no hemos cometido”. Esta es la maldición que, desde el destierro, arrojaba el partido republicano desgraciado sobre el socialismo que lo había proscrito. Mazzini, el gran Mazzini, el hombre que más calumnias ha devorado en el mundo por la causa de la libertad, atribuye la caída de la República francesa al terror que infundió el socialismo. Si en alguna publicación amnistía su serena conciencia á los socialistas, es á título de que dejen de serlo y se limiten á predicar la libertad de asociación. El Sr. Orense cuenta que vio á Ledru-Rollin en Londres. Hablaron de las desgracias de la República. Y el gran tribuno, moviendo tristemente la cabeza, le dijo: “Los desvaríos socialistas han perdido la causa de la libertad en Europa”. Víctor Hugo, en su admirable libro del destierro, en esa obra en que su genio y el genio de Shakespeare se confunden, dice que jamás ha querido llamarse socialista. En su colosal poesía “Los castigos” donde la invectiva política contra el César llega á un límite á que no llegó nunca la invectiva de Demóstenes contra Filipo, ni la invectiva de Cicerón contra Antonio, dice que el pueblo ha perdido la libertad por dejarse llevar de las esperanzas socialistas que lo esclavizaban, prometiendo, no libertad á su espíritu, sino hartazgo á su estómago. El Imperio, el Imperio: he ahí vuestra obra; gozaos en ella.
Un socialista lo ha dicho: “¿Cómo se portará César? Esta es la cuestión. De cualquier manera que sea, Saint-Simón, Fourier, Owen, Cabet, ó Luis Napoleón, estamos en pleno socialismo”. El Imperio napoleónico fue vuestra apoteosis. La verdad es que la escuela socialista ha despreciado siempre los derechos políticos, queridos siempre por la democracia. La verdad es que, para ella, el derecho de caza y pesca vale mil veces más que el derecho de la conciencia, que la libertad de pensamiento. Así, todos los socialistas son la personificación de la torpeza política. Víctor Considerant dedicaba su libro, u gran resumen de la teoría de Fourier, á Luis Felipe. ¿Y Proudhon? Este pensador llega hasta la anarquía en política, y á conclusiones completamente opuestas en economía. Para gobernar á los pueblos le ha robado su fórmula anárquica á la economía política, y para redimirlos su fórmula reglamentaria al socialismo. Él es el escritor de los ambiciosos pensamientos y las fórmulas atrevidas. Él ha dicho: “Dios es el mal y la propiedad es el robo”. Él ha explicado la ciencia económica por la dialéctica de la serie, y la historia por el eterno movimiento de la extrema izquierda hegeliana. Su alma toma todos los matices de las idea, su estilo todos los acentos de la elocuencia. Es uno de esos genios que vienen armados de la clava de la ironía, como Voltaire. Pero ¿de quién ha sido principalmente enemigo? De la democracia. Él la ha llamado platónica; él ha dicho que era inocente. Nada ha respetado. Se ha reído de Armand Carrel, á pesar de su martirio; de Lamennais, á pesar de su genio; de Quinet, á pesar de que debían guarecerle de sus dicterios la santidad de la desgracia, la majestad del destierro. Él ha derramado el plomo derretido de sus sarcasmos sobre las heridas de los mártires que caían peleando en Polonia. Él se ha dirigido á Mazzini, el que sostuvo la República en Roma, al que ha infundido el amor por la revolución á la Italia, al odiado por todos los tiranos, al calumniado por todos los neocatólicos, y le ha dicho que, con su política, había perdido á Europa y sólo había salvado su bolsillo. Él se ha reído, como cualquier gacetero legitimista, de la herida de Garibaldi, y ha dicho con brutal ironía que los demócratas hacíamos una reliquia de su pierna; acción villana que le hará siempre odioso a la democracia europea. Él se ha vuelto a Lincoln, cuando el Washington de los esclavos reunía un mundo con su palabra para lanzarlo a los abismos de una guerra, sólo por redimir a los negros y lo ha escarnecido. Él ha dado armas a Antonelli contra Italia; a los bandidos napolitanos, contra la revolución; a los reaccionarios, contra la democracia. Los socialistas quieren hacer del hombre una máquina; de la vida, llena de armonías y de encantos cuando corre en el cauce de la libertad, una geometría descarnada, seca. No quieren que demos un paso hasta que no hayamos resuelto un problema que sólo pueden resolver los tiempos y la energía de la sociedad, y cuya fórmula no tienen ciertamente, porque están perdidos en las sombras.

