En el año 1863 el Gobernador Civil de la provincia de Guadalajara elaboró un extenso informe sobre la situación de las comarcas guadalajareñas, en el que se incluía un amplio estudio de Manuel Risueño, jefe de la sección de Fomento en la provincia alcarreña, que no se limitaba a describir la situación sino que también hacía un análisis de las causas próximas y remotas de la evidente postración económica de Guadalajara, que empezaba a mostrar sus primeros síntomas. Bajo el epígrafe de la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio se reproducía el texto que ahora insertamos; pocas veces se han mostrado con tanta claridad las deficiencias y las propuestas de la élite liberal para nuestra provincia.
Agricultura.
La provincia de Guadalajara se halla enclavada en la hoya del Tajo, que forman la pendiente septentrional de la cordillera Oretana, la meridional de la Carpetovetónica y la Mesa central. Su exposición S. O., considerados los grandes grupos que corren de N. á O., ó sean las sierras de Cuenca, Albarracín, Molina y Sigüenza, le proporcionan un clima saludable, con invierno poco sensible, atmósfera suave en la parte superior, y templada en la inferior. La surcan varios ríos y multitud de arroyos y pequeñas corrientes; la atraviesa la línea férrea de Madrid a Zaragoza: cuenta muchas y buenas carreteras en explotación; se construyen otras, y distan sus límites de la Corte 41 kilómetros. Con tales condiciones climatológico-topográficas, la facilidad en los arrastres de sus productos, y la inmediación a un mercado que los demanda con avidez, fácil es comprender que su porvenir, su bienestar, debe buscarlo en la agricultura.
Y sin embargo, esta parte importantísima de la gestión humana; la sin rival considerada como contribuyente á la riqueza pública, cuando como en nuestra nación puede disponer de un clima medio, benéfico de suyo, y un suelo feraz y privilegiado, deja mucho que desear en esta provincia; sin que por esto niegue su progresivo aunque lento desarrollo, común á la generalidad del país.
La estacionaria rutina en las prácticas agrarias, hija natural, consecuencia lógica del miedo que engendra la ignorancia y que se traduce siempre en oposición á lo desconocido, tiene por punto general, postrada la agricultura en este país; por más que propietarios entendidos y celosos del bien, ensayen y traten de propagar los adelantos que la ciencia aconseja. No hay medio de separar al labrador de su fatal sistema, y todos los esfuerzos se estrellan contra la tenaz resistencia de la gran masa agricultora, que en su amor fanático é injustificado á todo lo antiguo, no se presta siquiera por curiosidad á sencillas operaciones, á ensayos reducidos, que en nada ó en pequeña parte podrían dañar sus intereses con un éxito contrario, ya que se negara á penetrar en la razón de ser de las cosas que se le aconsejan.
Aquí no se comprende el benéfico influjo de una buena é inalterable rotación en las cosechas; se desprecian los abonos; porque despreciar es no hacer uso de otros que de los de naturaleza animal cuando los hay, sin procurar su aumento ni mejora por medio de manipulaciones y mezclas que, al multiplicar su potencia fertilizante, y al encontrarlos el agricultor en las mejores condiciones para su uso, compensarían su escasez y retribuirían superabundantemente el pequeño gasto ó el insignificante trabajo empleados en su preparación. Las labores se hacen mal é inoportunamente en la generalidad de los casos, y los arados y demás útiles de labranza con su imperfección, pues serán tal vez fieles modelos de los importados por los árabes, á que se agrega la indiferencia en la selección de las semillas, vienen á constituir, en mi juicio, las verdaderas causas en que debe estudiarse el mezquino producto de las cosechas.
