Libro escolar de Federico Portillo, catedrático del Instituto
Obrero, 1937 (Archivo La Alcarria Obrera)
Para nadie medianamente interesado en el anarquismo es un secreto que la
educación ha sido uno de los ámbitos de elaboración teórica y de actuación
práctica en los que el movimiento libertario ha estado más activo. Convencidos desde
siempre de que la explotación no responde exclusivamente a causas materiales y
de que la emancipación personal es el primer paso para la Revolución Social,
los anarquistas han puesto en pie distintas iniciativas educativas y culturales
y han desarrollado una teoría pedagógica libertaria que ha crecido al calor de reflexiones
y debates. Esa tradición se vio reforzada en el caso de la CNT que, al salir de
su forzada clandestinidad después de la muerte del general Franco, encontró amplio
eco entre los jóvenes estudiantes y profesores, que en elevada proporción
contribuyeron a su reconstrucción. Fruto de esta renovada tradición fue la concreción,
en muy pocos meses, de una alternativa pedagógica cenetista de la que ofrecemos
un extracto elaborado por el Sindicato de Enseñanza de Madrid en junio de 1976,
menos de seis meses después de la reorganización de la confederación
anarcosindicalista.
POR UN APRENDIZAJE LIBERTARIO EN UNA SOCIEDAD AUTOGESTIONADA
Declaración del
Sindicato de Enseñanza de la CNT-Federación Local de Madrid. (Este documento es
un resumen, colectivamente elaborado, para su difusión y discusión máxima, del
Manifiesto fundacional de nuestro Sindicato, titulado igualmente “Por un
aprendizaje libertario”.
I.- Crítica del sistema de enseñanza y de sus “alternativas” autoritarias
Las polémicas en
torno al actual sistema de enseñanza no suelen atacar la coacción educativa
misma; simplemente discuten si esta coacción debe apoyarse en el poder privado
del Capital, o bien en el poder monopolista del Estado. Pero en ningún caso se
cuestiona la obligatoriedad de esa enseñanza, concebida como sistema cerrado de
instituciones diferenciadas respecto al resto de la actividad social, en las
que se exclusiviza oficialmente el proceso de aprendizaje. La pasividad del
enseñado y el autoritarismo del enseñante, la competitividad de los exámenes,
la evaluación culpabilizadora, la sumisión del individuo a las reglas
disciplinarias del sistema obligatorio, los privilegios de las titulaciones
burocráticas, la centralización de los programas, el aislamiento físico de los
centros educativos respecto de la comunidad natural, la uniformización de
horarios, cursos y asignaturas, el divorcio entre actividad corporal e
intelectual, la especialización de por vida, la mercantilización de los
saberes, la subordinación de la ciencia y la tecnología al productivismo
desarrollista… todo cuanto hace del sistema de enseñanza mismo un totalitarismo
reproductor de los hábitos de obediencia, todo eso no es realmente cuestionado
por los diversos intentos (autocalificados de “democráticos” y/o socialistas)
de racionalizar las siguientes etapas históricas y “necesarias” del proceso de
explotación y dominación.
Los
anarcosindicalistas no queremos “mejorar” ni “racionalizar” las instituciones
educativas, no queremos extender su ámbito ni su eficacia; por el contrario, la
CNT lucha por devolver el libre proceso de aprendizaje a las comunidades
naturales, por acabar con esas instituciones que tienen secuestrado el proceso
de conocimiento y disolverlas en todas las actividades de la vida social, en
una sociedad no ya autoritaria, sino autogestionada y federativa por la que
luchamos.
Basta plantearse
las funciones específicas de cada institución escolar para comprender la
necesidad de su desaparición como vía de liberación del proceso de aprendizaje
individual y colectivo. Es preciso preguntarse: ¿Qué es y a qué sirve la
educación? La usurpación del proceso de elaboración de conocimientos,
experiencias, intuiciones, por el que el individuo se inserta armónicamente en
el mundo y en el medio social, mediante una institución especializada, la
escuela (sostenida por el Estado junto con la familia como instituciones que
perpetúan la funcionalidad autoritaria del sistema clasista), produce como
resultado lógico la transformación del aprendizaje en “educación”: la persona,
de ser activo capaz de desarrollar sus propias posibilidades, pasa a convertirse
en receptor pasivo que se ve obligado a asimilar todo aquello que el sistema
quiere que asimile. Al interiorizarse en el “enseñado” la mítica consideración
de los centros de enseñanza, homologados como tales por el Estado, como únicos
centros donde es posible recibir enseñanzas beneficiosas para el individuo y la
sociedad, la cuestión central ya no es: qué aprender, cómo aprender, dónde
aprender, etc., sino: qué “enseñar”, cómo “enseñar”, dónde “enseñar”, etc.