28 de abril de 2009

Federación Nacional de Obreros Agricultores

Campesinos catalanes, hacia 1890 (Archivo La Alcarria Obrera)

Entre los días 17 y 20 de abril de 1913 se celebró el Congreso Constituyente de la Federación Nacional de Agricultores de España, una organización de sociedades campesinas de clara ideología anarcosindicalista que, sin embargo, se mantuvo durante unos años al margen de la Confederación Nacional del Trabajo, coexistiendo durante un tiempo ambas agrupaciones. Con la excepción de algunas sociedades obreras de Cataluña y Levante, la gran mayoría de las secciones locales se encontraban en Andalucía, sobre todo en el Valle del Guadalquivir, aunque merece la pena destacar el carácter internacionalista de esta iniciativa, pues los 35.000 afiliados de Portugal eran parte sustancial de la recién nacida Federación.

Primer Congreso de de la Federación Nacional de Agricultores de España (Córdoba, 1913)
Manifiesto
Que presenta el congreso agricultor celebrado en córdoba en los días del 17 al 20 de abril, a los obreros agricultores de España y Portugal.
Obreros agricultores:
Ya llegó el ansiado momento de demostrarle a la clase explotadora de nuestro sudor y nuestros brazos, que no somos los parias ni los esclavos de ayer y hoy, sino que somos seres humanos con iguales ,derechos a la vida, y para lograrlo manifestamos los trabajos realizados que van a continuación:
Primera sesión.
Celebrada el 17, a las nueve de la mañana, y presidida por el compañero Manuel Jiménez, y como Secretario permanente Manzano Real. Se procede a la lectura de las actas de los delegados, que son:
Sebastián Ortega Pérez, por los obreros de Casares (Málaga), 70.
Victoriano Jurado Jiménez, por los obreros de Espejo (Córdoba), 625.
Antonio Pérez Rosa, por los obreros de Castro del Río (Córdoba), 400.
Francisco Ruiz Caja, por los obreros de Torreperogil (Jaén), 103.
Manuel Jariña Osuna, por los obreros de Écija (Sevilla), 400.
Salvador Gil Olón, por los obreros de Churriana (Málaga), 472.
Diego Martínez Domínguez, por los obreros de Jerez de la Frontera, 187.
Eduardo Ternero Martín, por los obreros de Marchena (Sevilla), 500.
Bartolomé Canal Chacón, por los obreros de Medina y Paterna de Rivera (Cádiz), 200 y 225, respectivamente.
José Agudo Rey y Francisco Illanes Calzado, por los obreros de Puente Genil (Córdoba), 1065.
Antonio Mesa Martín, por los obreros de Ronda (Málaga), 500.
Juan Martí, por los obreros de Barcelona y tres pueblos más, 660 y 150.
Francisco Castillo, por los obreros .de Dos Hermanas (Sevilla), 1500.
José Hidalgo, por los obreros de Bornos (Cádiz), 500.
Pedro González, por los obreros de Montemayor (Córdoba), 200.
Manuel Jiménez Alva, por los obreros de Novelda {Alicante), 60.
Antonio Moreno Alcaide, por los obreros de Córdoba, 400.
Ángeles Montesino Pérez, por los obreros de La Carlota (Córdoba), 10.
