La Alcarria Obrera fue la cabecera más antigua de la prensa sindical en la provincia de Guadalajara en el siglo XX. Heredera del decimonónico Boletín de la Asociación Cooperativa de Obreros, comenzó a publicarse en 1906 y lo hizo ininterrumpidamente hasta que, en el año 1911, dejó paso a Juventud Obrera.

El odio de la burguesía y el terror al que fueron sometidas las clases populares provocaron su total destrucción: hoy no queda ni un sólo ejemplar de ese periódico obrero.

En 2007 recuperamos La Alcarria Obrera para difundir textos fundamentales y originales de la historia del proletariado militante, con especial dedicación al de Guadalajara, para que sirvan de recuerdo histórico y reflexión teórica sobre las bases ideológicas y las primeras luchas de los trabajadores en pos de su emancipación social.

30 de noviembre de 2012

Manifiesto de apoyo al PSOE en 1982

Pegatina del PSOE, octubre de 1982 (Archivo La Alcarria Obrera)

El 28 de octubre de 1982 se celebraron unas elecciones legislativas en España que resultaron históricas, tanto porque parecían cerrar un período de oscurantismo gobernado por la derecha más reaccionaria como porque se pensaba que anticipaban un nuevo tiempo en la historia de España: un tiempo de libertad, de igualdad y de progreso. Aún amenazados por el golpismo militar, alentado por sectores de una derecha franquista, y desorientados por el colapso del partido que sostenía al gobierno, la UCD de la que había salido Adolfo Suárez, los españoles votaron con entusiasmo y recibieron la victoria del PSOE con alegría esperanzadora. Se sacrificaron los demás partidos y candidaturas de izquierda, erosionadas por el voto útil, se diluyeron candidaturas progresistas de ámbito territorial, incluso algunas muy nacionalistas, y hasta los más tibios socialdemócratas buscaron y encontraron acomodo en el PSOE de 1982. Como ejemplo de esa ola de entusiasmo ciudadano que llevó al Partido Socialista hasta el gobierno y, por primera vez en su historia, a ganar unas elecciones legislativas con mayoría absoluta, reproducimos el breve manifiesto que fue publicado en vísperas electorales; la nómina de los firmantes, y la evolución posterior del Partido y de algunos destacados adherentes, permiten recorrer la larga historia de los últimos treinta años.

POR EL CAMBIO CULTURAL
En pasados y recientes momentos históricos se vieron corta­das y frustradas grandes expectativas de transformación que la sociedad española albergaba. Nuevamente hoy se presenta otra oportunidad histórica de realizar estas esperanzas de cambio, cuya magnitud sobrepasa las posibilidades de cual­quier partido que detente el poder político.
Es preciso, por ello, que todos los grupos sociales y en especial aquellos cuyo trabajo influye sobremanera en la conformación de conciencia de la sociedad, colaboren al cambio que España reclama.
De todas las opciones políticas que se presentan a las actuales elecciones, creemos que es la del PSOE la que mejor garantiza:
- La Consolidación y profundización de la democracia y la ex­tensión de las libertades.
- El ejercicio de los derechos a la educación, cultura, informa­ción y el fomento de la investigación.
- La defensa y desarrollo del patrimonio histórico, cultural y medioambiental de todos los pueblos de España.
- La recuperación de la capacidad de España para aportar su voz a las corrientes culturales del mundo.
Porque le creemos capaz de intentar acometer sinceramente la solución de los grandes problemas que preocupan a todos los españoles, porque ensancha nuestra capacidad crítica y por­que hace posible el ejercicio de la misma, que es, en definitiva, la garantía de nuestra independencia y libertad, damos nuestro apoyo al PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPANOL.