Veamos en
concreto la funcionalidad de las principales instituciones escolares:
¿PARA QUÉ SIRVE
LA ENSEÑANZA PREESCOLAR, CUYA EXTENSIÓN OBLIGATORIA PRETENDEN LAS ALTERNATIVAS
AUTORITARIAS AL ACTUAL SISTEMA DE DISCRIMINACIÓN CLASISTA?
En unos casos
(ciertas “guarderías laborales”) para “aparcar” a los niños de modo que sus
padres puedan ser sometidos a la explotación como mano de obra; en otros casos
(aquellos “jardines de infancia” que pretenden preocuparse del desarrollo
psicológico, social y educativo del niño) para preparar ya, desde los primeros
y decisivos años, la primera selectividad, la adaptación privilegiada de unas
minorías cuyos padres pueden costear el exorbitante precio de acceso a
instituciones discriminatorias y elitistas. En cualquier caso, la enseñanza
preescolar sirve para someter a los niños al mundo autoritario y agresivo de
los adultos, como respuesta del sistema a la crisis creciente de la familia, ya
arcaica en cuanto a institución básica de socialización reproductora; sirve
también para expropiar y atribuir a especialistas el cuidado de los niños, que
antes asumía la comunidad entera.
¿PARA QUE SIRVE
EL PERIODO DE ESCOLARIZACION OBLIGATORIA?
Para Imponer en la
totalidad de la población -aunque con intensidades variables según discriminaciones clasistas- las normas fundamentales
del capitalismo estatal: reproducción de la dualidad padres-hijos
en la polarización profesores-alumnos; que dará paso a patronos-asalariados, gobernantes-gobernados… etc.; estratificación y jerarquización de los seres humanos, agravadas en
las centros privados respecto a los estatales; papel policíaco del profesor, que ha de juzgar constantemente como delincuente de indisciplina a todo aprendiz,
especialmente al someterle al rito sadomasoquista de los exámenes; obediencia a
los “superiores”, competencia y agresión hacia los compañeros, descarga autoritaria
sobre los "inferiores"; repetición de dogmas incuestionables ajenos y
pre elaborados en textos, mientras se va relegando como despreciable la
experimentación personal, justificando así la sucesiva delegación de toda practica
directa en los especialistas de turno (políticos, militares, médicos, técnicos…),
parcelación de conocimientos que abonará la creación de cuerpos parasitarios de
especialistas, programación mecánica de tiempos y ritmos, con rígidos horarios
en que los paréntesis del "recreo" van habituando a la organización
de la semana laboral, aislamiento represivo del espacio y actitudes, en que la actividad
natural se proscribe o se controla al servicio de la obediencia… El niño se
convierte en escolar más o menos adaptado al sistema (y para los inadaptados reincidentes, existen otras instituciones de
"reinserción"…) una vez que está ya precondicionado a prescindir de
sus impulsos naturales e individuales y aceptar los abstractos y genéricos que
le son exteriormente impuestos; y especialmente cuando ha adquirido el hábito del consumo compulsivo, empezando
por los títulos…
El presente concreto es así sacrificado siempre a un "mañana" incierto, impuesto por
los adultos. Pero la consecuencia más triste de este proceso educativo es que
el mismo tedio causado por el autoritarismo intrínseco a la enseñanza suele esterilizar
la curiosidad natural del estudiante hasta castrar su propia capacidad de
aprendizaje.
¿PARA QUE SIRVE
EL INTENTO DE UNA EXTENSIÓN CRECIENTE DE ESTA "INDUSTRIA DE LA ENSEÑANZA"?
Las fábricas de
producción escolar discriminan sus materias primas -según las exigencias del
mercado- con la doble titulación de Certificado de Estudios Primarios o de
Graduado Escolar, ya culpabilizado el "enseñado" como futura mercancía,
por las evaluaciones “autoritarias”.
Siempre según la demanda de un sistema cada vez más tecnificado, se tiende a prolongar el tratamiento de la
materia prima, bifurcada ya en las "masas" de la Formación Profesional
y las "elites" del BUP: la brutal separación entre un Bachillerato
cada vez más técnico y abstracto, concebido como antesala de los privilegios
universitarios, y una Formación Profesional prematuramente especializada, consagra
la supeditación clasista del trabajo manual al intelectual, y fomenta el tipo
de competitividad que requiere la producción del sistema capitalista. El producto
educativo, con su correspondiente título, pregona su cotización en el mercado
de trabajo, en función de su mayor elaboración, es decir, del número de años
que ha durado su producción como memorizador de conocimientos (y su interiorización
disciplinaria de la sumisión, que es el principal mensaje del proceso de enseñanza);
y a su vez, la mercancía escolar se inserta en el sistema, contribuyendo con su
especialización productivista a la reproducción y mayor rendimiento del sistema
mismo.