Manuel Pérez y Pérez, por los obreros de La Carlota (Córdoba), segundo departamento, 20.
Tomás Martínez Fresco, por los obreros de Bujalance (Córdoba), 125.
Martín Álvarez Sánchez, por los obreros de Fernán-Núñez (Córdoba), 20.
Fernando Arroyo Sánchez, por los obreros de Torre del Campo, 910.
Diego Martínez, por los obreros de Puerto Real.
Aprobadas las representaciones antes dichas se procede al nombramiento de la Junta dictaminadora, recayendo en los compañeros siguientes: Victoriano Jurado Jiménez, de Espejo; Manuel Osuna Jariña, de Écija; Diego Martínez Domínguez, de Jerez;
Francisco Illanes Calzado, de Puente Genil, y Juan Martí, de Barcelona; y a la Mesa de discusión, que para ella fueron Antonio Pérez Rosa, de Castro del Río, y Antonio Mesa Martín, de Ronda.
Una vez constituida la Mesa, se da lectura a las Sociedades y entidades adheridas al Congreso, y son las siguientes:
El grupo “Los hijos del planeta Tierra”, de Arriate (Málaga).
Sociedad Obrera Agrícola, Fuenmayor.
Centro de oficios varios, Grazalema (Cádiz).
Sociedad de Agricultores, Puente Genil.
Centro Obrero Moralizador, Casares (Málaga).
Federación Agrícola, Valls y su radio (Cataluña).
Federación Agraria, Écija.
Los Grupos de La Carolina, Canena, Villanueva del Arzobispo y Torreperogil.
Sociedad de Obreros Agricultores, Barcelona y su radio.
Asociación Obreros Campesinos, Jerez de la Frontera.
Federación de Trabajadores Rurales, Evora (Portugal).
Sociedad Agricultores, Utrera.
Sociedad Agricultores, Reus (Tarragona).
Sociedad Agricultores “Ya despertamos”, Dos Hermanas.
Sociedad Agricultores, Puerto Real.
Sociedad Agricultores, Cortes de la Frontera.
Sociedad Agricultores “Los Cañeros Duz”, Churriana (Málaga).
Centro Instructivo Obrero, Paterna de Rivera.
Fraternidad Obrera (Sociedad), Arcos de la Frontera.
Centro de oficios varios, Algeciras.
Sociedad Agricultores (Málaga).
Sociedad Agricultores “El Progreso”, Mataró y su radio.
Sociedad Agricultores “La Constancia”, Bornos (Cádiz).
Asociación Juventud Obrera, Villamartín (Cádiz).
Sociedad Agricultores, Espera.
Centro Obrero Republicano, Yunquera.
Asociación Agricultores, Ronda.
Sociedad Agricultores, Bujalance.
Asociación de profesiones y oficios varios, Aznalcázar.
Sociedad oficios varios, Bujalance.
Sociedad Obrera de Agricultores, Pedralva (Valencia).
Gremio Obrero de Agricultores, Loja (Granada).
Sociedad de Agricultores y Similares, Córdoba.
Acta de la sesión del primer acto celebrado el 11 de Abril de 1913.
Constituida la Mesa por los compañeros A. Mesa Martín, A. Pérez Rosa y el Secretario Manzano Real y abierta la sesión se aprueba el que no puedan tener más que un voto los delegados que hayan sido elegidos por una sola entidad, aun cuando pasen de dos o más.
Entrase a la discusión y aprobación de los temas presentados, y son aprobados los siguientes:
1º ¿Es de necesidad el hacer una Federación Nacional de Obreros Agricultores de España? Sí. Quedando el Consejo directivo acordado sea en Barcelona. Discutido el centro de la Federación Regional y se aprueba sea en Jerez de la Frontera. Y las comarcales en aquellos pueblos donde el espíritu de lucha social tenga fuerzas y conocimientos suficientes, entendiéndose con la regional.