Vicente Aleixandre (Premio Nóbel de Literatura), José Luis L. Aranguren (Cat. de Ética), Antonio Tovar (Catedrático de Filología), Pedro Laín Entralgo (Ensayista y Cat.), Joaquín Ruiz Giménez (Cat. de Der. Pol.), Ignacio Sotelo (Cat. U. Libre de Berlín), Jorge Guillén (Poeta), José Gómez Caffarena (Filósofo), Gonzalo Torrente Ballester (Escritor), Antonio Gala (Escritor), Carlos Barral (Escritor), Peridis (Humorista), Forges (Humorista), Jaime Salinas (Editor), José María Martínez Mohedano (Abogado), José Luis Sampedro (Esc. y Catedrático), José Agustín Goytisolo (Escritor), Rafael Canogar (Pintor), José Antonio Maravall (Hist. y Cat.), Manuel Pérez Ledesma (Profesor de Historia), Nuria Espert (Actriz), José Caballero Bonald (Escritor), José Antonio Gurriarán (Periodista), Pedro Altares (Periodista), Xavier Ruber de Ventós (Filósofo), Víctor Márquez Reviriego (Periodista), Francisco Bustelo (Rector de la U. Complutense), Pablo Serrano (Escultor), Elías Díaz (Cat. de Filosofía del Derecho), José María Castellet (Escritor), José Luis Fajardo (Pintor), Carlos Bru (Notario), Ludolfo Paramio (Ensayista), Antonio Bonet Correa (Vice. U. Compl.), José Luis García Sánchez (Director Cine), Roberto Dorado (Consejero RTVE), Ramón Gómez Redondo (Consejero RTVE), José María Calviño (Consejero RTVE), Francisco Fernández Marugán (Consejero RTVE), José Antonio Gimbernat (Teólogo), Fernando Claudín (Escritor), Antonio Zarco (Pintor), Francisco Cruz de Castro (Pintor), Federico Abascal (Periodista), Eduardo Sotillos (Director Tribuna Vasca), Jaime Miralles (Abogado), Marcos Ricardo Barnatán (Escritor), José Noja (Escultor), Enrique Brinkman (Pintor), Enrique Gimbernat (Decano F. Derecho), Fernando Morán (Diplomático), Miguel Rubio (Crítico cine), Pilar Miró (Directora de cine), Roberto Mesa (Vice. U. Complutense), Raúl Guerra Garrido (Escritor), José María Vaz de Soto (Escritor), María Aurelia Capmany (Escritora), Ángel Dorestes (Pintor), Andrés Amorós (Ensayista), Pedro Martínez Montávez (Ex Rector Universidad Autónoma), Jaime de Siles (Poeta), Rodrigo Berkovitz (Prof. Universidad), Juan Bedoya (Periodista), Alfonso Álvarez Bolado (Teólogo), Leopoldo Azancot (Escritor), Antonio Ferres (Escritor), Alfonso Grosso (Escritor), Santiago Roldán (Cat. Estructura Econ.), Manuel Ortuño de Armas (Revista Leviatán), José Manuel Arija (Periodista), Rafael Ballesteros (Poeta), Ian Gibson (Historiador), José María Bernáldez (Escritor), Miguel Boyer (Economista), Eduardo Sanz (Pintor), Fermín Cabal (Autor/Director Teatro), Pedro Carvajal y Urquijo (Autor/Director), José Luis Rodríguez Puertolas (Periodista), Ignacio Álvarez Vara (Periodista), Miguel Ríos (Cantautor), Cristobal Halffter (Compositor), Máximo (Dibujante), Manuel Viola (Pintor), José Luis Abellán (Vice. U Complutense), José Luis Gómez (Director/Autor Teatro), Manuel Gutiérrez Aragón (Dir. Cine), Francisca Sauquillo (Abogada), Albert Rafols Casamada (Pintor), Modest Cuixart (Pintor), Andrés Sorel (Escritor), Enrique Llovet (Escritor), Amancio Prada (Cantautor), Domingo Miras (Autor teatral), Miguel Ángel Coria (Compositor), Santiago Amón (Crítico de Arte), Antonio Martínez Sarrión (Escritor), José María González Sinde (Director de Cine), Manuel Andújar (Escritor), Joaquín Arango (Sociólogo), Joaquín Sabina (Cantautor), Alberto Moncada (Sociólogo), Alberto Schommer (Fotógrafo), Fernando Quiñones (Escritor), Mónica Randall (Actriz), Luis Carandell (Periodista), José Martín (Actor), Ana Diosdado (Autora/Directora), Luis Antonio de Villena (Poeta), Ricardo Cid Cañaveral (Periodista), Carlota Bustelo, Rafael Martínez Alés (Asociación Libreros y Editores), Massiel (Cantautora), Juan Maestre (Sociólogo), Fernando de Aran (Escritor), José Lifante (Actor), Francisco Cruz de Castro (Pintor), José María Mainat (Grupo La Trinca), José Luis Martín Morales (Dibujante), Rosa María Sardá (Actriz), Santiago Varela (Profesor Derecho Constitucional), Lourdes Ortiz (Escritora), Antonio Hernández (Poeta), José Infante (Poeta), Pere Tapies (Cantautor), José Luis Cano (Ensayista), Enrique Morente (Cantautor), Elisa Serna (Cantautora), Fernando Guillén (Actor), Julián Mateos (Actor), Maribel Martín (Actriz), Julio Cebrián (Humorista), Colita (Fotógrafa), Eugenio Triana (Catedrático de Economía), José Luis García Alonso (Director Teatro), Emilio Martínez Lázaro (Director Cine), Concha Cuetos (Actriz), Lauro Olmo (Director Teatro), Pilar Enciso (Autora teatral), Enrique Moral Sandoval (Profesor), José Antonio González Casanova (Catedrático), Marisa Paredes (Actriz), Jesús Ayuso (Librero), Basilio Gassent (Periodista), Manuel Alcorlo (Pintor), Francisco Giner de los Ríos (Escritor), Gloria Cámara (Actriz), Pilar Bardem (Actriz), Emilio Chinarro (Arquitecto), Félix Grande (Poeta), Carmen Rico-Godoy (Periodista), Juan Miguel Lamet (Productor cine), José Esteban Lasala (Realizador Cine), Fernando Aznar (Ilustrador), Josep Montagnyes (Director Instituto del Teatro Cataluña), Luis Larroque (Director Fundación Ortega y Gasset), Carmen Laffont (Pintora), Sergi Schaaff (Realizador TV), José de la Peña (Director Archivo de Indias), Cesc (Dibujante), Juan Antonio Hormigón (Escritor), Ángel María de Lera (Escritor), Francisco García Pavón (Escritor), Fermín A. Solana (Escritor), Carlos Castilla del Pino (Profesor de Psiquiatría), José Ramón (Dibujante), Juan Ignacio Macua (A. Plásticas), José Antonio Gabriel y Galán (Escritor), María Paz Ballesteros (Actriz), Manuel Vicent (Escritor), Luis Eduardo Aute (Cantautor), Carlos Tena, Eduardo Mangada (Arquitecto), Rosa Chacel (Escritora), Clara Janés (Escritora), Eduardo