Se explicaría bien la no adquisición de máquinas probadas ya, y por consiguiente de indudable éxito, en la escasez de capitales con que luchan nuestros pequeños propietarios y colonos; pero en esta provincia, salvas honrosas excepciones, resulta probado que es una verdadera repulsión la que se tiene a su empleo. La celosa Diputación Provincial, y la no menos digna Junta de Agricultura, Industria y Comercio, pusiéronse de acuerdo sobre el medio de proteger la agricultura, destruyendo el pretexto vulgar de que no pueden adquirirse instrumentos por el labrador en razón á su elevado precio. Al efecto votó la primera y puso á disposición de la segunda crecidas sumas, que fueron empleadas, dado su perfecto criterio, en las máquinas de más urgente y sencilla aplicación en la localidad. Cuéntanse entre ellas varias clases de arados, dos aventadores ó limpia granos, rastrillos y dos segadoras: están constantemente a disposición del público. ¡Nadie las usa! Y no porque dejen de conocerse sus efectos, puesto que la Junta repite sus pruebas, en las que no hace poco con oponer una constancia sin límites á las contrariedades que se le proporcionan, sino por el espíritu de preocupación á que está sometido el trabajo de la tierra.
Si V. E. se fija bien en estas desaliñadas é imperitas observaciones, hijas siquiera de la experiencia, comprenderá lo trascendental que sería para la riqueza de la nación el planteamiento de una mejora reclamada ha tiempo por la opinión, y que el Gobierno en su alta previsión no tiene olvidada. Aludo al establecimiento de la enseñanza agrícola en las provincias de una manera regular y ordenada. No son á mi entender necesarias escuelas profesionales en donde se curse con toda extensión la materia y sus ciencias auxiliares; porque esto, á más de dispendioso para el erario, contribuiría tan solo á formar una carrera especial de difícil ejercicio, y á que en todo caso puede responder la Escuela Central de Aranjuez; sino institutos prácticos, granjas modelos, donde el hijo del labrador aprendiera á surcar la tierra, métodos de cultivo, preparación de abonos naturales, confección de los artificiales, arboricultura, empleo de máquinas, crianza de animales domésticos, etc., etc., y en donde los agricultores todos encontraran un museo permanente que resolviera sus dudas, ya que no se les diera también el carácter de depósitos para proveerse de animales, plantas y semillas.
También reclama la agricultura de una manera imperiosa, un cuerpo de guardería apto y organizado; sin él hoy, vese la propiedad expuesta a continuas invasiones de personas y ganados, que la hacen retraer de los cultivos especiales á que con ventaja pudiera dedicarse, principalmente al arbolado frutal que ensaya un pueblo con el mejor éxito. Si la Guardia rural llega á crearse, desaparecerá este mal y con él otro mayor, cual es la desmoralización en que vienen á caer los pueblos acostumbrados al merodeo de la propiedad ajena. En su lugar me ocuparé con más detenimiento de esta parte de la administración.
De las producciones naturales de la provincia, solo los cereales tienen verdadera importancia en su conjunto. Aunque no de la mejor calidad, sostienen la competencia en los mercados y surten algunas fábricas de harinas: sus sobrantes, después de cubierto el consumo, son de bastante cuantía.
El vino, que no se cosecha en todos los partidos, ni es bueno, ni cubre el consumo; sin embargo, hay que hacer mención de dos especialidades; el torrontés que se recolecta en la capital, y el blanco de la campiña alta, los cuales, si se produjeran con abundancia y su elaboración se perfeccionase, llegarían á ser para los puntos productores su principal ramo de riqueza. Los efectos del oidium tukeri, han hecho reducir las cosechas en los últimos años; pero en el que acaba de finar, proporcionó la Junta de Agricultura á cada zona vinícola algunos fuelles azufradores con sus porta-azufre y la flor de este mineral necesaria, y se han ejecutado experimentos con arreglo a las indicaciones y reglas del señor Blanco Fernández. No puede juzgarse de la operación en tan corto tiempo, aunque sí pronosticar su bondad en vista de las observaciones hechas. Es de esperar que el interés particular estimulado de esta suerte, salga de su indolencia y en los años vinientes se azufren las viñas enfermas.