Tema 2° Se discute si es necesario suprimir el trabajo de la mujer en el campo. Queda aprobado el desterrar el trabajo de la mujer en el campo.
Tema 3° Si es de verdadera necesidad suprimir el trabajo del niño hasta una edad correspondiente en el campo. Idénticas condiciones que la mujer.
Tema 4° Qué medios serían más fáciles para conseguir el rebaje del 25 por 100 a los artículos de primera necesidad y el 50 por 100 de las viviendas para obreros, y que éstas sean lo suficientemente higiénicas para la seguridad de nuestras vidas. Quedado aprobado sean los medios más usuales o factibles a las entidades, según los pueblos y ciudades.
Terminado, se nombra la mesa para el 18 y recae en el compañero Diego Martínez y Secretarios los mismos. Y se levanta la sesión a las cinco y cinco de la tarde.- Manzano Real.
Nota.-El delegado por la Sociedad de Agricultores de Puente Genil, compañero José Agudo, hace constar su voto en contra de que sea la Federación Nacional en Barcelona y sí en Madrid.
Acta de la sesión del tercer acto celebrado el 18 de Abril de 1913.
Constituida la Mesa presidida por Diego Martínez y a la hora señalada se abre la sesión, leída acta de ayer y aprobada se da lectura a las Sociedades adheridas y después de varias salvedades se pasa a discutir los temas presentados por la ponencia y se aprueban los siguientes:
1º Se aprobó quede íntegro el tema ¿Cómo en poco tiempo se pudiera establecer escuelas racionalistas en todas partes? Y se aprueba la contestación de las ponencias, y es “que el único modo de plantear las escuelas es por medio de subvenciones y aumento de cuotas, hasta llegar al fin que persigue”.
2º Cuando una Sociedad se vea atropellada por una u otra parte, tanto colectiva como individual, ¿qué medios se han de emplear? Y se aprueba la contestación de la ponencia: “Cuando sea necesario se ponga en relación con la Federación, y, si acaso es conveniente, declarar la huelga general del oficio, como ayudar materialmente si conviene”.
3º ¿Deben de admitirse la propaganda política en el seno de las Sociedades obreras? No. Y la contestación: “Que dentro del seno de dichas Sociedades sólo se puede hacer labor social o sindicalista”.
4º ¿Qué medios emplearemos con los presos por cuestiones políticas y sociales? Y se aprueba que “dentro de cada Sociedad se colecte un óbolo voluntario a fin de poder salvar de las garras de la burguesía, como de las más perentorias necesidades a las familias, y será la manera que habrá más para luchar”.
5º ¿Es de necesidad tener cajas de resistencia las Sociedades obreras? Sí. Y pónese a votación después de largas discusiones. Queda por mayoría de 21 delegados contra el de Puente Genil, que no debe tenerse cajas de resistencia.
6º ¿Es de necesidad establecer el jornal mínimo en los agricultores? Sí. Se aprueba con la modificación extensiva a ganaderos y demás faenas del campo.
7º Queremos los trabajadores del campo se nos comprenda en la ley de Accidentes del trabajo como a los demás trabajadores de las industrias. Y se aprueba la siguiente: “Que cree este Congreso es indiscutible sean comprendidos en la Ley todos los obreros dedicados a las faenas del campo y agricultura”. Sobre este tema se acuerda mandar un telegrama a los Poderes públicos. Se suspende por descanso.
A las dos se reanuda la sesión, y presidida por Manuel Pérez y puesto a discusión el tema siguiente: ¿Es de necesidad abolir el trabajo a destajo en los trabajos agrícolas y sus ramos? Se aprueba, sí.
Tema 13. ¿Es de necesidad buscar la reducción de ocho horas de trabajo a los puntos donde trabajan más? Sí. Queda aprobado en este sentido y sigue el tema 14; éste quedó aprobado en todos sus puntos.
Sigue el tema 15 sobre ¿Es de necesidad que del seno de las comarcas salgan Comisiones de propaganda? Sí, y queda aprobado.