Mendicutti (Escritor), Jorge A. Pujol (Galerista), Cecilia Bartolomé (Directora Cine), Sir Cámara (Dibujante), Miguel Gato (Director Teatro), Dionisio Hernández Gil (Arquitecto), Lucio Muñoz (Pintor), José Luis Verdes (Pintor), Antonio López (Pintor), José G. Maesso (Productor Cine), Francisco Domeño (Productor Cine), José Luis Pérez Arteaga (Compositor), Francisco Fernández Longoria (Arquitecto), Manuel Fernández Miranda (Arqueólogo), Alfredo Alonso (Autor/Director Teatro), José Luis Alonso de Santos (Autor/Director Teatro), Manuel Collado Álvarez (Dir. Teatro), Manuel Galiana (Actor), José Manuel Mata Castillón (Archivero), Juan Zozaya (Conservador Museos), Vicente Cuesta (Autor/Director), Domingo Miras (Autor/Director), Carlos Elorriaga (Compositor), Rosa María Pereda (Periodista), Julio Rodríguez  Puértolas (Escritor), Jesús Alonso Montero (Catedrático), Julio Vélez (Poeta), Silvia Martín (Rel. Púb. Espasa Calpe), Gustavo Domínguez (Editor), José Manuel Ripoll (Poeta), Madrigal (Humorista), Juan Ignacio Ferreras (Catedrático Literatura), Pilar Garrido (Maestra), Manuel Urbano (Escritor), Ramón Rivero (Actor), César Ballester (Periodista), Luis Martínez Rosa (Editor), Carlos Montero López (Arquitecto), Mónica Fainfack (Relaciones Públicas Argos Vergara), Concepción de Laín Entralgo (Jubilada), Rafael Fernández del Amo (Arquitecto), María Castillejo (Universidad Internacional Menéndez Pelayo), Jesús Moya (Editor), Manuel Martínez Azaña (Autor teatral), Alicia Cid (Escritora), José Ruibal (Autor teatral), Fernando G. Delgado (Escritor), Ignacio Fernández Castro (Ensayista), Jacinto Pico Hormeno (Arquitecto), Jorge Grau (Director Cine), Belén Aguirre (Soprano), Francisco Martín Díaz (Violinista), Cruz González (Periodista), Manuel Corchado (Promotor espectáculos), Juan Cobos (Cine), Adriana Bisquert (Arquitecto), César Antonio Molina (Periodista), Joaquín Barceló (Escritor), Félix Guisasola (Crítico de Arte), Aquiles Tuero (Promotor de Arte), Tina Alarcón (Escritora), Ricardo Olmos Romera (Arqueólogo), José Lucas Ruiz (Pintor), Rafael Seco (Pintor), José María Hernández (Librero), Merino de Cáceres (Arquitecto), Jesús Campos (Autor/Director Teatro), María Luisa Sanz Guitián (Bibliotecaria), Concha Gómez Conde (Actriz), Antonio Doblas (Abogado), Mario Muelas (Arquitecto), Jos Briz (Director Cine), Paco Ibáñez (Cantautor), Joan Manuel Serrat Cantautor), Mercedes Sampietro (Actriz), José María Carandell (Escritor), Guillermina Motta (Cantautora), José María Forn (Director de Cine), Chumy Chúmez (Dibujante), Adolfo Marsillach (Actor/Director), Rosa Montero (Escritora), José Miguel Ullán (Escritor), Roman Gubern (Escritor), Natacha Seseña (Ceramista), Carmen Casas Forinos (Documentalista), Pilar García Sacristán (Documentalista), Adela Areces (Filóloga), José Miguel Bernando (Matemático), Mercedes Lecea Machado (Música), Fermín del Pino (Antropólogo), Pilar Romero de Tejada (Directora de Museo), Emilio Muñiz Castro (vicepresidente Fundación Internacional de Traductores), Carlos Clemente Sanromán (Arquitecto), Dolores del Castillo (Bibliotecaria), José Antonio Fontanilla (Profesor), Luis de Usera Mata (Profesor), Gonzalo Vallejo (Ingeniero), Miguel Góngora (Ingeniero), Pedro Ramón Moliner (Catedrático), José Esteban Alenda (Productor Cine), Isaac Montero (Escritor), Miguel García Sánchez (Librería Machado), Jorge Marrone (Periodista), Antonio Benítez (Abogado), Miguel Cordero del Campillo (Decano Facultad Veterinaria de León), Antonio Gamoneda (Escritor), Manuel de las Casas (Arquitecto), José Manuel Rivera (Médico), Juan López Jaén (Arquitecto), Jacinto López Gorge (Escritor), José Luis Cabanas (Dibujante), Manuel Conde (Escritor), José Hernández (Pintor), José María Losada (Conserv. Museo), Juan Gomila (Pintor), Ángel Orcajo (Pintor), Sol Alameda (Periodista), Juan Miguel H. de León (Arquitecto), Manuel Ripoll (Realizador RTV), Soledad Prieto (Bióloga), José María Gomis Santander (Arquitecto), Leonardo García de la Mora (Profesor), Jorge Urrutia (Profesor), Agustín de Celis (Pintor), Fernando Huici (Crítico literario), Pedro Cerezo (Catedrático Filosofía), José G. Ladrón de Guevara (Escritor), Jerónimo Martínez González (Bibliotecario), Angustias Moreno López (Profesora Derecho Internacional), Juan José Ruiz Rico (Cated. de Derecho Político), Margarita Sainz de Aja (Profesora de Anatomía), José Cabrera Bazán (Cat. Dcho. Trabajo), José Vida Soria (Cat. Dcho. Trabajo), José Vallés Ferrer (Catedrático Política Económica), Ángel Manuel López (Cat. Dcho. Civil), Carlos Lasarte  (Cat. Dcho. Civil), Sebastián Álvarez Toledo (Profesor Universidad), Enrique Orejudo Alonso (Escultor), Antonio Marcos Collantes (Pintor), Juan Gallardo (Científico), Fernando Broncano (Profesor Filosofía), Fermín Bermejo Rodríguez (Prof. EGB), José Rodríguez Pimentel (Prof. Univ.), Juan José Loy Ferrer (Profesor), Julián Almarz (Profesor), Jorge Marsa Toos (Profesor), Valentín Cabero Diéguez (Profesor), Serafín M. Tabernero del Río (Profesor), Salvador Crespo Matellán (Profesor), José Mayor López (Profesor), José Basabe Barcala (Catedrático), Natividad Criado Miguel (Psicóloga), Alfredo Fierro Bardají (Profesor), Rafael Pérez Strada (Escritor), María Fernanda Serrano Carrasco (Agregada E. Universitaria), Pilar de la Puente Samaniego (Catedrática E. Universitaria), José Miguel Sánchez Estévez (Agregado E. Uni­versitaria), José Carlos Marcos Berrocal (Arquitecto), Enrique Clemente Cubillas (Profesor de Universidad), Joaquín Sierra Quino (Ex Pres. AFE), Ramoncín (Cantautor), Pablo Guerrero (Cantautor), Juan Peña El Lebrijano (Cantautor)