¿PARA QUÉ SIRVE
LA UNIVERSIDAD?
Desde sus orígenes
medievales, esta institución se dedica a perpetuar la selección de elites
dirigentes y la ideología del sistema; a secuestrar el conocimiento científico
para ponerlo al servicio del poder; a separar la cultura de la vida; a
culminar, en fin, un sistema educativo cada vez más burocrático, en que el
desarrollo de cada individuo viene constreñido por la especialización productivista, verdadera condena de por vida a una misma
tarea, y por la interiorización misma de los valores y actitudes oficialmente
planificados.
Los productos
universitarios atienden a las necesidades técnicas más sofisticadas de la
dirección y reproducción del capital y el estado, pero también la perpetuación
del propio sistema educativo como manipuladores titulados del proceso escolar.
Esta cadena de alienaciones
se cierra cuando vemos, en las "alternativas" autoritarias y democrático-centralistas
de los aspirantes a detentar el poder político, propugnar que sea el Estado
("legitimizado" además a través de la delegación desmovilizadora en
la representación electoral, partitocrática o parlamentaria) el que defina el
"supremo interés nacional" al que debe sacrificarse el individuo, el
que asuma el control total del proceso educativo; el que en definitiva consagra
en nombre de la Ciencia la expropiación cultural de los individuos y de las comunidades
naturales, para que la educación no sea ya recreación del grupo, sino de las instituciones
mediadoras. Es lógico pues que estas supuestas "alternativas" se reafirmen en
la funcionalidad del aparato escolar y refuercen sus esquemas organizativos a
costa de los principios teóricamente proclamados; se parte así de la "descentralización"
para acabar proponiendo más estatalización; de la autogestión de los centros para propugnar la rigurosa planificación de sus actividades; de la "libertad
de enseñanza", para reivindicar el "cuerpo único de enseñantes",
guardianes de los sometidos a un "ciclo único” y obligatorio. Es evidente,
una vez más, que a la libertad sólo se va por caminos de libertad, que las "vías"
autoritarias conducen siempre al autoritarismo.
II.- Por una alternativa libertaria de aprendizaje en un contexto autogestionario
Las únicas propuestas auténticamente realistas son las que tienen en cuenta
que la realidad cambia constantemente y que su previsión y planificación en etapas es siempre irreal. Aquí nos
limitamos pues a sugerencias colectivas que en
realidad sólo significan que las propias comunidades serán las únicas que
elaboren en cada momento su actividad social y vital y su propio proceso de
aprendizaje, sin mediación alguna.
Frente a la imposición obligatoria de que precisan todas las instituciones educativas jerarquizadas, buscamos
el aprendizaje voluntario, abierto y permanente, no sometido a institución alguna.
Aprender es una práctica
continua de acción directa, de re-creación constantemente de uno mismo y del entorno.
En el
contexto social antiautoritario y descentralizado por el que lucha la CNT, la
verdadera escuela es la vida: el aprendizaje no puede aislarse de las comunidades
naturales donde se desenvuelve el individuo. El trabajo colectivo en proyectos
socialmente útiles, artísticamente recreativos y científicamente estimulantes
para el entorno social y natural; ese es el medio en que es posible un
aprendizaje individual, libre y creador.
Propugnamos
la autogestión educativa, es decir, la realización del aprendizaje individual y
colectivo directamente controlado por los grupos y comunidades naturales, sin
tutela estatal ni expropiación privada alguna: asociaciones de barrio, colectivos
de producción, sindicatos, grupos de individuos cuya fuerza unificadora sea la creatividad
y el contrato social libremente aceptado por todos sus miembros.
La autogestión resolverá así el dilema esquizofrénico entre escuela privada y
escuela estatal; por una parte se opone a la uniformidad y a la burocratización
crecientes que promueve la estatalización de la enseñanza, pero requiere, en cambio,
una auténtica socialización del aprendizaje, es decir, la participación pública
e igualitaria, asumida por la comunidad, en la explicación, la pregunta y la
re-creación del entorno, sin lucro privado ni especialistas privilegiados
mediadores; a través de la federación de
grupos y de su intercambio solidario de
recursos, se preservará la diversidad de formas locales y naturales y se suspenderá la parcelación geográfica del aprendizaje. De esta manera, la
tarea educativa dejará de justificar y reforzar tanto al capitalismo privado como a la burocracia
estatal.