Se pasa al siguiente 16 ¿Se considera como del mismo oficio a todos los que presentan sus libretas al corriente en cuotas? Sí. Y se aprueba lo siguiente: “Que debe socorrerse con o sin documentación a todo obrero, distinguiendo a los que la presentan y a los que no sean reconocidos queden a la elección de las Sociedades”, y se pasa al Tema 17, ¿Qué medios cree el Congreso más convenientes para evitar que sean maltratados en las cárceles y presidios los compañeros presos, tanto políticos como sociales y la separación en los establecimientos de unos y otros? Quedando aprobada la respuesta que da la ponencia que “siempre y cuando se sepan los atropellos que ocurren en diferentes localidades, la Federación de Agricultores de España se ponga en relación con las Federaciones de diferentes oficios para hacer una campaña en protesta de dichos atropellos”.
Se pasa a la elección de la Mesa para la sesión y recae el nombramiento en el compañero Sebastián Ortega, de Casares.
Sin otro asunto por hoy se levanta la sesión siendo las cinco y diez de la tarde. El Secretario, Manzano Real.-El Presidente, Manuel Pérez y Pérez.
Acta de la quinta sesión celebrada a las nueve de la mañana del día 19 de Abril.
Abierta la sesión por el compañero Sebastián Ortega, delegado por Casares (Málaga) y con los Secretarios Pérez Rosa y Manzano Real.
Leída el acta anterior, queda aprobada con la modificación al tema 15º'en esta forma: “Las Comisiones de Propaganda se efectuarán por las localidades que cuenten con medios morales y materiales, y en caso de que carezca de dichos medios, recurrir a la Federación más inmediata, bien sea comarcal, regional o nacional”. Leese la poesía siguiente:
Obrero del terruño que dispuesto
te encuentro a sacudir la indiferencia
y el sueño en que pasabas la existencia
de esclavo disfrazado: escucha esto:
Con gran admiración yo te saludo
al ver tu decisión noble y valiente
de cambiar por rebelde inteligente
el estado de paria torpe y rudo.
Ya es tiempo que comprendas pobre siervo,
el valor que tu clase en sí contiene;
ya es hora que destierres cual conviene,
el marasmo en que yaces tan acerbo.
Se da lectura a varias adhesiones. Después de varias proposiciones, se acuerda hacer un periódico titulado La Voz del Campesino-La tierra es del que la trabaja, que sea impreso en Barcelona, subvencionado por las Sociedades, según sus fondos y socios; teniendo en cuenta las Sociedades ,de recaudar lo más pronto posible el número de socios y los ejemplares que puedan expender por paquetes su expedición, así se acuerda que los redactores sean a sueldo, y que éstos sean designados por el Consejo de la Federación y redactado por los obreros agricultores y no agricultores.
Y sin otro particular se levanta la sesión para descanso.
Sexta sesión, a las dos de la tarde.
Presidida por la delegada Ángeles Montesino, se leen dos cartas de adhesión y presenta la primera proposición sobre hacer propaganda contra los pequeños propietarios el delegado por Arriate, compañero Gil. Aprobando se declare el boycot en casos necesarios si no se le puede hacer por la Asociación.
El compañero y delegado Juan Martí propone que dónde cree el Congreso se verifique el segundo el año 14. Se acordó ser en Valencia y esperar a la designación del día o fiesta.
Otra del delegado de Dos Hermanas, que cuando un pueblo tenga que ir a una huelga, es indispensable dé conocimiento a la Federación regional para que ésta obre en consonancia con el estatuto de la Federación. Aprobado.
Se acuerda hacer en la Prensa federativa de agricultores una activa campaña a favor de la higiene en los caseríos agrícolas como en sus dormitorios.
Los delegados al Congreso, se adhieren al Congreso sindicalista de Londres, quedando en, si sus fuerzas le son favorables, mandará un delegado, y, caso contrario, designar su representación en aquél por los agricultores de España.