Y cientos de firmas más que, por falta de espacio, es imposible incluir. Tampoco se incluyen a otras personas, de las cuales nos consta su apoyo a este manifiesto, por imposibilidad de tener su confirmación expresa.

24 de noviembre de 2012

Joaquín Costa en Guadalajara

 Portada de Oligarquía y caciquismo, de 1901 (Archivo La Alcarria Obrera)

Joaquín Costa Martínez fue uno de los más destacados intelectuales españoles de los años que están a caballo de los siglos XIX y XX. La influencia de su pensamiento se extendió mucho más allá del movimiento político llamado Regeneracionismo y de las iniciativas sociales o culturales en las que participó personalmente. Su notable preparación académica, y su indudable intuición política para señalar los males de la España de su tiempo y, sobre todo, para apuntar los remedios más eficaces para la sacar al país de su postración, casi nunca se vieron acompañados por el éxito, ni profesional ni electoral. Por eso mismo, muchos aspectos de su ideario y hasta de su vida particular siguen siendo malinterpretados o, simplemente, olvidados. Así, por ejemplo, no suele hablarse mucho de su estancia en la ciudad de Guadalajara, unos meses de crisis personal para Costa pero de intensa actividad intelectual, de los que da resumida cuenta en sus Memorias. De ellas, recogemos los párrafos más significativos que nos hablan de su paso por la capital alcarreña.

Guadalajara, 23 de noviembre de 1876
Cuando menos me lo esperaba, me encontré con la novedad de que me trasladaban a Guadalajara; hubo creación de plazas en la Asesoría, y auxiliares en las capitales de primer orden, y es candidato el de aquí; se acordó Garbayo de mí: es lo menos que han podido hacer,  cuando han llevado a la Asesoría a alguno que era oficial letrado hace cuarenta días, y a la Administración de la provincia de Madrid a algunos de los nuevos. Ya se ve, tenían padrinos, y yo no… ¡Y Cavero en el Ministerio de Hacienda! ¡Y Lasierra estuvo en Madrid hace un mes! ¡Ah, guapos!
[…]
Vine el 20 y tomé posesión. Hay mucho que hacer, y lo peor es que casi todo me es nuevo, y tengo que andar con pies de plomo, y con gran trabajo. Sin embargo, no puedo estar descontento del jefe (que es bastante ordenancista y nimio, lo opuesto de San Sebastián), pues en los tres días que llevo he despachado una porción de asuntos. Pero ¡me entristece tanto perder horas y horas, casi todo el día, en resolver expedientes! Si esto durara, o me abandonaría o me moriría de tedio. He encontrado en la oficina a uno de Barbastro (Blas Cuellar, jefe del negociado de Propiedades y Derechos del Estado); en San Sebastián había encontrado un antiguo discípulo antiguo mío del Ateneo Oscense, Pocino, oficial del peluquero en cuya casa estaba yo de huésped.
Luego he creído que estaría más barato que en San Sebastián, y estoy más caro. San Esteban, 6. Por fortuna estoy más solo y por tanto no mal acompañado como allá (Vigeriego, Mendieta, etc.), salvo la casa y patrona y criada, que no valen aquellas. La población, el polo opuesto de San Sebastián: ¿dónde está aquí aquella divina Concha, aquel horizonte y eterno verdor, aquella limpieza aristocrática? Siempre que cambio como ahora de horizonte, aire, casa, rostros, cuando ya me había ido aclimatando algún tanto velis nolis por fuerza del hábito, me parezco a un árbol trasplantado; me mustio y lloro, ¡y renacen los mal disimulados deseos de la familia y el dolor de la orfandad! ¡Cuándo tendré hogar propio y lo animará y me reanimará una mujer propia! ¡Cuándo acabará esta vida provisional, que es para mí como un naufragio que amenaza prolongarse hasta que me ahogue, sin hallar el puerto de salvación!
[…]