Nuestro
objetivo es devolver a todos los individuos y sus comunidades naturales el derecho
humano vital que es la elaboración del proceso cultural entre todos, sin privilegios
de ningún tipo.
El
aprendizaje que queremos se basa en la unión indisoluble de trabajo e investigación,
de juego y reflexión, de teoría y práctica, de actividad manual e intelectual, de
experiencia erótica y catártica; frente a las disociaciones clasistas, productivas
y castrantes reivindicamos aquella "educación integral e igualitaria"
defendida por la Primera Internacional (a
cuyo mensaje responden los orígenes
de nuestra CNT) como condición indispensable de
la autoemancipación obrera. De esta manera, la ciencia y la técnica estarán conjugadas
con el trabajo y la libre experimentación
de todos y cada uno.
Concebimos
este aprendizaje libertario, basado en el propio criterio tanto como en la
mutua ayuda, no para evaluar y acentuar las diferencias sociales existentes, sino
para estimular la diversidad y la creatividad de todos: esa
riqueza de diferencias individuales se opone al uniformismo de la producción en
cadena, y es un valor inalienable de la humanidad. La iniciativa personal y no
el juicio de la autoridad, debe guiar el aprendizaje de cada individuo: así se
acabará también con el papel autoritario que se asigna al enseñante en la
educación clasista, y con la sadomasoquista distinción entre “enseñantes” y “enseñados”.
El “maestro”,
en esta perspectiva, nunca será “especialista de la enseñanza”, sino todo aquel
que sienta la necesidad de recuperar o enriquecer su curiosidad hacia el mundo (lo
que en consecuencia no le distinguirá del "estudiante", que a su vez
desaparecerá como sujeto pasivo de la enseñanza), conviniendo sin limitación de
tiempo con otros adultos, niños y jóvenes, respetando las diversas formas de comunicación
y organización, desarrollando una influencia mutua y libre entre el aprendizaje
infantil, juvenil y adulto.
Frente a todo totalitarismo
ideológico y a todo confesionalismo educativo, pero también frente a la “libertad de
enseñanza” concebida como “derecho” clasista a la manipulación del aprendizaje por los
poderes de todo tipo, los anarcosindicalistas defendemos la libre expresión y
crítica constante de una pluralidad de ideas, de manera que cada individuo pueda
re-hacer siempre su propia concepción del mundo y de la vida, y cuestionar toda
cultura establecida; de esta manera, el aprendizaje permanente de los individuos
se convierte en el medio por el que una sociedad autogestionada, que reencuentre la
dimensión humana desfigurada por el actual sistema estatal-capitalista de
explotación de la humanidad y de la naturaleza, se cuestiona y se re-crea
constantemente a sí misma.
III.- El Sindicato de Enseñanza de la
CNT y sus objetivos de lucha contra la educación institucionalizada y por un aprendizaje libertario.
Concebimos
nuestro Sindicato de Enseñanza como una organización que alumbre ya la
estructura de la sociedad autogestionaria y federativa. Por ello, y para acabar con los detentadores de una cultura especializada, nuestro Sindicato impulsa la organización en
cada centro de enseñanza de toda persona directamente afectada por la actividad
educativa y que comparta las concepciones del anarcosindicalismo propugnadas
por la CNT, ya sea profesor, estudiante, puericultor, psicólogo, investigador,
o trabajador que contribuye a la limpieza, administración o financiación de los
centros (incluimos en este punto a los padres que con su trabajo costean
directamente la enseñanza, tanto estatal como privada, de sus hijos). Nos oponemos,
pues, a la compartimentalización clasista y estamental de los movimientos de “enseñantes”,
de “estudiantes”, de “personal no docente”, de “"padres de alumnos”, etc.
Nuestra
organización abarca también a todas aquellas personas sensibilizadas por estos
problemas, a las que el carácter opresivo del actual sistema de enseñanza les
ha llevado a marginarse de él y a ensayar practicas alternativas de aprendizaje.
Esta organización
de los anarcosindicalistas en el actual sistema de enseñanza responde a nuestra
concepción autogestionaria del proceso revolucionario, que se nutre tanto de las
luchas de los damnificados por la enseñanza, para acabar con el clasismo, el autoritarismo y el tedio de los actuales
centros educativos, como de la creatividad y las experiencias de aprendizaje
libertario, ya sean auténticas alternativas “desde dentro”, o ya voluntariamente
desde fuera del actual sistema de enseñanza y al margen de su control.