Aunque en todos los partidos bajos vegeta el olivo, solo los de Pastrana y Sacedón pueden ofrecer verdadera cosecha de aceite: no basta sin embargo la producción de la provincia á sus necesidades, y se importa mucho. Perfecta sazón en el fruto al tiempo de cogerlo y más esmero en los detalles de elaboración, pudieran dar á este líquido la calidad que le falta para competir con otros. Es de censurar también el fatal sistema de poda que se sigue con grave daño de los árboles y de su producción.
Los frutales, considerados como entidades individuales en huertas y jardines de recreo, son comunes en toda la provincia. La única y verdadera zona en que debe estudiarse este particular cultivo, es el término de Jadraque. Pobre de suelo este pueblo, supo desde antiguo sacar partido de las abundantes aguas del Henares, que corre cerca de sus muros, é hizo de la arboricultura su especialidad. Pingües siempre sus productos en este ramo, lo son mucho, desde que la apertura de la vía férrea le ofreció el seguro mercado de la Corte, para sus abundantes y exquisitas frutas; y no mucho que se note por tanto, desarrollo progresivo en la cantidad y calidad de las mismas.
Otros frutos corno legumbres, tubérculos alimenticios, verduras, etc. que también se cultivan en la provincia, carecen de importancia cuantitativa.
Industria.
Fuera de la minera, á que dedicaré su período propio y alguna otra fabril, que siguiendo el orden que me he impuesto debo tratar al ocuparme del aprovechamiento de aguas, nada de notable ofrece la industria de esta provincia. Algunos hilados y tejidos de lana de clase ordinaria, chocolates, jabón, materiales de construcción, y manufacturas destinadas al uso doméstico, todo dentro de los límites del consumo, he aquí el verdadero cuadro. La misma razón que aboga en favor de la agricultura, es decir, la proximidad de la provincia á la Corte, y su facilidad en comunicarse con ella, refluye en perjuicio de la industria, toda vez que el gran mercado de Madrid, proporciona los objetos de mejor calidad y con una economía de precio considerable
Comercio.
El de granos con Madrid que hacen generalmente los especuladores, el interior entre sus productores y las fábricas de harinas, el de exportación á que estas dedican sus polvos, y el de carnes y lanas con mercaderes ambulantes, reasumen la importancia verdaderamente comercial de la provincia. Todo lo demás se reduce á unos pocos establecimientos fijos de géneros importados, sin progreso y dudoso porvenir, que tampoco pueden rivalizar con la oferta exuberante de la Corte.
Se ha formado por la sección de comercio de la Junta de Agricultura la matrícula de comerciantes, encargada por Real orden de 10 de octubre de 1862, publicándose en el Boletín Oficial, pero es casi seguro que las personas dedicadas al tráfico y figuran en ella, dejarán de acogerse a los beneficios de la legislación especial que rige al comercio.
Próximo el planteamiento del sistema métrico-decimal de pesas y medidas, desaparecerán con el actual las dificultades que ocasionan a las transacciones la diferencia de tipos que se advierte en algunas localidades, por más que la medida general en la provincia sea la castellana. Se han recibido de la comisión permanente encargada de esta reforma y distribuido á los pueblos cabezas de partido judicial sus respectivas colecciones, y se ha consignado en los presupuestos municipales de los restantes la suma mandada con destino á la adquisición de las suyas.
Cría caballar.
Dos solas paradas públicas funcionaron en la provincia, en la temporada del año último. La una con 2 caballos y 2 garañones, y la otra con 2 de los primeros y 3 de los últimos; después de someterse á la intervención administrativa y recibir sus dueños las patentes oportunas de autorización. Aunque es escaso al número de yeguas de vientre, parece insuficiente el de sementales presentados y aprobados; siendo de notar por otra parte, que en el partido que mas yeguas destinadas a la Cría cuenta, no existe ningún establecimiento de monta autorizado; lo cual induce á sospechar clandestinidad en este servicio que me propongo vigilar en la próxima estación á fin de hacerle adquirir todas las condiciones de legalidad que puedan faltarle. La tendencia casi general en los criadores á producir individuos de naturaleza híbrida, más aceptables para su empleo en las labores del campo y el acarreo, entiendo que pudiera contrarrestarse destinando al partido de Molina un pequeño depósito de caballos padres del Estado, que funcionando gratuitamente, estimulara el interés particular, é hiciera adquirir gusto para obtener animales de esta especie.