29 de noviembre de 1876
Hoy los empleados no han tenido oficina porque ha venido el rey a repartir los premios de la Exposición provincial; ayer pasaron por las oficinas una comunicación para que asistiéramos al Gobierno Civil hoy a la recepción; yo, como todos, firmé que quedaba enterado, pero frescos están si yo había de haber ido; ya podía haber andado solo el monigote de don Alfonso si no tenía otro que le acompañase. Me he estado en la oficina solo trabajando, y me he ido a la hora de costumbre a tomar el sol y a leer El Imparcial junto a la plaza de toros. Desde allí oía las campanas al vuelo, veía las esquinas llenas de gente, los balcones colgados. Hombres y mujeres de gala. Si lo hubieran hecho para solemnizar la Exposición, corriente, si hubieran engalanado las calles para el paso de los premiados, magnífico; pero, ¡por el reyezuelo!, ¡Mentecatos, idólatras! Cada vez que oía o veía alguna de esas manifestaciones, no podía evitarlo, decía: ¡Estúpidos!, ¡merecen ser regidos por un maniquí semidiós por nacimiento! Por cada día aborrezco más la monarquía, y el odio se va tornando terne; ¡y querían que yo fuera a formar parte del relleno, a escuchar embebido las chocantes palabras que se dignase pronunciar con su pico de oro el padre del pueblo, el fomentador de las artes…!, ¡a buena hora!; obligarme hubiera sido el medio de que fuera a explicar este año a la Institución Libre. Y luego creerse honrados los labradores con recibir del monigotillo del rey esos premios, ¡ellos, que tienen que pagarle treinta millones, amén de los de su madre, abuela, hermana, etc.!, ¡ellos, a quienes se niega el ejercicio de la magistratura más sencilla, la de elector, mientras a él, el diosecillo, menor de edad para todo, lo creen apto para la magistratura más alta y difícil! Esto es irresistible; ¡qué ganas tengo de ver arrastradas en polvo estas ruinas del pasado que hay empeño en hacer creer que son monumentos aún en pie y que desaparezcan de mi vista tantas mentiras, tantos artificios convencionales, tantas miserias que degradan a todos, incluso a mí mismo, que las escupo, porque al fin es España quien las aguanta y sostiene y yo soy español!
[…]

1 de abril de 1877
Al regreso de Madrid la otra vez, mudé de habitación; esta es mejor sobre todo bajo el punto de vista higiénico: aire sano, sol, etc.; en lo alto de la población, carretera, campo y horizonte frente (Amparo, 23); pero no he mejorado de familia. No vivo en familia. ¡Otra vez se han removido y con más fuerzas las no apagadas cenizas del fuego interior! ¡Cuánto sufrimiento moral para no poder pasar una tan liviana barrera, cuando he asaltado otras que parecían harto más difíciles, y venciéndolas!
[…]

Huesca, 20 de julio de 1877
¡En Huesca otra vez! Al cabo de diez años he vuelto; ¡a pesar de Rubio! Ya nadie se acuerda de él; ¡y todos se acuerdan aún de mí!
Me resolví por pedir esta plaza de oficial letrado; me fui a Madrid el 6 de junio, me firmaron el nombramiento el 12.

10 de noviembre de 2012

Manuel Pérez Villamil y el catolicismo social

Retrato de Manuel Pérez Villamil

Manuel Pérez Villamil nació en la ciudad de Sigüenza en 1849 y falleció en Madrid en 1917. Aunque obtuvo la licenciatura en Derecho y Filosofía y Letras, su vida personal y profesional se orientó hacia la historia de la Edad Media española, opción en la que influyeron su nacimiento en el entorno medieval seguntino; la figura de su tío, el historiador Juan Pérez Villamil, y su ideología integrista católica. Junto con al marqués de Cerralbo y Juan Catalina García, Manuel Pérez Villamil formó parte del notable grupo de historiadores carlistas de la provincia de Guadalajara que se destacó a partir del Sexenio Revolucionario. Con el tiempo, y tal y como le sucedió a Juan Catalina García, su adhesión al carlismo se mostró superficial, pero conservó su intransigente catolicismo como seña de identidad política. Colaborador habitual de la prensa, y fundador y director de La Ilustración Católica de Sigüenza, reproducimos su artículo La ceguedad de los impíos, publicado en El Siglo Futuro del 3 de septiembre de 1875, en donde presenta algunas de las líneas maestras del catolicismo social muchos años antes de que esta corriente ideológica se estructurase y difundiese.