Todas las Sociedades federadas deben, obligatoriamente, mandar una carta de protesta en contra de la prisión que sufren tres compañeros de Baena y que sean dirigidas al domicilio social.
Otra. El compañero Diego Martínez pregunta: ¿Debe celebrar esta Federación (caso que las circunstancias lo exijan un Congreso extraordinario? Aprobado que lo sea siempre en tal sentido, y caso de celebrarse no se dé conocimiento de ello a la Prensa burguesa y sí todos los datos se remitan a la Prensa obrera.
Se redacta el telegrama aprobado en el día de ayer al Presidente del Consejo de Ministros, Ministro de Agricultura y Presidente del Instituto de Reformas Sociales, que dice así:
“Congreso agricultor, Sociedades representadas, celebrado hoy, piden inclusión ley Accidentes a todos los agricultores y afines del campo”.
Habiéndose presentado los estatutos de la Federación a su lectura y aprobación, después de discutido, enmendado, y en conformidad quedó aprobado por unanimidad y se propone qué número de ejemplares se ha de imprimir, y es como mínimun 500 ejemplares.
Y sin otro asunto de qué tratar, se levanta la sesión a las cinco de la tarde, de la que certifico.-Manzano Real.-Visto bueno.-La presidencia, Sebastián Ortega, Ángeles Montesinos.
A las once del día de hoy 20, se presentan en el seno del Congreso agricultor los delegados por la Federación de Portugal compañeros Joaquín José Candieira y Manuel Ferreira Quartel, en representación de 35.000 obreros federados, los cuales han llenado el vacío que sentíamos por su ausencia.
Y habiendo terminado las sesiones del Congreso con esa cordura propia de obreros honrados por el sufrimiento de explotación del hombre por el hombre, despidiéndose los delegados con fraternales abrazos, dando vivas a la Federación de Agricultores de España.
Mañana celebraremos el gran mitin de clausura como despedida del Congreso, en el Gran Cine, y se publicará en la Prensa obrera.-Córdoba, 19 de Abril de 1913.-La Comisión.
Temas presentados.
¿Es de necesidad el hacer una Federación Nacional de Obreros Agricultores de España? Sí.
Consejo directivo de la Federación, Barcelona. Sí.
¿Es de necesidad suprimir a la mujer de los trabajos del campo? Sí. Que si es de necesidad instruirla porque de ella depende la victoria suya y la de su compañero, víctimas de la explotación.
¿Es verdadera necesidad suprimir el trabajo del niño hasta una edad .correspondiente en el campo? Sí.
¿Qué medios serían más fáciles para conseguir el rebaje del 25 por 100 a los artículos de primera necesidad y el 50 por 100 de las viviendas para los obreros, y que éstas sean lo suficiente higiénicas para la seguridad de nuestras vidas? Comprendiendo que las energías que gastamos en estas luchas serían nulas sólo hay un camino, y es que, apartándose de todo lo que se dice Poderes públicos y grandes capitales, creemos que sólo puede solucionar este asunto la unión y solidaridad de todos los explotados.
Quedando acordado que “los medios usuales o factibles a las entidades según los pueblos y ciudades”.
Siendo la creación y sostén de todos los privilegios antinaturales la ignorancia de los proletarios y especialmente los agricultores ¿cómo en poco tiempo se pudieran establecer escuelas racionalistas en todas partes? Pues que el único modo de plantar las escuelas es por medio de subvenciones y aumento de cuotas, hasta llegar al fin que persigue. Aprobado.
¿Debe de admitirse la propaganda política en el seno de las Sociedades obreras? No.
Comprendiendo que la política es un apoyo para la burguesía y perjuicio para los desheredados encuentra que dentro del seno de dichas Sociedades sólo se puede hacer labor social o sindicalista. Aprobado.