Guardería rural.
Confundida y amalgamada esta institución con la forestal en razón á los cortos recursos de los pueblos para mantenerlas separadas como sería conveniente, y es de ley, dejo para cuando hable de la segunda á que la rural se halla subordinada, poner de manifiesto los defectos de la municipal o encargada permanentemente de la custodia de la propiedad común y particular, en las demarcaciones administrativas de los pueblos; sin hacer mención por su insignificancia y carácter particular, de la temporera ó que solo ejerce su acción sobre frutos determinados, como uvas, aceitunas, etc., en períodos también de antemano convenidos, y que aprovechan los propietarios colectivamente, por las pocas garantías que aquella les ofrece.
Existen sin perjuicio bastantes guardas particulares jurados, de ocupación constante, cuyo nombramiento se ejecuta estrictamente con arreglo á las prescripciones del reglamento de 8 de noviembre de 1849, único vigente, especialmente en los cotos redondos y en los montes que han pasado á dominio particular en virtud de las leyes desamortizadoras; pero esta es una carga á la propiedad que disminuirá considerablemente á la creación de la Guardia rural, y encargarse de la custodia de los campos en su totalidad, sin atender á la pertenencia de las fincas.
Minas.
El aspecto general de este ramo de riqueza, se presenta en decadencia si se recuerda el entusiasmo febril, vertiginoso, que el sólo nombre de Hiendelaencina producía hace algunos años en los mineros. Como que tenía mucho de ficticio tan extraordinario movimiento, es consiguiente y natural el período de reacción porque atraviesa la industria, sometida hoy sin embargo á mejores y más estables condiciones. Ya no hay ilusos que sin calculo de ningún género y solo seducidos por el charlatanismo de los que hacían de la emisión de acciones de minas y la constitución de sociedades, una especulación lucrativa, impongan sus capitales en esta clase de empresas: los verdaderos mineros amaestrados en su oficio y los agiotistas tratados con desdén por los escarmentados, son dos hechos en la historia minera del país determinantes del verdadero objeto de la industria; que solo en el trabajo y en el empleo de sumas considerables, puede encontrar la riqueza que en vano trató de adquirir por medio de operaciones bursátiles. Así que, hoy no se hacen registros para abandonarlos tan luego como deje de haber incautos que proporcionen una prima más o menos crecida, por la simple transferencia de un derecho eventual o ilusorio, sino por el contrario, el registro ó la investigación, vienen precedidos de una sociedad constituida y dispuesta á ciertos sacrificios de dinero, que desde luego prestan garantía y abonan la buena fe de los industriales.
Esta situación más natural y los recientes ricos descubrimientos en la mina Industriosa del término de Hiendelaencina, que explota la sociedad “Quién pensará”; á la par que el aumento progresivo de vías de comunicación, en estudio unas y otras acordadas, principal elemento con que debe favorecerse su desarrollo, alentarán indudablemente el abatido espíritu minero y podrá llegar á ser lo que debe esta fuente inagotable de positiva riqueza; porque lo cierto es, que aun hay que hacer mucho en esta materia, para arrancar á la tierra sus escondidos é indubitados tesoros. No es solo el término de Hiendelaencina y sus colindantes con su filón ó filones argentíferos los que ofrecen seguro resultado al industrial laborioso y entendido. Los vastos criaderos de mineral ferruginoso del partido de Molina, reputados por los inteligentes como inmejorables en calidad; los carbones de Retiendas y otros puntos inmediatos, que aunque no reconocidos para juzgar de su cuantía, sábese lo bastante para apreciarlos como de primera clase; el gran depósito de turba que se está explorando en la jurisdicción de Mandayona y otros, descubierto ya por el cauce del río de la Cabrera en más de una legua de longitud, y las canteras de alabastro y pizarra negra de Cogolludo, Atienza, etc., requieren estudio; porque sin género alguno de duda, pueden llegar á ser un elemento fecundo de utilidades y progreso industrial.