El Sindicato de
Enseñanza de la CNT denuncia las funciones clasistas burocráticas de los actuales centros de
enseñanza mediante la acción directa (la práctica inmediata para imponer soluciones alternativas, y la no distinción
entre medios y objetivos). Las asambleas son el único órgano decisorio del sindicalismo autónomo, cuya
soberanía no admite delegación a institución mediadora alguna.
Consecuente con
su tarea de crear conciencia colectiva de que la cultura ha sido secuestrada de manos de la colectividad y
usada contra ella, la CNT se opone a perpetuar los diversos corporativismos existentes
en el actual sistema educativo. Toda lucha revolucionaria en la enseñanza debe incorporar la lucha por la destrucción del sistema mismo de enseñanza,
en cuanto institución diferenciada; así como la lucha por un aprendizaje libre,
y en particular la desaparición de los cuerpos profesorales y tecnocráticos,
única garantía de la desaparición de su opuesto dialéctico: el estudiante en
cuanto materia prima del complejo industrial educativo.
Nuestra actividad
por la emancipación social, en cuanto grupo de individuos vinculados actualmente
al sistema educativo, adopta los siguientes objetivos inmediatos de lucha contra:
- todo intento de
mantener o agravar las diferencias y estratos sociales.
- la manipulación
educativa de los niños en una edad en que son física y mentalmente incapaces de
defenderse de las imposiciones adultas.
- todo el proceso
de selectividad, intrínseco a cualquier sistema de enseñanza institucionalizada,
que hoy se inicia en la preescolar y culmina en la universidad, compartimentos
estancos y autoritarios a extinguir.
- la parcelación
del aprendizaje en cursos, asignaturas, horarios, programas, y toda la ritualización
de la actividad escolar.
-el sistema de
exámenes y demás imposiciones educativas.
- las
titulaciones y su jerarquización de privilegios.
- la apropiación
y el lucro patronal o estatal sobre el aprendizaje.
- las tasas,
matrículas, becas y demás formas de comercialización monopolística y
discriminatoria del proceso de aprendizaje.
- el aislamiento
académico de la investigación científica respecto al trabajo colectivo, y en
general del saber respecto a la vida.
- las
acumulaciones competitivas de “currículum”.
- los cuerpos de
funcionarios y las oposiciones estatales como forma de selección laboral.
- los salarios de
miseria y la explotación intensiva, especialmente para la mujer, utilizada como
mano de obra auxiliar de las funciones educativas, en general, y de las
actuales tareas de subordinadas de limpieza, mantenimiento y administración, en
particular.
- las diferencias
salariales y de función de los trabajadores en la industria de la enseñanza.
- el
autoritarismo y los ceremoniales elitistas y represivos del aparato escolar y
académico.
- los
confesionalismos ideológicos y todo tipo de dogmatismos.
- la separación
física y cultural entre los centros educativos y las comunidades naturales.
El Sindicato de
Enseñanza de la CNT lucha, en cambio, por:
- la devolución
de las tareas de aprendizaje a sus auténticos protagonistas: los individuos,
los grupos naturales y sus libres federaciones.
- la integración
de la actividad corporal e intelectual.
- la
redistribución igualitaria de los recursos sociales.
- la unidad de
todos los afectados por el sistema de enseñanza institucional para emanciparse
del mismo.
- la plena
libertad individual, cultural y sindical.
- la crítica
constante de toda concepción establecida.
- la continua
experimentación de nuevas formas de aprendizaje, vinculadas al entorno social y
natural, y basadas en el juego, el arte, el respeto al individuo y el apoyo
mutuo.
- por la
abolición de la venta del trabajo a cambio de un salario, y de toda
comercialización de alumno y del saber como mercancías.
El Sindicato de
Enseñanza de la CNT estimulará la formación de sus militantes en estos
objetivos revolucionarios y contribuirá a extender las tareas del aprendizaje
libertario entre los anarcosindicalistas y entre todos los trabajadores.
Desde esta
perspectiva, el Sindicato de Enseñanza no tiene sentido en sí mismo, sino como
una rama más de lucha, coordinada con los trabajadores de otras industrias de
la Confederación Nacional del Trabajo y en la Asociación Internacional de
Trabajadores, para la recuperación de los recursos económicos y naturales
(secuestrados por el Capital y el Estado) por comunidades igualitarias,
autogestionadas y libremente federadas.
En el camino
hacia el aprendizaje libertario en una sociedad autogestionada los militantes
del Sindicato de Enseñanza de la CNT proponemos y aceptamos acciones unitarias
con todos aquellos que propugnen también la autoemancipación de las comunidades
naturales y la devolución a estos grupos de su propia elaboración cultural y de
aprendizaje.
CNT
(Federación Local de Madrid). Sindicato de Enseñanza. Junio de 1976