Cuando una Sociedad se ve atropellada por una u otra parte, tanto colectiva como individual, ¿qué medios se han de emplear? Viendo que la causa de los obreros es la de uno y la de uno es la de todos, encuentra la ponencia de que “cuando sea necesario se ponga en relación con la Federación, y si a caso es conveniente declarar la huelga general del oficio, como ayudar materialmente, si conviene”. Aprobado.
¿Qué medios emplearemos con los presos por causas políticas y sociales? Viendo que es de necesidad prestar solidaridad a los compañeros presos, la ponencia cree que dentro de cada Sociedad se recolecte un óbolo voluntario a fin de poder salvar de las más perentorias necesidades a las familias que caen en las garras de la burguesía, y será la manera que habrá más valor para luchar. Aprobado.
¿Es de necesidad tener cajas de resistencia las Sociedades obreras? Sí. Entendiendo que es la palanca que en la sociedad actual mueve al mundo, entendemos que la mejor manera de combatir al capital de combate con el capital mismo, unido con la solidaridad nos será más fácil el triunfo.
¿Es de necesidad establecer el jornal mínimun en los agricultores, ganaderos y todos sus ramos? Sí. Comprendiendo que los artículos de primera necesidad cuestan un igual en todas las poblaciones, la ponencia cree que lo menos que puede ganar un jornalero sea de dos pesetas cincuenta céntimos al día.
Queremos los trabajadores del campo se nos comprenda en la ley de Accidentes del trabajo como a los demás trabajadores de la industria. “Que cree esta ponencia de sumo interés sean comprendidos a los obreros empleados en la agricultura alcanzando todos los ramos de faenas del campo”.
¿Es de necesidad buscar la reducción de ocho horas de trabajo a los puntos donde trabajan más? Sí. Debemos de buscar la reducción de las horas, a fin de ser más libres y podernos instruir. Las horas extraordinarias y nocturnos quedan a incumbencia de las localidades. Aprobado.
¿Cómo deben quedar las colectividades que integran la Federación de Agricultores de España, han de ser libres para ingresar a otra Federación de diferentes oficios que a su juicio sean? La ponencia cree que podrán ingresar al que su juicio le dicte, porque van encaminadas en bien de la emancipación. Aprobado.
¿Es de necesidad que del seno de las comarcas salgan Comisiones de propaganda? Sí. La ponencia cree que en los pueblos donde no existan Sociedades, la más cercana es la que está obligada a ir allí, y si no se encontrara con facultades, se ponga en relación con el Consejo de la Federación comarcal. Aprobado.
¿Se considera como socio del mismo oficio a todos los que presenten sus libretas al corriente en cuotas? Sí. La ponencia cree que siempre y cuando se presentan casos que la burguesía se vale muchas veces con los obreros, la Sociedad donde se presenta debe de socorrerlos en todo lo que pueda, tanto moral como material, mientras llevan la justificación de donde viene. Aprobado.
¿Qué medios cree el Congreso más convenientes para evitar que sean maltratados en las cárceles y presidios los compañeros presos, tanto políticos como sociales, y la separación en dichos establecimientos de unos y otros? La ponencia cree que siempre y cuando se sepa los atropellos que pasan en diferentes localidades, la Federación de Agricultores de España se ponga en relación con las Federaciones de diferentes oficios para hacer una campaña en protesta de dichos presos atropellados. Aprobado.
Nota.-Además de las Sociedades adheridas que se mencionan en primera plana, nos enviaron las siguientes: Sociedad de Hortelanos y Similares, Cádiz; Centro Obrero Republicano, Montellano; Sociedad de Obreros Agricultores, Morón; Centro Obrero, La Campana; Sociedad de oficios varios «Aurora Boreal», Villafranca y Los Palacios; Sociedades de Agricultores de Espejo, Puebla de Cazalla, Viso del Alcor y Puerto Real; Centro Ilustración y Progreso, Cañete de las Torres; Centro Obrero de Agricultores, Hospitalet de Llobregat.