Un periódico, y no de los más avanzados que se publican en Madrid, antes por el contrario, órgano genuino de un partido que blasona de conservador, publicaba ayer estas incalificables palabras: «Fieles, pues, a la tarea que nos hemos impuesto, llamamos la atención de nuestros lectores sobre el Congreso de asociaciones obreras católicas. Sus sesiones, que se verificarán en Rheims, tienen por objeto apoderarse de las masas proletarias con promesas tan ilusorias, por medios tan irrealizables, con programas tan absurdos como los preconizados por la demagogia más exaltada.
El peligro para la sociedad es el mismo cuando las tendencias son idénticas, y poco importa que el color de la bandera sea el rojo del gorro frigio ó el negro de la sotana. La Internacional es y será siempre la misma en sus resultados. Predicada por los partidarios de Rochefort, o por los sucesores de Espinosa (?), constituirá el escollo más grave de la sociedad actual, y cuando los primeros se encuentra vencidos, mientras rehacen sus fuerzas, ocupan los segundos la brecha que aquellos abandonaron.
El reverendo Padre Marquigny, de la Compañía de Jesús, abogó calurosamente por el restablecimiento de los conventos en el Congreso que mencionamos, y presentó esta solución como el único medio de aliviar “la suerte de los infelices obreros que la revolución «despojó de todas las garantías establecidas en la Edad Media”. Frenéticos aplausos acogieron el discurso del jesuita, y el entusiasmo de los proletarios no conoció límite al escuchar esas palabras.
¡Los gremios y los conventos; es decir, el estancamiento del trabajo y de la vitalidad (sic) presentados como ideal de las sociedades! ¡El Syllabus coma valla salvadora de la inteligencia!»
No es la primera vez que El Siglo Futuro procura desvanecer las calumnias lanzadas por los revolucionarios, en punto á los beneficios que el Catolicismo ha dispensado á las clases obreras y menesterosas. En otra ocasión, discutiendo sobre este importantísimo asunto con otro periódico revolucionario, demostramos con indestructibles argumentos, que el Catolicismo ha sido siempre el árbol protector á cuya sombra hallaron siempre los pobres remedio eficaz á todas sus necesidades; que la revolución, al atacar á la Iglesia, ha procurado privar a las clases menesterosas de este fecundo manantial de consuelos, para tender sus pérfidos brazos á los pobres desheredados y reclutar entre ellos sus huestes destructoras; y finalmente, que la terrible plaga del pauperismo es una conquista de los tiempos modernos que no conocía la antigua sociedad cristiana.
No vamos á repetir hoy lo qué entonces dijimos, para responder a los nuevos ataques que contra la economía cristiana lanza la prensa revolucionaria; esa armonía que en el anterior escrito se establece entre el gorro frigio del demagogo y la negra sotana del Sacerdote católico, no merece contestarse; porque ¿quién podrá confundir al Ministro de Dios con el de Satanás, al caudillo de la caridad con el sectario de la barbarie, al brazo que ampara y socorre con el que mata y destruye? Solo el odio, ese odio irreflexivo y ciego que pone en los labios de los impíos todo género de ultrajes contra la Iglesia de Dios, ha podido inspirar ese horrible paralelo. Dejémonos, pues, de tan insensatas calumnias, que, por su misma perversidad, más honran que perjudican á la institución calumniada.
Vamos a fijarnos especialmente en las palabras atribuidas al Padre Marquigny que han exaltado la bilis del diario aludido, para decir algo sobre lo que durante la Edad Media hicieron los frailes en beneficio de las clases menesterosas, entregadas hoy por la revolución al embrutecimiento y á la servidumbre.
No puede desconocerse que la base de toda educación es la enseñanza, y que tanto son los hombres mejores cuanto más cerca se hallan de la plena posesión de la verdad, que es lo que constituye el Bien Supremo. La ignorancia es un perenne manantial de desórdenes, tanto más si la ignorancia es aquella que consiste en confundir el error con la verdad y pretender saberlo todo cuando no se sabe nada.
Tratándose de las clases obreras, la ignorancia es aún más perniciosa si se quiere que en las demás clases de la sociedad; porque, ¿qué es, en efecto, exclama un economista católico, un obrero sin instrucción, sino una máquina sometida á necesidades que tiene que satisfacer incesantemente, y que subsisten, aun cuando permanezca ociosa, ó se haya imposibilitado para todo? En el obrero ignorante apágase muy pronto la inteligencia, falta de excitación y de ejercicio, y todo termina, reduciéndolo á la vegetación de la vida física.