La fabricación metalúrgica, compañera inseparable de la explotación minera, no puede menos de seguir la suerte de ésta y ser á la vez influida por las mismas causas: por eso no extraña verla arrastrar una existencia lánguida y penosa como á su hermana, unidas como han de estarlo por la comunidad de sus aspiraciones é intereses. Otra circunstancia poderosa agrava el estado de la fabricación. La escasez de leñas aumenta cada día, y por consiguiente su precio sube en proporción á la carencia de combustible; los montes públicos de que antes se surtían las fundiciones, reducidos hoy considerablemente por virtud de la desamortización civil, no pueden llenar su demanda agotados como se encuentran por las talas de tiempos anteriores y los daños de que son blanco en la actualidad, inextinguibles por las fatales condiciones del personal á que está encomendada su custodia. Todos estos incidentes que han venido aglomerándose sobre los de orden general causantes de la decadencia minera, pueden explicar perfectamente la cuantiosa exportación que en el día se verifica al extranjero de mineral en bruto, y que antes se beneficiaba en la localidad; señal clara y evidente de que este medio adoptado reporta mas utilidades á las empresas, de lo cual se sigue que las fábricas nacionales no pueden competir con las extranjeras. Otra cosa sería, si regularizada la explotación del carbón mineral, que no está lejos, y multiplicados los medios de acarreo de este combustible, se introdujera su uso en las operaciones.
Más autorizado que yo el distinguido ingeniero jefe del distrito, tratará con extensión y más ilustrada conciencia materia tan interesante al escribir la Memoria que anualmente dirige al Gobierno.
Montes.
Sabida es la inapreciable riqueza forestal que encierra esta provincia. Muchos y buenos pinares; robledales sin cuento, formando unos zonas de monte hueco, y los más otras de bajo u aprovechable en cortos turnos, y por último, encinares seculares unos y otros bajos, forman, con algunas variedades además, raras y por lo tanto de escasa importancia, la selva de la misma. En estado de venta todos los montes poblados de encina, pasaron ya á dominio particular la mayor parle de ellos; y como a los restantes les aguarda la misma suerte, la administración limita su acción protectora el conservar cuantos aun permanecen bajo su tutela y á decretar en los mismos disfrutes necesarios á su fomento y futuros rendimientos.
Los pinares y robledales exceptuados de la desamortización, destinados a cumplir en lo sucesivo una misión alta y grandiosa como agentes más inmediatos y directos para conservar -en las mejores condiciones el clima y el suelo, y responder por otra parte á las exigencias de la construcción civil y naval, contristan el ánimo al contemplar su deplorable situación. Objeto constante hasta hace pocos años de dañadas miras, principalmente en la época de nuestra desastrosa guerra civil, y teatro permanente de operaciones imperitas ó furtivas, solo se ve en ellos el efecto desastroso de la tala y la destrucción; ¡fue una lucha sin tregua entre la naturaleza y el hombre de la que gracias á su fecundidad salió vencedora la primera! Por fortuna el gran crimen no pudo consumarse, la profecía de Humboldt no se realizará, y la patria debe gratitud al Gobierno, que, previéndola, puso coto é impidió calamidades sin cuento. La instalación de la escuela de Villaviciosa de Odón y la distribución de sus ingenieros en las provincias, son acontecimientos tan trascendentales en la historia forestal del país, que sin fijarse en la serie de consecuencias que llevan consigo, basta conocer que iniciaron la regeneración de nuestros montes, para apreciarlos debidamente, Sensible es, que lo reducido del personal facultativo, no permita hoy el desarrollo debido, en el servicio de que están encargados; pero es bastante que su ciencia intervenga en las operaciones, con la garantía de acierto que lleva consigo, para que sin impaciencia esperemos del tiempo la solución del problema. Pero no es esto todo; existe un mal que urge corregir y que todo el celo de los ingenieros de montes y de la administración se estrella contra él. ¿De qué servirían los trabajos científicos? ¿De qué la repoblación? ¿De qué la clasificación? ¿De qué la ordenación, cuando la mano del dañador vendría inmediatamente á destruir los mejores cálculos? Guardar los montes, pues, es su primera e ineludible necesidad. Dada una buena guardería, la tregua para lo demás no daña; sin ella y siguiendo las cosas como se hallan, será imposible cuando se quiera el remedio.