Ahora bien; ¿quién ha procurado mejor la instrucción del pueblo, los frailes, de la Edad
Media con sus escuelas y talleres, ó los modernos revolucionarios con sus barricadas y sus clubs? ¿Aquellos con sus predicaciones evangélicas y sus ejemplos sublimes de abnegación, estos con sus teorías positivistas y sus ejemplos funestos de miserable egoísmo? Veamos lo que hicieron los monjes en la Edad Media para promover la enseñanza del pueblo y el progreso de las ciencias.
Dos clases de escuelas existían en los monasterios: las unas interiores ó claustrales, y las otras exteriores ó canonicales, como entonces se las llamaba, si bien eran muchas veces conocidas con el nombre de mayores las primeras y de menores las segundas. En estas, que eran públicas, se recibía á todos los niños de las familias que habitaban junto al monasterio, ricos y pobres, sin distinción de clases, y se les instruía en la fe católica, en la meditación, en la música, en el canto, en la gramática y en todas las artes entonces conocidas. En las escuelas mayores, reservadas á los monjes, se enseñaban las ciencias sagradas y profanas; los scholatici, que así se llamaban los maestros, estaban versados, como dice Trithemio, no solo en las Santas Escrituras, sino también en las matemáticas, astronomía, geometría, retórica y demás ciencias seculares. Había, por otra parte, en los monasterios los que se llamaban antiquari, encargados de copiar libros, coleccionarlos, estampar en ellos preciosas miniaturas y encuadernarlos lujosamente. Y lo que prueba hasta qué punto la vida monacal era activa y laboriosa y que no significaba el estancamiento del trabajo y de la vitalidad (sic), es que hasta en los monasterios de mujeres se copiaban códices y se adornaban con bordados de oro y pedrería.
Un escritor contemporáneo de la nación vecina, M. Mignet, de la Academia francesa, en un trabajo recientemente publicado sobre Les écoles au moyen age, ha dicho lo siguiente: “Los grandes establecimientos cenobíticos tenían sus pintores, sus arquitectos, sus escultores, que trabajaban en los talleres de la abadía. De este modo estos asilos, donde se refugiaban los hombres que querían seguir la vida llamada perfecta, porque era piadosa y desinteresada; estas granjas, llenas de colonos infatigables, que, según la regla de la Orden, no debían soltar la podadera, como un soldado sus armas; estos tallares, donde se ejercían todos los oficios y donde se practicaba aquello que de las artes antiguas se había conservado; estas escuelas, donde se enseñaba la doctrina y moral del Cristianismo, las letras latinas y los restos de la ciencia griega, eran los depósitos donde se guardaba la parte de la civilización antigua, que debía servir de germen á la civilización moderna”.
Tales son las palabras de Mignet que acaba de oír con aplauso el mundo literario. Aquí sabemos las cosas de otro modo; por eso hay quien se atreva á decir en alta voz y con gentil desenfado que los conventos de la Edad Media son el estancamiento del trabajo y de la vitalidad. M. Mignet no se ha desdeñado tampoco de citar en comprobación de sus afirmaciones estas palabras del sabio Mabillon: “Nuestros predecesores (los benedictinos) hicieron en Alemania cuatro grandes servicios al mundo cristiano: el primero fue la conversión de sus habitantes; el segundo el establecimiento de las escuelas episcopales; el tercero la instrucción, comunicada, tanto al Clero como á los seglares; y el cuarto la cultura de un suelo y el embellecimiento de un país casi enteramente inculto y desierto”.
Fácil nos sería multiplicar las citas de este género y más fácil aún demostrar los especiales beneficios que debe España á las Órdenes religiosas. Por dondequiera que se abra nuestra historia de la Edad Media, allí se verá a los monjes peleando los primeros contra los invasores de la patria, cultivando los campos, reedificando las ciudades, dando abrigo con su manto á los nacientes concejos, rescatando los cautivos de las mazmorras agarenas, y siendo, en fin, nuncios de mansedumbre y de clemencia en los castillos de los magnates y en los alcázares de los reyes.
¿Y son estos los estancamientos del trabajo y de la vitalidad? Así puede decirse tamaño disparate, como que el Syllabus se opone á los nobles vuelos de la inteligencia humana. Las palabras del diario liberal que motivan estas líneas, son una prueba evidente de la ceguedad inaudita con que tratan las cuestiones más serias los adversarios del Catolicismo. Las armas de la impiedad se han embotado, y más que á la Iglesia hieren á sus enemigos.