Los guardas mayores que en la mayor parte de las provincias del reino tienen asignados sus sueldos en los presupuestos provinciales, cobran aquí directamente y previo repartimiento, de los pueblos que forman sus respectivas comarcas; esto, como es obvio, establece en ellos cierta dependencia de los mismos, y concluye por cohibir sus funciones con grave daño del servicio; corto su sueldo además y satisfecho únicamente cuando viene el apremio de medidas coercitivas, que el gobierno de provincia se ve obligado á prodigar antes que abandonar esta parte de sus deberes, caen en la indiferencia, ya que no en la tentación; convirtiéndose por esta serie de lógicas consecuencias, de agentes custodios de la propiedad forestal, en entes inútiles ó perjudiciales á la misma.
A los guardas de pelotón, gradación intermedia entre los mayores y locales, encargados de cortas circunscripciones, o agrupamientos de pueblos que no pueden costear cada uno su guarda especial, son aplicables todas y cada una de las razones citadas, militando respecto de unos como de otros idénticas causas, que necesariamente han de producir iguales efectos.
Y por último, los guardas locales, rurales á la vez como se dijo antes, mal retribuidos también y con una superficie á su cargo mayor de la que razonablemente pueden vigilar, debe suponerse que si no dañadores, serán encubridores de quien por medio del cohecho procure separarlos de su deber.
Tal estado bien merece llamar la atención del Gobierno.
Se han cursado en el año anterior 454 expedientes generales para utilizar productos de los montes, comprendiéndose en los mismos 194 cortas de maderas, carboneos y leñas; 25 disfrutes de las rodadas ó muertas á que tienen derecho algunos vecindarios, 51 aprovechamientos de incendios, árboles derribados por los vientos y procedentes de cortas fraudulentas, 46 de bellotera y 309 concesiones de pastos.
También se siguieron y ultimaron diferentes diligencias de denuncias, fallándose unas gubernativamente con arreglo á las facultades concedidas á los gobernadores, y otras por razón de su mayor cuantía, fueron remitidas á los juzgados de primera instancia.
Ganadería.
Dicho se está, que siendo la provincia rica en montes y abundante por tanto de excelentes pastos, debe ser este ramo uno de los principales. No lo es, sin embargo, tanto como debiera. Atenidos hoy los ganados exclusivamente para su manutención á las yerbas del campo, es crecidísimo el número de cabezas, especialmente lanares, que el rigor del invierno hace sucumbir, supuesta la necesidad de sacarlos diariamente de los rediles para procurarles alimento, que en vano buscan los animales, muchas veces, en un suelo cubierto de nieve. Cuando un buen sistema combinado de estabulación y pastoreo, trayendo consigo el cultivo de prados artificiales y la recolección de forrajes para el mal tiempo, sustituya al actual, no hay duda que la ganadería proporcionará pingues utilidades.
Calculando aproximadamente, según los apuntes que tengo á la vista, la provincia cuenta 700.000 cabezas de toda clase de ganados, que se descomponen de la manera siguiente.
Vacuno: 12.000. Caballar: 4.000. Mular, en que entra la recría de lechares, de que varios pueblos hacen una granjería: 26.000. Asnal: 15.000. Lanar, con excepción del trashumante y trasterminante: 550.000. Cabrío: 70.000. De cerda: 19.000. Total: 696.000
El número de lanar, como dejo indicado, pudiera duplicarse, abandonando la práctica de apasto constante á la intemperie, y ensayando el sistema mixto, que tan buenos resultados ofrece en el extranjero. ¡Lástima que los ganaderos no miren mejor por sus intereses! porque las carnes y las lanas de este país, son muy apreciadas.
Servidumbres Pecuarias.
Borradas y oscurecidas muchas vías de esta clase á causa de intrusiones y roturaciones indebidas, tanto en ellas como en descansaderos, abrevaderos, etc., y también por haber pasado á dominio particular muchos montes y terrenos gravados, se están siguiendo los expedientes para su aclaración y deslinde en toda la provincia; evitando de esta suerte multitud de reclamaciones y garantizando para lo sucesivo los derechos de la ganadería.
Caminos de hierro.
Construido el de Madrid á Zaragoza con laudable premura, que impulsara el deseo de proporcionar al país lo antes posible los beneficios que su apertura al tránsito debía traer consigo, no instruyó la empresa concesionaria con el esmero debido los expedientes de expropiación, relativamente á los terrenos de propiedad particular que tuvo quo ocupar en las secciones comprendidas dentro de la provincia que me cabe el honor de mandar. Esta circunstancia, dio motivo á gran número de reclamaciones de los propietarios expropiados, que el gobierno de provincia siente cierto embarazo para tramitar y resolver en justicia, por la carencia de datos y antecedentes que se observa en la sección de Fomento respecto de expropiaciones del ferrocarril, y tiene que apelar siempre en estas cuestiones á la buena fe de la compañía, acreditada en más de una ocasión, para ilustrarse sobre ellas. Pero permítaseme con este motivo alguna reflexión sobre la manera de interpretar la ley en este punto. En mi juicio, el derecho concedido á las empresas, de subrogarse en los del Estado para los efectos de la expropiación forzosa, no supone la nulidad de la acción administrativa, ni puede negar su intervención en actos derivados de las leyes, que está encargada de hacer cumplir. Si estos principios se hubiesen tenido presentes; si los expedientes hubieran pasado por el gobierno, no tendría necesidad hoy para entender en las reclamaciones pendientes, de mendigar de la empresa documentos que le niega bajo el pretexto de que son sus títulos de propiedad, á pesar de las órdenes terminantes de ese Ministerio, para su exhibición.
Resiéntense de las mismas faltas varios aprovechamientos de aguas hechos por la compañía, sin los trámites y requisitos prevenidos en la legislación vigente; pero estos, cooperando razonable la dirección de la misma, á la rigidez con que el gobierno de provincia desea tratar estos asuntos, que pueden afectar intereses respetables, se hallan todos en vía de legalización.
Alguna dificultad produjo también la escasez de pasos al través de la vía para uso de personas y ganados; pero resueltas recientemente las pretensiones atendibles, es de esperar que el aumento ordenado en aquellos y los demás que la experiencia legitime, irán satisfaciendo las verdaderas necesidades de los pueblos.
Por lo demás, tanto el servicio facultativo, como el comercial de la línea, se van regularizando á medida que el tiempo y el estudio remueven obstáculos propios de toda explotación naciente.
El ferrocarril entra en la provincia con su kilómetro 41, Y sale de ella en el 155, recorriendo por consiguiente en su territorio 112 kilómetros. En esta longitud contiene 10 estaciones y 50 pasos á nivel propiamente dichos, á más de 25 puentes que por su disposición y circunstancias del terreno, prestan también el servicio de pasos inferiores autorizados.