2 de noviembre de 2012

Programa electoral de Izquierda de los Pueblos


Pegatina de Izquierda de los Pueblos, 1988 (Archivo La Alcarria Obrera)

En 1988 se convocaron elecciones al Parlamento Europeo en una España que hacía pocos meses que se había incorporado al proyecto europeo como miembro de pleno derecho. En esos momentos, y aunque no se sabía ni la importancia ni la dinámica que jugaría este parlamento en la vida de los ciudadanos europeos, todos los partidos políticos se apresuraron en presentar listas de candidatos. Los partidos políticos de ámbitos más reducidos se encontraron con la dificultad de que al ser todo el territorio nacional una circunscripción única les era casi imposible obtener por sí solos un escaño. Nacieron así las más amplias coaliciones electorales, entre las que destacó en ese año Izquierda de los Pueblos, que agrupaba a los restos del naufragio de la izquierda independentista moderada, que había sido erosionada desde 1982 por la crisis que el triunfo del PSOE provocó en el conjunto de la izquierda política y social. Ofrecemos, como testimonio, la presentación de su programa electoral.

PROGRAMA ELECTORAL DE IZQUIERDA DE LOS PUEBLOS
PRESENTACION
La candidatura que con el nombre IZQUIERDA DE LOS PUEBLOS se presenta a las próximas elecciones al Parlamentó Europeo está integrada, principalmente, por miembros significativos de los diversos partidos de izquierda de las naciones históricas del Estado Español coaligados bajo el mismo nombre e integrando asimismo personas que significativamente reflejen en sus posiciones públicas y en sus trayectorias de compromiso político la radical aspiración a una sociedad más justa e igualitaria. Esta aspiración debe estar necesariamente vinculada al advenimiento histórico de una Europa políticamente unida y articulada sobre la auténtica diversidad de naciones y pueblos lo constituyen, convencidos de que tan solo desde estos ámbitos genuinos de la vida social podrán adquirir real plasmación histórica los principios de igualdad, solidaridad y libertad que animan la Europa moderna. En fin, la coalición electoral IZQUIERDA DE LOS PUEBLOS representa un intento serio y responsable por condicionar desde la izquierda y desde el hecho nacional la conformación política de Europa y del Estado Español, a la vez que significa una aportación imprescindible para la renovación de la izquierda en uno y otro ámbito.
IZQUIERDA DE LOS PUEBLOS, como coalición y como candidatura, es resultado y síntesis de la trayectoria y de las aportaciones ideológico-políticas de los partidos que la constituyen. Nos reclamamos a la vez, herederos y protagonistas de la lucha por la libertad de los pueblos y los ciudadanos, incorporamos a nuestro acerbo toda la experiencia del movimiento obrero y afirmamos nuestra inequívoca radicación político-moral en los principios de la democracia y el socialismo. Igualmente consideramos la lucha por la paz y la defensa del medio ambiente como elementos nucleares de nuestro proyecto común, toda vez que constituyen valores de la humanidad que sólo adquirirán efectiva realidad histórica por la profundización de las libertades individuales y de los pueblos en tal sentido se nos muestra como condición necesaria la tarea de superación de la doble lógica del Mercado y de los Estados, inequívoco determinante del belicismo y la destrucción del hábitat humano. Asumimos, sin trabas dogmáticas ni doctrinales, la crisis ideológica y organizativa que afecta a la izquierda europea. A este propósito consideramos que nuestra coalición y, en definitiva nuestro proyecto político significa una aportación imprescindible para su superación.
La mujeres y los hombres que integramos la IZQUIERDA DE LOS PUEBLOS nos presentamos a estas elecciones al Parlamento Europeo con las ideas y con la propuesta programática que a continuación expondremos, pero nuestro mejor aval no es otro que la trayectoria personal y colectiva de compromiso político para y en la democracia; los años de lucha política y sindical, así como los esfuerzos de creación y renovación cultural desde la izquierda constituyen los principales activos de nuestro patrimonio personal desde el que solicitamos la confianza de los electores.
IZQUIERDA DE LOS PUEBLOS, como coalición y como candidatura es el fruto de un largo proceso de relaciones entre los partidos que los conforman, proceso que ahora se convierte en plataforma electoral. Las consideraciones que han inspirado las relaciones entre los partidos miembros da lugar a la base política de constitución de la IZQUIERDA DE LOS PUEBLOS.
Porque compartimos el objetivo de profundizar en el actual Estado de las Autonomías, mediante la superación de las enormes limitaciones que de él se desprenden, con vistas a la consecución de la plena soberanía nacional de nuestros pueblos, avanzando en la configuración progresiva de una nueva forma de organización del poder político que repose sobre el Derecho de Autodeterminación, esto es el respeto a la voluntad soberana de autogobierno de las naciones y los pueblos.
Porque entendemos que el futuro de las nacionalidades y pueblos que constituyen el Estado español, expresión de la voluntad política de sus ciudadanos, debe contemplarse siempre bajo el principio de la solidaridad y la colaboración. Y ese mismo sentido de la solidaridad y de la colaboración es el que ha dado lugar a la constitución de la coalición IZQUIERDA DE LOS PUEBLOS.
Porque apostamos por una política renovada que supere las divisiones históricas en el seno de la izquierda y responda en sus postulados y en su acción a la realidad cambiante de los tiempos que vivimos en los planos económico, político y cultural.
Porque consideramos que la fuerza de la izquierda, aquí y en el conjunto de Europa, debe basarse en el reconocimiento de la diversidad de posiciones y trayectorias, en la crítica al uniformismo centralista y dogmático, en la revalorización de la diferencia y el diálogo democráticamente articulados. Es desde esa pluralidad como hemos de avanzar hacia la confluencia en la elaboración de una ideología y una política que posibiliten realmente que la izquierda, o las izquierdas, condicionemos el futuro de nuestra sociedad y de Europa hacia el progreso, la libertad y la igualdad.
Porque a la altura de finales del siglo XX los viejos Estados nos muestran su decrepitud y obsolescencia, constituyendo, a todas luces, uno de los principales obstáculos para la superación de la crisis, la construcción del socialismo, el desarrollo de las libertades de los ciudadanos y los pueblos y, en definitiva, la auténtica unidad de Europa.
Por todo ello, hemos asumido el compromiso de presentarnos a las Elecciones al Parlamento Europeo. Consideramos la presencia de J.M. Bandrés como un antecedente directo de nuestra coalición y una primera toma de contacto con la realidad europea para la IZQUIERDA DE LOS PUEBLOS. Pretendemos, con nuestra presencia en las instituciones europeas, dar muestra ante Europa de la pluralidad de naciones que bajo el Estado español luchan por su soberanía, abriendo un ámbito, en continuidad con la trayectoria iniciada por J.M. Bandrés, para el intercambio de opiniones y experiencias con los sectores de la izquierda europea que abandonando todo dogmatismo intentan ofrecer a Europa una alternativa común y transformadora de su economía, de su política y de su papel en el mundo.
Finalmente, quisiéramos subrayar el papel esencial de la izquierda en el logro de una auténtica unidad de Europa que sólo podrá ser construida sobre el protagonismo y plena soberanía política de las naciones y pueblos que la constituyen.
Europa viene definida por una tradición común, una tradición moral basada en la afirmación radical de la libertad del individuo. En la actualidad Europa se encuentra en una etapa decisiva para la realización de su proyecto histórico. La dinámica del capitalismo condujo a Europa a una situación de crisis que limita gravemente la concreción histórica de aquellos valores que le son intrínsecos. El derrumbamiento del "Estado de Bienestar", el agravamiento de las desigualdades sociales, el aumento del paro, el fortalecimiento del "Estado Policía", la destrucción del medio ambiente, el armamentismo, la relación explotadora con el tercer mundo, son rasgos en los que se manifiesta la pérdida de vigencia de valores fundamentales como la libertad, la igualdad y solidaridad universales.
La tarea de la izquierda en el proyecto de una Europa socialista, viene determinada por la afirmación radical de los valores fundamentales como la libertad, la igualdad y solidaridad universales. La dinámica interna del capitalismo conduce a Europa hacia su propia destrucción. El futuro de Europa sólo es posible en el marco del avance hacia el socialismo.

Euskadiko Ezkerra, Partido Socialista Galego-Esquerda Galega, Entesa dels Nacionalistes d’Esquera, Partit Socialista de Mallorca, Partit Socialista de Menorca, Unitat del Poble Valenciá, Unión Aragonesista, Radicales por Cantabria, Asamblea Canaria